La Ruta 7 en el Valle, un camino que preocupa

Un accidente vial ocurrido el sábado por la noche dejó dos muertos. La seguridad del tramo de la Ruta 7 que pasa por el Valle es un tema para analizar.

Ruta 7 hoy, con pavimento pero también sin perder su condición de camino rural.
21 OCT 2019 - 21:04 | Actualizado

Por Dario Roberts

La ruta provincial 7 en el tramo que une Trelew con Gaiman es casi con seguridad, el camino que más veces he recorrido en toda mi vida. La transité cuando era de una vía de tierra, con curvas de peralte pronunciado y poco tránsito vehicular, especialmente en invierno, como también en su etapa moderna, de asfalto y muy concurrida.

La curva Socino, la vieja cancha de Defensores del Valle, el bar de Chefi, la curva de Choque, el paso frente a la Escuela Nº 61 y la capilla Seion, como así también el cruce con la ruta 9 y el camino a la Angostura sonsolo algunas de las referencias que distintas generaciones han tenido como guía para ubicarse en un camino que une Trelew con Gaiman y atraviesa las chacras de Drofa Dulog y Bryn Gwyn.

La pavimentación culminó hace aproximadamente una década y la culminación de la obra transformó la dinámica del tránsito vehicular en toda la zona, ya que no solo creció el volumen de autos en esa ruta sino también se modificaron las velocidades y los accidentes.

Al igual que ocurre con otras rutas que atraviesan zonas productivas en nuestro por país, la ruta 7 no perdió su condición de camino rural pese a su pavimentación y es por eso que durante muchos meses del año conviven tractores, cuatriciclos, autos, camiones y también ciclistas y runners que usan sus banquinas para entrenar.

Es una vía especialmente concurrida los fines de semana, como cita de paseo obligado por la zona rural y no es raro observar durante la temporada de verano como los productores arman puestos sobre las banquinas, lo que motiva a los ocasionales clientes a “estacionar” al costado de la ruta.

La modernización trajo también sus problemas y si bien no se conocen datos oficiales sobre los accidentes ocurridos en ese tramo, los propios pobladores de la zona recuerdan episodios de despistes, vuelcos o como ocurrió el pasado sábado, un choque con consecuencias trágicas.

Una de las víctimas fue Donato Choque García, una persona conocida entre los productores del Valle Inferior del Río Chubut. Muchos aseguran que fue él y su familia quienes iniciaron la inmigración de familias bolivianas a nuestra zona, donde durante las últimas tres décadas han desarrollado la agricultura. También murió su yerno, Ernesto Ochoa, quien lo acompañaba en un tractor con un acoplado cargado de cebolla.

El siniestro está en proceso de investigación, pero en principio se sabe que una camioneta impactó contra el carro cargado de cebolla y el desenlace para ambos productores fue fatal. Serán los peritos quienes determinarán si la pick up iba muy rápido, si el conductor se encandiló, si el tractor con acoplado iba sin luces o si fue una suma de factores que llevaron al luctuoso episodio.

Lo cierto, es que todos esos elementos son recurrentes en la ruta 7, en cualquier momento del año, pero especialmente entre octubre y abril, cuando el valle vive su etapa de mayor producción.

Lo primero que uno podría señalar es que se trata de una vía con deficiente señalización horizontal y que solo presenta iluminación nocturna en aquellos lugares donde hay inmuebles linderos a la ruta. Amén de la infraestructura, a la hora de enumerar hechos concretos podría citarse tanto el exceso de velocidad de muchos conductores, como también la velocidad baja de otros que “dominguean” sobre la vía, especialmente los fines de semana.

A ellos se suman tractores, cuatriciclos y acoplados con escasa o nula iluminación, como así también bicicletas y personas sin elementos reflectivos para asegurar su identificación nocturna. Un punto no tan común, pero que a veces también se visibiliza, es la ubicación de vehículos sobre la banquina –mínima- en lugares donde existe algún tipo de actividad comercial (puestos de los productores), como institucional (escuelas).

A todas luces, la situación de la seguridad vial en la ruta provincial Nº 7 es un tema del cual deberían ocuparse las autoridades, tanto provinciales como de los municipios involucrados, aun cuando la tarea requiera de otros actores sociales que pudieran contribuir a la búsqueda de una solución a largo plazo.

Durante los primeros años funcionaron en un punto fijo de esta ruta controles vehiculares de rutina por parte de la Policía y otros organismos. Si bien la medida permitía morigerar especialmente aspectos como la velocidad, con el tiempo se volvieron previsibles y puntuales, hasta que finalmente desaparecieron.

Se trata además de camino donde confluyen dos ejidos municipales y diferentes jurisdicciones desde el punto de vista policial, cualquier tarea preventiva en ese caso debería coordinada entre distintos actores.

Con todo, poner un puesto fijo, o móvil de control, solo para pedir la documentación del vehículo o implementar allí el novedoso sistema de radares con el cual cuenta la Agencia Provincial de Seguridad Vial podría tener un impacto bajo o nulo a largo plazo, sino existe una verdadera voluntad de concientizar por un lado a los automovilistas y por otro lado a los productores, sobre la necesidad de extremar los cuidados a la hora de salir a la ruta, e incluso ampliar esas mismas pautas a quienes en bicicleta o a pie, transitar ese sector.#

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21 OCT 2019 - 21:04

Por Dario Roberts

La ruta provincial 7 en el tramo que une Trelew con Gaiman es casi con seguridad, el camino que más veces he recorrido en toda mi vida. La transité cuando era de una vía de tierra, con curvas de peralte pronunciado y poco tránsito vehicular, especialmente en invierno, como también en su etapa moderna, de asfalto y muy concurrida.

La curva Socino, la vieja cancha de Defensores del Valle, el bar de Chefi, la curva de Choque, el paso frente a la Escuela Nº 61 y la capilla Seion, como así también el cruce con la ruta 9 y el camino a la Angostura sonsolo algunas de las referencias que distintas generaciones han tenido como guía para ubicarse en un camino que une Trelew con Gaiman y atraviesa las chacras de Drofa Dulog y Bryn Gwyn.

La pavimentación culminó hace aproximadamente una década y la culminación de la obra transformó la dinámica del tránsito vehicular en toda la zona, ya que no solo creció el volumen de autos en esa ruta sino también se modificaron las velocidades y los accidentes.

Al igual que ocurre con otras rutas que atraviesan zonas productivas en nuestro por país, la ruta 7 no perdió su condición de camino rural pese a su pavimentación y es por eso que durante muchos meses del año conviven tractores, cuatriciclos, autos, camiones y también ciclistas y runners que usan sus banquinas para entrenar.

Es una vía especialmente concurrida los fines de semana, como cita de paseo obligado por la zona rural y no es raro observar durante la temporada de verano como los productores arman puestos sobre las banquinas, lo que motiva a los ocasionales clientes a “estacionar” al costado de la ruta.

La modernización trajo también sus problemas y si bien no se conocen datos oficiales sobre los accidentes ocurridos en ese tramo, los propios pobladores de la zona recuerdan episodios de despistes, vuelcos o como ocurrió el pasado sábado, un choque con consecuencias trágicas.

Una de las víctimas fue Donato Choque García, una persona conocida entre los productores del Valle Inferior del Río Chubut. Muchos aseguran que fue él y su familia quienes iniciaron la inmigración de familias bolivianas a nuestra zona, donde durante las últimas tres décadas han desarrollado la agricultura. También murió su yerno, Ernesto Ochoa, quien lo acompañaba en un tractor con un acoplado cargado de cebolla.

El siniestro está en proceso de investigación, pero en principio se sabe que una camioneta impactó contra el carro cargado de cebolla y el desenlace para ambos productores fue fatal. Serán los peritos quienes determinarán si la pick up iba muy rápido, si el conductor se encandiló, si el tractor con acoplado iba sin luces o si fue una suma de factores que llevaron al luctuoso episodio.

Lo cierto, es que todos esos elementos son recurrentes en la ruta 7, en cualquier momento del año, pero especialmente entre octubre y abril, cuando el valle vive su etapa de mayor producción.

Lo primero que uno podría señalar es que se trata de una vía con deficiente señalización horizontal y que solo presenta iluminación nocturna en aquellos lugares donde hay inmuebles linderos a la ruta. Amén de la infraestructura, a la hora de enumerar hechos concretos podría citarse tanto el exceso de velocidad de muchos conductores, como también la velocidad baja de otros que “dominguean” sobre la vía, especialmente los fines de semana.

A ellos se suman tractores, cuatriciclos y acoplados con escasa o nula iluminación, como así también bicicletas y personas sin elementos reflectivos para asegurar su identificación nocturna. Un punto no tan común, pero que a veces también se visibiliza, es la ubicación de vehículos sobre la banquina –mínima- en lugares donde existe algún tipo de actividad comercial (puestos de los productores), como institucional (escuelas).

A todas luces, la situación de la seguridad vial en la ruta provincial Nº 7 es un tema del cual deberían ocuparse las autoridades, tanto provinciales como de los municipios involucrados, aun cuando la tarea requiera de otros actores sociales que pudieran contribuir a la búsqueda de una solución a largo plazo.

Durante los primeros años funcionaron en un punto fijo de esta ruta controles vehiculares de rutina por parte de la Policía y otros organismos. Si bien la medida permitía morigerar especialmente aspectos como la velocidad, con el tiempo se volvieron previsibles y puntuales, hasta que finalmente desaparecieron.

Se trata además de camino donde confluyen dos ejidos municipales y diferentes jurisdicciones desde el punto de vista policial, cualquier tarea preventiva en ese caso debería coordinada entre distintos actores.

Con todo, poner un puesto fijo, o móvil de control, solo para pedir la documentación del vehículo o implementar allí el novedoso sistema de radares con el cual cuenta la Agencia Provincial de Seguridad Vial podría tener un impacto bajo o nulo a largo plazo, sino existe una verdadera voluntad de concientizar por un lado a los automovilistas y por otro lado a los productores, sobre la necesidad de extremar los cuidados a la hora de salir a la ruta, e incluso ampliar esas mismas pautas a quienes en bicicleta o a pie, transitar ese sector.#


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