Humedales: las mega urbanizaciones y agronegocio sin control son las grandes amenazas

Hoy se celebra el Día Mundial.

Los humedales cumplen un rol central en los ecosistemas.
01 FEB 2020 - 20:43 | Actualizado

El desarrollo de mega urbanizaciones y el avance sin control de la agricultura y ganadería intensivas continúan siendo “grandes amenazas” para los humedales argentinos, ecosistemas claves para mitigar la crisis climática que aún no cuentan con una Ley que los proteja, dijo hoy Marta Andelman, coordinadora de comunicación de Fundación Humedales.

“En Argentina el 22 por ciento del territorio estaba originalmente ocupado por humedales, muchos de los cuales se han perdido o están en proceso de degradación por el uso del suelo y la sobreexplotación de recursos naturales”, dijo Andelman con motivo del Día Mundial de los Humedales que se celebra este domingo.

Los humedales son áreas que permanecen en condiciones de inundación o, por lo menos, con su suelo cubierto por agua (de origen fluvial, marino, pluvial o subterráneo) durante periodos de tiempo considerables que amortiguan las inundaciones y las sequías, actuando como esponjas y reservorios.

“Los servicios ecosistémicos que brindan son fundamentales para la adaptación al cambio climático -advirtió Andelman- ya que protegen las costas de los fenómenos meteorológicos extremos y constituyen barreras contra la subida del nivel del mar y los impactos de las tormentas”.

Además, remarcó que “proveen agua potable y regulan los efectos del cambio climático global, almacenando grandes cantidades de carbono”.

En ese sentido, destacó que según la Convención Internacional de Ramsar a la que Argentina adhiere y cuyo objetivo es la conservación y uso racional de humedales, desde 1970 se perdió el 35 por ciento de los humedales de todo el planeta, a una velocidad que supera tres veces la pérdida de bosques”.

Y en Argentina las grandes amenazas son su transformación para el uso de distintas actividades productivas y emprendimientos como desarrollo de infraestructura.

“Se drenan los humedales, se rellenan para elevar el terreno y construir mega urbanizaciones como countries y barrios náuticos como los de Escobar, Tigre y la cuenca del río Luján, que provocan inundaciones en áreas aledañas con los impactos sociales, ambientales y económicos que eso implica”, dijo la bióloga.

También se refirió a los “cambios en el uso de la tierra para agricultura y ganadería intensiva ya que se desarrollan diques y terraplenes para que el agua no entre en estas zonas productivas inundando campos vecinos e impactando en el equilibrio ecológico del humedal”.

En ese sentido, destacó que “el delta del Paraná, segundo en importancia en Sudamérica después del Amazonas, se encuentra indicado en un 14 por ciento”.

Por último, consultado por la ley de Humedales, Andelman recordó que “se presentó dos veces. Tuvo media sanción en diputados pero nunca prosperó por los obstáculos que pusieron los agronegocios, temiendo que impidiera desarrollos agrícolas y ganaderos”.

“Es importante poner un límite a la degradación que sufren los humedales y definir qué actividades se pueden hacer en esos ambientes y cuáles no. Por eso es fundamental una ley que establezca limitación de desarrollos urbanos, agropecuarios, industriales y vuelcos de desechos en humedales y áreas adyacentes”, concluyó.

El INTA investiga

Por otra parte, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria ha iniciado una línea de investigación propia respecto a los humedales. El instituto le asigna un lugar clave al estudio de estos ecosistemas en la cartera nacional de proyectos, con el objetivo de conocer su distribución y usos productivos y promover la adopción de buenas prácticas para una producción sustentable. Hasta el momento, la temática era tratada a partir de experiencias locales o regionales.

Los humedales, entre los que se incluyen entornos como bañados y esteros, vegas y mallines, pastizales inundables y/o anegables, turberas, bosques fluviales, zonas costeras estuarinas y marinas, son ambientes que se encuentran, en general, total o parcialmente anegados. Se consideran uno de los ecosistemas más valiosos en términos económicos, productivos y ambientales, debido a su rol en la provisión de servicios ecosistémicos y biodiversidad.

No obstante, más del 35 % de los humedales del mundo se han perdido y el 60 % de los remanentes están degradados, principalmente a causa de la sobreexplotación de los recursos, el desarrollo urbano y el drenaje, la conversión para actividades agropecuarias y el cambio climático.

La Argentina no es ajena a este contexto global; estimaciones indican que estos ecosistemas ocuparían entre el 12 y el 21,5 % de la superficie del país.

Atento a una demanda social que cada vez más prioriza la sustentabilidad respecto de qué y cómo producir en los humedales, en su nueva cartera nacional de proyectos de investigación el INTA le asigna un lugar clave al estudio de estos ecosistemas, con el objetivo de conocer su distribución y usos productivos y promover la adopción de buenas prácticas para una producción eficiente y sustentable. Hasta el momento, si bien la institución tiene una larga trayectoria en la temática, los estudios eran abordados local o regionalmente.

María Fabiana Navarro, investigadora del Instituto de Suelos del INTA y coordinadora interina del proyecto, destacó la posibilidad de generar mapas probabilísticos de ocurrencia de humedales, que permitan conocer su distribución –ya que las estimaciones disponibles están basadas en relevamientos a pequeña escala y no son concluyentes respecto de la superficie total en el país– e identificar sus principales usos productivos.

Como organismo científico-técnico, Navarro explicó que “el gran desafío para el INTA está en generar conocimiento que contribuya a maximizar las oportunidades productivas de alimentos y bienes en estos ambientes, a partir de reducir al mínimo posible los impactos ambientales y sociales negativos”.

Los humedales son ecosistemas valiosos en términos económicos, productivos y ambientales, debido a su rol en la provisión de servicios ecosistémicos y biodiversidad. En este sentido, Natalia Fracassi, investigadora del INTA Delta y coordinadora interina de un proyecto nacional de Biodiversidad, argumentó: “En manos de los múltiples tomadores de decisión, este conocimiento contribuye a la formulación de políticas públicas que incentiven no sólo una producción más rentable y eficiente, sino también que garanticen la provisión de productos aptos para el consumo humano o animal, que reduzcan o eviten vías de contaminación o degradación de los humedales, a la vez que se conserven aquellos sitios y especies de importancia nacional e internacional”.

De cara a los años próximos, Fracassi, quien se desempeña como integrante del comité técnico del proyecto, señaló que “el aumento de la demanda de servicios ecosistémicos para el aprovisionamiento de alimento, fibra y agua –en línea con el crecimiento poblacional–, las proyecciones económicas y los cambios en los patrones de consumo harán más marcada la actual tendencia de intensificación de la producción en humedales, pero de manera sostenible”.

Asimismo, Fracassi indicó que los resultados de la investigación se plasmarán en herramientas de gestión del territorio construidas sobre la base de la coproducción del conocimiento, gracias a la interacción y consenso con una multiplicidad de actores sociales vinculados al uso, manejo y conservación de los humedales.

En este sentido, Navarro destacó la generación de Guías de Buenas Prácticas (GBPs) agropecuarias y/o forestales, según región o provincia y acordes a los criterios y necesidades priorizados por los actores del sector.

“Esperamos que tanto los mapas como las guías sean herramientas que contribuyan a la planificación y ordenamiento de los usos productivos de los humedales”, observó Navarro.

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Los humedales cumplen un rol central en los ecosistemas.
01 FEB 2020 - 20:43

El desarrollo de mega urbanizaciones y el avance sin control de la agricultura y ganadería intensivas continúan siendo “grandes amenazas” para los humedales argentinos, ecosistemas claves para mitigar la crisis climática que aún no cuentan con una Ley que los proteja, dijo hoy Marta Andelman, coordinadora de comunicación de Fundación Humedales.

“En Argentina el 22 por ciento del territorio estaba originalmente ocupado por humedales, muchos de los cuales se han perdido o están en proceso de degradación por el uso del suelo y la sobreexplotación de recursos naturales”, dijo Andelman con motivo del Día Mundial de los Humedales que se celebra este domingo.

Los humedales son áreas que permanecen en condiciones de inundación o, por lo menos, con su suelo cubierto por agua (de origen fluvial, marino, pluvial o subterráneo) durante periodos de tiempo considerables que amortiguan las inundaciones y las sequías, actuando como esponjas y reservorios.

“Los servicios ecosistémicos que brindan son fundamentales para la adaptación al cambio climático -advirtió Andelman- ya que protegen las costas de los fenómenos meteorológicos extremos y constituyen barreras contra la subida del nivel del mar y los impactos de las tormentas”.

Además, remarcó que “proveen agua potable y regulan los efectos del cambio climático global, almacenando grandes cantidades de carbono”.

En ese sentido, destacó que según la Convención Internacional de Ramsar a la que Argentina adhiere y cuyo objetivo es la conservación y uso racional de humedales, desde 1970 se perdió el 35 por ciento de los humedales de todo el planeta, a una velocidad que supera tres veces la pérdida de bosques”.

Y en Argentina las grandes amenazas son su transformación para el uso de distintas actividades productivas y emprendimientos como desarrollo de infraestructura.

“Se drenan los humedales, se rellenan para elevar el terreno y construir mega urbanizaciones como countries y barrios náuticos como los de Escobar, Tigre y la cuenca del río Luján, que provocan inundaciones en áreas aledañas con los impactos sociales, ambientales y económicos que eso implica”, dijo la bióloga.

También se refirió a los “cambios en el uso de la tierra para agricultura y ganadería intensiva ya que se desarrollan diques y terraplenes para que el agua no entre en estas zonas productivas inundando campos vecinos e impactando en el equilibrio ecológico del humedal”.

En ese sentido, destacó que “el delta del Paraná, segundo en importancia en Sudamérica después del Amazonas, se encuentra indicado en un 14 por ciento”.

Por último, consultado por la ley de Humedales, Andelman recordó que “se presentó dos veces. Tuvo media sanción en diputados pero nunca prosperó por los obstáculos que pusieron los agronegocios, temiendo que impidiera desarrollos agrícolas y ganaderos”.

“Es importante poner un límite a la degradación que sufren los humedales y definir qué actividades se pueden hacer en esos ambientes y cuáles no. Por eso es fundamental una ley que establezca limitación de desarrollos urbanos, agropecuarios, industriales y vuelcos de desechos en humedales y áreas adyacentes”, concluyó.

El INTA investiga

Por otra parte, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria ha iniciado una línea de investigación propia respecto a los humedales. El instituto le asigna un lugar clave al estudio de estos ecosistemas en la cartera nacional de proyectos, con el objetivo de conocer su distribución y usos productivos y promover la adopción de buenas prácticas para una producción sustentable. Hasta el momento, la temática era tratada a partir de experiencias locales o regionales.

Los humedales, entre los que se incluyen entornos como bañados y esteros, vegas y mallines, pastizales inundables y/o anegables, turberas, bosques fluviales, zonas costeras estuarinas y marinas, son ambientes que se encuentran, en general, total o parcialmente anegados. Se consideran uno de los ecosistemas más valiosos en términos económicos, productivos y ambientales, debido a su rol en la provisión de servicios ecosistémicos y biodiversidad.

No obstante, más del 35 % de los humedales del mundo se han perdido y el 60 % de los remanentes están degradados, principalmente a causa de la sobreexplotación de los recursos, el desarrollo urbano y el drenaje, la conversión para actividades agropecuarias y el cambio climático.

La Argentina no es ajena a este contexto global; estimaciones indican que estos ecosistemas ocuparían entre el 12 y el 21,5 % de la superficie del país.

Atento a una demanda social que cada vez más prioriza la sustentabilidad respecto de qué y cómo producir en los humedales, en su nueva cartera nacional de proyectos de investigación el INTA le asigna un lugar clave al estudio de estos ecosistemas, con el objetivo de conocer su distribución y usos productivos y promover la adopción de buenas prácticas para una producción eficiente y sustentable. Hasta el momento, si bien la institución tiene una larga trayectoria en la temática, los estudios eran abordados local o regionalmente.

María Fabiana Navarro, investigadora del Instituto de Suelos del INTA y coordinadora interina del proyecto, destacó la posibilidad de generar mapas probabilísticos de ocurrencia de humedales, que permitan conocer su distribución –ya que las estimaciones disponibles están basadas en relevamientos a pequeña escala y no son concluyentes respecto de la superficie total en el país– e identificar sus principales usos productivos.

Como organismo científico-técnico, Navarro explicó que “el gran desafío para el INTA está en generar conocimiento que contribuya a maximizar las oportunidades productivas de alimentos y bienes en estos ambientes, a partir de reducir al mínimo posible los impactos ambientales y sociales negativos”.

Los humedales son ecosistemas valiosos en términos económicos, productivos y ambientales, debido a su rol en la provisión de servicios ecosistémicos y biodiversidad. En este sentido, Natalia Fracassi, investigadora del INTA Delta y coordinadora interina de un proyecto nacional de Biodiversidad, argumentó: “En manos de los múltiples tomadores de decisión, este conocimiento contribuye a la formulación de políticas públicas que incentiven no sólo una producción más rentable y eficiente, sino también que garanticen la provisión de productos aptos para el consumo humano o animal, que reduzcan o eviten vías de contaminación o degradación de los humedales, a la vez que se conserven aquellos sitios y especies de importancia nacional e internacional”.

De cara a los años próximos, Fracassi, quien se desempeña como integrante del comité técnico del proyecto, señaló que “el aumento de la demanda de servicios ecosistémicos para el aprovisionamiento de alimento, fibra y agua –en línea con el crecimiento poblacional–, las proyecciones económicas y los cambios en los patrones de consumo harán más marcada la actual tendencia de intensificación de la producción en humedales, pero de manera sostenible”.

Asimismo, Fracassi indicó que los resultados de la investigación se plasmarán en herramientas de gestión del territorio construidas sobre la base de la coproducción del conocimiento, gracias a la interacción y consenso con una multiplicidad de actores sociales vinculados al uso, manejo y conservación de los humedales.

En este sentido, Navarro destacó la generación de Guías de Buenas Prácticas (GBPs) agropecuarias y/o forestales, según región o provincia y acordes a los criterios y necesidades priorizados por los actores del sector.

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