Bel: un recambio histórico en el Concejo Deliberante de Trelew

Hoy a las 9.30 el Concejo Deliberante retirará la placa de Tito Nichols como edil y la reemplazará con un cuadro de Elvio Bel. Hilda Fredes estará en el acto.

17 MAY 2020 - 20:24 | Actualizado

Por Rolando Tobarez / @rtobarez

No me conforma y queremos más”. Hilda Fredes no quedó satisfecha con la condena de 6 años de prisión para Tito Nichols por la desaparición forzada de su esposo, Elvio Ángel Bel. Por eso dice que va por todo: apelación y más castigo para el exjefe de la División Informaciones de la Policía; condena para Hernán Hermelo, que fue absuelto, y tratar de que la figura del maestro rural secuestrado trascienda y se instale en las escuelas.

Fredes sigue molesta porque se enteró de la sentencia por un tuit de Jornada. Nadie la alertó del Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia. “Nos habían garantizado que nos iban a llamar”, asegura. “Lo más importante es que el caso haya sido declarado de lesa humanidad y la orden de que el Juzgado Federal lo siga buscando en todo el país”.

La serena y destaca el compromiso del fiscal federal Fernando Gélvez. “No sé por qué Hermelo queda libre cuando la Base Almirante Zar fue desde 1972 el brutal centro clandestino de detenciones para la mayoría de los compañeros en el Valle. Fue un lugar emblemático. Lo contaron Alberto Coronel y Federico García; lo buscaban a Bel y detenían a los comunistas. Los maltrataron, tuvieron una etapa muy dura”.

-Cuando terminó el juicio, ¿su sensación era que habría condena?

-Sí. El fiscal planteó mucho el tema de la Base y que los jueces dejen libre a Hermelo no es correcto porque hubo elementos. Apareció el dato de que al cadáver de Bel lo habían visto en la Base. ¿Qué hacemos con eso? Los testigos directos no estaban, estaban sus mujeres, pero no dieron la versión original que habían dicho.

Sobre Nichols, “es importante que lo condenen, pero falta, el pedido de 17 años me parecía importante”. Para la esposa de la víctima, el excomisario junto con toda la Policía fueron las claves de secuestros, desapariciones y detenciones. “Fue el ideólogo, por más que se quiera mostrar como un cordero”.

-¿Algún dato del juicio la sorprendió o sabía lo que se diría en cada testimonio?

-Me sorprendió la etapa de Carlos Alegre. Rebalsó el vaso. Fue importante que denunció que primero fue empleado de ese sector de la Base y después hizo otra lectura (N. de la R: Alegre es el marino que denunció el espionaje ilegal en Trelew) Pero la Justicia no tomó todo lo que dijo, se pierde en el camino. Él se debió encargar de llevarle los datos a una justicia que responde a un sistema, porque no es la justicia que uno quisiera, es del sistema. Sigue siéndolo, no es otra.

Fredes recuerda que los juicios por la represión nacen con el juez federal Beltrán Mulhall. “Por eso llegamos a este fin”. Todo se vincula desde entonces: Mario Abel Amaya, Hipólito Solari Yrigoyen, Bel.

“Con sus 92 año rescato a Encarnación (viuda de Mulhall), que nos acompañó tremendamente, se involucró con él en las causas, y una se siente realmente bendecida”. Para la mujer de Bel, esa primera etapa de las causas fue la más compleja porque se salía de la dictadura. Restan juicios todavía, como la célebre Causa 500.

Sabían más

-¿Hay gente que sabe más de lo que dijo sobre la desaparición?

-Sí, de la misma Policía. Ahí hubo un grupo muy grande cuya declaración estuvo preparada con el abogado. El excomisario de la 2ª, Ramón Antón, dijo que ese día yo había ido muy apurada y preocupada, con Oscar Patricio Romero. Pero Romero estaba preso. Le habían armado un esquema. Hay un hecho relevante que figura en el Libro de Guardia: el día del secuestro en la Comisaría 1ª llegaron dos médicos y un juez, ¿a qué fueron?

Fredes deslizó que los policías que participaron del juicio son de un grupo afín a Nichols, igual que otros que lo respaldaron aún sin ser testigos. “Eran muchos y todos jefes y comisarios; tuvieron una relación muy estrecha y de mucha amistad con el Partido Comunista en una etapa joven, pero después tomaron otro camino”.

“Rescato la valentía de Lidia Coronel y de mi hermana Alba para enfrentar a Nichols; en esa época estaban en una oficina contigua de él en Jefatura. Lidia estuvo muy segura de que allanaron su casa y revolvieron todo. Fueron trasladadas una a Comodoro Rivadavia y otra a Esquel. Alba no se llegó a ir pero lidia sí”.

Fredes recuerda que el miércoles previo a su secuestro “Ángel volvió con otro compañero del Partido de Buenos Aires y comentó que la cosa estaba muy fea”.

“No visualicé que realmente había un peligro latente, más que nada porque desde marzo a noviembre del 76 esperábamos detenciones, no esperábamos secuestros. El PC decía que era un golpe cívico militar pero no sabíamos bien qué pasaba a nivel nacional”.

Ahora Bel “siempre esté presente en las luchas docentes y mi compromiso todos los días es un cambio del sistema”.

Búsqueda

Para Fredes es crucial hallarlo. “Hay que traerlo a casa. Nos va a acompañar toda la vida y a otros sectores. Tenemos que sacarlo de lo nuestro porque ya no nos pertenece y hay que instalar su figura en los colegios para contarles quién fue a las nuevas generaciones”. El día del fallo a su casa llamaron todos. Hasta una mujer que en España realiza una tesis sobre el caso.

“Tenemos el compromiso de que se diga la verdad, y Nichols y esta gente están dispuestos a no decir nada. Hay que arrancarles la verdad entre todos porque Nichols es consciente. Respondió al Estado, al sistema capitalista y lo sigue haciendo. Lo ampararon dándole puestos”.

-¿Debe haber una reacción y una autocrítica desde el Partido Justicialista?

-Claro. No se pueden quedar callados. Es importante que lo hagan. A mí me despidieron dos días antes del secuestro y Ángel había sido despedido el 7 de abril por actividades subversivas. La Casa de Gobierno debe fijar una posición porque le dieron un reconocimiento.

Enterate de las noticias de POLITICA a través de nuestro newsletter

Anotate para recibir las noticias más importantes de esta sección.

Te podés dar de baja en cualquier momento con un solo clic.
17 MAY 2020 - 20:24

Por Rolando Tobarez / @rtobarez

No me conforma y queremos más”. Hilda Fredes no quedó satisfecha con la condena de 6 años de prisión para Tito Nichols por la desaparición forzada de su esposo, Elvio Ángel Bel. Por eso dice que va por todo: apelación y más castigo para el exjefe de la División Informaciones de la Policía; condena para Hernán Hermelo, que fue absuelto, y tratar de que la figura del maestro rural secuestrado trascienda y se instale en las escuelas.

Fredes sigue molesta porque se enteró de la sentencia por un tuit de Jornada. Nadie la alertó del Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia. “Nos habían garantizado que nos iban a llamar”, asegura. “Lo más importante es que el caso haya sido declarado de lesa humanidad y la orden de que el Juzgado Federal lo siga buscando en todo el país”.

La serena y destaca el compromiso del fiscal federal Fernando Gélvez. “No sé por qué Hermelo queda libre cuando la Base Almirante Zar fue desde 1972 el brutal centro clandestino de detenciones para la mayoría de los compañeros en el Valle. Fue un lugar emblemático. Lo contaron Alberto Coronel y Federico García; lo buscaban a Bel y detenían a los comunistas. Los maltrataron, tuvieron una etapa muy dura”.

-Cuando terminó el juicio, ¿su sensación era que habría condena?

-Sí. El fiscal planteó mucho el tema de la Base y que los jueces dejen libre a Hermelo no es correcto porque hubo elementos. Apareció el dato de que al cadáver de Bel lo habían visto en la Base. ¿Qué hacemos con eso? Los testigos directos no estaban, estaban sus mujeres, pero no dieron la versión original que habían dicho.

Sobre Nichols, “es importante que lo condenen, pero falta, el pedido de 17 años me parecía importante”. Para la esposa de la víctima, el excomisario junto con toda la Policía fueron las claves de secuestros, desapariciones y detenciones. “Fue el ideólogo, por más que se quiera mostrar como un cordero”.

-¿Algún dato del juicio la sorprendió o sabía lo que se diría en cada testimonio?

-Me sorprendió la etapa de Carlos Alegre. Rebalsó el vaso. Fue importante que denunció que primero fue empleado de ese sector de la Base y después hizo otra lectura (N. de la R: Alegre es el marino que denunció el espionaje ilegal en Trelew) Pero la Justicia no tomó todo lo que dijo, se pierde en el camino. Él se debió encargar de llevarle los datos a una justicia que responde a un sistema, porque no es la justicia que uno quisiera, es del sistema. Sigue siéndolo, no es otra.

Fredes recuerda que los juicios por la represión nacen con el juez federal Beltrán Mulhall. “Por eso llegamos a este fin”. Todo se vincula desde entonces: Mario Abel Amaya, Hipólito Solari Yrigoyen, Bel.

“Con sus 92 año rescato a Encarnación (viuda de Mulhall), que nos acompañó tremendamente, se involucró con él en las causas, y una se siente realmente bendecida”. Para la mujer de Bel, esa primera etapa de las causas fue la más compleja porque se salía de la dictadura. Restan juicios todavía, como la célebre Causa 500.

Sabían más

-¿Hay gente que sabe más de lo que dijo sobre la desaparición?

-Sí, de la misma Policía. Ahí hubo un grupo muy grande cuya declaración estuvo preparada con el abogado. El excomisario de la 2ª, Ramón Antón, dijo que ese día yo había ido muy apurada y preocupada, con Oscar Patricio Romero. Pero Romero estaba preso. Le habían armado un esquema. Hay un hecho relevante que figura en el Libro de Guardia: el día del secuestro en la Comisaría 1ª llegaron dos médicos y un juez, ¿a qué fueron?

Fredes deslizó que los policías que participaron del juicio son de un grupo afín a Nichols, igual que otros que lo respaldaron aún sin ser testigos. “Eran muchos y todos jefes y comisarios; tuvieron una relación muy estrecha y de mucha amistad con el Partido Comunista en una etapa joven, pero después tomaron otro camino”.

“Rescato la valentía de Lidia Coronel y de mi hermana Alba para enfrentar a Nichols; en esa época estaban en una oficina contigua de él en Jefatura. Lidia estuvo muy segura de que allanaron su casa y revolvieron todo. Fueron trasladadas una a Comodoro Rivadavia y otra a Esquel. Alba no se llegó a ir pero lidia sí”.

Fredes recuerda que el miércoles previo a su secuestro “Ángel volvió con otro compañero del Partido de Buenos Aires y comentó que la cosa estaba muy fea”.

“No visualicé que realmente había un peligro latente, más que nada porque desde marzo a noviembre del 76 esperábamos detenciones, no esperábamos secuestros. El PC decía que era un golpe cívico militar pero no sabíamos bien qué pasaba a nivel nacional”.

Ahora Bel “siempre esté presente en las luchas docentes y mi compromiso todos los días es un cambio del sistema”.

Búsqueda

Para Fredes es crucial hallarlo. “Hay que traerlo a casa. Nos va a acompañar toda la vida y a otros sectores. Tenemos que sacarlo de lo nuestro porque ya no nos pertenece y hay que instalar su figura en los colegios para contarles quién fue a las nuevas generaciones”. El día del fallo a su casa llamaron todos. Hasta una mujer que en España realiza una tesis sobre el caso.

“Tenemos el compromiso de que se diga la verdad, y Nichols y esta gente están dispuestos a no decir nada. Hay que arrancarles la verdad entre todos porque Nichols es consciente. Respondió al Estado, al sistema capitalista y lo sigue haciendo. Lo ampararon dándole puestos”.

-¿Debe haber una reacción y una autocrítica desde el Partido Justicialista?

-Claro. No se pueden quedar callados. Es importante que lo hagan. A mí me despidieron dos días antes del secuestro y Ángel había sido despedido el 7 de abril por actividades subversivas. La Casa de Gobierno debe fijar una posición porque le dieron un reconocimiento.


NOTICIAS RELACIONADAS