Editorial / Del default político a las cuentas claras

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19 SEP 2020 - 19:57 | Actualizado

Hace casi dos años que todas las semanas parecen ser “claves” para Chubut. Hace por lo menos setecientos días que la Provincia está en una crisis profunda -aunque la debacle comenzó mucho antes y en el medio hubo leves distenciones-, y en el medio de todo eso igualmente Mariano Arcioni logró la confianza del electorado para repetir en su paso por Fontana 50.

Esta semana no será distinta a las otras pero tendrá un ingrediente extra: la Provincia comenzará formalmente una negociación con Nación para conseguir un salvataje económico que hace rato necesita como el agua. Hasta ahora han sido solo sorbos que permitieron estirar la agonía. Ahora, por primera vez, desde el gobierno de Alberto Fernández hay una decisión clara de ayudar a que la situación no se desmadre.

Claro que la negociación no será sencilla. La Provincia deberá cumplir condiciones muy exigentes y si alguien cree que habrá un cheque en blanco, se equivoca de cabo a rabo.

Sayos para todos

El default político es desde hace rato el mayor problema de Chubut. A pesar de la gravedad que significa pagar salarios con dos meses de atraso, hacer frente a vencimientos en dólares y tener que armar un festival de letras del Tesoro para salir del paso de manera constante, o demorar la elaboración de un plan económico, productivo y sobre todo político, el mayor déficit no es el de las cuentas públicas sino el de su clase gobernante, que no ha sido capaz de redondear una salida.

Los dos “oficialismos”, el peronismo “patriótico” y la alianza radical-macrista, que son los que ocupan casi todos los espacios de poder tienen naturalmente responsabilidades distintas, pero a todos les cabe una cuota parte del problema.

No cabe duda que Arcioni es hoy el mayor responsable de la crisis por no haberla podido gestionar adecuadamente, entre otras falencias. Pero no se puede soslayar que el gobernador les queda cómodo a muchos de los que ayudaron a cimentar las bases de la crisis mucho antes de que el escribano comodorense llegara a la política. Es más fácil descargar todas las responsabilidades en él que asumir que un agujero económico, financiero y social de semejante tamaño requiere de muchas manos cavando durante mucho tiempo.

Al que le quepa el sayo, que lo planche, lo doble y se lo ponga un rato todos los días. En Chubut sobran sayos y candidatos para ponérselos.

Cita con Silvina

Hay un jugador clave en toda esta historia que hasta ahora ha hablado más con sus silencios que a través de las acciones: el Gobierno nacional, que fue y sigue siendo el encargado de desbaratar cualquier intento interno de cambiar el curso de las cosas. Ni renuncia forzada, ni juicio político ni mucho menos intervención. Por ahora, en la Casa Rosada sólo piensan que la salida es ordenada, elegante en términos políticos y sobre todo, consensuada.

Sin embargo, el aumento de la conflictividad en las calles y rutas de Chubut comenzó a golpear las puertas de algunos despachos de la Casa Rosada y algunos ministerios. Igual, nadie debería confundirse: el Gobierno nacional decidió tomar cartas en el asunto de Chubut pero de ninguna manera será a cualquier precio.

El jueves pasado, este diario contó detalles de cuál será el camino que habrá que transitar hacia una posible salida. Y ese tránsito será ordenado por una funcionaria muy respetada dentro del Gobierno nacional, hoy responsable de la Secretaría de Provincias del Ministerio del Interior, Silvina Batakis.

Licenciada en Economía y exministra de Daniel Scioli en la Provincia de Buenos Aires, Batakis tiene un dato de color que pocos conocen: es patagónica de pura cepa. Nació en Río Grande; vivió en Río Gallegos y también tiene parte de su corazón en Epuyén, en la cordillera chubutense.

Más allá de las cuestiones personales, Batakis no se la hará fácil al ministro Oscar Antonena, que encabezará la delegación chubutense que esta misma semana iniciará las gestiones para conseguir un auxilio financiero.

Revisión

Ya hubo una reunión previa hace pocos días, vía Zoom, en la que Batakis les anticipó a tres ministros de Chubut que el Gobierno nacional deberá a acceder a todos los números para poder definir la ayuda. Algunos lo tomaron como una “auditoría”. Otros como lo que realmente es: una revisión y análisis profundo de la situación y un control con rienda corta para que los fondos que bajen tengan el destino adecuado.

El primer ida y vuelta no fue fructífero. Chubut pidió 10.000 millones de pesos (el Gobierno dice que sólo solicitó 2.000 millones) y apenas aprobaron 600 millones a través de un Aporte del Tesoro Nacional (ATN), que encima no llegó el viernes como estaba previsto. Desde la Casa Rosada dejaron entrever que la demora no fue culpa de ellos sino de cierta burocracia en despachos de Chubut, y que esta semana los fondos estarían disponibles. Pero advirtieron que no puede haber nuevas “desinteligencias” entre los funcionarios provinciales y los profesionales del Ministerio del Interior y del Ministerio de Economía.

Batakis y su equipo pretenden recibir de los funcionarios chubutenses no sólo información clara de las cuentas sino un anticipo de un plan económico de corto plazo, además de un plan productivo amplio pero que para la Casa Rosada debería estar encabezado por el desarrollo de un plan minero concreto. No es tiempo de tibieza, le dejaron entrever al gobernador Arcioni.

Si la reunión de esta semana es buena, es posible que Batakis baje a Chubut en las próximas semanas. Pero para que eso suceda antes debe haber un trabajo interno del gobernador para acercar posiciones con todos los sectores políticos, económicos y del trabajo.

El destino le volvió a dar otra oportunidad a Chubut. Sería una picardía dejarla pasar o dinamitarla por mezquindades políticas. Si no, la salida de la crisis amenaza con ser larga y traumática. En la vida hay que elegir.

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19 SEP 2020 - 19:57

Hace casi dos años que todas las semanas parecen ser “claves” para Chubut. Hace por lo menos setecientos días que la Provincia está en una crisis profunda -aunque la debacle comenzó mucho antes y en el medio hubo leves distenciones-, y en el medio de todo eso igualmente Mariano Arcioni logró la confianza del electorado para repetir en su paso por Fontana 50.

Esta semana no será distinta a las otras pero tendrá un ingrediente extra: la Provincia comenzará formalmente una negociación con Nación para conseguir un salvataje económico que hace rato necesita como el agua. Hasta ahora han sido solo sorbos que permitieron estirar la agonía. Ahora, por primera vez, desde el gobierno de Alberto Fernández hay una decisión clara de ayudar a que la situación no se desmadre.

Claro que la negociación no será sencilla. La Provincia deberá cumplir condiciones muy exigentes y si alguien cree que habrá un cheque en blanco, se equivoca de cabo a rabo.

Sayos para todos

El default político es desde hace rato el mayor problema de Chubut. A pesar de la gravedad que significa pagar salarios con dos meses de atraso, hacer frente a vencimientos en dólares y tener que armar un festival de letras del Tesoro para salir del paso de manera constante, o demorar la elaboración de un plan económico, productivo y sobre todo político, el mayor déficit no es el de las cuentas públicas sino el de su clase gobernante, que no ha sido capaz de redondear una salida.

Los dos “oficialismos”, el peronismo “patriótico” y la alianza radical-macrista, que son los que ocupan casi todos los espacios de poder tienen naturalmente responsabilidades distintas, pero a todos les cabe una cuota parte del problema.

No cabe duda que Arcioni es hoy el mayor responsable de la crisis por no haberla podido gestionar adecuadamente, entre otras falencias. Pero no se puede soslayar que el gobernador les queda cómodo a muchos de los que ayudaron a cimentar las bases de la crisis mucho antes de que el escribano comodorense llegara a la política. Es más fácil descargar todas las responsabilidades en él que asumir que un agujero económico, financiero y social de semejante tamaño requiere de muchas manos cavando durante mucho tiempo.

Al que le quepa el sayo, que lo planche, lo doble y se lo ponga un rato todos los días. En Chubut sobran sayos y candidatos para ponérselos.

Cita con Silvina

Hay un jugador clave en toda esta historia que hasta ahora ha hablado más con sus silencios que a través de las acciones: el Gobierno nacional, que fue y sigue siendo el encargado de desbaratar cualquier intento interno de cambiar el curso de las cosas. Ni renuncia forzada, ni juicio político ni mucho menos intervención. Por ahora, en la Casa Rosada sólo piensan que la salida es ordenada, elegante en términos políticos y sobre todo, consensuada.

Sin embargo, el aumento de la conflictividad en las calles y rutas de Chubut comenzó a golpear las puertas de algunos despachos de la Casa Rosada y algunos ministerios. Igual, nadie debería confundirse: el Gobierno nacional decidió tomar cartas en el asunto de Chubut pero de ninguna manera será a cualquier precio.

El jueves pasado, este diario contó detalles de cuál será el camino que habrá que transitar hacia una posible salida. Y ese tránsito será ordenado por una funcionaria muy respetada dentro del Gobierno nacional, hoy responsable de la Secretaría de Provincias del Ministerio del Interior, Silvina Batakis.

Licenciada en Economía y exministra de Daniel Scioli en la Provincia de Buenos Aires, Batakis tiene un dato de color que pocos conocen: es patagónica de pura cepa. Nació en Río Grande; vivió en Río Gallegos y también tiene parte de su corazón en Epuyén, en la cordillera chubutense.

Más allá de las cuestiones personales, Batakis no se la hará fácil al ministro Oscar Antonena, que encabezará la delegación chubutense que esta misma semana iniciará las gestiones para conseguir un auxilio financiero.

Revisión

Ya hubo una reunión previa hace pocos días, vía Zoom, en la que Batakis les anticipó a tres ministros de Chubut que el Gobierno nacional deberá a acceder a todos los números para poder definir la ayuda. Algunos lo tomaron como una “auditoría”. Otros como lo que realmente es: una revisión y análisis profundo de la situación y un control con rienda corta para que los fondos que bajen tengan el destino adecuado.

El primer ida y vuelta no fue fructífero. Chubut pidió 10.000 millones de pesos (el Gobierno dice que sólo solicitó 2.000 millones) y apenas aprobaron 600 millones a través de un Aporte del Tesoro Nacional (ATN), que encima no llegó el viernes como estaba previsto. Desde la Casa Rosada dejaron entrever que la demora no fue culpa de ellos sino de cierta burocracia en despachos de Chubut, y que esta semana los fondos estarían disponibles. Pero advirtieron que no puede haber nuevas “desinteligencias” entre los funcionarios provinciales y los profesionales del Ministerio del Interior y del Ministerio de Economía.

Batakis y su equipo pretenden recibir de los funcionarios chubutenses no sólo información clara de las cuentas sino un anticipo de un plan económico de corto plazo, además de un plan productivo amplio pero que para la Casa Rosada debería estar encabezado por el desarrollo de un plan minero concreto. No es tiempo de tibieza, le dejaron entrever al gobernador Arcioni.

Si la reunión de esta semana es buena, es posible que Batakis baje a Chubut en las próximas semanas. Pero para que eso suceda antes debe haber un trabajo interno del gobernador para acercar posiciones con todos los sectores políticos, económicos y del trabajo.

El destino le volvió a dar otra oportunidad a Chubut. Sería una picardía dejarla pasar o dinamitarla por mezquindades políticas. Si no, la salida de la crisis amenaza con ser larga y traumática. En la vida hay que elegir.


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