Walter Lago, el Pablo Lunati de la Patagonia

La Patagonia tiene a su Pablo Lunati, aquel mediático árbitro que manifestó su pasión por River una vez que se retiró. En 2017, el barilochense Walter Lago, tras concluir una extensa carrera arbitral en AFA, siguió los pasos de Lunati y comenzó a declamar su amor incondicional por el “Millonario” a los cuatro vientos.

01 AGO 2021 - 20:11 | Actualizado

Por Francisco Caputo / @fran_caputo

“Siempre fui hincha de River, desde muy chiquito. Pero una vez que empecé el recorrido arbitral, claramente no podía decirlo por obvias razones. Es lo que exige la profesión”, le comentó a Jornada.

El mote del Lunati patagónico no le disgusta. “Pablo siempre me pareció un gran árbitro. No me tocó dirigir con él, pero fue un referente. Charlamos un par de veces en persona. Compartimos dos grandes pasiones: el arbitraje y River”, comentó Lago, de 46 años.

El abitraje

Porteño de nacimiento pero radicado en Bariloche desde 2002, presenció dos gloriosas gestas riverplatenses en el Monumental: las Libertadores de 1986 y 1996.

En ese último año, comenzó el curso arbitral. “Ahí empecé a esconder los sentimientos hacia River. Lo hacen todos los referís, son todos hinchas de algun club”, narró.

Lago no es un personaje menor en el arbitraje. Durante su carrera afista, se convirtió en un pionero del referataro profesional patagónico en AFA. En 14 años fue árbitro y juez asistente en los torneos del Consejo Federal y en la Primera B Nacional.

Estuvo presente en diversos partidos de Guillermo Brown y Deportivo Madryn. “Me siento muy orgulloso de la carrera que hice. No llegué a Primera pero estoy muy contento”, narró.

“Me habría encantado haber ´jugado´ (NdR: dirigido en la jerga arbitral) a River. Pero habría sido imparcial. Soy hincha de River. Pero mi honorabilidad, mi moral y mi honestidad están primero”, comentó.

La aventura en Madrid

Una vez finalizada su etapa como referí, volvió a manifestar aquellos sentimientos ocultos por dos décadas. El destino le planteó una posibilidad inmejorable para expresar su devoción por el “Millonario”: la final de la Copa Libertadores 2018 ante Boca.

“Yo había sacado entradas para la vuelta, que se iba a jugar en nuestra cancha. Luego pasó lo que pasó (NdR: el ataque al micro de Boca) y el partido se suspendió. Y yo me volví a Bariloche”, narró.

En ese entonces, inició de modo contrarreloj la construcción de un recuerdo imborrable. “Me había quedado con la sangre en el ojo. Apenas, se supo que Madrid era la sede de la vuelta, me puse en campaña”, dijo.

Allí, comenzó un periplo incomparable, una muestra inmensa de amor por los colores riverplatenses. “Tenía un dinero ahorrado y un conocido en el club. Empecé a averiguar entonces por los pasajes. Era más barato ir vía Chile que vía Buenos Aires”, comentó.

“En la madrugada del miércoles antes de la final, en mi negocio (NdR: Lago es técnico mecánico en máquinas de coser y bordados) conseguí vuelo que salía el jueves de Santiago. Lo pagué con la tarjeta de crédito de un amigo hincha de Boca. Luego devolvi eso. Entonces, le dije a mi mujer que me iba”, señaló.

“Salí en micro desde Bariloche a Santiago, llegué justo para embarcar. Primero aterrizamos en Roma y luego en Madrid. A la vuelta, hice el recorrido inverso y visité el Vaticano”, narró.

“Fue una locura. No tenía plata para alojarme en ningún lado. Fue una experiencia única. Y el resultado quintuplica todo”, dijo exultante. “Esa final es la mejor experiencia que tuve como hincha de River. Ganar ese partido ante nuestro eterno rival está en la cúspide. Es el recuerdo más grato que tengo con estos colores”, sentenció emocionado.

“Madrid mata al descenso con Belgrano, sin lugar a dudas. No hay vuelta que darle. Si me decís de irte al descenso y luego vivir lo que se está viviendo con Marcelo Gallardo, el 100% de hinchas te va a decir que sí. Ganamos la final más soñada”, relató.

El descenso

El descenso no fue un hecho menor Pero si bien fue doloroso, Lago no lo vivió como una catástrofe personal. “En ese momento, atravesaba una situación familiar muy dificil. A mi hijo Enzo le hicieron tres operaciones de corazón”, indicó. “Mi cabeza no estaba en el fútbol. Y no es una excusa. Quien crea que el fútbol es más importante que la vida de un familiar, no entiende nada”, concluyó.

“Muere lentamente quien evita una pasión y su remolino de emociones, justamente estas que regresan el brillo a los ojos y restauran los corazones destrozados”, postuló una vez la escritora brasileña Martha Medeiros. Walter Lago, en cancha y en la tribuna, honró y honra esa frase con maestría.#

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01 AGO 2021 - 20:11

Por Francisco Caputo / @fran_caputo

“Siempre fui hincha de River, desde muy chiquito. Pero una vez que empecé el recorrido arbitral, claramente no podía decirlo por obvias razones. Es lo que exige la profesión”, le comentó a Jornada.

El mote del Lunati patagónico no le disgusta. “Pablo siempre me pareció un gran árbitro. No me tocó dirigir con él, pero fue un referente. Charlamos un par de veces en persona. Compartimos dos grandes pasiones: el arbitraje y River”, comentó Lago, de 46 años.

El abitraje

Porteño de nacimiento pero radicado en Bariloche desde 2002, presenció dos gloriosas gestas riverplatenses en el Monumental: las Libertadores de 1986 y 1996.

En ese último año, comenzó el curso arbitral. “Ahí empecé a esconder los sentimientos hacia River. Lo hacen todos los referís, son todos hinchas de algun club”, narró.

Lago no es un personaje menor en el arbitraje. Durante su carrera afista, se convirtió en un pionero del referataro profesional patagónico en AFA. En 14 años fue árbitro y juez asistente en los torneos del Consejo Federal y en la Primera B Nacional.

Estuvo presente en diversos partidos de Guillermo Brown y Deportivo Madryn. “Me siento muy orgulloso de la carrera que hice. No llegué a Primera pero estoy muy contento”, narró.

“Me habría encantado haber ´jugado´ (NdR: dirigido en la jerga arbitral) a River. Pero habría sido imparcial. Soy hincha de River. Pero mi honorabilidad, mi moral y mi honestidad están primero”, comentó.

La aventura en Madrid

Una vez finalizada su etapa como referí, volvió a manifestar aquellos sentimientos ocultos por dos décadas. El destino le planteó una posibilidad inmejorable para expresar su devoción por el “Millonario”: la final de la Copa Libertadores 2018 ante Boca.

“Yo había sacado entradas para la vuelta, que se iba a jugar en nuestra cancha. Luego pasó lo que pasó (NdR: el ataque al micro de Boca) y el partido se suspendió. Y yo me volví a Bariloche”, narró.

En ese entonces, inició de modo contrarreloj la construcción de un recuerdo imborrable. “Me había quedado con la sangre en el ojo. Apenas, se supo que Madrid era la sede de la vuelta, me puse en campaña”, dijo.

Allí, comenzó un periplo incomparable, una muestra inmensa de amor por los colores riverplatenses. “Tenía un dinero ahorrado y un conocido en el club. Empecé a averiguar entonces por los pasajes. Era más barato ir vía Chile que vía Buenos Aires”, comentó.

“En la madrugada del miércoles antes de la final, en mi negocio (NdR: Lago es técnico mecánico en máquinas de coser y bordados) conseguí vuelo que salía el jueves de Santiago. Lo pagué con la tarjeta de crédito de un amigo hincha de Boca. Luego devolvi eso. Entonces, le dije a mi mujer que me iba”, señaló.

“Salí en micro desde Bariloche a Santiago, llegué justo para embarcar. Primero aterrizamos en Roma y luego en Madrid. A la vuelta, hice el recorrido inverso y visité el Vaticano”, narró.

“Fue una locura. No tenía plata para alojarme en ningún lado. Fue una experiencia única. Y el resultado quintuplica todo”, dijo exultante. “Esa final es la mejor experiencia que tuve como hincha de River. Ganar ese partido ante nuestro eterno rival está en la cúspide. Es el recuerdo más grato que tengo con estos colores”, sentenció emocionado.

“Madrid mata al descenso con Belgrano, sin lugar a dudas. No hay vuelta que darle. Si me decís de irte al descenso y luego vivir lo que se está viviendo con Marcelo Gallardo, el 100% de hinchas te va a decir que sí. Ganamos la final más soñada”, relató.

El descenso

El descenso no fue un hecho menor Pero si bien fue doloroso, Lago no lo vivió como una catástrofe personal. “En ese momento, atravesaba una situación familiar muy dificil. A mi hijo Enzo le hicieron tres operaciones de corazón”, indicó. “Mi cabeza no estaba en el fútbol. Y no es una excusa. Quien crea que el fútbol es más importante que la vida de un familiar, no entiende nada”, concluyó.

“Muere lentamente quien evita una pasión y su remolino de emociones, justamente estas que regresan el brillo a los ojos y restauran los corazones destrozados”, postuló una vez la escritora brasileña Martha Medeiros. Walter Lago, en cancha y en la tribuna, honró y honra esa frase con maestría.#


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