El asesinato de Martina en Puerto Madryn: el padre confesó

Manuel Ávila les dijo a los jueces que mató a la nena debido a la discapacidad que padecía. Y que luego intentó suicidarse. “No tuve la suerte y estoy muerto en vida”.

27 AGO 2021 - 20:58 | Actualizado

Fui yo. Quería aclarar que todo eso vino a causa del momento que nos enteramos que tuvo retraso. Yo quise quitarme la vida, que nos vayamos los dos. Primero ella y después yo. Me quise quitar la vida, pero no tuve la suerte”. Así Manuel Ávila (42) confesó el crimen de su hija Martina, de seis años. La audiencia fue ayer en los tribunales de Puerto Madryn.

Sin responder preguntas de la Fiscalía, Ávila declaró ante los jueces Daniel Yangüela, Patricia Reyes y Marcela Pérez en la jornada de alegatos. “Me quedé a sufrir acá, de por vida. Aquí estoy muerto en vida”, sostuvo el acusado por homicidio agravado por el vínculo. “Todo lo iba acumulando, porque era un tipo cerrado; eso me jugó una mala pasada. Me cerré en mí mismo. Yo no era feliz, era un tipo infeliz, sufría mucho. Siempre entregué todo por ello, fui un pelotudo por no pedir ayuda”, intentó justificar el hombre de 42 años.

“Al procesamiento de las pruebas, y luego de la confesión, no han quedado dudas, el veredicto debe ser de culpabilidad. Martinaperdió la vida a manos de la agresión de su padre”, afirmó el fiscal Alex Williams

El defensor público Diego Trad, por su parte, sostuvo que fueron “circunstancias extraordinarias” y que “la mató para evitar el sufrimiento de la niña”. Para el abogado, la pena debería ser entre 8 y 25 años.

El veredicto se conocerá la otra semana. Si Ávila es declarado culpable por la calificación que pide la fiscalía, la única pena prevista por este delito es prisión perpetua.

“Cuando uno hace una investigación, a veces no puede encontrar el “por qué”. La verdad es que, en un primer momento, s sabíamos quién, dónde, cómo y cuándo. Pero no el porqué. Entrevistamos testigos y analizamos soportes tecnológicos y no surgía conflictividad. Y ahora él reconoce que el “por qué” es la discapacidad de la niña y el sufrimiento que la condición de su hija le provocaba lo llevó a realizar el hecho”, explicó el fiscal Williams y sostuvo que “me provoca mucha dificultad tratar de entender esto como una razón para quitarle la vida a una persona, y más si es el hijo de uno. No lo entiendo”.

Para el fiscal el veredicto debe ser prisión perpetua. “Fue una decisión plena y consciente, y acometió mediante golpes de puños y un cuchillo quitarle la vida a quien era su pequeña hija de seis años”.

Martina fue asesinada el 13 de abril de 2019. Los policías que vieron la escena la describieron como “atroz”. El cuerpo estaba tendido sobre un charco de sangre. Tenía entre 23 y 24 lesiones por golpes, fractura de cráneo y un corte profundo que le corta la laringe y llegaba casi a la columna.

Ávila fue detenido esa noche. “Policía lléveme preso, maté a mi hija”, gritaba mientras pateaba la puerta de su vecino. El policía Rodrigo Lamas se asomó y lo vio exaltado, con un cuchillo en la mano y el torso desnudo y ensangrentado. Fue al domicilio y comprobó que había asesinado a su hija, que tenía retraso mental y un trastorno en el desarrollo motriz.

“Cuando me vio, (Ávila) salió corriendo. Di aviso a la policía y a los tres minutos llegó el móvil. Entraron a su casa y salían rápido agarrándose la cabeza. “Se la mandó”, gritaban. Entré y vi a la nena tirada en el piso. Le tomé el pulso y no tenía. No quise mirar más porque yo también tengo una hija”, recordó Lamas.

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27 AGO 2021 - 20:58

Fui yo. Quería aclarar que todo eso vino a causa del momento que nos enteramos que tuvo retraso. Yo quise quitarme la vida, que nos vayamos los dos. Primero ella y después yo. Me quise quitar la vida, pero no tuve la suerte”. Así Manuel Ávila (42) confesó el crimen de su hija Martina, de seis años. La audiencia fue ayer en los tribunales de Puerto Madryn.

Sin responder preguntas de la Fiscalía, Ávila declaró ante los jueces Daniel Yangüela, Patricia Reyes y Marcela Pérez en la jornada de alegatos. “Me quedé a sufrir acá, de por vida. Aquí estoy muerto en vida”, sostuvo el acusado por homicidio agravado por el vínculo. “Todo lo iba acumulando, porque era un tipo cerrado; eso me jugó una mala pasada. Me cerré en mí mismo. Yo no era feliz, era un tipo infeliz, sufría mucho. Siempre entregué todo por ello, fui un pelotudo por no pedir ayuda”, intentó justificar el hombre de 42 años.

“Al procesamiento de las pruebas, y luego de la confesión, no han quedado dudas, el veredicto debe ser de culpabilidad. Martinaperdió la vida a manos de la agresión de su padre”, afirmó el fiscal Alex Williams

El defensor público Diego Trad, por su parte, sostuvo que fueron “circunstancias extraordinarias” y que “la mató para evitar el sufrimiento de la niña”. Para el abogado, la pena debería ser entre 8 y 25 años.

El veredicto se conocerá la otra semana. Si Ávila es declarado culpable por la calificación que pide la fiscalía, la única pena prevista por este delito es prisión perpetua.

“Cuando uno hace una investigación, a veces no puede encontrar el “por qué”. La verdad es que, en un primer momento, s sabíamos quién, dónde, cómo y cuándo. Pero no el porqué. Entrevistamos testigos y analizamos soportes tecnológicos y no surgía conflictividad. Y ahora él reconoce que el “por qué” es la discapacidad de la niña y el sufrimiento que la condición de su hija le provocaba lo llevó a realizar el hecho”, explicó el fiscal Williams y sostuvo que “me provoca mucha dificultad tratar de entender esto como una razón para quitarle la vida a una persona, y más si es el hijo de uno. No lo entiendo”.

Para el fiscal el veredicto debe ser prisión perpetua. “Fue una decisión plena y consciente, y acometió mediante golpes de puños y un cuchillo quitarle la vida a quien era su pequeña hija de seis años”.

Martina fue asesinada el 13 de abril de 2019. Los policías que vieron la escena la describieron como “atroz”. El cuerpo estaba tendido sobre un charco de sangre. Tenía entre 23 y 24 lesiones por golpes, fractura de cráneo y un corte profundo que le corta la laringe y llegaba casi a la columna.

Ávila fue detenido esa noche. “Policía lléveme preso, maté a mi hija”, gritaba mientras pateaba la puerta de su vecino. El policía Rodrigo Lamas se asomó y lo vio exaltado, con un cuchillo en la mano y el torso desnudo y ensangrentado. Fue al domicilio y comprobó que había asesinado a su hija, que tenía retraso mental y un trastorno en el desarrollo motriz.

“Cuando me vio, (Ávila) salió corriendo. Di aviso a la policía y a los tres minutos llegó el móvil. Entraron a su casa y salían rápido agarrándose la cabeza. “Se la mandó”, gritaban. Entré y vi a la nena tirada en el piso. Le tomé el pulso y no tenía. No quise mirar más porque yo también tengo una hija”, recordó Lamas.


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