Son dos. Fueron dos. Los que salvaron a otros dos semejantes. Se trata de Stefany Bascur Stec y Axel Pérez . Y no dijeron nada. Mantuvieron su anonimato hasta que todo el mundo se enteró. Fue el miércoles en la 7 entre Rawson y Trelew, cuando un Fiat Palio impactó con un VW Gol, dejando como saldo fatídico la muerte de un joven de 25 años.
Ellos lo vieron todo. Iban a presentarse en la Escuela de Cadetes (conocida como Instituto de Formación Policial Nº 811) ya que son aspirantes a oficiales de Policía en el primer año del curso. Y no lo pensaron. Ni una, ni dos ni tres veces.
Bajaron inmediatamente del auto en que se desplazaban hacia la capital y cruzaron urgente la acera para rescatar a dos de los accidentados que, caídos en un canal de riego aledaño, peleaban por su vida y sin ellos, tal vez, no estarían en este mundo terrenal para contarlo.
Los ayudó un agente del Servicio Penitenciario Federal que pasaba por allí, de la Unidad 6. También presto trabajó a destajo para salvar a los jóvenes que luchaban para sobrevivir. Nunca supieron de la muerte de Martín Soriani. Ocupados en salvar la vida de los demás, se dedicaron exlusivamente a arroparlos, cobijarlos, cuidarlos y calmarlos. Y a esperar la presencia de sus futuros colegas, de los bomberos y de las ambulancias.
“Bajamos para ayudar. No lo pensamos ni un segundo. Fue automático”, dijeron tanto Stefany como Axel en un alto de su tarea cotidiana de instrucción en la Escuela de Cadetes de la Policia provincial a la que llegaron tarde, con la ropa manchada de sangre y con la adrenalina a cuestas.
¿Por qué?, sería la pregunta. “¿Por qué? -respondieron; porque cuando decimos en queja qué nos falta para que haya empatía, tenemos que pensar que hacemos nosotros por los demás y creemos que ir al lugar del hecho y rescatar a esos chicos era lo que correspondía”, expresaron.
Una tiene una experiencia, brutal, de un familiar cercano en el medio de un siniestro vial. La que la motivó aún más a este gesto admirable. El otro, de bueno nomás.
Son dos. Stefany y Axel. Parecieron cien. O mil.
Son dos. Fueron dos. Los que salvaron a otros dos semejantes. Se trata de Stefany Bascur Stec y Axel Pérez . Y no dijeron nada. Mantuvieron su anonimato hasta que todo el mundo se enteró. Fue el miércoles en la 7 entre Rawson y Trelew, cuando un Fiat Palio impactó con un VW Gol, dejando como saldo fatídico la muerte de un joven de 25 años.
Ellos lo vieron todo. Iban a presentarse en la Escuela de Cadetes (conocida como Instituto de Formación Policial Nº 811) ya que son aspirantes a oficiales de Policía en el primer año del curso. Y no lo pensaron. Ni una, ni dos ni tres veces.
Bajaron inmediatamente del auto en que se desplazaban hacia la capital y cruzaron urgente la acera para rescatar a dos de los accidentados que, caídos en un canal de riego aledaño, peleaban por su vida y sin ellos, tal vez, no estarían en este mundo terrenal para contarlo.
Los ayudó un agente del Servicio Penitenciario Federal que pasaba por allí, de la Unidad 6. También presto trabajó a destajo para salvar a los jóvenes que luchaban para sobrevivir. Nunca supieron de la muerte de Martín Soriani. Ocupados en salvar la vida de los demás, se dedicaron exlusivamente a arroparlos, cobijarlos, cuidarlos y calmarlos. Y a esperar la presencia de sus futuros colegas, de los bomberos y de las ambulancias.
“Bajamos para ayudar. No lo pensamos ni un segundo. Fue automático”, dijeron tanto Stefany como Axel en un alto de su tarea cotidiana de instrucción en la Escuela de Cadetes de la Policia provincial a la que llegaron tarde, con la ropa manchada de sangre y con la adrenalina a cuestas.
¿Por qué?, sería la pregunta. “¿Por qué? -respondieron; porque cuando decimos en queja qué nos falta para que haya empatía, tenemos que pensar que hacemos nosotros por los demás y creemos que ir al lugar del hecho y rescatar a esos chicos era lo que correspondía”, expresaron.
Una tiene una experiencia, brutal, de un familiar cercano en el medio de un siniestro vial. La que la motivó aún más a este gesto admirable. El otro, de bueno nomás.
Son dos. Stefany y Axel. Parecieron cien. O mil.