Editorial / Tesis contra la confusión y el desánimo

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Alberto y su esposa el jueves pasada, saliendo con el pequeño Francisco del sanatorio. Se le vienen desafíos.
16 ABR 2022 - 20:48 | Actualizado 24 ABR 2022 - 22:50

Los más de dos años de pandemia, que le siguieron nada más y nada menos que a los oscuros cuatro años del macrismo, han puesto al Gobierno nacional y a los gobiernos provinciales afines (peronistas o no peronistas) en una disyuntiva de cara a lo que viene. Que no sólo son meses de alta inflación, descontento popular y ataque sistemático de la oposición. Pero no de opositores críticos y constructivos, sino de los recalcitrantes que con absoluta impunidad admiten en público que lo que viene será “no dejarlos gobernar”, como dijo –sin ponerse colorado- el senador cordobés y humorista frustrado Luis Juez.
La semana pasada, un grupo de militantes e intelectuales peronistas se reunieron en Rosario para debatir lo que pasó y lo que viene. Pero, sobre todo, los desafíos que el Frente de Todos para intentar domar la ola y llegar a 2023 con chances de mantenerse en el poder.
En ese ámbito de discusión, uno de los que más aplausos levantó fue un escritor y filósofo rosarino, el exconcejal y militante peronista Juan Giani. Su ponencia “Diez tesis contra la confusión y el desánimo” que reinan entre los peronistas, fue una de las exposiciones más contundentes sobre la actualidad del Frente de Todos como coalición gobernante, pero también una descripción del estado en el que el peronismo se viene moviendo.
Por supuesto, en ese marco tampoco el peronismo chubutense es ajeno a los desánimos y confusiones que generan muchos de los dirigentes que siguen manejando el partido a favor de sus apetencias, no de los peronistas o de los ciudadanos en general.

Ni tonto, ni vago

La primera tesis de Giani es que Mauricio Macri “no es ni tonto, ni burro, ni vago”. Macri creó por primera vez en la Argentina una fuerza política de centro-derecha que después de un muy mal gobierno, consiguió el 40% de los votos en 2019 y sacó 42% en las elecciones de medio término pasadas.
El filósofo da sus razones: por
ejemplo, cuál es la principal diferencia entre el actual gobierno y el de Néstor y Cristina Kirchner. “Aquellos fueron gobiernos sin oposición política. Había, claro, una oposición del factor de poder, pero el sistema político estaba desperdigado y decadente”.
Esto no ocurre hoy, analiza, y también relativiza las críticas internas del peronismo a Alberto: Cuando se habla de “tibieza” o “moderación”, hay que hacer un cálculo de realismo político. “Vicentin es la herida narcisista de todos, pero ¿por qué no avanzó Vicentin? Porque no teníamos los votos en el parlamento. ¿Por qué no podemos modificar la Corte Suprema? Porque no tenemos los votos en el parlamento. Todos estamos de acuerdo con una retención móvil al campo, pero ese proyecto lo toma JxC en el parlamento, lo hace un bollo y lo tira a la basura”.
La segunda tesis es que a Alberto “le tocó bailar con la más fea”, la más grande pandemia en la historia de la modernidad, que hubo que administrar con el sobreendeudamiento de Macri y, ahora, con una guerra de escala mundial. Y así y todo, no se estuvo ni de cerca de un estallido social como en 2001. Para Giani, ese mérito hay que contarlo en el haber de Alberto Fernández.
La tercera, entender que el peronismo perdió la elección por la pandemia, no por un ajuste económico. Y también por la “Fiesta en Olivos” (aquel cumpleaños de la primera dama y sus amigos), que no ayudó para nada.
Giani, a diferencia de muchos otros intelectuales peronistas, cree que el acuerdo con FMI fue bueno para contrarrestar la situación catastrófica heredada. Y parafrasea a los “positivistas lógicos”, que decían que había tres tipos de proposiciones: las verdaderas, las falsas y las que carecen de sentido. “Las que carecen de sentido son las que no se pueden comprobar si son verdaderas o falsas porque no hay evidencia empírica ni histórica. Entonces, la afirmación 'podríamos haber llegado a un mejor acuerdo con el FMI' es una afirmación que carece de sentido, porque no hay ninguna demostración ni histórica, ni política que demuestre que otro acuerdo mejor era posible”.

Enemigos y cohesión

Las críticas hacia adentro vienen en la sexta y séptima tesis. Sobre que a este este gobierno “le faltan enemigos”, el filósofo rosarino describe los históricos antagonismos del peronismo. Es evidente la falta de “enemigos” en la discursividad del Presidente. “Perón era la combinación de antagonismo y comunidad, el peronismo es antagonismo y al FdT le falta antagonismo, le faltan adversarios, por ejemplo en el tema de los formadores de precios”.
Por otro lado, se preocupa por la aparición de expresiones contra los “traidores”. “Cuando aparece la palabra traidor, no hay retorno. Perón decía: ‘Ni apresurados, ni retardatarios’. Si hubiéramos escuchado esa frase nos hubiésemos ahorrado muchos problemas en la Argentina, no cometamos el mismo error, sepamos regular esa tensión, ni apresurados, ni retardatarios”.
La octava tesis da cuenta de la falta de unidad pero, además, de la enorme falta de cohesión. El FdT no está roto, cree Giani, pero le falta cohesión, el “espalda con espalda”, el cubrir al compañero cuando se equivoca o corregirlo puertas adentro. Ninguna fuerza política puede triunfar en una elección si no tiene cohesión.
Con cohesión se llega a la novena tesis: por supuesto que hay 2023. “Qué clase de peronista es el que manejando el Estado y faltando un año y medio, duda que hay un 2023 posible. La genética del peronismo es la voluntad de poder, vocación de mayoría (a veces con lo que hay)”, sentencia.
La tesis final exige un giro en la política económica del Gobierno. Aunque las estadísticas muestren mejoras notables, si el Gobierno sigue haciendo lo mismo, va a perder las elecciones y, entonces, -dice Giani- vendrá una etapa de macrismo cosmético con Horacio Rodríguez Larreta a la cabeza.
La solución peronista es no perder de vista a la gente de a pie, y para ello es necesario tener una política de ingresos mucho más agresiva que ponga a los sectores populares y del trabajo en el lugar que merecen.
No parece tan difícil de entender. Pero no será fácil de implementar sin cohesión.#

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Alberto y su esposa el jueves pasada, saliendo con el pequeño Francisco del sanatorio. Se le vienen desafíos.
16 ABR 2022 - 20:48

Los más de dos años de pandemia, que le siguieron nada más y nada menos que a los oscuros cuatro años del macrismo, han puesto al Gobierno nacional y a los gobiernos provinciales afines (peronistas o no peronistas) en una disyuntiva de cara a lo que viene. Que no sólo son meses de alta inflación, descontento popular y ataque sistemático de la oposición. Pero no de opositores críticos y constructivos, sino de los recalcitrantes que con absoluta impunidad admiten en público que lo que viene será “no dejarlos gobernar”, como dijo –sin ponerse colorado- el senador cordobés y humorista frustrado Luis Juez.
La semana pasada, un grupo de militantes e intelectuales peronistas se reunieron en Rosario para debatir lo que pasó y lo que viene. Pero, sobre todo, los desafíos que el Frente de Todos para intentar domar la ola y llegar a 2023 con chances de mantenerse en el poder.
En ese ámbito de discusión, uno de los que más aplausos levantó fue un escritor y filósofo rosarino, el exconcejal y militante peronista Juan Giani. Su ponencia “Diez tesis contra la confusión y el desánimo” que reinan entre los peronistas, fue una de las exposiciones más contundentes sobre la actualidad del Frente de Todos como coalición gobernante, pero también una descripción del estado en el que el peronismo se viene moviendo.
Por supuesto, en ese marco tampoco el peronismo chubutense es ajeno a los desánimos y confusiones que generan muchos de los dirigentes que siguen manejando el partido a favor de sus apetencias, no de los peronistas o de los ciudadanos en general.

Ni tonto, ni vago

La primera tesis de Giani es que Mauricio Macri “no es ni tonto, ni burro, ni vago”. Macri creó por primera vez en la Argentina una fuerza política de centro-derecha que después de un muy mal gobierno, consiguió el 40% de los votos en 2019 y sacó 42% en las elecciones de medio término pasadas.
El filósofo da sus razones: por
ejemplo, cuál es la principal diferencia entre el actual gobierno y el de Néstor y Cristina Kirchner. “Aquellos fueron gobiernos sin oposición política. Había, claro, una oposición del factor de poder, pero el sistema político estaba desperdigado y decadente”.
Esto no ocurre hoy, analiza, y también relativiza las críticas internas del peronismo a Alberto: Cuando se habla de “tibieza” o “moderación”, hay que hacer un cálculo de realismo político. “Vicentin es la herida narcisista de todos, pero ¿por qué no avanzó Vicentin? Porque no teníamos los votos en el parlamento. ¿Por qué no podemos modificar la Corte Suprema? Porque no tenemos los votos en el parlamento. Todos estamos de acuerdo con una retención móvil al campo, pero ese proyecto lo toma JxC en el parlamento, lo hace un bollo y lo tira a la basura”.
La segunda tesis es que a Alberto “le tocó bailar con la más fea”, la más grande pandemia en la historia de la modernidad, que hubo que administrar con el sobreendeudamiento de Macri y, ahora, con una guerra de escala mundial. Y así y todo, no se estuvo ni de cerca de un estallido social como en 2001. Para Giani, ese mérito hay que contarlo en el haber de Alberto Fernández.
La tercera, entender que el peronismo perdió la elección por la pandemia, no por un ajuste económico. Y también por la “Fiesta en Olivos” (aquel cumpleaños de la primera dama y sus amigos), que no ayudó para nada.
Giani, a diferencia de muchos otros intelectuales peronistas, cree que el acuerdo con FMI fue bueno para contrarrestar la situación catastrófica heredada. Y parafrasea a los “positivistas lógicos”, que decían que había tres tipos de proposiciones: las verdaderas, las falsas y las que carecen de sentido. “Las que carecen de sentido son las que no se pueden comprobar si son verdaderas o falsas porque no hay evidencia empírica ni histórica. Entonces, la afirmación 'podríamos haber llegado a un mejor acuerdo con el FMI' es una afirmación que carece de sentido, porque no hay ninguna demostración ni histórica, ni política que demuestre que otro acuerdo mejor era posible”.

Enemigos y cohesión

Las críticas hacia adentro vienen en la sexta y séptima tesis. Sobre que a este este gobierno “le faltan enemigos”, el filósofo rosarino describe los históricos antagonismos del peronismo. Es evidente la falta de “enemigos” en la discursividad del Presidente. “Perón era la combinación de antagonismo y comunidad, el peronismo es antagonismo y al FdT le falta antagonismo, le faltan adversarios, por ejemplo en el tema de los formadores de precios”.
Por otro lado, se preocupa por la aparición de expresiones contra los “traidores”. “Cuando aparece la palabra traidor, no hay retorno. Perón decía: ‘Ni apresurados, ni retardatarios’. Si hubiéramos escuchado esa frase nos hubiésemos ahorrado muchos problemas en la Argentina, no cometamos el mismo error, sepamos regular esa tensión, ni apresurados, ni retardatarios”.
La octava tesis da cuenta de la falta de unidad pero, además, de la enorme falta de cohesión. El FdT no está roto, cree Giani, pero le falta cohesión, el “espalda con espalda”, el cubrir al compañero cuando se equivoca o corregirlo puertas adentro. Ninguna fuerza política puede triunfar en una elección si no tiene cohesión.
Con cohesión se llega a la novena tesis: por supuesto que hay 2023. “Qué clase de peronista es el que manejando el Estado y faltando un año y medio, duda que hay un 2023 posible. La genética del peronismo es la voluntad de poder, vocación de mayoría (a veces con lo que hay)”, sentencia.
La tesis final exige un giro en la política económica del Gobierno. Aunque las estadísticas muestren mejoras notables, si el Gobierno sigue haciendo lo mismo, va a perder las elecciones y, entonces, -dice Giani- vendrá una etapa de macrismo cosmético con Horacio Rodríguez Larreta a la cabeza.
La solución peronista es no perder de vista a la gente de a pie, y para ello es necesario tener una política de ingresos mucho más agresiva que ponga a los sectores populares y del trabajo en el lugar que merecen.
No parece tan difícil de entender. Pero no será fácil de implementar sin cohesión.#


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