Cannabis en Trelew: entre los grises de la legalidad, el estigma social y el tabú

Los dueños de un GrowShop y fundadores de la Asociación de Cannabicultores “CEPa” analizan la situación del comercio de productos cannábicos, que crece en un terreno de grises donde aún se discute su marco legal y se planta cara al tabú mientras sus consumidores sufren la estigmatización.

07 OCT 2022 - 20:16 | Actualizado 07 OCT 2022 - 20:30

Por Martín Tacón / Redacción Jornada

Cada vez son más los GrowShop que venden sus productos cannábicos abiertamente al público. Es común verlos en Trelew, Puerto Madryn, Comodoro Rivadavia y localidades de la Cordillera. Nicolás Evrard Chiaro y Alan Gwyn Denholm, socios propietarios de un Growshop de Trelew, cumplirán en diciembre 4 años al frente de la Asociación Civil “Cannabicultores del Este Patagónico” (CEPa).

Usan el cannabis de manera recreativa y por cuestiones medicinales. Nicolás para tratar la ansiedad y los desórdenes gastrointestinales. Alan para las cefaleas y dolor crónico en la zona lumbar. “El uso del cannabis es global, nos parece un atraso entrar en la discusión de distinciones”, dicen.

Allá por 2018, cuando comenzaron, eran frecuentes los “allanamientos arbitrarios y atropellos”, dicen. No existía ley de regulación y no estaba estipulado el programa de cultivo y consumo de cannabis. “Queríamos saber dónde estábamos parados con la ley y tejer una red de abogados y médicos para asegurarnos entre nosotros, saber qué hacer y conocer los protocolos ante una detención o allanamiento”, dicen.

Tras fundar CEPa hicieron talleres de cultivo, capacitaciones con especialistas, organizaron marchas y participaron en eventos. “Empezó para protegernos y hoy lo hacemos para congregarnos”, apuntan.
Sin embargo “sigue habiendo miedos por la detención ilegal y que nos tilden de narcotraficantes”. Hoy por hoy, ya especializados en la materia, atienden su propio local y brindan asesoría de cultivo e inscripción al Reprocann.

Ley y Reprocann

La ley 27.350 que establece el marco regulatorio del cannabis con fines medicinales y terapéuticos se aprobó en 2021 y tiene más de un año en funcionamiento con el Reprocann (Registro del Programa Cannabis), que permite cultivar nueve plantas y transportar hasta 40 gramos de flores o 6 unidades de goteros de 30ml. El permiso lo expende el Ministerio de Salud de Nación mediante un registro gratuito online con la app Mi Argentina y es posible aplicar a uno de cuatro perfiles: cultivador solidario (sin transporte), paciente que autocultiva, médicos y ONG/Asociaciones.

Su asesoría en Reprocann consiste en un ABC básico de inscripción y facilitan el contacto con médicos especialistas. Confiesan que “es un avance el poder cultivar nueve plantas hembra, pero aún no termina de cubrir toda la necesidad que hay”.

Atienden hasta 3 personas por semana por temas de Reprocann. Sus clientes van desde los 18 años hasta los 70. “Hay gente grande que cultiva hace años y señoras del barrio se acercan preguntando por aceites y asesoramiento médico”.

A pesar de la legalidad, aún muchas personas tienen problemas con la policía al momento de transportar cannabis. “Hay muchos integrantes de las fuerzas policiales que no conocen el Reprocann. Falta información y capacitación”, sostienen.

Ante un altercado con la Policía, recomiendan ceder y no luchar. “Cuando no saben tienden a secuestrar la materia vegetal y detenerte. Nuestra recomendación es dejar que eso pase, no vas a ir en cana, y si tenés Reprocann vas a Fiscalía y recuperás todo”.

La figura de “GrowShop” no existe como habilitación comercial. Su GrowShop está dentro de “tabaquería y viveros”, porque venden fertilizantes e insumos para consumo de tabaco. Trevelin fue la primera localidad del país que logró habilitar una ordenanza municipal bajo el nombre de GrowShop. “Está todo dentro de los grises. El Reprocann es un parche dentro de una necesidad que tenía la sociedad. Falta regular lo comercial, la industrialización y qué se pueda vender”, dicen.


Tabú y estigmatización

Tanto por la discriminación como por la vergüenza que supone atravesar un proceso penal, el estigma social sigue dañando la integridad de las personas que consumen productos cannábicos.

“Hay ideas viejas que venimos arrastrando de nuestros abuelos por el prohibicionismo que pone a la marihuana como una droga nociva –dicen–. Ahora estamos sacándonos ese peso social. Los que fuman o cultivan son personas normales, puede ser desde un presidente hasta un verdulero, no hay distinción”.

“Una hoja de marihuana todavía resulta ofensivo para mucha gente. El prohibicionismo del cannabis fue algo racial, cultural y económico, nada tenía que ver con la salud ni con la seguridad pública. Hay casos donde uno se siente desvalorizado”.

¿Cómo luchar contra este flagelo? “El tabú se combate exponiéndose –dicen–. Nos dimos cuenta que cuando empezamos teníamos que ser punta de lanza, había tanta demanda y consumo que era necesario mostrar esa cantidad de gente”.

Son muchas las enfermedades o padecimientos que pueden tratarse con cannabis medicinal: Alzheimer, cáncer, epilepsia, glaucoma, esclerosis múltiple, dolores crónicos, entre otros. También ayuda a combatir la ansiedad, el insomnio y los problemas gastrointestinales.

Existen diferentes formas de administración: vaporizado, inhalado, oral, aceites y aplicaciones tópicas. Dependen de cada persona. “La vaporización es sin combustión y una forma más sana que fumar un cigarrillo de marihuana, necesario para personas que necesitan un efecto inmediato. Una persona con Parkinson no puede esperar dos horas a que le haga efecto un aceite, necesita vaporizar en el momento”. Y distinguen: “No es que el aceite es medicina y el porro es droga, es la misma sustancia”.

El reconocimiento les permite hoy atender las dudas de sus clientes y ser el nexo con la legalidad. “Nos transformamos en un punto de encuentro necesario donde la gente puede venir sin miedo a ser juzgados”.

07 OCT 2022 - 20:16

Por Martín Tacón / Redacción Jornada

Cada vez son más los GrowShop que venden sus productos cannábicos abiertamente al público. Es común verlos en Trelew, Puerto Madryn, Comodoro Rivadavia y localidades de la Cordillera. Nicolás Evrard Chiaro y Alan Gwyn Denholm, socios propietarios de un Growshop de Trelew, cumplirán en diciembre 4 años al frente de la Asociación Civil “Cannabicultores del Este Patagónico” (CEPa).

Usan el cannabis de manera recreativa y por cuestiones medicinales. Nicolás para tratar la ansiedad y los desórdenes gastrointestinales. Alan para las cefaleas y dolor crónico en la zona lumbar. “El uso del cannabis es global, nos parece un atraso entrar en la discusión de distinciones”, dicen.

Allá por 2018, cuando comenzaron, eran frecuentes los “allanamientos arbitrarios y atropellos”, dicen. No existía ley de regulación y no estaba estipulado el programa de cultivo y consumo de cannabis. “Queríamos saber dónde estábamos parados con la ley y tejer una red de abogados y médicos para asegurarnos entre nosotros, saber qué hacer y conocer los protocolos ante una detención o allanamiento”, dicen.

Tras fundar CEPa hicieron talleres de cultivo, capacitaciones con especialistas, organizaron marchas y participaron en eventos. “Empezó para protegernos y hoy lo hacemos para congregarnos”, apuntan.
Sin embargo “sigue habiendo miedos por la detención ilegal y que nos tilden de narcotraficantes”. Hoy por hoy, ya especializados en la materia, atienden su propio local y brindan asesoría de cultivo e inscripción al Reprocann.

Ley y Reprocann

La ley 27.350 que establece el marco regulatorio del cannabis con fines medicinales y terapéuticos se aprobó en 2021 y tiene más de un año en funcionamiento con el Reprocann (Registro del Programa Cannabis), que permite cultivar nueve plantas y transportar hasta 40 gramos de flores o 6 unidades de goteros de 30ml. El permiso lo expende el Ministerio de Salud de Nación mediante un registro gratuito online con la app Mi Argentina y es posible aplicar a uno de cuatro perfiles: cultivador solidario (sin transporte), paciente que autocultiva, médicos y ONG/Asociaciones.

Su asesoría en Reprocann consiste en un ABC básico de inscripción y facilitan el contacto con médicos especialistas. Confiesan que “es un avance el poder cultivar nueve plantas hembra, pero aún no termina de cubrir toda la necesidad que hay”.

Atienden hasta 3 personas por semana por temas de Reprocann. Sus clientes van desde los 18 años hasta los 70. “Hay gente grande que cultiva hace años y señoras del barrio se acercan preguntando por aceites y asesoramiento médico”.

A pesar de la legalidad, aún muchas personas tienen problemas con la policía al momento de transportar cannabis. “Hay muchos integrantes de las fuerzas policiales que no conocen el Reprocann. Falta información y capacitación”, sostienen.

Ante un altercado con la Policía, recomiendan ceder y no luchar. “Cuando no saben tienden a secuestrar la materia vegetal y detenerte. Nuestra recomendación es dejar que eso pase, no vas a ir en cana, y si tenés Reprocann vas a Fiscalía y recuperás todo”.

La figura de “GrowShop” no existe como habilitación comercial. Su GrowShop está dentro de “tabaquería y viveros”, porque venden fertilizantes e insumos para consumo de tabaco. Trevelin fue la primera localidad del país que logró habilitar una ordenanza municipal bajo el nombre de GrowShop. “Está todo dentro de los grises. El Reprocann es un parche dentro de una necesidad que tenía la sociedad. Falta regular lo comercial, la industrialización y qué se pueda vender”, dicen.


Tabú y estigmatización

Tanto por la discriminación como por la vergüenza que supone atravesar un proceso penal, el estigma social sigue dañando la integridad de las personas que consumen productos cannábicos.

“Hay ideas viejas que venimos arrastrando de nuestros abuelos por el prohibicionismo que pone a la marihuana como una droga nociva –dicen–. Ahora estamos sacándonos ese peso social. Los que fuman o cultivan son personas normales, puede ser desde un presidente hasta un verdulero, no hay distinción”.

“Una hoja de marihuana todavía resulta ofensivo para mucha gente. El prohibicionismo del cannabis fue algo racial, cultural y económico, nada tenía que ver con la salud ni con la seguridad pública. Hay casos donde uno se siente desvalorizado”.

¿Cómo luchar contra este flagelo? “El tabú se combate exponiéndose –dicen–. Nos dimos cuenta que cuando empezamos teníamos que ser punta de lanza, había tanta demanda y consumo que era necesario mostrar esa cantidad de gente”.

Son muchas las enfermedades o padecimientos que pueden tratarse con cannabis medicinal: Alzheimer, cáncer, epilepsia, glaucoma, esclerosis múltiple, dolores crónicos, entre otros. También ayuda a combatir la ansiedad, el insomnio y los problemas gastrointestinales.

Existen diferentes formas de administración: vaporizado, inhalado, oral, aceites y aplicaciones tópicas. Dependen de cada persona. “La vaporización es sin combustión y una forma más sana que fumar un cigarrillo de marihuana, necesario para personas que necesitan un efecto inmediato. Una persona con Parkinson no puede esperar dos horas a que le haga efecto un aceite, necesita vaporizar en el momento”. Y distinguen: “No es que el aceite es medicina y el porro es droga, es la misma sustancia”.

El reconocimiento les permite hoy atender las dudas de sus clientes y ser el nexo con la legalidad. “Nos transformamos en un punto de encuentro necesario donde la gente puede venir sin miedo a ser juzgados”.


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