Editorial / Un mes y medio para la definición

Leé La Columna del Domingo, el tradicional editorial de la edición impresa de Jornada.

Arcioni, el martes pasado, durante el acto de PAE en Comodoro. Sentado, con el celular, el senador Torres
29 OCT 2022 - 20:45 | Actualizado 29 OCT 2022 - 20:52

Los próximos 46 días van a ser una montaña rusa. Es el tiempo que falta para la última sesión de la Legislatura provincial, durante los cuales los líderes de la política en Chubut van a tener que tomar decisiones importantes que deberán ser refrendadas por los diputados.

Por si fuera poco, en el medio habrá un Mundial de Fútbol donde buena parte de la sociedad estará extasiada con las gambetas de “Lío”. En ese contexto, la política chubutense deberá abstraerse para definir temas centrales porque el “Mundial” de ellos se juega el año próximo.

Sin estridencias públicas, cada vez hay más consensos para cambiar el sistema electoral con el que se votará en 2023. Y esas coincidencias unen al peronismo en todas sus formas hasta sectores del radicalismo. Lo único que resta definir es si sólo se eliminarán las PASO o se dará un paso más osado hacia un sistema de lemas, que algunos consideran imprescindible para que el año próximo deba haber muchas coincidencias antes de ir a votar y no haya posibilidad para una “falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener”, según la primera acepción de la Real Academia Española para la palabra traición.

Más allá de lo que finalmente termine ocurriendo en estas próximas cinco semanas, hay datos no tan conocidos que alimentan las teorías de que un cambio electoral es necesario. El sistema de bipartidismo (peronismo-radicalismo) se ha roto hace tiempo y de a poco han empezado a germinar propuestas para todos los gustos, muchas de ellas con sentido municipal.

Hoy en Chubut hay 35 partidos municipales ya habilitados para participar de elecciones y otros 15 en trámite. A estos hay que sumarles los 8 partidos provinciales registrados que siempre terminan jugando, por sí solos o en frentes, como en las últimas elecciones. Con el sistema actual, toda esa fuerza municipalista terminará diluyéndose en buenas intenciones y sin representatividad real. No son pocos los que piensan que para cambiar en serio hay que romper esquemas sin miedos.

El renacido

“Estamos de pie, siempre erguidos y hacia adelante”, fue una de las frases más aplaudidas del discurso central ante más de 1.800 mujeres. El que la pronunció no es otro que el gobernador Mariano Arcioni, durante un acto el domingo pasado en Parque Saavedra, en Comodoro Rivadavia. Hace rato que Arcioni remontó la cuesta en buena parte de la sociedad, le pese a quien le pese.

Nadie imaginaba que a un año de despedirse de la gobernación iba a tener un papel tan preponderante a la hora de definir el futuro político de Chubut y salir a caminar el interior con buena repercusión como hacía tiempo no podía hacer.

Arcioni no cobró relevancia sólo porque tiene “la lapicera”, sino porque hoy el armado peronista y panperonista lo necesita para redondear un esquema electoral que les permita tener chances de retener la provincia en 2023. Y si Sergio Massa juega un papel importante en el armado nacional, las acciones del gobernador de Chubut subirán. Encima, tiene buena relación con sectores de la oposición, lo que le permite configurarse como un adversario para el PRO y otros sectores que cuando lo critican, lo suben al ring.

Ruidos ministeriales

El reposicionamiento de Arcioni en el escenario político está teniendo un Talón de Aquiles, o varios: algunos funcionarios del Gabinete no funcionan o, peor aún, funcionan mal. Las discordias de los ministros, secretarios y subsecretarios que trabajan, ponen la cara y construyen en un territorio que hasta hace poco les resultaba hostil, con los que detentan el poder y lo ejecutan en beneficio propio -o sea, en contra de todo el resto de los chubutenses-, se multiplican.

En este sentido, el principal apuntado es Cristian Ayala, el ministro de Gobierno, que tiene cuestionamientos desde varios sectores. Los temas de disputas no son personales pero lo terminarán siendo si Ayala sigue jugando su partido.

Por ejemplo, a Ayala le endilgan ser el ideólogo, como ya lo hizo otras veces durante su gestión, de los descuentos de días a los trabajadores que hacen paro o, como ocurre ahora en Educación, participan de asambleas en horario de clase. No son pocos lo que le han recordado al ministro de Gobierno que “un peronista no persigue trabajadores”. La semana pasada también sorprendió que Ayala se mostrara firmando un acuerdo con los trabajadores y trabajadoras del Instituto de Asistencia Social (IAS), salteando a varios funcionarios que venían participando de la negociación.

Dinamitar permanentemente la relación con los gremios estatales es otro de los puntos que separan a Ayala de sus compañeros de Gabinete. La semana pasada subió la espuma con Guillermo Quiroga, el secretario general de ATE, que acusó a Ayala en público y en privado de estar boicoteando la relación con el principal gremio de trabajadores estatales porque el ministro es muy cercano a otro sector de ATE que se quedó sin poder hace un tiempo e intentará desbancar a Quiroga a como dé lugar.

Si la escalada con los gremios aumenta, el único perjudicado será el gobernador, que había logrado reconstruir en parte esa relación. Ordenar las discordias del Gabinete será ineludible para Arcioni si quiere llegar a 2023 como una pieza central del armado electoral.#

Enterate de las noticias de POLITICA a través de nuestro newsletter

Anotate para recibir las noticias más importantes de esta sección.

Te podés dar de baja en cualquier momento con un solo clic.
Arcioni, el martes pasado, durante el acto de PAE en Comodoro. Sentado, con el celular, el senador Torres
29 OCT 2022 - 20:45

Los próximos 46 días van a ser una montaña rusa. Es el tiempo que falta para la última sesión de la Legislatura provincial, durante los cuales los líderes de la política en Chubut van a tener que tomar decisiones importantes que deberán ser refrendadas por los diputados.

Por si fuera poco, en el medio habrá un Mundial de Fútbol donde buena parte de la sociedad estará extasiada con las gambetas de “Lío”. En ese contexto, la política chubutense deberá abstraerse para definir temas centrales porque el “Mundial” de ellos se juega el año próximo.

Sin estridencias públicas, cada vez hay más consensos para cambiar el sistema electoral con el que se votará en 2023. Y esas coincidencias unen al peronismo en todas sus formas hasta sectores del radicalismo. Lo único que resta definir es si sólo se eliminarán las PASO o se dará un paso más osado hacia un sistema de lemas, que algunos consideran imprescindible para que el año próximo deba haber muchas coincidencias antes de ir a votar y no haya posibilidad para una “falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener”, según la primera acepción de la Real Academia Española para la palabra traición.

Más allá de lo que finalmente termine ocurriendo en estas próximas cinco semanas, hay datos no tan conocidos que alimentan las teorías de que un cambio electoral es necesario. El sistema de bipartidismo (peronismo-radicalismo) se ha roto hace tiempo y de a poco han empezado a germinar propuestas para todos los gustos, muchas de ellas con sentido municipal.

Hoy en Chubut hay 35 partidos municipales ya habilitados para participar de elecciones y otros 15 en trámite. A estos hay que sumarles los 8 partidos provinciales registrados que siempre terminan jugando, por sí solos o en frentes, como en las últimas elecciones. Con el sistema actual, toda esa fuerza municipalista terminará diluyéndose en buenas intenciones y sin representatividad real. No son pocos los que piensan que para cambiar en serio hay que romper esquemas sin miedos.

El renacido

“Estamos de pie, siempre erguidos y hacia adelante”, fue una de las frases más aplaudidas del discurso central ante más de 1.800 mujeres. El que la pronunció no es otro que el gobernador Mariano Arcioni, durante un acto el domingo pasado en Parque Saavedra, en Comodoro Rivadavia. Hace rato que Arcioni remontó la cuesta en buena parte de la sociedad, le pese a quien le pese.

Nadie imaginaba que a un año de despedirse de la gobernación iba a tener un papel tan preponderante a la hora de definir el futuro político de Chubut y salir a caminar el interior con buena repercusión como hacía tiempo no podía hacer.

Arcioni no cobró relevancia sólo porque tiene “la lapicera”, sino porque hoy el armado peronista y panperonista lo necesita para redondear un esquema electoral que les permita tener chances de retener la provincia en 2023. Y si Sergio Massa juega un papel importante en el armado nacional, las acciones del gobernador de Chubut subirán. Encima, tiene buena relación con sectores de la oposición, lo que le permite configurarse como un adversario para el PRO y otros sectores que cuando lo critican, lo suben al ring.

Ruidos ministeriales

El reposicionamiento de Arcioni en el escenario político está teniendo un Talón de Aquiles, o varios: algunos funcionarios del Gabinete no funcionan o, peor aún, funcionan mal. Las discordias de los ministros, secretarios y subsecretarios que trabajan, ponen la cara y construyen en un territorio que hasta hace poco les resultaba hostil, con los que detentan el poder y lo ejecutan en beneficio propio -o sea, en contra de todo el resto de los chubutenses-, se multiplican.

En este sentido, el principal apuntado es Cristian Ayala, el ministro de Gobierno, que tiene cuestionamientos desde varios sectores. Los temas de disputas no son personales pero lo terminarán siendo si Ayala sigue jugando su partido.

Por ejemplo, a Ayala le endilgan ser el ideólogo, como ya lo hizo otras veces durante su gestión, de los descuentos de días a los trabajadores que hacen paro o, como ocurre ahora en Educación, participan de asambleas en horario de clase. No son pocos lo que le han recordado al ministro de Gobierno que “un peronista no persigue trabajadores”. La semana pasada también sorprendió que Ayala se mostrara firmando un acuerdo con los trabajadores y trabajadoras del Instituto de Asistencia Social (IAS), salteando a varios funcionarios que venían participando de la negociación.

Dinamitar permanentemente la relación con los gremios estatales es otro de los puntos que separan a Ayala de sus compañeros de Gabinete. La semana pasada subió la espuma con Guillermo Quiroga, el secretario general de ATE, que acusó a Ayala en público y en privado de estar boicoteando la relación con el principal gremio de trabajadores estatales porque el ministro es muy cercano a otro sector de ATE que se quedó sin poder hace un tiempo e intentará desbancar a Quiroga a como dé lugar.

Si la escalada con los gremios aumenta, el único perjudicado será el gobernador, que había logrado reconstruir en parte esa relación. Ordenar las discordias del Gabinete será ineludible para Arcioni si quiere llegar a 2023 como una pieza central del armado electoral.#


NOTICIAS RELACIONADAS