Madryn: condenaron al homicida de un trelewense que viajó a conocer a una joven que lo citó por Facebook

La víctima era Leandro Herrera, tenía 32 años y fue a la ciudad portuaria a una presunta cita. Pero la ex pareja de la mujer que debía ver le pegó un tiro en la sien antes de bajar del auto. El asesino se llama Walter Ceballos. El viernes 22 se realizará la audiencia para pedir las penas: de 8 a 25 años.

15 FEB 2013 - 10:07 | Actualizado

Los jueces Marcelo Nieto Di Base, Mariano Nicosia y Mariel Suárez determinaron la autoría de Walter Ceballos en el crimen de Leandro Herrera, asesinado el año pasado de un disparo en Puerto Madryn.

Herrera, de 32 años, fue asesinado el 5 de junio de 2011 de un disparo en la sien. El joven, oriundo de Trelew, fue hallado sin vida dentro de su automóvil sobre la calle Estivariz al 1700 y esa noche se iba a encontrar con una mujer.

Pocos días después, Ceballos fue detenido como principal sospechoso del crimen y también la joven con la que se iba a encontrar Herrera, una menor de edad que era pareja de Ceballos, a quien se la investigó como partícipe del homicidio pero finalmente fue absuelta.

Durante el juicio, la fiscal Marcela Pérez acusó por “homicidio agravado por alevosía”, previsto con prisión perpetua, y el defensor particular Carlos Del Mármol solicitó la absolución de su patrocinado.

Finalmente, los jueces determinaron la condena de Ceballos por el delito de “homicidio simple” y el viernes 22 se debatirá en la “audiencia de cesura” la pena que deberá cumplir, que será de entre 8 y 25 años de prisión.

La mañana del domingo 5 de junio de 2011, la Policía fue alertada por los vecinos porque había un automóvil estacionado con la puerta abierta y un cadáver adentro. La víctima tenía su billetera, con unos 800 pesos, por lo cual la hipótesis del robo se descartó. Pero faltaba su teléfono celular.

Con el correr de las horas, el entorno de la víctima comenzó a ser interrogado para reconstruir las últimas horas del fallecido. Sus amigos dijeron que había viajado a Madryn a encontrarse con una mujer, y el crimen pasional fue una de las primeras líneas que empezaron a indagar los investigadores.

En base a testimonios, se supo que la noche del crimen, Herrera había salido de su casa en la zona céntrica de Trelew hacia Puerto Madryn para encontrarse con una mujer a la que había conocido por Facebook.

En la madrugada, estacionó finalmente su vehículo sobre la calle Estivariz al 1700 y en ese momento, el asesino abrió la puerta del acompañante y le disparó con un calibre 38 en la cabeza. Falleció al instante.

La autopsia determinó que “la muerte se produjo por la lesión encefálica originada por herida de arma de fuego de proyectil único, con orificio de entrada en zona malar derecha (cabeza), trayectoria ascendente de adelante hacia atrás y de derecha a izquierda, causándole el deceso en forma instantánea”.

En cuanto a la distancia de la boca de fuego, los forenses indican que “debe estimarse entre 15 a 25 cm” y “las livideces indica que este individuo no fue movilizado en el lugar de hallazgo…”, precisaron los profesionales del Cuerpo Médico Forense en su informe.

Una de las primeras líneas de investigación fue rastrear las líneas telefónicas, ya que a Herrera le habían sacado el celular. Si bien no se lo pudo hallar, se solicitó el listado de llamadas y mensajes realizados momentos antes a su muerte y se descubrió que un número de teléfono se reiteraba.

Se pidieron allanamientos y la policía secuestró en el domicilio del sospechoso un teléfono celular, con el cual se realizaron las comunicaciones con la victima antes de su homicidio desde ese celular, pero con otro chip.

También se secuestraron y analizaron más elementos, que sirvieron como pruebas durante el juicio. Del interior del vehículo del sospechoso se secuestró un par de guantes de lana, color negro. Las pericias determinaron la existencia en su interior de ADN del imputado –lo que determina su propiedad, o al menos, su uso- y, principalmente, la existencia de pólvora en los mismos y en uno de ellos, una mancha de sangre humana, la cual de acuerdo al examen realizado por el Dr. Néstor Basso (perito del Centro Patagónico) existe ADN de una persona no identificable por ser insuficiente el material genético para poder cotejarlo.

Pero además hubo un elemento fundamental. Se determinó la existencia de rastros de pólvora en la manga derecha de la campera de Ceballos, secuestrada el mismo día del hecho y compatible con los rastros de pólvora hallados sobre su guante.

Según se determinó durante el juicio, el asesino obtuvo información por diversos medios, entre ellas la red social Facebook, de las actividades que realizaba su ex pareja y de las personas que mantenían algún tipo de cercanía con la misma, entre ellas, Herrera.

De esta forma, contactaron a Herrera, inicialmente por Facebook y luego por mensajes de texto, generando una cita en Puerto Madryn la madrugada del domingo 5 de junio, noche en la cual cometió el homicidio.

(Fuente: Oficina de Prensa – Fiscalía de Puerto Madryn)

15 FEB 2013 - 10:07

Los jueces Marcelo Nieto Di Base, Mariano Nicosia y Mariel Suárez determinaron la autoría de Walter Ceballos en el crimen de Leandro Herrera, asesinado el año pasado de un disparo en Puerto Madryn.

Herrera, de 32 años, fue asesinado el 5 de junio de 2011 de un disparo en la sien. El joven, oriundo de Trelew, fue hallado sin vida dentro de su automóvil sobre la calle Estivariz al 1700 y esa noche se iba a encontrar con una mujer.

Pocos días después, Ceballos fue detenido como principal sospechoso del crimen y también la joven con la que se iba a encontrar Herrera, una menor de edad que era pareja de Ceballos, a quien se la investigó como partícipe del homicidio pero finalmente fue absuelta.

Durante el juicio, la fiscal Marcela Pérez acusó por “homicidio agravado por alevosía”, previsto con prisión perpetua, y el defensor particular Carlos Del Mármol solicitó la absolución de su patrocinado.

Finalmente, los jueces determinaron la condena de Ceballos por el delito de “homicidio simple” y el viernes 22 se debatirá en la “audiencia de cesura” la pena que deberá cumplir, que será de entre 8 y 25 años de prisión.

La mañana del domingo 5 de junio de 2011, la Policía fue alertada por los vecinos porque había un automóvil estacionado con la puerta abierta y un cadáver adentro. La víctima tenía su billetera, con unos 800 pesos, por lo cual la hipótesis del robo se descartó. Pero faltaba su teléfono celular.

Con el correr de las horas, el entorno de la víctima comenzó a ser interrogado para reconstruir las últimas horas del fallecido. Sus amigos dijeron que había viajado a Madryn a encontrarse con una mujer, y el crimen pasional fue una de las primeras líneas que empezaron a indagar los investigadores.

En base a testimonios, se supo que la noche del crimen, Herrera había salido de su casa en la zona céntrica de Trelew hacia Puerto Madryn para encontrarse con una mujer a la que había conocido por Facebook.

En la madrugada, estacionó finalmente su vehículo sobre la calle Estivariz al 1700 y en ese momento, el asesino abrió la puerta del acompañante y le disparó con un calibre 38 en la cabeza. Falleció al instante.

La autopsia determinó que “la muerte se produjo por la lesión encefálica originada por herida de arma de fuego de proyectil único, con orificio de entrada en zona malar derecha (cabeza), trayectoria ascendente de adelante hacia atrás y de derecha a izquierda, causándole el deceso en forma instantánea”.

En cuanto a la distancia de la boca de fuego, los forenses indican que “debe estimarse entre 15 a 25 cm” y “las livideces indica que este individuo no fue movilizado en el lugar de hallazgo…”, precisaron los profesionales del Cuerpo Médico Forense en su informe.

Una de las primeras líneas de investigación fue rastrear las líneas telefónicas, ya que a Herrera le habían sacado el celular. Si bien no se lo pudo hallar, se solicitó el listado de llamadas y mensajes realizados momentos antes a su muerte y se descubrió que un número de teléfono se reiteraba.

Se pidieron allanamientos y la policía secuestró en el domicilio del sospechoso un teléfono celular, con el cual se realizaron las comunicaciones con la victima antes de su homicidio desde ese celular, pero con otro chip.

También se secuestraron y analizaron más elementos, que sirvieron como pruebas durante el juicio. Del interior del vehículo del sospechoso se secuestró un par de guantes de lana, color negro. Las pericias determinaron la existencia en su interior de ADN del imputado –lo que determina su propiedad, o al menos, su uso- y, principalmente, la existencia de pólvora en los mismos y en uno de ellos, una mancha de sangre humana, la cual de acuerdo al examen realizado por el Dr. Néstor Basso (perito del Centro Patagónico) existe ADN de una persona no identificable por ser insuficiente el material genético para poder cotejarlo.

Pero además hubo un elemento fundamental. Se determinó la existencia de rastros de pólvora en la manga derecha de la campera de Ceballos, secuestrada el mismo día del hecho y compatible con los rastros de pólvora hallados sobre su guante.

Según se determinó durante el juicio, el asesino obtuvo información por diversos medios, entre ellas la red social Facebook, de las actividades que realizaba su ex pareja y de las personas que mantenían algún tipo de cercanía con la misma, entre ellas, Herrera.

De esta forma, contactaron a Herrera, inicialmente por Facebook y luego por mensajes de texto, generando una cita en Puerto Madryn la madrugada del domingo 5 de junio, noche en la cual cometió el homicidio.

(Fuente: Oficina de Prensa – Fiscalía de Puerto Madryn)


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