Rawson: habla la mujer que demandó a su exmarido

“Ser padre no es una obligación, es un sentimiento”, dijo la demandante.

07 ABR 2014 - 21:57 | Actualizado

Hoy puedo decir que se hizo Justicia”. Así sintetizó Gabriela Jones el reclamo de más de 18 años. Hoy tiene al menos una respuesta. Su exmarido deberá afrontar con multa y tareas comunitarias la espalda que le dio a sus hijos desde que nacieron. “Ser padre no es una obligación, es un sentimiento. Mi hijo mayor que fue trasplantado, lo necesitó mucho. Y no solo en lo económico”.

Gabriela es una joven mujer. Tiene 41 años pero una vida llena de experiencia. La lucha diaria por salir adelante con sus dos hijos hoy la recompensa. La Justicia le dio un guiño. Y su hijo mayor, exitosamente trasplantado de riñón gracias a la donación de su profesor de percusión (un caso resonante a nivel nacional) está muy bien y tiene una vida normal.

En una entrevista con Jornada habló de cada detalle que marcó su historia. “El fallo judicial me deja satisfecha. La lucha de tantos años tiene hoy al fin una sentencia. Sé que luché por los derechos de mis hijos. Porque sientan que alguien realmente se ocupó de ellos. Ser padre no es una obligación. Es un sentimiento. Todo el que conoce mi historia, sabe que el sentimiento es doble porque mi hijo necesitó de las dos partes”, aseveró.

Mide sus palabras, es precisa y muy clara en expresarse. “Lo que no se descubre en sentimiento, se descubre en Justicia. Hoy puedo decir que se hizo Justicia. Mi hijo tuvo un tratamiento de 14 años en Buenos Aires. Primero, en el Garrahan y después de el hospital Italiano, donde lamentablemente necesitó de su papá. No solo económicamente sino apoyo. No se logró”, advirtió.

Aclara Gabriela que el sentimiento respecto a la condena que se le impuso a su ex marido, no es de felicidad. “No estamos contentos por la condena a una persona pero de alguna manera se va a acordar que tiene un hijo.

Necesitaba un trasplante. Estaba en diálisis hace 6 años. Se realizó con éxito el trasplante. Su padrino, profesor de percusión, un amigo personal y de la familia, lo donó. Gracias a Dios está muy bien”, remarcó.

Aseguró que el joven, más allá de los años de esfuerzo, hoy puede hacer vida sana, estudiar, trabajar y hacer deportes, “levantarse cada día con una sonrisa y más ganas de vivir”, describió. Ella, tiene ahora su trabajo y obra social. “A partir de que empezó con diálisis le correspondió cobertura mayor, pero anteriormente, vivía pagando todo lo que se le hacía. Recién hace 5 años tiene cobertura 100%”, detalló la mujer al describir lo difícil que fue superar la situación.

“Nunca jamás se acercó esta persona (por su ex) a preguntar si necesitaba una curita. Es el día de hoy que no sabe qué pasa con él. La madre se separa del padre de los chicos. Los padres, se separan de la madre y de los hijos. Ojo, hay casos que son excelentes padres”, aclaró.

Gabriela, se refirió en toda la entrevista denominando “esta persona” al padre de sus hijos. “Se separó de mí y de sus hijos. Más allá de mi hijo, también está mi hija menor. Cuando yo estuve en Buenos Aires tuvo que estar con mi mamá que hoy no la tengo; sola, esperando que su mamá y su hermano vuelvan. Necesitaba del apoyo de su papá”, remarcó con tristeza.

Perversidad

Habló de la actitud perversa que su exmarido tenía al momento de ser notificado por la Justicia que debía afrontar las cuotas alimentarias. “Siempre lo evadía. Es un juego de nunca acabar. Es muy perverso, le está negando la comida a tus hijos. En el caso de él como de muchos trabajadores de la Pesca pueden embarcarse y desembarcarse sin hacer muchos cambios”, explicó.

Dijo Gabriela que “cada vez que llegaba la citación del juez por cuota alimentaria, cambiaba de empresa. Cuando llegaba otro oficio, ya volvía a desembarcarse y cambiarse de nuevo. Más allá de un oficio de un juez que le dijera a la empresa que debía descontarle, no cumplía. Para los jueces, quien tiene la responsabilidad es el padre y no la empresa. Esta persona, está hace 18 años sin pasarle un peso ganando fortuna en tiempo de temporada”, indicó.

La mujer remarcó que “las empresas no ayudan a las madres que luchan por sus hijos. En mi caso era por enfermedad y la plata podría haberle sido descontada”, apuntó.

Víctima de violencia

Reveló más adelante Gabriela Jones que fue víctima de violencia física. “Esa situación la viví poco tiempo y me separé cuando mi hijo tenía un año y cinco meses. Descubrí que estaba embarazada de mi hija al poco tiempo de separarme”, apuntó.

Se mostró satisfecha por la actuación en este caso, del Ministerio Público Fiscal. “No pasó mucho tiempo desde que inicié el trámite y tuve una respuesta inmediata. Tengo que agradecer a la gente de Defensoría de Menores. A quienes me atienen cuando voy con problemas”, expresó.

Agradecida

“A veces los tiempos que maneja una madre para un plato de comida, una medicación o un alquiler no son los de la Justicia. Son 18 años peleando por esta causa”, dijo, a la vez que dijo: “me sirve este fallo para demostrarle a él que no está bien lo que hace. Y lo sabe. Para mí $ 500 es un vuelto. Yo no puedo explicar la plata que gasté…no la gasté. Es un sentimiento curar a mi hijos. Vestirlos. Es una obligación que tenemos todos los padres y un placer poder decir: voy a trabajar porque de esto depende la vestimenta, comida y salud de nuestros hijos. Agradezco con todo el corazón lo que la Justicia hizo por mí”, reflexionó.

Para finalizar, Gabriela advirtió que su pesadilla, gracias a Dios terminó. “Mis hijos están criados. Tienen estudios, están curados. Ya está. Hasta acá llegué. Hay muchas mujeres que están en la misma situación. Si de algo sirve que las pueda ayudar en trámites o acompañamiento lo voy a hacer”, concluyó.#

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07 ABR 2014 - 21:57

Hoy puedo decir que se hizo Justicia”. Así sintetizó Gabriela Jones el reclamo de más de 18 años. Hoy tiene al menos una respuesta. Su exmarido deberá afrontar con multa y tareas comunitarias la espalda que le dio a sus hijos desde que nacieron. “Ser padre no es una obligación, es un sentimiento. Mi hijo mayor que fue trasplantado, lo necesitó mucho. Y no solo en lo económico”.

Gabriela es una joven mujer. Tiene 41 años pero una vida llena de experiencia. La lucha diaria por salir adelante con sus dos hijos hoy la recompensa. La Justicia le dio un guiño. Y su hijo mayor, exitosamente trasplantado de riñón gracias a la donación de su profesor de percusión (un caso resonante a nivel nacional) está muy bien y tiene una vida normal.

En una entrevista con Jornada habló de cada detalle que marcó su historia. “El fallo judicial me deja satisfecha. La lucha de tantos años tiene hoy al fin una sentencia. Sé que luché por los derechos de mis hijos. Porque sientan que alguien realmente se ocupó de ellos. Ser padre no es una obligación. Es un sentimiento. Todo el que conoce mi historia, sabe que el sentimiento es doble porque mi hijo necesitó de las dos partes”, aseveró.

Mide sus palabras, es precisa y muy clara en expresarse. “Lo que no se descubre en sentimiento, se descubre en Justicia. Hoy puedo decir que se hizo Justicia. Mi hijo tuvo un tratamiento de 14 años en Buenos Aires. Primero, en el Garrahan y después de el hospital Italiano, donde lamentablemente necesitó de su papá. No solo económicamente sino apoyo. No se logró”, advirtió.

Aclara Gabriela que el sentimiento respecto a la condena que se le impuso a su ex marido, no es de felicidad. “No estamos contentos por la condena a una persona pero de alguna manera se va a acordar que tiene un hijo.

Necesitaba un trasplante. Estaba en diálisis hace 6 años. Se realizó con éxito el trasplante. Su padrino, profesor de percusión, un amigo personal y de la familia, lo donó. Gracias a Dios está muy bien”, remarcó.

Aseguró que el joven, más allá de los años de esfuerzo, hoy puede hacer vida sana, estudiar, trabajar y hacer deportes, “levantarse cada día con una sonrisa y más ganas de vivir”, describió. Ella, tiene ahora su trabajo y obra social. “A partir de que empezó con diálisis le correspondió cobertura mayor, pero anteriormente, vivía pagando todo lo que se le hacía. Recién hace 5 años tiene cobertura 100%”, detalló la mujer al describir lo difícil que fue superar la situación.

“Nunca jamás se acercó esta persona (por su ex) a preguntar si necesitaba una curita. Es el día de hoy que no sabe qué pasa con él. La madre se separa del padre de los chicos. Los padres, se separan de la madre y de los hijos. Ojo, hay casos que son excelentes padres”, aclaró.

Gabriela, se refirió en toda la entrevista denominando “esta persona” al padre de sus hijos. “Se separó de mí y de sus hijos. Más allá de mi hijo, también está mi hija menor. Cuando yo estuve en Buenos Aires tuvo que estar con mi mamá que hoy no la tengo; sola, esperando que su mamá y su hermano vuelvan. Necesitaba del apoyo de su papá”, remarcó con tristeza.

Perversidad

Habló de la actitud perversa que su exmarido tenía al momento de ser notificado por la Justicia que debía afrontar las cuotas alimentarias. “Siempre lo evadía. Es un juego de nunca acabar. Es muy perverso, le está negando la comida a tus hijos. En el caso de él como de muchos trabajadores de la Pesca pueden embarcarse y desembarcarse sin hacer muchos cambios”, explicó.

Dijo Gabriela que “cada vez que llegaba la citación del juez por cuota alimentaria, cambiaba de empresa. Cuando llegaba otro oficio, ya volvía a desembarcarse y cambiarse de nuevo. Más allá de un oficio de un juez que le dijera a la empresa que debía descontarle, no cumplía. Para los jueces, quien tiene la responsabilidad es el padre y no la empresa. Esta persona, está hace 18 años sin pasarle un peso ganando fortuna en tiempo de temporada”, indicó.

La mujer remarcó que “las empresas no ayudan a las madres que luchan por sus hijos. En mi caso era por enfermedad y la plata podría haberle sido descontada”, apuntó.

Víctima de violencia

Reveló más adelante Gabriela Jones que fue víctima de violencia física. “Esa situación la viví poco tiempo y me separé cuando mi hijo tenía un año y cinco meses. Descubrí que estaba embarazada de mi hija al poco tiempo de separarme”, apuntó.

Se mostró satisfecha por la actuación en este caso, del Ministerio Público Fiscal. “No pasó mucho tiempo desde que inicié el trámite y tuve una respuesta inmediata. Tengo que agradecer a la gente de Defensoría de Menores. A quienes me atienen cuando voy con problemas”, expresó.

Agradecida

“A veces los tiempos que maneja una madre para un plato de comida, una medicación o un alquiler no son los de la Justicia. Son 18 años peleando por esta causa”, dijo, a la vez que dijo: “me sirve este fallo para demostrarle a él que no está bien lo que hace. Y lo sabe. Para mí $ 500 es un vuelto. Yo no puedo explicar la plata que gasté…no la gasté. Es un sentimiento curar a mi hijos. Vestirlos. Es una obligación que tenemos todos los padres y un placer poder decir: voy a trabajar porque de esto depende la vestimenta, comida y salud de nuestros hijos. Agradezco con todo el corazón lo que la Justicia hizo por mí”, reflexionó.

Para finalizar, Gabriela advirtió que su pesadilla, gracias a Dios terminó. “Mis hijos están criados. Tienen estudios, están curados. Ya está. Hasta acá llegué. Hay muchas mujeres que están en la misma situación. Si de algo sirve que las pueda ayudar en trámites o acompañamiento lo voy a hacer”, concluyó.#


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