Comodoro: asesinatos y muertes en la misma familia

Hace una semana mataron a Miguel Gallardo. Es el tercero de 8 hermanos al que le quitan la vida en forma violenta. Antes mataron a una hermana de 17 años y a otro de 20.

10 MAY 2014 - 23:06 | Actualizado

Otra vez en Comodoro Rivadavia, una madre y un padre deben sobrellevar el tremendo dolor de perder, en pocos años a tres de sus hijos. Y los tres asesinados. Algo que parece ser una constante en la ciudad petrolera. Enfrentamientos personales. “vendettas”, droga, pelea entre bandas, dramas pasionales. Cualquier motivo es válido para destrozar a una familia que hoy, al igual que otras no tiene consuelo. Le tocó a los Gallardo: desde 2007 el matrimonio viene llorando la pérdida violenta de sus hijos. El último fue Miguel Gallardo de 23 años. Fue apuñalado en una casa donde en 40 días se cometieron dos asesinatos. Aunque parezca mentira, la muerte está a la vuelta de la esquina en una ciudad que parece brillar bajo las luces del petróleo.

Por el asesinato de Miguel está detenido y con cuatro meses de prisión preventiva Luis Bengolea. Ambos, Gallardo y Bengolea habían compartido varias horas bebiendo alcohol en una casa del barrio San Cayetano. Se cree que discutieron. El último de los nombrados se fue del lugar pero regresó a los 10 minutos. Traía un filoso cuchillo entre sus ropas. Sin que medie palabra alguna le asestó a Gallardo al menos tres puñaladas. Eran las 5 de la tarde del domingo 4 de mayo.

La agresión fue la continuidad de varias discusiones que los presentes (unas ocho personas) habían mantenido durante la noche del sábado y que se extendió hasta la tarde del domingo. Una gran mancha de sangre rodeaba el cuerpo de Gallardo cuando llegó la ambulancia. Lo llevaron de urgencia al hospital pero no resistió: murió poco después.

Miguel es el tercero de ocho hermanos que muere asesinado. No hay consuelo tanto para sus padres como para su familia que además y mientras hacía los trámites para retirar el cuerpo del hijo asesinado sufrió un atentado en su casa: fue apedreada por desconocidos. Por eso nadie puede asegurar que esta historia haya terminado.

La tragedia golpeó las puertas de la familia por primera vez el 16 de octubre de 2007. En la madrugada de ese día, Maira de 17 años recibió un tiro en la nuca. Le había disparado su pareja Julio González. Maira agonizó hasta las seis de la tarde. No resistió más y murió. González le había dicho a la policía que se había tratado de un suicidio. Pero la ubicación del disparo dio por tierra con su coartada. Ambos convivían en una humilde vivienda del barrio Máximo Abásolo, la que compartían con una hermana de la víctima. Fue la chica, de sólo 15 años la que encontró a su González con su hermana en brazos, gravemente herida y derramando sangre.

El muchacho era menor en el momento de cometer el crimen. Por eso y tras un juicio abreviado fue declarado culpable de homicidio doblemente agravado por el uso de arma de fuego y enviado al Centro de Orientación Socioeducativo (COSE) ubicado en Trelew. No se sabe qué camino siguió después ya que supuestamente salió del COSE en 2009. Es por eso que la familia está convencida que el asesinato de su hija quedó impune.

Pero el destino le tenía preparada otra amarga sorpresa a la familia. El 12 de mayo del año pasado y en el caso conocido como el “triple crimen del Abásolo” fue asesinado Gonzalo Gallardo, de 20 años. Y murió igual que su hermana: de un tiro en la nuca. El hecho ocurrió en el sector conocido como las 71 Viviendas y también murieron Víctor Núñez de 16 años y Damián Colil de 17. Todo ocurrió después de una pelea con dos hermanos, Matías y Oscar Chaura, de la cual participó un sujeto identificado con el nombre de José Navarro.

El hecho fue muy confuso. La pelea se desató por motivos que se desconocen frente a la casa de los Chaura donde hubo disparos a granel. No hubo demasiados testigos y algunos que vieron algo no quisieron declarar por temor a represalias. Por eso la justicia no puede determinar quién mató al joven Gallardo. Su muerte continúa impune.

De esta manera y en el término de siete años, tres de los ocho hermanos Gallardo fueron asesinados. Dramas pasionales, peleas productos del alcohol, viejos rencores llenaron de dolor a dos padres que hoy no saben que otra gran e irreparable pena le tiene preparada el destino.

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10 MAY 2014 - 23:06

Otra vez en Comodoro Rivadavia, una madre y un padre deben sobrellevar el tremendo dolor de perder, en pocos años a tres de sus hijos. Y los tres asesinados. Algo que parece ser una constante en la ciudad petrolera. Enfrentamientos personales. “vendettas”, droga, pelea entre bandas, dramas pasionales. Cualquier motivo es válido para destrozar a una familia que hoy, al igual que otras no tiene consuelo. Le tocó a los Gallardo: desde 2007 el matrimonio viene llorando la pérdida violenta de sus hijos. El último fue Miguel Gallardo de 23 años. Fue apuñalado en una casa donde en 40 días se cometieron dos asesinatos. Aunque parezca mentira, la muerte está a la vuelta de la esquina en una ciudad que parece brillar bajo las luces del petróleo.

Por el asesinato de Miguel está detenido y con cuatro meses de prisión preventiva Luis Bengolea. Ambos, Gallardo y Bengolea habían compartido varias horas bebiendo alcohol en una casa del barrio San Cayetano. Se cree que discutieron. El último de los nombrados se fue del lugar pero regresó a los 10 minutos. Traía un filoso cuchillo entre sus ropas. Sin que medie palabra alguna le asestó a Gallardo al menos tres puñaladas. Eran las 5 de la tarde del domingo 4 de mayo.

La agresión fue la continuidad de varias discusiones que los presentes (unas ocho personas) habían mantenido durante la noche del sábado y que se extendió hasta la tarde del domingo. Una gran mancha de sangre rodeaba el cuerpo de Gallardo cuando llegó la ambulancia. Lo llevaron de urgencia al hospital pero no resistió: murió poco después.

Miguel es el tercero de ocho hermanos que muere asesinado. No hay consuelo tanto para sus padres como para su familia que además y mientras hacía los trámites para retirar el cuerpo del hijo asesinado sufrió un atentado en su casa: fue apedreada por desconocidos. Por eso nadie puede asegurar que esta historia haya terminado.

La tragedia golpeó las puertas de la familia por primera vez el 16 de octubre de 2007. En la madrugada de ese día, Maira de 17 años recibió un tiro en la nuca. Le había disparado su pareja Julio González. Maira agonizó hasta las seis de la tarde. No resistió más y murió. González le había dicho a la policía que se había tratado de un suicidio. Pero la ubicación del disparo dio por tierra con su coartada. Ambos convivían en una humilde vivienda del barrio Máximo Abásolo, la que compartían con una hermana de la víctima. Fue la chica, de sólo 15 años la que encontró a su González con su hermana en brazos, gravemente herida y derramando sangre.

El muchacho era menor en el momento de cometer el crimen. Por eso y tras un juicio abreviado fue declarado culpable de homicidio doblemente agravado por el uso de arma de fuego y enviado al Centro de Orientación Socioeducativo (COSE) ubicado en Trelew. No se sabe qué camino siguió después ya que supuestamente salió del COSE en 2009. Es por eso que la familia está convencida que el asesinato de su hija quedó impune.

Pero el destino le tenía preparada otra amarga sorpresa a la familia. El 12 de mayo del año pasado y en el caso conocido como el “triple crimen del Abásolo” fue asesinado Gonzalo Gallardo, de 20 años. Y murió igual que su hermana: de un tiro en la nuca. El hecho ocurrió en el sector conocido como las 71 Viviendas y también murieron Víctor Núñez de 16 años y Damián Colil de 17. Todo ocurrió después de una pelea con dos hermanos, Matías y Oscar Chaura, de la cual participó un sujeto identificado con el nombre de José Navarro.

El hecho fue muy confuso. La pelea se desató por motivos que se desconocen frente a la casa de los Chaura donde hubo disparos a granel. No hubo demasiados testigos y algunos que vieron algo no quisieron declarar por temor a represalias. Por eso la justicia no puede determinar quién mató al joven Gallardo. Su muerte continúa impune.

De esta manera y en el término de siete años, tres de los ocho hermanos Gallardo fueron asesinados. Dramas pasionales, peleas productos del alcohol, viejos rencores llenaron de dolor a dos padres que hoy no saben que otra gran e irreparable pena le tiene preparada el destino.


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