Historias en torno a un hallazgo único

Brindis con champagne, asado, guiso y una cinta métrica que no alcanzó para medir los huesos, el trabajo a pico y pala y los 40 grados de calor. Las historias que quedaron escritas tras el hallazgo del dinosaurio más grande del mundo en un campo de Chubut.

17 MAY 2014 - 22:35 | Actualizado

Brindaron con champagne. Nadie sabe quien lo trajo ni de donde apareció. Pero cuando el equipo del Museo Paleontológico Egidio Feruglio se dio cuenta de lo que había encontrado, comenzaron a descorchar.

No era para menos: la cinta métrica no les alcanzó para medir el fémur que tenían frente a sus ojos. Tuvieron que reutilizarla para llegar a los dos metros cuarenta. Atrás habían quedado más de cien días de trabajo después que decidieron saber que “bicho” era el que había encontrado ese peón que hoy ya no está ni en la estancia ni en la tierra.

Los integrantes del equipo se dieron cuenta que estaban entre uno de los hallazgos más importantes del museo de los últimos 20 años. Y por eso lo festejaron con burbujas.

“Trabajamos a pico y pala. Y con un pequeño martillo neumático para que las piezas no sean dañadas. Este es un lugar muy difícil, sobre todo por el clima. En verano, el reflejo del sol sobre esta tierra roja nos quema la piel. La temperatura llega a 40 grados. Por eso trabajamos desde las 6 de la mañana hasta cuando podemos. Y luego retomamos después de las 6 de la tarde”, contó el paleontólogo José Luis Carballido.

El equipo que rescató al dinosaurio más grande del mundo en un campo ubicado a 260 kilómetros de Trelew estuvo compuesto por 30 personas. Entre científicos, ayudantes y estudiantes. Se turnaban para estar en el lugar porque el trabajo deparaba mucho tiempo.

Y también era mucho el tiempo que estaban lejos de su familia. El guiso y los asados eran el menú más común y también había turnos para que cada uno se haga cargo de cocinar. Llevaron un grupo electrógeno que, entre otras cosas, mantenía en marcha una heladera pequeña que habían llevado para conservar los alimentos. Y, sobre todo en verano bebían mucha agua.

Y cada vez que un pedazo de roca dejaba al descubierto un resto de dinosaurio que ya se sabía era único en el mundo, la cara de los científicos se transformaba. Sabían que valía pena el esfuerzo.

No es fácil estar en ese lugar donde sólo crecen matas, hay sólo piedras y cuando llueve prácticamente es imposible mantenerse en pie. No es fácil trabajar con un sol quemante o con vientos helados que cruzan los campos a gran velocidad y sin compasión. No sólo hay que ser un científico avezado: también hay que tener vocación para que estas aventuras campestres tengan un buen final.

El equipo del Feruglio sabe que esta no será una tarea fácil. Que aunque hoy el mundo entero hable del hallazgo, todavía queda mucho camino por recorrer. Por lo menos durará dos años el trabajo para seguir buscando los restos de los siete ejemplares de estos gigantes que aparecieron gracias a la visión del suelo que tuvo el peón Aurelio Hernández.

Y aunque la idea es dejar gran parte de lo hallado en el lugar y a la vista, no habrá descanso para extraer las partes que serán trasladadas al museo

Hoy la tierra de dinosaurios es más tierra de dinosaurios que nunca. Medios de España, Estados Unidos, Francia, Italia y de toda Latinoamérica se hicieron eco de la información. Sólo por nombrar algunos lugares del planeta. El hallazgo forma parte de los cinco principales del Feruglio en toda su historia. Está entre los 10 del continente y anda peleando un lugar de privilegio entre los hallazgos paleontológicos más importantes del mundo. No son datos menores. Y mucho menos lo es que el dinosaurio más grande del mundo estuvo en Chubut. Y por lo tanto, es de Chubut.

El director del museo

“Estamos en presencia de un gran parque de dinosaurios”, le dijo a Jornada el director del Museo Egidio Feruglio Rubén Cúneo. Más elocuente que nunca, Cúneo aseguró que “entre Las Plumas y Paso de Indios hay campos en los cuales caminás pisando restos fósiles” y que existe una gran franja de “2.000 kilómetros de largo por 200 de ancho que van desde Río Negro a Río Gallegos en la cual la riqueza paleontológica es incalculable”. También aseguró por dar un ejemplo que en la zona de Cerro Cóndor “hay concentraciones únicas” y que en el caso de los últimos hallazgos “la idea es dejar una importante cantidad de restos en el lugar para que se convierta en un parque que la gente pueda visitar. Será sin duda alguna una gran atracción turística y no sólo para los especialistas”.

El director del museo también dijo que por las dimensiones que tiene el dinosaurio recién hallado (que todavía no fue bautizado) “es muy difícil que aparezca otro de mayor tamaño. No creemos que haya un corazón capaz de darle vida a un animal más grande. Salvo que sea cierta esa teoría que sostiene que los dinosaurios tenían dos corazones”.

Por último, Cúneo destacó el trabajo del equipo científico y de todos los que colaboraron. “Esto fue muy difícil. Imaginen que para poder levantar el fémur que ahora está en el museo debimos utilizar una grúa enorme porque de lo contrario hubiera sido imposible.

Y ustedes pueden ver: este no es un lugar de fácil acceso”. Al igual que el intendente Pérez Catán, Cúneo recalcó la necesidad de reflotar en forma urgente la ampliación del museo. “De lo contrario no sabemos donde vamos a poner lo que encontramos en la estancia La Flecha”.

La ampliación de la cual ya existe un boceto requería, allá lejos y hace tiempo, de una inversión de 700 mil dólares. “De todas maneras este hallazgo nos ayudará seguramente a encontrar apoyo económico para que el museo sea más grande”, dijo.

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17 MAY 2014 - 22:35

Brindaron con champagne. Nadie sabe quien lo trajo ni de donde apareció. Pero cuando el equipo del Museo Paleontológico Egidio Feruglio se dio cuenta de lo que había encontrado, comenzaron a descorchar.

No era para menos: la cinta métrica no les alcanzó para medir el fémur que tenían frente a sus ojos. Tuvieron que reutilizarla para llegar a los dos metros cuarenta. Atrás habían quedado más de cien días de trabajo después que decidieron saber que “bicho” era el que había encontrado ese peón que hoy ya no está ni en la estancia ni en la tierra.

Los integrantes del equipo se dieron cuenta que estaban entre uno de los hallazgos más importantes del museo de los últimos 20 años. Y por eso lo festejaron con burbujas.

“Trabajamos a pico y pala. Y con un pequeño martillo neumático para que las piezas no sean dañadas. Este es un lugar muy difícil, sobre todo por el clima. En verano, el reflejo del sol sobre esta tierra roja nos quema la piel. La temperatura llega a 40 grados. Por eso trabajamos desde las 6 de la mañana hasta cuando podemos. Y luego retomamos después de las 6 de la tarde”, contó el paleontólogo José Luis Carballido.

El equipo que rescató al dinosaurio más grande del mundo en un campo ubicado a 260 kilómetros de Trelew estuvo compuesto por 30 personas. Entre científicos, ayudantes y estudiantes. Se turnaban para estar en el lugar porque el trabajo deparaba mucho tiempo.

Y también era mucho el tiempo que estaban lejos de su familia. El guiso y los asados eran el menú más común y también había turnos para que cada uno se haga cargo de cocinar. Llevaron un grupo electrógeno que, entre otras cosas, mantenía en marcha una heladera pequeña que habían llevado para conservar los alimentos. Y, sobre todo en verano bebían mucha agua.

Y cada vez que un pedazo de roca dejaba al descubierto un resto de dinosaurio que ya se sabía era único en el mundo, la cara de los científicos se transformaba. Sabían que valía pena el esfuerzo.

No es fácil estar en ese lugar donde sólo crecen matas, hay sólo piedras y cuando llueve prácticamente es imposible mantenerse en pie. No es fácil trabajar con un sol quemante o con vientos helados que cruzan los campos a gran velocidad y sin compasión. No sólo hay que ser un científico avezado: también hay que tener vocación para que estas aventuras campestres tengan un buen final.

El equipo del Feruglio sabe que esta no será una tarea fácil. Que aunque hoy el mundo entero hable del hallazgo, todavía queda mucho camino por recorrer. Por lo menos durará dos años el trabajo para seguir buscando los restos de los siete ejemplares de estos gigantes que aparecieron gracias a la visión del suelo que tuvo el peón Aurelio Hernández.

Y aunque la idea es dejar gran parte de lo hallado en el lugar y a la vista, no habrá descanso para extraer las partes que serán trasladadas al museo

Hoy la tierra de dinosaurios es más tierra de dinosaurios que nunca. Medios de España, Estados Unidos, Francia, Italia y de toda Latinoamérica se hicieron eco de la información. Sólo por nombrar algunos lugares del planeta. El hallazgo forma parte de los cinco principales del Feruglio en toda su historia. Está entre los 10 del continente y anda peleando un lugar de privilegio entre los hallazgos paleontológicos más importantes del mundo. No son datos menores. Y mucho menos lo es que el dinosaurio más grande del mundo estuvo en Chubut. Y por lo tanto, es de Chubut.

El director del museo

“Estamos en presencia de un gran parque de dinosaurios”, le dijo a Jornada el director del Museo Egidio Feruglio Rubén Cúneo. Más elocuente que nunca, Cúneo aseguró que “entre Las Plumas y Paso de Indios hay campos en los cuales caminás pisando restos fósiles” y que existe una gran franja de “2.000 kilómetros de largo por 200 de ancho que van desde Río Negro a Río Gallegos en la cual la riqueza paleontológica es incalculable”. También aseguró por dar un ejemplo que en la zona de Cerro Cóndor “hay concentraciones únicas” y que en el caso de los últimos hallazgos “la idea es dejar una importante cantidad de restos en el lugar para que se convierta en un parque que la gente pueda visitar. Será sin duda alguna una gran atracción turística y no sólo para los especialistas”.

El director del museo también dijo que por las dimensiones que tiene el dinosaurio recién hallado (que todavía no fue bautizado) “es muy difícil que aparezca otro de mayor tamaño. No creemos que haya un corazón capaz de darle vida a un animal más grande. Salvo que sea cierta esa teoría que sostiene que los dinosaurios tenían dos corazones”.

Por último, Cúneo destacó el trabajo del equipo científico y de todos los que colaboraron. “Esto fue muy difícil. Imaginen que para poder levantar el fémur que ahora está en el museo debimos utilizar una grúa enorme porque de lo contrario hubiera sido imposible.

Y ustedes pueden ver: este no es un lugar de fácil acceso”. Al igual que el intendente Pérez Catán, Cúneo recalcó la necesidad de reflotar en forma urgente la ampliación del museo. “De lo contrario no sabemos donde vamos a poner lo que encontramos en la estancia La Flecha”.

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