Parlamentarias en Israel: una alianza de centro lidera las encuestas

Mientras que los sondeos citados por el diario Haaretz dan al Likud de Benjamin Netanyahu 21 bancas en la Knesset (Parlamento israelí), la alianza de centro se está llevando 24, con lo que por primera vez en años la derecha neta pierde posiciones.

12 MAR 2015 - 16:56 | Actualizado

A cinco días de las elecciones parlamentarias en Israel, las encuestas favorecen a la alianza de centro Campo Sionista, mientras caen las proyecciones de representación parlamentaria del gobernante Likud, de derecha, y los analistas ven una elección que podría tener consecuencias inesperadas.

Sin embargo, la alquimia electoral israelí no permite asegurar que esta tendencia, pese a ser cada vez más fuerte, defina totalmente el resultado final, ya que la formación de gobierno dependerá, en último análisis, de los acuerdos que tendrá que concertar con los partidos menores el partido encargado de ello.

Más allá de esto, la incertidumbre electoral permite avizorar una gran definición en la historia de las elecciones israelíes, probablemente un punto de viraje, según afirman diversos observadores.

La izquierda se siente ante la última oportunidad que le queda de salvar la "solución de dos estados", lanzada hace décadas en los Acuerdos de Oslo, para evitar la transformación del país en un solo Estado binacional.

La derecha, en cambio, teme si es derrotada, que la izquierda termine de imponer su visión de la Tierra de Israel dividida entre un Estado judío y otro palestino.

Las tendencias del Likud vienen en baja desde el inicio mismo de la campaña, que se inició de hecho cuando Netanyahu se desprendió de su ala centrista al expulsar del gobierno a Tzipi Livni, antigua militante de la derecha pero dispuesta a buscar un acuerdo con los palestinos, y a Yair Lapid, un centroderechista de clases medias.

Cuando inmediatamente después convocó nuevas elecciones, aparecía con 24 bancas parlamentarias, mientras que en segundo lugar iba un aliado, el Habait Hayehudí de Neftali Bennett, con 16. A partir de allí sería fácil obtener la mayoría parlamentaria que permita gobernar con comodidad.

Pero una semana después, el jefe del alicaído laborismo, Itzjak Herzog, se unió con la recién despedida Livni para crear Campo Sionista, que empezó su existencia empatando con Likud. Y desde entonces, la paridad se mantuvo con leve diferencia en contra del partido de gobierno.

El discurso anti iraní de Netanyahu ante el Congreso de Estados Unidos impactó negativamente sobre su campaña en Israel, aunque (o quizás porque) sirvió a los republicanos contra Obama, y agrió al máximo su relación con el actual presidente estadounidense, que quiere lograr un acuerdo con Teherán.

Sin embargo, a nivel parlamentario, hasta ahora las posibilidades de formar gobierno son más favorables a Netanyahu que a Herzog.

Así como el Likud puede contar con Habait Hayehudí (12 bancas en las últimas encuestas), Campo Sionista puede sumar a Meretz (que hasta ahora recoge 6).

La formación de gobierno queda, ante todo, en manos del centrista Yesh Atid (12 bancas) y el nuevo partido de derecha Kulanu (9), en un contexto en el que la nueva legislación electoral empujó a las habitualmente divididas "listas árabes" a sumarse con el partido comunista (Jadash), logrando así un impresionante resultado: las encuestas le otorgan 12 bancas.

En la práctica, sumando apoyos pequeños, Netanyahu y Herzog parten de alrededor de 40 bancas favorables. Pero tienen que llegar a 61 para controlar el Parlamento de 120 asientos.

Los cuatro partidos que pueden definir el futuro gobierno son:

- Israel Beitéinu, del canciller Avigdor Lieberman, representativo de la inmigración rusa (Lieberman perdió votos debido a que su cargo lo obligó a girar un poco hacia el centro del arco político para poder conversar con sus pares en la escena internacional)

- Dos partidos ultraortodoxos que reclutan su apoyo entre los judíos más pobres del país (Haredi): Shas, de los sefaraditas que aún recuerdan cómo los laboristas los relegaron a segundo lugar cuando llegaron al país sesenta años atrás, y Judaísmo Unido de la Torá, ashkenazí, que sigue negándose a la integración de los religiosos ortodoxos a las filas militares, la bandera fundamental de Yesh Atid, que es muy probable que apoye a Herzog.

- Finalmente, un ex integrante del Likud, Moshe Kahlon, gana votos entre los sefaraditas con sus propuestas económicas redistribucionistas.

Estos cuatro partidos integran el campo de la derecha en el plano social, y será muy difícil que Herzog, aunque venza en las elecciones, logre formar gobierno.

Por todo esto, algunos analistas tienden a vislumbrar la posibilidad de que el primero y el segundo en las elecciones (Likud y Campo Sionista) terminen obligados a construir un gobierno de unidad que le permita a Netanyahu evitar el aislamiento internacional que tendría un gobierno suyo apoyado por los grupos más extremistas de la derecha.

Y finalmente, si se formara ese gobierno de unidad, se daría la insólita situación de que la ahora unificada representación árabe (13 bancas) sea la cabeza de la oposición parlamentaria: la fuga de votos de la vieja izquierda sionista (Meretz) hacia Herzog, para fortalecerlo contra Netanyahu, abre esta posibilidad.

12 MAR 2015 - 16:56

A cinco días de las elecciones parlamentarias en Israel, las encuestas favorecen a la alianza de centro Campo Sionista, mientras caen las proyecciones de representación parlamentaria del gobernante Likud, de derecha, y los analistas ven una elección que podría tener consecuencias inesperadas.

Sin embargo, la alquimia electoral israelí no permite asegurar que esta tendencia, pese a ser cada vez más fuerte, defina totalmente el resultado final, ya que la formación de gobierno dependerá, en último análisis, de los acuerdos que tendrá que concertar con los partidos menores el partido encargado de ello.

Más allá de esto, la incertidumbre electoral permite avizorar una gran definición en la historia de las elecciones israelíes, probablemente un punto de viraje, según afirman diversos observadores.

La izquierda se siente ante la última oportunidad que le queda de salvar la "solución de dos estados", lanzada hace décadas en los Acuerdos de Oslo, para evitar la transformación del país en un solo Estado binacional.

La derecha, en cambio, teme si es derrotada, que la izquierda termine de imponer su visión de la Tierra de Israel dividida entre un Estado judío y otro palestino.

Las tendencias del Likud vienen en baja desde el inicio mismo de la campaña, que se inició de hecho cuando Netanyahu se desprendió de su ala centrista al expulsar del gobierno a Tzipi Livni, antigua militante de la derecha pero dispuesta a buscar un acuerdo con los palestinos, y a Yair Lapid, un centroderechista de clases medias.

Cuando inmediatamente después convocó nuevas elecciones, aparecía con 24 bancas parlamentarias, mientras que en segundo lugar iba un aliado, el Habait Hayehudí de Neftali Bennett, con 16. A partir de allí sería fácil obtener la mayoría parlamentaria que permita gobernar con comodidad.

Pero una semana después, el jefe del alicaído laborismo, Itzjak Herzog, se unió con la recién despedida Livni para crear Campo Sionista, que empezó su existencia empatando con Likud. Y desde entonces, la paridad se mantuvo con leve diferencia en contra del partido de gobierno.

El discurso anti iraní de Netanyahu ante el Congreso de Estados Unidos impactó negativamente sobre su campaña en Israel, aunque (o quizás porque) sirvió a los republicanos contra Obama, y agrió al máximo su relación con el actual presidente estadounidense, que quiere lograr un acuerdo con Teherán.

Sin embargo, a nivel parlamentario, hasta ahora las posibilidades de formar gobierno son más favorables a Netanyahu que a Herzog.

Así como el Likud puede contar con Habait Hayehudí (12 bancas en las últimas encuestas), Campo Sionista puede sumar a Meretz (que hasta ahora recoge 6).

La formación de gobierno queda, ante todo, en manos del centrista Yesh Atid (12 bancas) y el nuevo partido de derecha Kulanu (9), en un contexto en el que la nueva legislación electoral empujó a las habitualmente divididas "listas árabes" a sumarse con el partido comunista (Jadash), logrando así un impresionante resultado: las encuestas le otorgan 12 bancas.

En la práctica, sumando apoyos pequeños, Netanyahu y Herzog parten de alrededor de 40 bancas favorables. Pero tienen que llegar a 61 para controlar el Parlamento de 120 asientos.

Los cuatro partidos que pueden definir el futuro gobierno son:

- Israel Beitéinu, del canciller Avigdor Lieberman, representativo de la inmigración rusa (Lieberman perdió votos debido a que su cargo lo obligó a girar un poco hacia el centro del arco político para poder conversar con sus pares en la escena internacional)

- Dos partidos ultraortodoxos que reclutan su apoyo entre los judíos más pobres del país (Haredi): Shas, de los sefaraditas que aún recuerdan cómo los laboristas los relegaron a segundo lugar cuando llegaron al país sesenta años atrás, y Judaísmo Unido de la Torá, ashkenazí, que sigue negándose a la integración de los religiosos ortodoxos a las filas militares, la bandera fundamental de Yesh Atid, que es muy probable que apoye a Herzog.

- Finalmente, un ex integrante del Likud, Moshe Kahlon, gana votos entre los sefaraditas con sus propuestas económicas redistribucionistas.

Estos cuatro partidos integran el campo de la derecha en el plano social, y será muy difícil que Herzog, aunque venza en las elecciones, logre formar gobierno.

Por todo esto, algunos analistas tienden a vislumbrar la posibilidad de que el primero y el segundo en las elecciones (Likud y Campo Sionista) terminen obligados a construir un gobierno de unidad que le permita a Netanyahu evitar el aislamiento internacional que tendría un gobierno suyo apoyado por los grupos más extremistas de la derecha.

Y finalmente, si se formara ese gobierno de unidad, se daría la insólita situación de que la ahora unificada representación árabe (13 bancas) sea la cabeza de la oposición parlamentaria: la fuga de votos de la vieja izquierda sionista (Meretz) hacia Herzog, para fortalecerlo contra Netanyahu, abre esta posibilidad.


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