Presos de Chubut, con pocas chances de trabajar, aprender un oficio o estudiar

Lo advierte un informe del Ministerio de la Defensa Pública que revela muchas falencias para poder resocializar a los detenidos.

Falta contenido. Una postal del flamante Instituto Penitenciario sobre ruta 3, donde también faltan actividades para resocializar a los presos.
05 MAY 2017 - 22:42 | Actualizado

Por Rolando Tobarez  /  Twitter: @rtobarez

La mayor parte de los centros de detención de Chubut no cuentan con estrategias de tratamiento penitenciario: no tienen actividades programadas para que los presos trabajen, aprendan un oficio ni estudien.
Tampoco se observan estrategias para “lograr que el condenado adquiera la capacidad de comprender y respetar la ley procurando su adecuada reinserción social, promoviendo la comprensión y el apoyo de la sociedad”, como pide la Ley de Ejecución de la Pena Privativa de la Libertad.
Así lo concluye el último Informe de Monitoreo de Centros de Detención, que difundió el Ministerio de la Defensa Pública que conduce Sebastián Daroca. Corresponde a 2016.
Según ese relevamiento, la mayoría de los detenidos “pasa la mayor parte del tiempo en los dormitorios y espacios colindantes, haciendo nada, viendo televisión o escuchando radio. Las pocas actividades que ellos mismos se organizan y auto-gestionan tienen que ver con realizar artesanías, ejercitase y hacer pesas”.
En relación a la posibilidad de trabajar, capacitarse laboralmente y educarse, los presos que dependen del fuero penal de Chubut detenidos en lugares de detención provinciales, “tienen muy bajas probabilidades de lograrlo”.  
Más de la mitad de los centros de detención no cuentan con ofertas educativas, capacitación laboral o posibilidad de trabajar.
Y más de la mitad de las ofertas educativas tienen una carga horaria de 1 a 10 horas semanales de clases por detenido y en ningún caso superan las 20 horas semanales.
En cuando a la capacitación, según el Informe más de la mitad de las ofertas tiene una carga horaria igual o inferior a 5 horas semanales.
El documento incluye una descripción del día a día de los presos. Según ellos mismos relataron –encuestados para el Informe- inician su jornada despertándose en el horario que cada uno decide, entre las 7 y las 15. Ellos mismos se preparan y toman el desayuno en el dormitorio o espacios cercanos, pasillos, salas comunes o pabellones.
En las mañanas la mayoría no realiza actividades programadas fuera de los dormitorios y sus espacios cercanos. Básicamente “no desarrollan ninguna actividad”. Duermen, toman mate, charlan, juegan a las cartas, ven televisión, escuchan radio, limpian y ordenan el dormitorio, entrenan o hacen pesas, realizan artesanías. Todo en el dormitorio o en el espacio común o pasillo que se comunica con las celdas.  
Los detenidos almuerzan en el dormitorio o sus espacios colindantes, entre las 12 y 14.
Pasan la tarde mayoritariamente en el dormitorio y sus espacios cercanos o en el patio externo, realizando actividades no programadas: “hacer nada” (mate, charlas, siestas y juegos de cartas); ven TV y escuchan radio, o hacen artesanías.
La merienda la preparan los presos en el dormitorio. Casi siempre mate, mate cocido o té con y sin leche. Suelen cenar en sus dormitorios y espacios colindantes, en una franja de 19:30 a 22.
Luego se quedan en sus dormitorios o cerca viendo TV, escuchando radio, “pensando”, “haciendo nada”, charlando o jugando a las cartas. En general se establece un horario en el que se cierran las celdas y se apaga la luz. “Pero más allá de esto los presos se duermen cuando quieren”.
Los centros de detención que tienen ofertas educativas, en la mitad de los casos, se concretan en menos de 2 horas diarias de clases por detenido. La capacitación laboral tiene un promedio de 5 a 8 horas semanales de cursada. En la mitad de los casos en los que los presos pueden trabajar, son salidas laborales.
Más de la mitad de los detenidos consultados no pasan tiempo al aire libre en un patio externo. Y una parte aclaró que el centro de detención no cuenta con ese tipo de patio.
Del grupo de presos que pasan tiempo en el patio externo, uno de cada tres detenidos está en ese espacio menos de una hora diaria y en algunos casos sólo una hora por semana.
Sólo la mitad de los detenidos realiza actividad física: mayormente pesas, gimnasia o ejercicio  en el dormitorio o espacios colindantes y le dedican de una a tres horas diarias. Todas actividades gestionadas por los mismos presos.
“Súplica”

El Informe admite que Chubut inició un trabajo para que sus penales tengan más plazas. “Algunos de los tradicionales lugares de alojamiento comienzan a ampliarse, dotándolos de una aparente nueva fisonomía. En algunos casos, aparecen en escena imponentes estructuras penitenciarias que han comenzado a modificar nuestro paisaje; avizorando nuevas etapas en la materia. Esto es lo tangible, lo evidente”.
“Como parte de este fenómeno, aparece otro componente que no se percibe si no se toma el observador el tiempo necesario para relevarlo –sigue el documento-. Existe una realidad palpable que se presenta hacia el interior de dichos muros; pero que también se replica en las estructuras más antiguas, una necesidad, un llamado, un grito, que crece en su intensidad: ´Necesitamos educarnos y capacitarnos´”.
Según el documento, “esta súplica ha surgido en forma espontánea, lejos de una pretensión suntuosa, es un derecho y una necesidad”.
“Es el pedido de la mayoría de las personas privadas de libertad, pero también un aspecto que detecta y aconseja el personal encargado de su custodia y que se refleja en la labor interesada de muchos de aquellos que desde diferentes ámbitos, trabajan a diario y en silencio con este sector de la población”.  
El Informe advierte que “estas voces no reclaman cuestiones complejas y ostentosas, luchan contra el horizonte de su pared o el tiempo espeso de la cotidianeidad, agravada por la hostilidad de las relaciones humanas en los lugares de encierro”.
El muro

“Requieren que gradualmente se les brinde la posibilidad de reinsertarse a la sociedad, haciendo posible esta meta constitucional: educación y trabajo”. En este escenario, “es paradigmático que hayan logrado instalarse en calidad de tales: piden capacitarse y reclaman educarse, abandonando esta fatal práctica de `la nada´”.
“Su resultado habrá de evaluarse en un corto período: si al muro le sumamos contenido´ tendremos la posibilidad de modificar el presente, tanto de los privados de libertad como de quienes se encargan de su custodia y de la sociedad en su conjunto, a la que dicha persona se integrará plenamente al cumplir su pena”.# 

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05 MAY 2017 - 22:42

Por Rolando Tobarez  /  Twitter: @rtobarez

La mayor parte de los centros de detención de Chubut no cuentan con estrategias de tratamiento penitenciario: no tienen actividades programadas para que los presos trabajen, aprendan un oficio ni estudien.
Tampoco se observan estrategias para “lograr que el condenado adquiera la capacidad de comprender y respetar la ley procurando su adecuada reinserción social, promoviendo la comprensión y el apoyo de la sociedad”, como pide la Ley de Ejecución de la Pena Privativa de la Libertad.
Así lo concluye el último Informe de Monitoreo de Centros de Detención, que difundió el Ministerio de la Defensa Pública que conduce Sebastián Daroca. Corresponde a 2016.
Según ese relevamiento, la mayoría de los detenidos “pasa la mayor parte del tiempo en los dormitorios y espacios colindantes, haciendo nada, viendo televisión o escuchando radio. Las pocas actividades que ellos mismos se organizan y auto-gestionan tienen que ver con realizar artesanías, ejercitase y hacer pesas”.
En relación a la posibilidad de trabajar, capacitarse laboralmente y educarse, los presos que dependen del fuero penal de Chubut detenidos en lugares de detención provinciales, “tienen muy bajas probabilidades de lograrlo”.  
Más de la mitad de los centros de detención no cuentan con ofertas educativas, capacitación laboral o posibilidad de trabajar.
Y más de la mitad de las ofertas educativas tienen una carga horaria de 1 a 10 horas semanales de clases por detenido y en ningún caso superan las 20 horas semanales.
En cuando a la capacitación, según el Informe más de la mitad de las ofertas tiene una carga horaria igual o inferior a 5 horas semanales.
El documento incluye una descripción del día a día de los presos. Según ellos mismos relataron –encuestados para el Informe- inician su jornada despertándose en el horario que cada uno decide, entre las 7 y las 15. Ellos mismos se preparan y toman el desayuno en el dormitorio o espacios cercanos, pasillos, salas comunes o pabellones.
En las mañanas la mayoría no realiza actividades programadas fuera de los dormitorios y sus espacios cercanos. Básicamente “no desarrollan ninguna actividad”. Duermen, toman mate, charlan, juegan a las cartas, ven televisión, escuchan radio, limpian y ordenan el dormitorio, entrenan o hacen pesas, realizan artesanías. Todo en el dormitorio o en el espacio común o pasillo que se comunica con las celdas.  
Los detenidos almuerzan en el dormitorio o sus espacios colindantes, entre las 12 y 14.
Pasan la tarde mayoritariamente en el dormitorio y sus espacios cercanos o en el patio externo, realizando actividades no programadas: “hacer nada” (mate, charlas, siestas y juegos de cartas); ven TV y escuchan radio, o hacen artesanías.
La merienda la preparan los presos en el dormitorio. Casi siempre mate, mate cocido o té con y sin leche. Suelen cenar en sus dormitorios y espacios colindantes, en una franja de 19:30 a 22.
Luego se quedan en sus dormitorios o cerca viendo TV, escuchando radio, “pensando”, “haciendo nada”, charlando o jugando a las cartas. En general se establece un horario en el que se cierran las celdas y se apaga la luz. “Pero más allá de esto los presos se duermen cuando quieren”.
Los centros de detención que tienen ofertas educativas, en la mitad de los casos, se concretan en menos de 2 horas diarias de clases por detenido. La capacitación laboral tiene un promedio de 5 a 8 horas semanales de cursada. En la mitad de los casos en los que los presos pueden trabajar, son salidas laborales.
Más de la mitad de los detenidos consultados no pasan tiempo al aire libre en un patio externo. Y una parte aclaró que el centro de detención no cuenta con ese tipo de patio.
Del grupo de presos que pasan tiempo en el patio externo, uno de cada tres detenidos está en ese espacio menos de una hora diaria y en algunos casos sólo una hora por semana.
Sólo la mitad de los detenidos realiza actividad física: mayormente pesas, gimnasia o ejercicio  en el dormitorio o espacios colindantes y le dedican de una a tres horas diarias. Todas actividades gestionadas por los mismos presos.
“Súplica”

El Informe admite que Chubut inició un trabajo para que sus penales tengan más plazas. “Algunos de los tradicionales lugares de alojamiento comienzan a ampliarse, dotándolos de una aparente nueva fisonomía. En algunos casos, aparecen en escena imponentes estructuras penitenciarias que han comenzado a modificar nuestro paisaje; avizorando nuevas etapas en la materia. Esto es lo tangible, lo evidente”.
“Como parte de este fenómeno, aparece otro componente que no se percibe si no se toma el observador el tiempo necesario para relevarlo –sigue el documento-. Existe una realidad palpable que se presenta hacia el interior de dichos muros; pero que también se replica en las estructuras más antiguas, una necesidad, un llamado, un grito, que crece en su intensidad: ´Necesitamos educarnos y capacitarnos´”.
Según el documento, “esta súplica ha surgido en forma espontánea, lejos de una pretensión suntuosa, es un derecho y una necesidad”.
“Es el pedido de la mayoría de las personas privadas de libertad, pero también un aspecto que detecta y aconseja el personal encargado de su custodia y que se refleja en la labor interesada de muchos de aquellos que desde diferentes ámbitos, trabajan a diario y en silencio con este sector de la población”.  
El Informe advierte que “estas voces no reclaman cuestiones complejas y ostentosas, luchan contra el horizonte de su pared o el tiempo espeso de la cotidianeidad, agravada por la hostilidad de las relaciones humanas en los lugares de encierro”.
El muro

“Requieren que gradualmente se les brinde la posibilidad de reinsertarse a la sociedad, haciendo posible esta meta constitucional: educación y trabajo”. En este escenario, “es paradigmático que hayan logrado instalarse en calidad de tales: piden capacitarse y reclaman educarse, abandonando esta fatal práctica de `la nada´”.
“Su resultado habrá de evaluarse en un corto período: si al muro le sumamos contenido´ tendremos la posibilidad de modificar el presente, tanto de los privados de libertad como de quienes se encargan de su custodia y de la sociedad en su conjunto, a la que dicha persona se integrará plenamente al cumplir su pena”.# 


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