En Paso de Indios, el padre del joven descuartizado anoche aguardaba en el desolado camposanto, donde será sepultado definitivamente. Por medio de sus abogados gestionaron el retiro del féretro y en horas de la mañana cumplieron con los procedimientos legales. La comunidad de la meseta se plegará hoy al desgarrador arribo.
Junto al nicho se hallaba Elba, la tía de Rodrigo. “Volvimos a cero, tal como el día en que lo encontraron, siento aquello mismo. Es mucho sufrimiento y nunca tuvimos justicia, nada ha cambiado, siento estar parada aquí con la misma sensación de abandono como el primer día”. El silencio se rompió con la llegada de la ambulancia de Sepelios Patagonia para trasladar el ataúd.
El 15 de marzo de 2012, el cuerpo del adolescente fue hallado descuartizado en un descampado. Al día de hoy el caso sigue impune.
Personal del Cementerio abrió la bóveda. Una loza se abrió y con el viento, un pequeño manuscrito en hoja cuadriculada quiso volarse. El mismo contenía un mensaje que Juan Colihuinca había dejado aquella tarde.
El féretro fue cargado por un empleado municipal, la tía de Rodrigo y Jorge Brunt, el chofer. La tía de Rodrigo se retiró rodeada de un sepulcral silencio y plena soledad.
En Paso de Indios, el padre del joven descuartizado anoche aguardaba en el desolado camposanto, donde será sepultado definitivamente. Por medio de sus abogados gestionaron el retiro del féretro y en horas de la mañana cumplieron con los procedimientos legales. La comunidad de la meseta se plegará hoy al desgarrador arribo.
Junto al nicho se hallaba Elba, la tía de Rodrigo. “Volvimos a cero, tal como el día en que lo encontraron, siento aquello mismo. Es mucho sufrimiento y nunca tuvimos justicia, nada ha cambiado, siento estar parada aquí con la misma sensación de abandono como el primer día”. El silencio se rompió con la llegada de la ambulancia de Sepelios Patagonia para trasladar el ataúd.
El 15 de marzo de 2012, el cuerpo del adolescente fue hallado descuartizado en un descampado. Al día de hoy el caso sigue impune.
Personal del Cementerio abrió la bóveda. Una loza se abrió y con el viento, un pequeño manuscrito en hoja cuadriculada quiso volarse. El mismo contenía un mensaje que Juan Colihuinca había dejado aquella tarde.
El féretro fue cargado por un empleado municipal, la tía de Rodrigo y Jorge Brunt, el chofer. La tía de Rodrigo se retiró rodeada de un sepulcral silencio y plena soledad.