"Pienso que este final debió ser diferente", reconoció el hombre que logró la primera "ensaladera" en la historia argentina, luego de varias finales perdidas.
A través de una extensa carta, Orsanic se refirió a la decisión de la conducción de la AAT, encabezada por el presidente de la institución, Agustín Calleri, de desplazarlo del banco del equipo argentino de Copa Davis y designar en su lugar a Gastón Gaudio, Guillermo Coria y Guillermo Cañas.
"Este cierre de ciclo me hubiese gustado que fuera dentro de una cancha de tenis, trabajando, con la ilusión de completar el regreso al Grupo Mundial", expresó en el texto titulado "Hasta luego".
Asimismo, contó que junto al subcapitán, Mariano Hood, ya habían considerado la posibilidad de concluir su paso por el equipo argentino una vez terminada la etapa de clasificación para el Grupo Mundial de la Copa Davis y recordó: "No lo habíamos hablado con la dirigencia, que hace menos de tres meses me había ofrecido continuar en ese cargo de manera indefinida".
Me recibieron Mariano Zabaleta y José Acasuso. La ausencia del presidente hizo aún más remota la idea de que esa reunión fuera el fin de un ciclo.
"Cuando asumimos la capitanía, casi cuatro años atrás, sólo algunos meses después de que comencé a trabajar en Desarrollo con Sebastián Gutiérrez, nos propusimos que la Copa Davis fuera un medio para transmitir un mensaje que potenciara a los más chicos.
Estábamos convencidos de que depender exclusivamente de los resultados para generar identidad en los juniors era limitante.
Debíamos ir más allá. La identificación debía estar en el trabajo; en el proceso y no en los resultados. Nos propusimos que este fuera un deporte de valores, de trabajo en equipo, de compromiso y de respeto. Basado en el diálogo. ¿Trabajo en equipo y respeto? ¿Diálogo? ¿En el tenis? Sí, en el tenis", subrayó.
El excapitán del equipo argentino de la Copa Davis remarcó que la "esencia" que mantuvo junto a Hood fue "ser auténticos y frontales, más allá de las diferencias".
"En cada una de las series nos miramos a la cara y nos dijimos todo lo que pensábamos. Jugadores, cuerpo técnico y dirigentes.
Fuera bueno o malo. Nos lleváramos mejor o peor. Nunca hicieron falta garantías. Creo en el honor de las personas y en el valor de la palabra. Y seguiré creyendo", agregó.
"Todavía siento en el estomago la ansiedad del debut en aquella primera serie contra Brasil, durante el partido más largo de la historia; en la piel, el aliento de la hinchada argentina en Croacia. Nada tengo que reprocharle a la historia o al deporte. Sí tengo para agradecerle: a mi cuerpo técnico, por estos años de compromiso y respeto; a la dirigencia, que confío en mi y me dio libertad para trabajar, y sobre todo a los jugadores, por ser el ejemplo de entrega y humildad que el tenis necesitaba. Gracias, por supuesto, a esa hinchada, la mejor del mundo", manifestó.
Y concluyó: "Con aciertos y errores, fuimos nuestra mejor versión. O por lo menos siempre buscamos serlo. Y con esta filosofía de poner el foco en el proceso, nada más que eso puedo pretender de mí y de mi equipo. Dimos todo lo que teníamos y más.
El propósito estuvo, aún está y siempre estará por sobre los nombres propios. Y mi compromiso con el desarrollo del tenis es incondicional, por lo que esto no es un adiós, sino un hasta luego. Hoy, en septiembre y siempre: ¡vamos, Argentina!".
"Pienso que este final debió ser diferente", reconoció el hombre que logró la primera "ensaladera" en la historia argentina, luego de varias finales perdidas.
A través de una extensa carta, Orsanic se refirió a la decisión de la conducción de la AAT, encabezada por el presidente de la institución, Agustín Calleri, de desplazarlo del banco del equipo argentino de Copa Davis y designar en su lugar a Gastón Gaudio, Guillermo Coria y Guillermo Cañas.
"Este cierre de ciclo me hubiese gustado que fuera dentro de una cancha de tenis, trabajando, con la ilusión de completar el regreso al Grupo Mundial", expresó en el texto titulado "Hasta luego".
Asimismo, contó que junto al subcapitán, Mariano Hood, ya habían considerado la posibilidad de concluir su paso por el equipo argentino una vez terminada la etapa de clasificación para el Grupo Mundial de la Copa Davis y recordó: "No lo habíamos hablado con la dirigencia, que hace menos de tres meses me había ofrecido continuar en ese cargo de manera indefinida".
Me recibieron Mariano Zabaleta y José Acasuso. La ausencia del presidente hizo aún más remota la idea de que esa reunión fuera el fin de un ciclo.
"Cuando asumimos la capitanía, casi cuatro años atrás, sólo algunos meses después de que comencé a trabajar en Desarrollo con Sebastián Gutiérrez, nos propusimos que la Copa Davis fuera un medio para transmitir un mensaje que potenciara a los más chicos.
Estábamos convencidos de que depender exclusivamente de los resultados para generar identidad en los juniors era limitante.
Debíamos ir más allá. La identificación debía estar en el trabajo; en el proceso y no en los resultados. Nos propusimos que este fuera un deporte de valores, de trabajo en equipo, de compromiso y de respeto. Basado en el diálogo. ¿Trabajo en equipo y respeto? ¿Diálogo? ¿En el tenis? Sí, en el tenis", subrayó.
El excapitán del equipo argentino de la Copa Davis remarcó que la "esencia" que mantuvo junto a Hood fue "ser auténticos y frontales, más allá de las diferencias".
"En cada una de las series nos miramos a la cara y nos dijimos todo lo que pensábamos. Jugadores, cuerpo técnico y dirigentes.
Fuera bueno o malo. Nos lleváramos mejor o peor. Nunca hicieron falta garantías. Creo en el honor de las personas y en el valor de la palabra. Y seguiré creyendo", agregó.
"Todavía siento en el estomago la ansiedad del debut en aquella primera serie contra Brasil, durante el partido más largo de la historia; en la piel, el aliento de la hinchada argentina en Croacia. Nada tengo que reprocharle a la historia o al deporte. Sí tengo para agradecerle: a mi cuerpo técnico, por estos años de compromiso y respeto; a la dirigencia, que confío en mi y me dio libertad para trabajar, y sobre todo a los jugadores, por ser el ejemplo de entrega y humildad que el tenis necesitaba. Gracias, por supuesto, a esa hinchada, la mejor del mundo", manifestó.
Y concluyó: "Con aciertos y errores, fuimos nuestra mejor versión. O por lo menos siempre buscamos serlo. Y con esta filosofía de poner el foco en el proceso, nada más que eso puedo pretender de mí y de mi equipo. Dimos todo lo que teníamos y más.
El propósito estuvo, aún está y siempre estará por sobre los nombres propios. Y mi compromiso con el desarrollo del tenis es incondicional, por lo que esto no es un adiós, sino un hasta luego. Hoy, en septiembre y siempre: ¡vamos, Argentina!".