El jueves pasado, cuando buena parte de los ciudadanos se levantaba para ir a trabajar, las noticias informaban que los diputados nacionales le habían dado media sanción al Presupuesto 2019 presentado por el gobierno de Mauricio Macri.
Semidormidos, agotados por la pelea diaria que significa llegar a fin de mes y confundidos por la realidad virtual que le venden la mayoría de los medios de comunicación dominantes, gran parte de los argentinos no alcanzó a entender que esa media sanción que la Casa Rosada consiguió en Diputados y que a mediados de noviembre se convertirá en ley en el Senado, es el Presupuesto más regresivo de los últimos veinte años.
Solo para dimensionar en números, lo que los 138 diputados nacionales aprobaron –entre ellos dos chubutenses, de los que más adelante hablaremos- es un ajuste feroz de gastos de $ 475.000 millones. Y un solo aumento de partidas: las destinadas a pagar servicios de deuda, tal como exigía el FMI para aprobar una nueva asistencia que le saldrá carísima a todos los argentinos.
El único objetivo de la Casa Rosada y del Ministerio de Economía que lidera Nicolás Dujovne es llegar a “déficit cero”, una exigencia de Christine Lagarde, la “dama de hierro” del FMI. Los números que “dibujó” Dujovne y su equipo en el Presupuesto pronostican una inflación para 2019 de 23%, una ilusión óptica si se tiene en cuenta que este año cerrará con un acumulado no menor a 45%; y un dólar a $ 40,10, una cotización que ya fue superada este año y que cualquier “resfrío económico” podría catapultar hasta valores muy superiores.
Los recortes presupuestarios son brutales: van del 20% al 25% en las partidas para Educación y Cultura; de 10% en Ciencia y Técnica; de 18% en Salud; y de un 2% menos de personal en el Estado nacional. Y pronostica una caída del consumo de apenas 1,6%, que ni el analista más optimista cree que se pueda cumplir; y un descenso de la economía de solo 0,5% como efecto de la recesión, aunque las proyecciones del FMI hablan de no menos del 1,5% de caída del producto bruto.
Manos arriba
Que dos legisladores chubutenses hayan levantado la mano para aprobar este Presupuesto regresivo no deja de asombrar y solo se puede entender desde la lógica política de los contrapesos, del toma y daca, que para el ciudadano de a pie son inentendibles y, en muchos casos, injustificables.
Ya no sorprende que el radical Gustavo Menna, que ha venido votando en la Cámara con una disciplina partidaria que asombra a propios y extraños, levante la mano y hasta ose argumentar con cierta suficiencia a favor de las políticas de Cambiemos, que vienen esquilmando a los argentinos y a los chubutenses.
La que tuvo dificultades para explicar su voto fue Rosa Muñoz, una peronista y ultradasnevista que ahora se presenta como la única espada del Gobierno de Chubut entre los ocho legisladores nacionales que representan a la provincia (cinco diputados nacionales y tres senadores). Su comentario sobre que votó el Presupuesto Nacional porque la última versión que llegó al recinto “mejoró bastante” no la ayudó en nada. Muñoz, que ya en diciembre del año pasado había votado el ajuste contra los jubilados y hace poco levantó su mano para rechazar el proyecto de aborto legal, no tuvo más remedio que inmolarse en este juego político que requiere cuestionar al Gobierno nacional por un lado pero negociar beneficios por otro.
Claro que muchas veces los diputados nacionales se olvidan que representan al pueblo de sus provincias. Porque para defender los intereses institucionales de cada provincia están los senadores.
A Menna se le hará muy difícil transitar por algunas calles de Chubut en su campaña para la gobernación, si es que todavía tiene aspiraciones de llegar a Fontana 50. A Muñoz ya no le queda mucho hilo en el carretel político. Mario Das Neves la había rescatado en 2017 para la lista de Diputados Nacionales pero cuando cumpla su mandato no parece que haya otro lugar para ella que la tranquilidad del retiro definitivo.
Oposición y beneficios
El jueves, tras un acto en Comodoro Rivadavia, el gobernador Mariano Arcioni fue cauto a la hora de hablar del voto de Muñoz pero lo justificó. Está claro que Fontana 50 eligió estar de la vereda de enfrente de la Casa Rosada pero lo último que se puede perder en política es la diplomacia cuando se tienen responsabilidades institucionales. “Trabajamos incansablemente para el beneficio de todos los chubutenses. Vamos, discutimos y hacemos valer nuestros derechos, y hemos logrado que se mantengan muchos beneficios para Chubut. Pero aunque seamos oposición también tenemos que ser constructivos, y en este sentido se ha conseguido avanzar en obras que no eran tenidas en cuenta por el Gobierno nacional”, explicó el gobernador.
El golpe final
La media sanción de Diputados fue un gran triunfo parlamentario de Cambiemos pero todavía falta la otra mitad. El oficialismo del Senado buscará convertir en ley al proyecto de Presupuesto 2019 el próximo 14 de noviembre y para eso intentará obtener dictamen de mayoría el miércoles 7.
La Casa Rosada ha ido detrás de las aprobaciones parlamentarias con la idea de hacer los guiños necesarios a sus aliados estratégicos. Metió presión para sacar el proyecto en Diputados dos días antes de que se reúna el FMI para aprobar la ayuda para la Argentina. Y espera que el Senado dé el golpe de gracia antes de finales de noviembre, fecha en la que se realizará la reunión del G20 en Buenos Aires.
No hay que sorprenderse, ya es una constante de la alianza Cambiemos en estos tres años dar muchas señales hacia afuera y casi ninguna hacia adentro.
El jueves pasado, cuando buena parte de los ciudadanos se levantaba para ir a trabajar, las noticias informaban que los diputados nacionales le habían dado media sanción al Presupuesto 2019 presentado por el gobierno de Mauricio Macri.
Semidormidos, agotados por la pelea diaria que significa llegar a fin de mes y confundidos por la realidad virtual que le venden la mayoría de los medios de comunicación dominantes, gran parte de los argentinos no alcanzó a entender que esa media sanción que la Casa Rosada consiguió en Diputados y que a mediados de noviembre se convertirá en ley en el Senado, es el Presupuesto más regresivo de los últimos veinte años.
Solo para dimensionar en números, lo que los 138 diputados nacionales aprobaron –entre ellos dos chubutenses, de los que más adelante hablaremos- es un ajuste feroz de gastos de $ 475.000 millones. Y un solo aumento de partidas: las destinadas a pagar servicios de deuda, tal como exigía el FMI para aprobar una nueva asistencia que le saldrá carísima a todos los argentinos.
El único objetivo de la Casa Rosada y del Ministerio de Economía que lidera Nicolás Dujovne es llegar a “déficit cero”, una exigencia de Christine Lagarde, la “dama de hierro” del FMI. Los números que “dibujó” Dujovne y su equipo en el Presupuesto pronostican una inflación para 2019 de 23%, una ilusión óptica si se tiene en cuenta que este año cerrará con un acumulado no menor a 45%; y un dólar a $ 40,10, una cotización que ya fue superada este año y que cualquier “resfrío económico” podría catapultar hasta valores muy superiores.
Los recortes presupuestarios son brutales: van del 20% al 25% en las partidas para Educación y Cultura; de 10% en Ciencia y Técnica; de 18% en Salud; y de un 2% menos de personal en el Estado nacional. Y pronostica una caída del consumo de apenas 1,6%, que ni el analista más optimista cree que se pueda cumplir; y un descenso de la economía de solo 0,5% como efecto de la recesión, aunque las proyecciones del FMI hablan de no menos del 1,5% de caída del producto bruto.
Manos arriba
Que dos legisladores chubutenses hayan levantado la mano para aprobar este Presupuesto regresivo no deja de asombrar y solo se puede entender desde la lógica política de los contrapesos, del toma y daca, que para el ciudadano de a pie son inentendibles y, en muchos casos, injustificables.
Ya no sorprende que el radical Gustavo Menna, que ha venido votando en la Cámara con una disciplina partidaria que asombra a propios y extraños, levante la mano y hasta ose argumentar con cierta suficiencia a favor de las políticas de Cambiemos, que vienen esquilmando a los argentinos y a los chubutenses.
La que tuvo dificultades para explicar su voto fue Rosa Muñoz, una peronista y ultradasnevista que ahora se presenta como la única espada del Gobierno de Chubut entre los ocho legisladores nacionales que representan a la provincia (cinco diputados nacionales y tres senadores). Su comentario sobre que votó el Presupuesto Nacional porque la última versión que llegó al recinto “mejoró bastante” no la ayudó en nada. Muñoz, que ya en diciembre del año pasado había votado el ajuste contra los jubilados y hace poco levantó su mano para rechazar el proyecto de aborto legal, no tuvo más remedio que inmolarse en este juego político que requiere cuestionar al Gobierno nacional por un lado pero negociar beneficios por otro.
Claro que muchas veces los diputados nacionales se olvidan que representan al pueblo de sus provincias. Porque para defender los intereses institucionales de cada provincia están los senadores.
A Menna se le hará muy difícil transitar por algunas calles de Chubut en su campaña para la gobernación, si es que todavía tiene aspiraciones de llegar a Fontana 50. A Muñoz ya no le queda mucho hilo en el carretel político. Mario Das Neves la había rescatado en 2017 para la lista de Diputados Nacionales pero cuando cumpla su mandato no parece que haya otro lugar para ella que la tranquilidad del retiro definitivo.
Oposición y beneficios
El jueves, tras un acto en Comodoro Rivadavia, el gobernador Mariano Arcioni fue cauto a la hora de hablar del voto de Muñoz pero lo justificó. Está claro que Fontana 50 eligió estar de la vereda de enfrente de la Casa Rosada pero lo último que se puede perder en política es la diplomacia cuando se tienen responsabilidades institucionales. “Trabajamos incansablemente para el beneficio de todos los chubutenses. Vamos, discutimos y hacemos valer nuestros derechos, y hemos logrado que se mantengan muchos beneficios para Chubut. Pero aunque seamos oposición también tenemos que ser constructivos, y en este sentido se ha conseguido avanzar en obras que no eran tenidas en cuenta por el Gobierno nacional”, explicó el gobernador.
El golpe final
La media sanción de Diputados fue un gran triunfo parlamentario de Cambiemos pero todavía falta la otra mitad. El oficialismo del Senado buscará convertir en ley al proyecto de Presupuesto 2019 el próximo 14 de noviembre y para eso intentará obtener dictamen de mayoría el miércoles 7.
La Casa Rosada ha ido detrás de las aprobaciones parlamentarias con la idea de hacer los guiños necesarios a sus aliados estratégicos. Metió presión para sacar el proyecto en Diputados dos días antes de que se reúna el FMI para aprobar la ayuda para la Argentina. Y espera que el Senado dé el golpe de gracia antes de finales de noviembre, fecha en la que se realizará la reunión del G20 en Buenos Aires.
No hay que sorprenderse, ya es una constante de la alianza Cambiemos en estos tres años dar muchas señales hacia afuera y casi ninguna hacia adentro.