Osvaldo Labastié y su esposa Gabriela Carel son dos emprendedores que están desarrollando un proyecto de plantaciones de almendros en la Meseta Central de la provincia. Se trata de una experiencia única en la provincia y que, de acuerdo con los primeras pruebas, daría un gran resultado, con adaptación al suelo de esa región y con grandes rindes.
La experiencia productiva se enmarca en la zona de Río Chico, a unos 30 kilómetros de la localidad de Uzcudun, entre la Ruta 3 y el Dique Florentino Ameghino. Hace un año y medio comenzaron con la siembra y hoy están obteniendo las primeras plantas, que miden más de 1 metro. Esperan realizar la primera cosecha en el lapso de tres años y proyectan una comercialización que en principio abarcaría distintas regiones de la provincia, pero que también podría encaminarse hacia la exportación.
La iniciativa tiene varios aspectos novedosos. Uno de ellos, el más evidente, responde a la posibilidad de presentar alternativas productivas diferentes para la Meseta y demostrar que la tierra responde a determinadas plantaciones. Por el otro, sería la primera explotación comercial de este tipo de frutos secos en la provincia y la más austral del país, ya que existe otra de similares características en Cipoletti, Río Negro.
El Loteo Don Genero en la Meseta surgió recientemente y alberga a otro tipo de emprendimientos relacionados con la plantación de lavanda, oréganos y variedades del vid. Es una finca con más de 2.000 chacras de 5 hectáreas cada una.
Recientemente, en el mes de mayo, en conjunto se elevó una nota tanto al ministro de la Producción, Hernán Alonso, como a la Legislatura Provincial, notificando las actividades productivas que se están realizando en plena meseta. Existe una gran preocupación al respecto por el avance de la minería, la zonificación y lo que puede llegar a ocurrir en ese territorio que hoy está dentro del mapa donde se podrían llevar adelante las principales extracciones mineras.
Contando con la disponibilidad de un extenso territorio de tierra virgen, Labastié junto a su esposa iniciaron el camino con un estudio para determinar qué tipo de producciones podían adaptarse a un terreno duro, con pocas lluvias y el paso severo del viento. Estudiaron algunas experiencias sobre secano en Europa y llegaron a la conclusión que las almendras se adaptaban perfectamente. Cuentan con dos lotes de 10 hectáreas, pero hoy la explotación experimental abarca una hectárea.
La variedad de almendros tiene una particularidad que no se encuentra en otros lados. Combinan cáscara dura y sabor dulce. Las primeras semillas las consiguieron a partir de un vivero en Rawson, y la historia remonta a las primeras colonias galesas y el aprovisionamiento de este tipo de frutos para pasar el duro invierno en la región.
“Empezamos a probar con una variedad de almendros de acá en la zona, que no se condice con ninguna variedad de los libros. Después de 150 años de adaptación de la colonia galesa es una variedad de cáscara dura y el fruto dulce, dos cosas que no suelen darse combinadas”, aseguró Labastié en diálogo con el Económico.
Una vez obtenido el fruto, (se estima la primera cosecha en 5 años) la comercialización abarcaría una parte importante de Esquel donde hay existe un polo chocolatero para colocar las almendras. Pero no se limitaría a la Cordillera o la zona de El Bolsón en Río Negro. También se podría abastecer las panaderías de la zona del Valle y al mismo tiempo a varias de las naturistas, que hoy están en auge y se multiplican.
Todo ello, sustentado además en el crecimiento que está habiendo del consumo de frutos secos como una opción de comida saludable. Una vez afianzados, ya se pensaría en incorporar valor agregado, sumar el packaging y vender fraccionado.
“La proyección es de 10 kilos por planta. La total es de 800 plantas por cada 5 hectaáreas. Es decir que son entre 1.600 y 1.750 plantas porque en el segundo lote no hay área de servicios. La proyección es a 10 años que tienen que estar productivas las 10 hectáreas que tenemos con nuestros dos lotes. Son 10 kilos por 1.700 plantas, es decir 17.000 toneladas”.
Mesas de germinación
El proceso de siembra es de cero. Tenemos unas mesas de germinación, desde la semilla y la planta madre que es la de referencia. Tenemos un gran almendro que compramos en el vivero, nos da un volumen de semillas importante. Germinamos en unas mesas de germinación de un metro por 3 metros. Se parte la semilla, se la activa. Cuando crece, rompe la hoja, las pasamos a los macetones con capacidad de 5 litros con una tierra armada de la tierra de allá del loteo. La germinación se hace en Rawson. Cuando la planta tiene un metro de altura se pasa al loteo”.
Las plantas en el loteo hoy tienen 1,20 contando desde la rasante. Para el verano serán cerca de 140 los plantines. Este otoño se realizó la primera poda.
Sistema de riego
El sistema de riego es por evapotranspiración. Así lo explicó el productor. “Es un botellón de dos litros cortado como un vaso. Enterrado a la rasante. En el borde al piso. Arriba del botellón se pone un bidón de agua de 6 litros cortado como una campana. Y se lo clava a 5 centímetros de profundidad alrededor del enterrado. Abrís la tapa, llenas de agua el vaso enterrado, se cierra y se hace una especie de efecto invernadero. El agua se evapora, y se condensan las paredes del botellón y vos no tenés pérdida ni por transpiración, ni evaporación, ni por filtración”.
“El agua que queda ahí te humedece esos 20 centímetros y 5 metros o 10 para abajo. Y la raíz toma perfecto. El agua hasta acá la llevamos desde acá, pero es muy poca la que consume. Eso hasta este tamaño de planta nos funcionó. Sabemos que el año que viene tenemos que armar los sistemas de riego porque en cuanto la planta crece requerirá más agua”.
La siguiente etapa ya está pensada. Se utilizarán dos tanques de 1.500 litros de agua cada uno interconectados. Y se aprovechará la pendiente suave del terreno para utilizar la gravedad y de esa forma poder abastecer las dos chacras de 5 hectáreas cada una.
Osvaldo Labastié y su esposa Gabriela Carel son dos emprendedores que están desarrollando un proyecto de plantaciones de almendros en la Meseta Central de la provincia. Se trata de una experiencia única en la provincia y que, de acuerdo con los primeras pruebas, daría un gran resultado, con adaptación al suelo de esa región y con grandes rindes.
La experiencia productiva se enmarca en la zona de Río Chico, a unos 30 kilómetros de la localidad de Uzcudun, entre la Ruta 3 y el Dique Florentino Ameghino. Hace un año y medio comenzaron con la siembra y hoy están obteniendo las primeras plantas, que miden más de 1 metro. Esperan realizar la primera cosecha en el lapso de tres años y proyectan una comercialización que en principio abarcaría distintas regiones de la provincia, pero que también podría encaminarse hacia la exportación.
La iniciativa tiene varios aspectos novedosos. Uno de ellos, el más evidente, responde a la posibilidad de presentar alternativas productivas diferentes para la Meseta y demostrar que la tierra responde a determinadas plantaciones. Por el otro, sería la primera explotación comercial de este tipo de frutos secos en la provincia y la más austral del país, ya que existe otra de similares características en Cipoletti, Río Negro.
El Loteo Don Genero en la Meseta surgió recientemente y alberga a otro tipo de emprendimientos relacionados con la plantación de lavanda, oréganos y variedades del vid. Es una finca con más de 2.000 chacras de 5 hectáreas cada una.
Recientemente, en el mes de mayo, en conjunto se elevó una nota tanto al ministro de la Producción, Hernán Alonso, como a la Legislatura Provincial, notificando las actividades productivas que se están realizando en plena meseta. Existe una gran preocupación al respecto por el avance de la minería, la zonificación y lo que puede llegar a ocurrir en ese territorio que hoy está dentro del mapa donde se podrían llevar adelante las principales extracciones mineras.
Contando con la disponibilidad de un extenso territorio de tierra virgen, Labastié junto a su esposa iniciaron el camino con un estudio para determinar qué tipo de producciones podían adaptarse a un terreno duro, con pocas lluvias y el paso severo del viento. Estudiaron algunas experiencias sobre secano en Europa y llegaron a la conclusión que las almendras se adaptaban perfectamente. Cuentan con dos lotes de 10 hectáreas, pero hoy la explotación experimental abarca una hectárea.
La variedad de almendros tiene una particularidad que no se encuentra en otros lados. Combinan cáscara dura y sabor dulce. Las primeras semillas las consiguieron a partir de un vivero en Rawson, y la historia remonta a las primeras colonias galesas y el aprovisionamiento de este tipo de frutos para pasar el duro invierno en la región.
“Empezamos a probar con una variedad de almendros de acá en la zona, que no se condice con ninguna variedad de los libros. Después de 150 años de adaptación de la colonia galesa es una variedad de cáscara dura y el fruto dulce, dos cosas que no suelen darse combinadas”, aseguró Labastié en diálogo con el Económico.
Una vez obtenido el fruto, (se estima la primera cosecha en 5 años) la comercialización abarcaría una parte importante de Esquel donde hay existe un polo chocolatero para colocar las almendras. Pero no se limitaría a la Cordillera o la zona de El Bolsón en Río Negro. También se podría abastecer las panaderías de la zona del Valle y al mismo tiempo a varias de las naturistas, que hoy están en auge y se multiplican.
Todo ello, sustentado además en el crecimiento que está habiendo del consumo de frutos secos como una opción de comida saludable. Una vez afianzados, ya se pensaría en incorporar valor agregado, sumar el packaging y vender fraccionado.
“La proyección es de 10 kilos por planta. La total es de 800 plantas por cada 5 hectaáreas. Es decir que son entre 1.600 y 1.750 plantas porque en el segundo lote no hay área de servicios. La proyección es a 10 años que tienen que estar productivas las 10 hectáreas que tenemos con nuestros dos lotes. Son 10 kilos por 1.700 plantas, es decir 17.000 toneladas”.
Mesas de germinación
El proceso de siembra es de cero. Tenemos unas mesas de germinación, desde la semilla y la planta madre que es la de referencia. Tenemos un gran almendro que compramos en el vivero, nos da un volumen de semillas importante. Germinamos en unas mesas de germinación de un metro por 3 metros. Se parte la semilla, se la activa. Cuando crece, rompe la hoja, las pasamos a los macetones con capacidad de 5 litros con una tierra armada de la tierra de allá del loteo. La germinación se hace en Rawson. Cuando la planta tiene un metro de altura se pasa al loteo”.
Las plantas en el loteo hoy tienen 1,20 contando desde la rasante. Para el verano serán cerca de 140 los plantines. Este otoño se realizó la primera poda.
Sistema de riego
El sistema de riego es por evapotranspiración. Así lo explicó el productor. “Es un botellón de dos litros cortado como un vaso. Enterrado a la rasante. En el borde al piso. Arriba del botellón se pone un bidón de agua de 6 litros cortado como una campana. Y se lo clava a 5 centímetros de profundidad alrededor del enterrado. Abrís la tapa, llenas de agua el vaso enterrado, se cierra y se hace una especie de efecto invernadero. El agua se evapora, y se condensan las paredes del botellón y vos no tenés pérdida ni por transpiración, ni evaporación, ni por filtración”.
“El agua que queda ahí te humedece esos 20 centímetros y 5 metros o 10 para abajo. Y la raíz toma perfecto. El agua hasta acá la llevamos desde acá, pero es muy poca la que consume. Eso hasta este tamaño de planta nos funcionó. Sabemos que el año que viene tenemos que armar los sistemas de riego porque en cuanto la planta crece requerirá más agua”.
La siguiente etapa ya está pensada. Se utilizarán dos tanques de 1.500 litros de agua cada uno interconectados. Y se aprovechará la pendiente suave del terreno para utilizar la gravedad y de esa forma poder abastecer las dos chacras de 5 hectáreas cada una.