La empresa, que también era copropietaria del dique que en noviembre de 2015 causó una enorme tragedia ambiental y humana en la misma región, ya fue objeto de bloqueos cautelares de activos por 11.000 millones de reales (unos 3.000 millones dólares), por el accidente del viernes.
"¡Atención, evacuación general del área! ¡Busque el lugar más alto de la ciudad! ¡Evacuación de emergencia! ¡Busque el lugar más alto de la ciudad!", clamaron al mismo tiempo los altavoces de esta ciudad de 39.000 habitantes del estado de Minas Gerais.
Vale accionó la alarma a las 05H30 locales (07H30 GMT), "al detectar un aumento de los niveles de agua en los instrumentos que vigilan el dique VI". Según la firma, "no hay residuos mineros" en el dique, que contiene entre 3 y 4 millones de metros cúbicos de agua.
Los bomberos procedieron a la evacuación de las comunidades aledañas.
La estructura forma parte de la mina Córrego do Feijao, cuyo dique I se rompió el viernes dejando hasta ahora 37 muertos y 256 desaparecidos en Brumadinho, a 60 km de Belo Horizonte, capital de Minas Gerais.
"Tuve que salir con mi familia, mis hijos (...). Estamos molestos, tensos, porque dejar nuestra casa no es fácil. Hace 15 años que vivimos allí", dijo a la AFP Jose Maria Silva, de 59 años.
"Varias personas salieron corriendo, desesperadas (...) Quien no tenía carro huyó a pie, con mochila en la espalda y lo que podía llevar. Niños, ancianos, todos subiendo. Vale tenía que haber visto esto, acabó con nosotros, es un desastre", comentó Fagner Miranda, de 29 años.
- Sueño arrasado
Un equipo de AFP recorrió la comunidad de Parque da Cachoeira, a 2 km de la estructura que amenaza con romperse. Una casa reducida a ruinas dimensiona la desolación: el segundo piso se encuentra bajo el lodo.
Además de tejas, se ve un sofá, una paradisíaca pintura de mar y flores de papel. A la entrada de lo que era un hogar, un cartel: "Sonho Meu" (Mi sueño).
Por delante avanza un río marrón de unos 300 metros de ancho que también arrasó la vegetación a su paso.
El teniente Pedro Aihara, del cuerpo de bomberos, indicó que las búsquedas de sobrevivientes se mantienen interrumpidas porque el foco es la evacuación de la zona en peligro.
El sábado, varios helicópteros buscaron sobrevivientes en la extensa marea de barro.
La desesperación se apoderó de quienes perdieron o desconocen el paradero de familiares y amigos.
Algunas personas deambulaban con fotos de allegados desaparecidos.
El balance de muertos supera ya al de noviembre de 2015, cuando la ruptura de la represa de Fundao, en el municipio de Mariana, a 125 km de Brumadinho, mató a 19 personas y provocó el peor desastre ecológico en Brasil.
Esa represa pertenecía a Samarco, controlada por Vale y la anglo-australiana BHP Billiton.
El presidente Jair Bolsonaro se comprometió el sábado a "investigar los hechos, reclamar justicia y prevenir nuevas tragedias como las de Mariana y Brumadinho".
El mandatario ultraderechista aceptó la ayuda tecnológica para buscar desaparecidos ofrecida Israel, un país con el que busca estrechar relaciones.
La Gobernación de Minas Gerais informó que 136 efectivos y 16 toneladas de equipos israelíes llegarían por la noche a la región.
- Vale, en la mira
La represa no era usada desde hacía tres años y había sido verificada regularmente, según la firma.
Entre viernes y sábado, la Justicia de Minas Gerais decretó tres bloqueos de cuentas bancarias por un total de 11.000 millones de reales (3.000 millones de dólares) para resarcir a las víctimas y por daños ambientales.
La compañía indicó que hasta el sábado por la noche había distribuido un millón de litros de agua potable y que habilitó instalaciones para alojar a 800 siniestrados. También movilizó 40 ambulancias y un helicóptero para apoyar las labores de rescate.
La tragedia desató críticas de organizaciones ambientalistas, como Greenpeace o SOS Mata Atlántica, líderes políticos y expertos en gestión de riesgos.
"Éste es un gobierno que no indica que actuará con mayor control en el tema ambiental (...). Va a considerar que las corporaciones a priori funcionan de manera responsable y lo que venimos viendo es lo contrario", dijo a la AFP Luiz Jardim Wanderley, especialista en minería de la Universidad Estatal de Rio de Janeiro (UERJ).
Wanderley afirmó que "casi 10% de los diques o no tienen la estabilidad garantizada o no hay información suficiente para definir su condición", por lo que "muy probablemente vamos a tener otros casos, de magnitud menor o mayor. Esos desastres podrían ser aún mayores".
La empresa, que también era copropietaria del dique que en noviembre de 2015 causó una enorme tragedia ambiental y humana en la misma región, ya fue objeto de bloqueos cautelares de activos por 11.000 millones de reales (unos 3.000 millones dólares), por el accidente del viernes.
"¡Atención, evacuación general del área! ¡Busque el lugar más alto de la ciudad! ¡Evacuación de emergencia! ¡Busque el lugar más alto de la ciudad!", clamaron al mismo tiempo los altavoces de esta ciudad de 39.000 habitantes del estado de Minas Gerais.
Vale accionó la alarma a las 05H30 locales (07H30 GMT), "al detectar un aumento de los niveles de agua en los instrumentos que vigilan el dique VI". Según la firma, "no hay residuos mineros" en el dique, que contiene entre 3 y 4 millones de metros cúbicos de agua.
Los bomberos procedieron a la evacuación de las comunidades aledañas.
La estructura forma parte de la mina Córrego do Feijao, cuyo dique I se rompió el viernes dejando hasta ahora 37 muertos y 256 desaparecidos en Brumadinho, a 60 km de Belo Horizonte, capital de Minas Gerais.
"Tuve que salir con mi familia, mis hijos (...). Estamos molestos, tensos, porque dejar nuestra casa no es fácil. Hace 15 años que vivimos allí", dijo a la AFP Jose Maria Silva, de 59 años.
"Varias personas salieron corriendo, desesperadas (...) Quien no tenía carro huyó a pie, con mochila en la espalda y lo que podía llevar. Niños, ancianos, todos subiendo. Vale tenía que haber visto esto, acabó con nosotros, es un desastre", comentó Fagner Miranda, de 29 años.
- Sueño arrasado
Un equipo de AFP recorrió la comunidad de Parque da Cachoeira, a 2 km de la estructura que amenaza con romperse. Una casa reducida a ruinas dimensiona la desolación: el segundo piso se encuentra bajo el lodo.
Además de tejas, se ve un sofá, una paradisíaca pintura de mar y flores de papel. A la entrada de lo que era un hogar, un cartel: "Sonho Meu" (Mi sueño).
Por delante avanza un río marrón de unos 300 metros de ancho que también arrasó la vegetación a su paso.
El teniente Pedro Aihara, del cuerpo de bomberos, indicó que las búsquedas de sobrevivientes se mantienen interrumpidas porque el foco es la evacuación de la zona en peligro.
El sábado, varios helicópteros buscaron sobrevivientes en la extensa marea de barro.
La desesperación se apoderó de quienes perdieron o desconocen el paradero de familiares y amigos.
Algunas personas deambulaban con fotos de allegados desaparecidos.
El balance de muertos supera ya al de noviembre de 2015, cuando la ruptura de la represa de Fundao, en el municipio de Mariana, a 125 km de Brumadinho, mató a 19 personas y provocó el peor desastre ecológico en Brasil.
Esa represa pertenecía a Samarco, controlada por Vale y la anglo-australiana BHP Billiton.
El presidente Jair Bolsonaro se comprometió el sábado a "investigar los hechos, reclamar justicia y prevenir nuevas tragedias como las de Mariana y Brumadinho".
El mandatario ultraderechista aceptó la ayuda tecnológica para buscar desaparecidos ofrecida Israel, un país con el que busca estrechar relaciones.
La Gobernación de Minas Gerais informó que 136 efectivos y 16 toneladas de equipos israelíes llegarían por la noche a la región.
- Vale, en la mira
La represa no era usada desde hacía tres años y había sido verificada regularmente, según la firma.
Entre viernes y sábado, la Justicia de Minas Gerais decretó tres bloqueos de cuentas bancarias por un total de 11.000 millones de reales (3.000 millones de dólares) para resarcir a las víctimas y por daños ambientales.
La compañía indicó que hasta el sábado por la noche había distribuido un millón de litros de agua potable y que habilitó instalaciones para alojar a 800 siniestrados. También movilizó 40 ambulancias y un helicóptero para apoyar las labores de rescate.
La tragedia desató críticas de organizaciones ambientalistas, como Greenpeace o SOS Mata Atlántica, líderes políticos y expertos en gestión de riesgos.
"Éste es un gobierno que no indica que actuará con mayor control en el tema ambiental (...). Va a considerar que las corporaciones a priori funcionan de manera responsable y lo que venimos viendo es lo contrario", dijo a la AFP Luiz Jardim Wanderley, especialista en minería de la Universidad Estatal de Rio de Janeiro (UERJ).
Wanderley afirmó que "casi 10% de los diques o no tienen la estabilidad garantizada o no hay información suficiente para definir su condición", por lo que "muy probablemente vamos a tener otros casos, de magnitud menor o mayor. Esos desastres podrían ser aún mayores".