Sudáfrica fue un justo ganador porque fue superior a la Argentina durante la primera parte (17-3), y tuvo una tremenda contundencia en el complemento (contó con cinco chances y concretó tres tries, en dos ellos interceptando pases de los jugadores argentinos), lapso en el cual no la pasó bien.
Sin embargo, los errores en el manejo del balón (que impidieron vulnerar en tres ocasiones el ingoal rival), especialmente en el primer tiempo, y la ineficacia de sus pateadores, a lo largo de los 80 minutos, terminaron sentenciando la suerte del seleccionado argentino.
La gran pregunta que quedará flotando con el partido sentenciado, es: ¿Qué hubiese pasado si Joaquín de la Venga Mendía tenía una buena tarde frente a los palos?. El apertura de Hindú falló cuatro de sus 5 intentos, todos ellos desde posiciones favorables.
Si De la Vega Mendía concretaba las conversiones que falló tras la conquista de dos tries (uno de ellos conseguidos por él y otro por Mateo Carreras) en los primeros 5 minutos del segundo tiempo, Los Pumitas hubiesen igualado el partido 17-17. Pero eso no sucedió.
A pesar de todo, Argentina siguió cerca en el marcador, y la oportunidad de comenzar a dar vuelta la historia llegó a los 17 minutos. Nicolás Roger, que un rato antes había ingresado por De la Vega Mendía, convirtió un penal, y Los Pumitas quedaron un punto abajo 16-17.
Pero el sueño argentino se vino abajo a los 24 minutos, cuando Thaakir Abrahams, marcó un nuevo try que, si bien no frenó el ímpetu de los jugadores argentinos, colocó una ventaja que comenzaba a ser indescontable.
El triunfo de Sudáfrica fue justo, pero el 41-16 es exagerado. Premió en demasía todo lo que hicieron los Junior Sprinboks, y castigó cada error cometido por Los Pumitas, que, al igual que en 2012, quedaron a un paso de subirse al podio.
Sudáfrica fue un justo ganador porque fue superior a la Argentina durante la primera parte (17-3), y tuvo una tremenda contundencia en el complemento (contó con cinco chances y concretó tres tries, en dos ellos interceptando pases de los jugadores argentinos), lapso en el cual no la pasó bien.
Sin embargo, los errores en el manejo del balón (que impidieron vulnerar en tres ocasiones el ingoal rival), especialmente en el primer tiempo, y la ineficacia de sus pateadores, a lo largo de los 80 minutos, terminaron sentenciando la suerte del seleccionado argentino.
La gran pregunta que quedará flotando con el partido sentenciado, es: ¿Qué hubiese pasado si Joaquín de la Venga Mendía tenía una buena tarde frente a los palos?. El apertura de Hindú falló cuatro de sus 5 intentos, todos ellos desde posiciones favorables.
Si De la Vega Mendía concretaba las conversiones que falló tras la conquista de dos tries (uno de ellos conseguidos por él y otro por Mateo Carreras) en los primeros 5 minutos del segundo tiempo, Los Pumitas hubiesen igualado el partido 17-17. Pero eso no sucedió.
A pesar de todo, Argentina siguió cerca en el marcador, y la oportunidad de comenzar a dar vuelta la historia llegó a los 17 minutos. Nicolás Roger, que un rato antes había ingresado por De la Vega Mendía, convirtió un penal, y Los Pumitas quedaron un punto abajo 16-17.
Pero el sueño argentino se vino abajo a los 24 minutos, cuando Thaakir Abrahams, marcó un nuevo try que, si bien no frenó el ímpetu de los jugadores argentinos, colocó una ventaja que comenzaba a ser indescontable.
El triunfo de Sudáfrica fue justo, pero el 41-16 es exagerado. Premió en demasía todo lo que hicieron los Junior Sprinboks, y castigó cada error cometido por Los Pumitas, que, al igual que en 2012, quedaron a un paso de subirse al podio.