"Yo no tengo nada que ver con eso", dijo Bolsonaro, que se negó a comentar el escándalo de corrupción que golpea directamente a su semador, que es dueño de una chocolatería un shopping de Rio de Janeiro que fue allanada por esta causa.
Las investigaciones involucran como eje de las maniobras de lavado al policía Fabricio Queiroz, amigo de Bolsonaro desde inicios de los años ochenta en el Ejército durante la dictadura militar, que fue chofer y jefe de asesores de la oficina parlamentaria de Flavio hasta 2018, cuando era diputado provincial en Río de Janeiro.
Los delitos investigados van de 2007 hasta 2018 y abarcan a más de 20 personas, entre ellas miembros de la familia de la segunda esposa del presidente Bolsonaro.
"Brasil es más grande que los pequeños problemas, hablo por mí, pregúnteme sobre mis problemas y yo respondo, yo no tengo que ver con eso (de Flavio), hablen con su abogado", dijo Bolsonaro a periodistas en la puerta de la residencia presidencial, el Palacio de la Alvorada, en Brasilia.
La red de desvío se llama "rachadinha" en Brasil y obliga a empleados parlamentarios a devolver parte del sueldo.
Bolsonaro atribuyó al gobernador de Rio, Wilson Witzel, una maniobra de "inteligencia" para vincular al presidente con los llamados 'milicianos", las mafias parapoliciales de Rìo de Janeiro que controlan favelas, tráfico de drogas y servicios de seguridad privado en las comunidades más pobres y violentas.
"Yo no tengo nada que ver con eso", dijo Bolsonaro, que se negó a comentar el escándalo de corrupción que golpea directamente a su semador, que es dueño de una chocolatería un shopping de Rio de Janeiro que fue allanada por esta causa.
Las investigaciones involucran como eje de las maniobras de lavado al policía Fabricio Queiroz, amigo de Bolsonaro desde inicios de los años ochenta en el Ejército durante la dictadura militar, que fue chofer y jefe de asesores de la oficina parlamentaria de Flavio hasta 2018, cuando era diputado provincial en Río de Janeiro.
Los delitos investigados van de 2007 hasta 2018 y abarcan a más de 20 personas, entre ellas miembros de la familia de la segunda esposa del presidente Bolsonaro.
"Brasil es más grande que los pequeños problemas, hablo por mí, pregúnteme sobre mis problemas y yo respondo, yo no tengo que ver con eso (de Flavio), hablen con su abogado", dijo Bolsonaro a periodistas en la puerta de la residencia presidencial, el Palacio de la Alvorada, en Brasilia.
La red de desvío se llama "rachadinha" en Brasil y obliga a empleados parlamentarios a devolver parte del sueldo.
Bolsonaro atribuyó al gobernador de Rio, Wilson Witzel, una maniobra de "inteligencia" para vincular al presidente con los llamados 'milicianos", las mafias parapoliciales de Rìo de Janeiro que controlan favelas, tráfico de drogas y servicios de seguridad privado en las comunidades más pobres y violentas.