“Vi casos muy graves pero todos los días me sorprendo cuando hay despliegue de violencia”

La fiscal general de Trelew, Silvia Pereira, se especializó en investigar abusos sexuales. Advierte que hay cada vez más denuncias por lo que sucede entre adolescentes en fiestas clandestinas. Y que aunque estos episodios son su rutina, le siguen llamando la atención los casos más extremos. Pide una Unidad especial para este tipo de delitos.

01 ENE 2020 - 21:11 | Actualizado

Por Rolando Tobarez / @rtobarez

-¿Cómo describiría hoy el escenario respecto al tema de los abusos sexuales en la zona del Valle?

-La verdad es que hay un incremento en la tasa de abusos. Tuvimos muchos y de diferentes modalidades. Ahora no es tanto como otros años, que era intrafamiliar, sino que se expandió a otras áreas. Por ejemplo, tuvo muchos casos la Comisaría de la Mujer de fiestas de adolescentes donde al día siguiente se presentan a denunciar abusos. Eso noté como cambio. En un determinado momento en Trelew había una cifra alta de abusos pero eran todos intrafamiliares, esa era la tendencia. Eso cambió y lo observo en el último año. Antes rara vez se presentaba un caso donde después de una fiesta estudiantil alguien venía a denunciar que había sido abusada. Hoy es moneda corriente: después de cada fiesta que hacen los chicos tenemos una denuncia en Comisaría o en Fiscalía.

-¿Sucede en alguna franja social en particular o cómo pasa con las drogas, atraviesa todo estrato?

-Está en todos los estratos sociales, clase media, baja o alta. Desaparece ese mito de que el abuso se daba sólo en clases sociales más bajas. Al contrario, ahora se nota la tendencia de la clase social media alta.

-¿Hay un perfil de las víctimas?

-Por lo general son adolescentes, lo que noto es que hay un incremento en esa franja.

-¿No es paradójico teniendo en cuenta que hay cada vez más información sobre el tema?

-No sé si hay cada vez más abusos. Tal vez la información ayude a que las víctimas se animen a denunciar, que baje la cifra negra y ayude la difusión de las condenas y del personal especializado con que cuentan Fiscalía y la Comisaría en que la gente se anime más a denunciar. Quizás antes en una fiesta adolescente las víctimas directamente no denunciaban. Hoy se animan, pero no sé si realmente hubo un incremento de la cantidad de casos o una disminución de la cifra negra. Igual la tendencia va en alza.

-Cuando hay una denuncia, ¿cuesta que las víctimas cuenten lo que les sucedió desde el primer momento?

-Tratamos de no tomar declaración a las víctimas sino que dejamos ese momento reservado para cuando declaran en Cámara Gesell. Cuesta mucho pero ya tienen una preparación del Servicio de Atención a la Víctima: ya saben qué va a pasar, dónde van a ir, cómo será la declaración; tratamos de que tengan un vínculo con la psicóloga que les toma esa declaración. Depende siempre de su edad. Con las víctimas más chiquitas tratamos de reforzar el vínculo con la persona que la va a entrevistar. La idea es que no se revictimice y que no cuente 20 veces lo que le pasó: en la Comisaria mujer, en Fiscalía, en Cámara Gesell, a la psicóloga y al médico, sino descentralizar esa declaración en un solo acto en la Cámara. Y hay que trabajar, el relato espontáneo rara vez sucede y si lo hace, se olvida de muchos detalles que después va recordando con el trascurso de la declaración o del tiempo que va pasando.

-¿Hay un perfil de victimarios?

-No, ni siquiera psicológicamente hay un perfil de los victimarios. Los psicólogos no pudieron determinarlo realmente, no hay un perfil de un abusador. Hay de todo. Me sorprendí mucho en un juicio hace poco donde el autor reconoció haber sido abusado, pidió disculpas y en la audiencia nos pidió la posibilidad de hacer un tratamiento porque él quería salir de ese problema que tenía y no sabía cómo. Hay negadores también que niegan hasta el último momento, otros que lo reconocen en un juicio abreviado. Pero no responden a una característica.

-¿Se sigue sorprendiendo por lo que ve?

-Vi casos muy graves y todos los días me sorprendo. Sobre todo en hechos donde a veces hay un despliegue de violencia contra las víctimas y eso sorprende. ¿Cómo pudo hacer esto? Incluso hemos trabajado con bebés de 12 meses abusados. Hubo un caso muy resonante en Trelew, un condenado a 9 años de prisión por el abuso de un bebé por parte de la pareja de su mamá.

-¿Cómo hace para despejarse y no llevarse estos casos a su casa?

-Me lo llevo a mi casa, sí. Es muy difícil, uno trata de separar la función y la profesión de la vida de uno, pero en estos casos realmente es difícil. Pero canalizo por otros lados.

-¿Hubo gente absuelta que usted todavía cree que eran culpables?

-Sí, pero por suerte no tenemos muchos casos de absoluciones porque cuando las hubo recurrimos inclusive hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación con recursos de la Procuración General. Hace muy poco tuvimos el caso de un pastor que había sido absuelto, lo encontramos en Neuquén y lo pudimos remontar con una apelación de la Procuración. Hubo que hacerle un nuevo juicio y hoy está condenado con condena firme y cumpliendo en preventiva. Pero la estadística nos indica que las absoluciones son las menos. También hay muchos casos que no llegan a juicio porque se archivan, se caen antes y ya sabemos que no vamos a tener éxito y que no hay proyección en ese juicio.

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01 ENE 2020 - 21:11

Por Rolando Tobarez / @rtobarez

-¿Cómo describiría hoy el escenario respecto al tema de los abusos sexuales en la zona del Valle?

-La verdad es que hay un incremento en la tasa de abusos. Tuvimos muchos y de diferentes modalidades. Ahora no es tanto como otros años, que era intrafamiliar, sino que se expandió a otras áreas. Por ejemplo, tuvo muchos casos la Comisaría de la Mujer de fiestas de adolescentes donde al día siguiente se presentan a denunciar abusos. Eso noté como cambio. En un determinado momento en Trelew había una cifra alta de abusos pero eran todos intrafamiliares, esa era la tendencia. Eso cambió y lo observo en el último año. Antes rara vez se presentaba un caso donde después de una fiesta estudiantil alguien venía a denunciar que había sido abusada. Hoy es moneda corriente: después de cada fiesta que hacen los chicos tenemos una denuncia en Comisaría o en Fiscalía.

-¿Sucede en alguna franja social en particular o cómo pasa con las drogas, atraviesa todo estrato?

-Está en todos los estratos sociales, clase media, baja o alta. Desaparece ese mito de que el abuso se daba sólo en clases sociales más bajas. Al contrario, ahora se nota la tendencia de la clase social media alta.

-¿Hay un perfil de las víctimas?

-Por lo general son adolescentes, lo que noto es que hay un incremento en esa franja.

-¿No es paradójico teniendo en cuenta que hay cada vez más información sobre el tema?

-No sé si hay cada vez más abusos. Tal vez la información ayude a que las víctimas se animen a denunciar, que baje la cifra negra y ayude la difusión de las condenas y del personal especializado con que cuentan Fiscalía y la Comisaría en que la gente se anime más a denunciar. Quizás antes en una fiesta adolescente las víctimas directamente no denunciaban. Hoy se animan, pero no sé si realmente hubo un incremento de la cantidad de casos o una disminución de la cifra negra. Igual la tendencia va en alza.

-Cuando hay una denuncia, ¿cuesta que las víctimas cuenten lo que les sucedió desde el primer momento?

-Tratamos de no tomar declaración a las víctimas sino que dejamos ese momento reservado para cuando declaran en Cámara Gesell. Cuesta mucho pero ya tienen una preparación del Servicio de Atención a la Víctima: ya saben qué va a pasar, dónde van a ir, cómo será la declaración; tratamos de que tengan un vínculo con la psicóloga que les toma esa declaración. Depende siempre de su edad. Con las víctimas más chiquitas tratamos de reforzar el vínculo con la persona que la va a entrevistar. La idea es que no se revictimice y que no cuente 20 veces lo que le pasó: en la Comisaria mujer, en Fiscalía, en Cámara Gesell, a la psicóloga y al médico, sino descentralizar esa declaración en un solo acto en la Cámara. Y hay que trabajar, el relato espontáneo rara vez sucede y si lo hace, se olvida de muchos detalles que después va recordando con el trascurso de la declaración o del tiempo que va pasando.

-¿Hay un perfil de victimarios?

-No, ni siquiera psicológicamente hay un perfil de los victimarios. Los psicólogos no pudieron determinarlo realmente, no hay un perfil de un abusador. Hay de todo. Me sorprendí mucho en un juicio hace poco donde el autor reconoció haber sido abusado, pidió disculpas y en la audiencia nos pidió la posibilidad de hacer un tratamiento porque él quería salir de ese problema que tenía y no sabía cómo. Hay negadores también que niegan hasta el último momento, otros que lo reconocen en un juicio abreviado. Pero no responden a una característica.

-¿Se sigue sorprendiendo por lo que ve?

-Vi casos muy graves y todos los días me sorprendo. Sobre todo en hechos donde a veces hay un despliegue de violencia contra las víctimas y eso sorprende. ¿Cómo pudo hacer esto? Incluso hemos trabajado con bebés de 12 meses abusados. Hubo un caso muy resonante en Trelew, un condenado a 9 años de prisión por el abuso de un bebé por parte de la pareja de su mamá.

-¿Cómo hace para despejarse y no llevarse estos casos a su casa?

-Me lo llevo a mi casa, sí. Es muy difícil, uno trata de separar la función y la profesión de la vida de uno, pero en estos casos realmente es difícil. Pero canalizo por otros lados.

-¿Hubo gente absuelta que usted todavía cree que eran culpables?

-Sí, pero por suerte no tenemos muchos casos de absoluciones porque cuando las hubo recurrimos inclusive hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación con recursos de la Procuración General. Hace muy poco tuvimos el caso de un pastor que había sido absuelto, lo encontramos en Neuquén y lo pudimos remontar con una apelación de la Procuración. Hubo que hacerle un nuevo juicio y hoy está condenado con condena firme y cumpliendo en preventiva. Pero la estadística nos indica que las absoluciones son las menos. También hay muchos casos que no llegan a juicio porque se archivan, se caen antes y ya sabemos que no vamos a tener éxito y que no hay proyección en ese juicio.


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