La realidad del fenómeno de los "zumbidos espaciales" es otra: se lo llama "cielomoto", es decir, algo parecido a un terremoto pero en el cielo. Estos estruendos son más frecuentes de lo que parece.
Los especialistas de la NASA aseguran que mientras que en la Tierra los movimientos sísmicos pasan debido a un choque de placas, en el espacio se dan por una colisión de masas de aire calientes y frías.
En un artículo de 2011 en el que analizaba el fenómeno en una región de los Estados Unidos, uno de los principales científicos meteorólogos de los Estados Unidos, David Hill, sostuvo que los "cielomotos" pueden generarse en diferentes partes del mundo y en cualquier momento tanto "por olas que golpean los acantilados hasta por la caída de un meteorito".
Los zumbidos estrafalarios que vienen del cielo se pudieron escuchar en forma más nítida por estos días, se cree, debido a la situación particular que se vive en casi todo el mundo: la pandemia del coronavirus.
La baja polución sonora industrial por el derrumbe de la actividad podría haber sido la ventana que quedó abierta para que entren los extraños sonidos que se dan en forma habitual pero pocas veces se escuchan tan nítidos.
La realidad del fenómeno de los "zumbidos espaciales" es otra: se lo llama "cielomoto", es decir, algo parecido a un terremoto pero en el cielo. Estos estruendos son más frecuentes de lo que parece.
Los especialistas de la NASA aseguran que mientras que en la Tierra los movimientos sísmicos pasan debido a un choque de placas, en el espacio se dan por una colisión de masas de aire calientes y frías.
En un artículo de 2011 en el que analizaba el fenómeno en una región de los Estados Unidos, uno de los principales científicos meteorólogos de los Estados Unidos, David Hill, sostuvo que los "cielomotos" pueden generarse en diferentes partes del mundo y en cualquier momento tanto "por olas que golpean los acantilados hasta por la caída de un meteorito".
Los zumbidos estrafalarios que vienen del cielo se pudieron escuchar en forma más nítida por estos días, se cree, debido a la situación particular que se vive en casi todo el mundo: la pandemia del coronavirus.
La baja polución sonora industrial por el derrumbe de la actividad podría haber sido la ventana que quedó abierta para que entren los extraños sonidos que se dan en forma habitual pero pocas veces se escuchan tan nítidos.