Editorial / Ñoquis calientes, funcionarios tibios y un PJ funcional a cualquier cosa menos al peronismo

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Festival de ñoquis. Allanamientos en el Ministerio de Desarrollo Social.
11 JUL 2020 - 20:23 | Actualizado

El caso de los veinticuatro asesores de la exministra Cecilia Torres Otarola, que es la comidilla de buena parte de la sociedad chubutense -siempre lista para indignarse pero también para consumir el morbo que generan este tipo de hechos-, y al que los fiscales denominaron con creatividad exprés “Operativo Ñoquis Calientes”, puso sin querer sobre el tapete una vieja práctica de la política de la que ya casi nadie habla y que, en parte, explica los problemas que arrastra el Estado provincial para poder mantenerse en pie.

El escándalo del Ministerio de Familia, con un festival de “ñoquis”, muchos de los cuales ni siquiera vivían en Chubut y que según los fiscales cobraban jugosos sueldos que “retornaban” a la ministra y su séquito, es apenas un botón de muestra.

Como si el “Caso Correa” no hubiera sido suficiente para exponer a los “distraídos” de entonces, que ignoraban lo que hacía un personaje clave del entorno gubernamental, ahora nadie en el Gobierno se dio cuenta de lo que estaba pasando en las oficinas que ocupaba Torres Otarola a menos 50 metros de Fontana 50. Ni tampoco nadie se enteró que a pesar de ser dejada sin efecto su designación el 1° de julio, la exministra estuvo una semana sentada en su despacho haciendo y deshaciendo.

El exceso de empleados públicos del que algunos actuales funcionarios empiezan a animarse a hablar y que la mayoría de los gremios estatales rechaza sin más, incide de manera importante en el enorme déficit que generaron los últimos gobiernos provinciales y que al actual tanto le cuesta administrar.

Cuatro mil “ñoquis”

Se estima que en el Estado hay por lo menos unos 4.000 salarios que son pagados sin contraprestación alguna. Es decir: cobran sin trabajar. Haciendo una estimación a la baja, esos 4.000 “ñoquis” le costarían a la Provincia entre 400 y 500 millones de pesos mensuales.

Si hay que empezar por algún lado, detectar y erradicar de la Administración Pública a los miles de “ñoquis” que mantiene el Estado sería una buena medida. Inclusive, por los miles de empleados que trabajan y deben esperar sesenta días para percibir sus salarios.

El gobernador Mariano Arcioni no debería decir, como dijo hace pocos días, que él no piensa echar a ningún empleado público. Debería dar señales claras de que ningún trabajador estatal que se precie va a seguir sufriendo el lastre de los miles de “ñoquis” agravan la crisis y hacen poco menos que impagables los salarios públicos.

La culpa de haber llegado a esta situación es de casi toda la clase política que a lo largo de las últimas dos décadas designó gente a mansalva en el Estado y ahora nadie se hace cargo. Peor aún, siguen designando gente como si nada pasara.

Masajes holísticos

En mayo pasado, este diario divulgó el caso de una docente que hace cuatro años vive en España y nunca dejó de cobrar su salario en Chubut. Se fue en 2015 con una beca para realizar un curso de antropología y nunca más regresó. En el medio prometió escribir un libro sobre su experiencia académica, pero siguió sin regresar.

Más tarde se mudó de Madrid a un poblado cercano a Barcelona, y siguió cobrando un sueldo del Estado chubutense. Además, en su nueva vida en España desarrolló una veta espiritual y hasta organizó jornadas de “masajes holísticos sensitivos” y “limpieza energética con baño de Gong”.

La “beca” fue renovada sistemáticamente entre 2016 y 2019 por pedido, nada más y nada menos, que de la ATECh, el principal gremio docente. Los ministros de Educación de turno firmaban sin dilaciones hasta que a principios de este año, cuando Andrés Meiszner todavía era titular de la cartera educativa, se detectó la irregularidad y se rechazó el pedido de renovación de la “beca”.

El gremio docente, siempre tan dispuesto a defender los derechos de los trabajadores, esta vez hizo mutis por el foro porque la situación era verdaderamente inexplicable y escandalosa.

Se estima que ese solo caso le costó al Estado provincial en estos cuatros años unos 4 millones de pesos, sin que la docente haya pisado ni un segundo en un aula en Chubut.

Es sólo una muestra que multiplicada por 4.000 explica en parte la situación que atraviesa el Estado.

Lenguaje de señas

El peronismo chubutense volvió en los últimos días a tener noticias de su todavía presidente, Ricardo Mutio, que salió por medios afines a decir que ya se estaba trabajando en una propuesta “clara y convincente” para las parlamentarias de 2021, en un frente que incluyera bajo el paraguas del PJ a dirigentes que él mismo quiso echar, como Ricardo y Gustavo Sastre, y Adrián Maderna, entre otros.

Es más, se habla de armar una súper “Mesa de Acción Política” con una cuarentena de dirigentes, una especie de “comisión de notables perdedores” sin presencia, por ejemplo, de representantes del gremialismo peronista. Intentar rearmar el PJ sin la base de sustentación del peronismo, como lo son los trabajadores, es poco menos que una falta de respeto.

Mutio aseguró hace pocos días que ya estaba “conversando” con Sastre y Maderna, pero debe ser a través de lenguaje de señas porque ni el madrynense ni el trelewense se dieron por enterados de esas charlas y en privado salieron a desmentirlas.

Sastre tiene excelente relación con algunos dirigentes históricos del PJ, como Carlos Eliceche y Norberto Yauhar, y a ambos les ha dejado claro que no piensa “volver” al peronismo porque nunca se fue, y que en todo caso realinearse sería sin condicionamientos de Mutio ni de nadie.

El intendente de Trelew, en tanto, se mostró más sorprendido aun por las declaraciones de Mutio. Les confesó a los íntimos que no habla con el comodorense hace mucho tiempo y que ni siquiera lo tiene agendado en su celular.

Será difícil que la misma dirigencia que rompió el partido ahora pretenda imponer las bases del “es con todos”. Si bien los actuales dueños del sello del PJ tratan de quedarse atornillados, hay muchos otros dirigentes y militantes que no quieren ser conducidos en este proceso por perdedores seriales.

El proceso de renovación del PJ, además de pluralidad, impone tener ideas frescas, estrategias políticas adecuadas a los tiempos que corren y, sobre todo, una dirigencia capaz de terminar con los personalismos que durante años construyeron un peronismo de puertas cerradas y elecciones perdidas.

Son los mismos que, al parecer, no se dieron por enterados de lo que pasó y lleva a muchos peronistas a preguntarse si querrán repetir la experiencia de un peronismo errático y perdedor, funcional a cualquier cosa menos al propio peronismo.#

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Festival de ñoquis. Allanamientos en el Ministerio de Desarrollo Social.
11 JUL 2020 - 20:23

El caso de los veinticuatro asesores de la exministra Cecilia Torres Otarola, que es la comidilla de buena parte de la sociedad chubutense -siempre lista para indignarse pero también para consumir el morbo que generan este tipo de hechos-, y al que los fiscales denominaron con creatividad exprés “Operativo Ñoquis Calientes”, puso sin querer sobre el tapete una vieja práctica de la política de la que ya casi nadie habla y que, en parte, explica los problemas que arrastra el Estado provincial para poder mantenerse en pie.

El escándalo del Ministerio de Familia, con un festival de “ñoquis”, muchos de los cuales ni siquiera vivían en Chubut y que según los fiscales cobraban jugosos sueldos que “retornaban” a la ministra y su séquito, es apenas un botón de muestra.

Como si el “Caso Correa” no hubiera sido suficiente para exponer a los “distraídos” de entonces, que ignoraban lo que hacía un personaje clave del entorno gubernamental, ahora nadie en el Gobierno se dio cuenta de lo que estaba pasando en las oficinas que ocupaba Torres Otarola a menos 50 metros de Fontana 50. Ni tampoco nadie se enteró que a pesar de ser dejada sin efecto su designación el 1° de julio, la exministra estuvo una semana sentada en su despacho haciendo y deshaciendo.

El exceso de empleados públicos del que algunos actuales funcionarios empiezan a animarse a hablar y que la mayoría de los gremios estatales rechaza sin más, incide de manera importante en el enorme déficit que generaron los últimos gobiernos provinciales y que al actual tanto le cuesta administrar.

Cuatro mil “ñoquis”

Se estima que en el Estado hay por lo menos unos 4.000 salarios que son pagados sin contraprestación alguna. Es decir: cobran sin trabajar. Haciendo una estimación a la baja, esos 4.000 “ñoquis” le costarían a la Provincia entre 400 y 500 millones de pesos mensuales.

Si hay que empezar por algún lado, detectar y erradicar de la Administración Pública a los miles de “ñoquis” que mantiene el Estado sería una buena medida. Inclusive, por los miles de empleados que trabajan y deben esperar sesenta días para percibir sus salarios.

El gobernador Mariano Arcioni no debería decir, como dijo hace pocos días, que él no piensa echar a ningún empleado público. Debería dar señales claras de que ningún trabajador estatal que se precie va a seguir sufriendo el lastre de los miles de “ñoquis” agravan la crisis y hacen poco menos que impagables los salarios públicos.

La culpa de haber llegado a esta situación es de casi toda la clase política que a lo largo de las últimas dos décadas designó gente a mansalva en el Estado y ahora nadie se hace cargo. Peor aún, siguen designando gente como si nada pasara.

Masajes holísticos

En mayo pasado, este diario divulgó el caso de una docente que hace cuatro años vive en España y nunca dejó de cobrar su salario en Chubut. Se fue en 2015 con una beca para realizar un curso de antropología y nunca más regresó. En el medio prometió escribir un libro sobre su experiencia académica, pero siguió sin regresar.

Más tarde se mudó de Madrid a un poblado cercano a Barcelona, y siguió cobrando un sueldo del Estado chubutense. Además, en su nueva vida en España desarrolló una veta espiritual y hasta organizó jornadas de “masajes holísticos sensitivos” y “limpieza energética con baño de Gong”.

La “beca” fue renovada sistemáticamente entre 2016 y 2019 por pedido, nada más y nada menos, que de la ATECh, el principal gremio docente. Los ministros de Educación de turno firmaban sin dilaciones hasta que a principios de este año, cuando Andrés Meiszner todavía era titular de la cartera educativa, se detectó la irregularidad y se rechazó el pedido de renovación de la “beca”.

El gremio docente, siempre tan dispuesto a defender los derechos de los trabajadores, esta vez hizo mutis por el foro porque la situación era verdaderamente inexplicable y escandalosa.

Se estima que ese solo caso le costó al Estado provincial en estos cuatros años unos 4 millones de pesos, sin que la docente haya pisado ni un segundo en un aula en Chubut.

Es sólo una muestra que multiplicada por 4.000 explica en parte la situación que atraviesa el Estado.

Lenguaje de señas

El peronismo chubutense volvió en los últimos días a tener noticias de su todavía presidente, Ricardo Mutio, que salió por medios afines a decir que ya se estaba trabajando en una propuesta “clara y convincente” para las parlamentarias de 2021, en un frente que incluyera bajo el paraguas del PJ a dirigentes que él mismo quiso echar, como Ricardo y Gustavo Sastre, y Adrián Maderna, entre otros.

Es más, se habla de armar una súper “Mesa de Acción Política” con una cuarentena de dirigentes, una especie de “comisión de notables perdedores” sin presencia, por ejemplo, de representantes del gremialismo peronista. Intentar rearmar el PJ sin la base de sustentación del peronismo, como lo son los trabajadores, es poco menos que una falta de respeto.

Mutio aseguró hace pocos días que ya estaba “conversando” con Sastre y Maderna, pero debe ser a través de lenguaje de señas porque ni el madrynense ni el trelewense se dieron por enterados de esas charlas y en privado salieron a desmentirlas.

Sastre tiene excelente relación con algunos dirigentes históricos del PJ, como Carlos Eliceche y Norberto Yauhar, y a ambos les ha dejado claro que no piensa “volver” al peronismo porque nunca se fue, y que en todo caso realinearse sería sin condicionamientos de Mutio ni de nadie.

El intendente de Trelew, en tanto, se mostró más sorprendido aun por las declaraciones de Mutio. Les confesó a los íntimos que no habla con el comodorense hace mucho tiempo y que ni siquiera lo tiene agendado en su celular.

Será difícil que la misma dirigencia que rompió el partido ahora pretenda imponer las bases del “es con todos”. Si bien los actuales dueños del sello del PJ tratan de quedarse atornillados, hay muchos otros dirigentes y militantes que no quieren ser conducidos en este proceso por perdedores seriales.

El proceso de renovación del PJ, además de pluralidad, impone tener ideas frescas, estrategias políticas adecuadas a los tiempos que corren y, sobre todo, una dirigencia capaz de terminar con los personalismos que durante años construyeron un peronismo de puertas cerradas y elecciones perdidas.

Son los mismos que, al parecer, no se dieron por enterados de lo que pasó y lleva a muchos peronistas a preguntarse si querrán repetir la experiencia de un peronismo errático y perdedor, funcional a cualquier cosa menos al propio peronismo.#


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