Un pequeño esfuerzo significa, a veces, una gran ayuda. Con esa premisa, seis mujeres que en algún momento de su vida sufrieron en carne propia el frío y la falta de servicios esenciales, se propusieron ayudar a las familias carenciadas que aún calientan sus hogares a leña.
Agustina aprendió de su mamá a reciclar la ropa vieja: cortarla en partes iguales y ensamblarla nuevamente en forma de acolchados que hoy, siguiendo la misma técnica, reparten a los necesitados del barrio Amaya de Trelew.
Las mujeres solidarias de la Capilla Virgen del Rosario solicitan donación de ropa usada, en su posibilidad de tela de jean, frisa o polar, además agujas para las máquinas y demás elementos utilizables en la confección de prendas.
Un pequeño esfuerzo significa, a veces, una gran ayuda. Con esa premisa, seis mujeres que en algún momento de su vida sufrieron en carne propia el frío y la falta de servicios esenciales, se propusieron ayudar a las familias carenciadas que aún calientan sus hogares a leña.
Agustina aprendió de su mamá a reciclar la ropa vieja: cortarla en partes iguales y ensamblarla nuevamente en forma de acolchados que hoy, siguiendo la misma técnica, reparten a los necesitados del barrio Amaya de Trelew.
Las mujeres solidarias de la Capilla Virgen del Rosario solicitan donación de ropa usada, en su posibilidad de tela de jean, frisa o polar, además agujas para las máquinas y demás elementos utilizables en la confección de prendas.