Anuario 2020: el adiós a Britapaja, un hombre de pueblo que dejó su corazón en Sarmiento y en su familia

Fue seis veces intendente de esa localidad y fue quizás la víctima más célebre de la pandemia en Chubut. Era capaz de gestionar una obra mano a mano con Néstor Kirchner como de visitar a cualquier vecino anónimo en un Hospital. Semblanza de un hombre que nunca quiso dejar su localidad.

30 DIC 2020 - 18:47 | Actualizado

Ningún sarmientino bien nacido, chacarero y de ley se olvidará del “Gallito Bataraz”. Ricardo Alberto Britapaja, intendente durante seis períodos de Sarmiento; líder aliancista y fundador del Partido Alternativa Vecinal y hombre de pueblo, capaz de negociar en cualquier mesa beneficios para su comunidad como a la vez sentarse a la par de cualquier vecino para hablar de cuestiones comunes.

Tenía 66 años y pocos problemas de salud, a excepción de alguna hipertensión. Ya portando coronavirus decidió aislarse en su domicilio y cuando fue trasladado a la Clínica de la Asociación Española de Socorros Mutuos ya sufría problemas respiratorios que se agudizaron en su internación en Terapia Intensiva y deceso casi diez días después.

El maldito Covid-19 lo sorprendió cuando se aprestaba a transitar una etapa de cierre político “sin cargos”, ya con su último mandato cumplido y una cantidad interminable de obras que le cambiaron el perfil a Sarmiento. En la Municipalidad hizo casi todo lo que se propuso: poner al pueblo en la consideración; crecer de la mano de las regalías petroleras; acomodar la economía e inaugurar obras trascendentes para mejorarle a muchos su calidad de vida. Más de 40 cuadras de Pavimento, un Jardín Maternal, el Gimnasio Polideportivo y la primera Pileta Climatizada Cubierta.

Tenía el saludo fácil, siempre acompañado por una sonrisa y era un férreo cumplidor de la palabra, cuando a nivel de medios de comunicación se trataba.

Quienes lo conocían en profundidad lo describen como un “vecino” comprometido con los suyos desde la acción y la pasión. Hijo de Marcelino y de Elena Basujno; hermano de Marcelino o “Pirulo” y de Victorina, docente ya fallecida, trabajó como empleado en el Banco de la Provincia y en lo privado, emprendió en Roca y Uruguay la ferretería “BC Materiales” que luego dejó por su carrera política.

Hincha de Racing Club, pocos saben que jugó al futbol y llegó a destacarse como arquero de Loma Negra en la Liga de los barrios y en algunas formaciones del papi fútbol, antesala del futsal.

Generaciones enteras lo vieron como “único” intendente por sostener el cargo durante décadas con un breve paréntesis en 2011. Siendo afiliado a la UCR, creó el Vecinalismo junto a un sector del peronismo. Una de las consignas en su primera elección para intendente era que sus concejales donarán la totalidad de sus dietas para realizar obras. Y con un bloque reducido logró financiar entonces la compra del primer compactador de basura con sus respectivos contenedores.

En su segundo período, siendo mayoría avanzó con el Jardín construido en el viejo Hospital de Sarmiento; el Polideportivo que gestionó en persona con Néstor Carlos Kirchner –de ahí su nombre- cuando mantenía diferencias por entonces con el gobernador Mario Das Neves, y la Pileta, un espacio único y soñado que logró plasmar en metal y en ladrillos. “Su frustración fue que el Concejo haya rechazado el convenio para hacer el Interconectado de 133 que iba a tener el aporte del 90% desde el Estado y el 10% restante de parte del municipio”. Este proyecto energético hubiera significado un proceso de expansión de Sarmiento, que hoy carece de soporte energético para desarrollar industrias y generar nuevos barrios.

Quería a su familia casi tanto como a su localidad. Era el anfitrión ideal, “abrazador” y amigable. Para él, siendo intendente durante 24 años era tan importante respetar el protocolo oficial como asistir a cuanto cumpleaños, casamientos, festejos y acontecimientos ocurrieran en Sarmiento. No faltaba a los velorios y tenía un hábito que casi nunca trascendió: en cada una de sus repetidas visitas a Comodoro Rivadavia, Britapaja solía acercarse hasta el Hospital Regional para conocer si había sarmientinos internados. “Si había alguien del pueblo él siempre se hacia el tiempo para ir a visitarlo ya sea acá o en Buenos Aires”.

La familia por encima de todo. Susana Ana, docente histórica, fue su eterna compañera y su soporte más firme. Sus hijos Sebastián (abogado, empleado de la AFIP y radicado en Rada Tilly con dos hijos) y Lucas (docente, vive en Puerto Madryn) lo pusieron de cara a una disyuntiva. “Le propuse que compráramos una cosa en otra ciudad para estar más cerca de los hijos y nietos y él siempre se negó. Decía que quería estar en Sarmiento y que ahí era feliz”, describió su esposa en su último adiós, con el pueblo convertido en lágrimas y homenaje.

Justo él, que se encargó de ponerle el nombre de exintendentes a la mayoría de las calles sarmientinas, podría ser declarado “Ciudadano Ilustre” en el próximo aniversario. Una calle o una obra lo recordará desde del bronce pero el mejor legado estará ahí, en su propia tierra.

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30 DIC 2020 - 18:47

Ningún sarmientino bien nacido, chacarero y de ley se olvidará del “Gallito Bataraz”. Ricardo Alberto Britapaja, intendente durante seis períodos de Sarmiento; líder aliancista y fundador del Partido Alternativa Vecinal y hombre de pueblo, capaz de negociar en cualquier mesa beneficios para su comunidad como a la vez sentarse a la par de cualquier vecino para hablar de cuestiones comunes.

Tenía 66 años y pocos problemas de salud, a excepción de alguna hipertensión. Ya portando coronavirus decidió aislarse en su domicilio y cuando fue trasladado a la Clínica de la Asociación Española de Socorros Mutuos ya sufría problemas respiratorios que se agudizaron en su internación en Terapia Intensiva y deceso casi diez días después.

El maldito Covid-19 lo sorprendió cuando se aprestaba a transitar una etapa de cierre político “sin cargos”, ya con su último mandato cumplido y una cantidad interminable de obras que le cambiaron el perfil a Sarmiento. En la Municipalidad hizo casi todo lo que se propuso: poner al pueblo en la consideración; crecer de la mano de las regalías petroleras; acomodar la economía e inaugurar obras trascendentes para mejorarle a muchos su calidad de vida. Más de 40 cuadras de Pavimento, un Jardín Maternal, el Gimnasio Polideportivo y la primera Pileta Climatizada Cubierta.

Tenía el saludo fácil, siempre acompañado por una sonrisa y era un férreo cumplidor de la palabra, cuando a nivel de medios de comunicación se trataba.

Quienes lo conocían en profundidad lo describen como un “vecino” comprometido con los suyos desde la acción y la pasión. Hijo de Marcelino y de Elena Basujno; hermano de Marcelino o “Pirulo” y de Victorina, docente ya fallecida, trabajó como empleado en el Banco de la Provincia y en lo privado, emprendió en Roca y Uruguay la ferretería “BC Materiales” que luego dejó por su carrera política.

Hincha de Racing Club, pocos saben que jugó al futbol y llegó a destacarse como arquero de Loma Negra en la Liga de los barrios y en algunas formaciones del papi fútbol, antesala del futsal.

Generaciones enteras lo vieron como “único” intendente por sostener el cargo durante décadas con un breve paréntesis en 2011. Siendo afiliado a la UCR, creó el Vecinalismo junto a un sector del peronismo. Una de las consignas en su primera elección para intendente era que sus concejales donarán la totalidad de sus dietas para realizar obras. Y con un bloque reducido logró financiar entonces la compra del primer compactador de basura con sus respectivos contenedores.

En su segundo período, siendo mayoría avanzó con el Jardín construido en el viejo Hospital de Sarmiento; el Polideportivo que gestionó en persona con Néstor Carlos Kirchner –de ahí su nombre- cuando mantenía diferencias por entonces con el gobernador Mario Das Neves, y la Pileta, un espacio único y soñado que logró plasmar en metal y en ladrillos. “Su frustración fue que el Concejo haya rechazado el convenio para hacer el Interconectado de 133 que iba a tener el aporte del 90% desde el Estado y el 10% restante de parte del municipio”. Este proyecto energético hubiera significado un proceso de expansión de Sarmiento, que hoy carece de soporte energético para desarrollar industrias y generar nuevos barrios.

Quería a su familia casi tanto como a su localidad. Era el anfitrión ideal, “abrazador” y amigable. Para él, siendo intendente durante 24 años era tan importante respetar el protocolo oficial como asistir a cuanto cumpleaños, casamientos, festejos y acontecimientos ocurrieran en Sarmiento. No faltaba a los velorios y tenía un hábito que casi nunca trascendió: en cada una de sus repetidas visitas a Comodoro Rivadavia, Britapaja solía acercarse hasta el Hospital Regional para conocer si había sarmientinos internados. “Si había alguien del pueblo él siempre se hacia el tiempo para ir a visitarlo ya sea acá o en Buenos Aires”.

La familia por encima de todo. Susana Ana, docente histórica, fue su eterna compañera y su soporte más firme. Sus hijos Sebastián (abogado, empleado de la AFIP y radicado en Rada Tilly con dos hijos) y Lucas (docente, vive en Puerto Madryn) lo pusieron de cara a una disyuntiva. “Le propuse que compráramos una cosa en otra ciudad para estar más cerca de los hijos y nietos y él siempre se negó. Decía que quería estar en Sarmiento y que ahí era feliz”, describió su esposa en su último adiós, con el pueblo convertido en lágrimas y homenaje.

Justo él, que se encargó de ponerle el nombre de exintendentes a la mayoría de las calles sarmientinas, podría ser declarado “Ciudadano Ilustre” en el próximo aniversario. Una calle o una obra lo recordará desde del bronce pero el mejor legado estará ahí, en su propia tierra.


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