Un grupo de vecinos de El Maitén se concentró ayer en la plaza de los Inmigrantes –y luego marchó hasta el Juzgado y la Comisaría-, con la premisa de visibilizar el reclamo popular de justicia y exigir “cárcel para el pastor evangélico Samuel Figueroa”, de condena anulada a 14 años de prisión por la presunta violación de su propia hijastra.
No obstante, cabe recordar que el Superior Tribunal de Justicia del Chubut revocó días atrás dicho fallo, argumentando cuestiones técnicas sobre los tiempos procesales y ordenando “hacer nuevamente el juicio” contra el imputado. A criterio de la referente del colectivo “Ni una menos”, María Isabel Ríquez Bark, “fue una noticia muy amarga para toda la comunidad y nos dejó un sabor horrible”, al tiempo que recordó que luego de la última marcha “logramos que el pastor dejará el pueblo, ya que los tiempos de la justicia no son los nuestros. Esta decisión del STJ nos pegó muy duro, por eso estamos nuevamente en la calle. Es impensable que la víctima tenga que pasar nuevamente y revivir su calvario ante los tribunales solamente porque estos jueces dicen que se tardó mucho en dictar la condena”, remarcó.
A su lado, Aimará Bares señaló que “el caso nos moviliza y nos lleva a reclamar justicia, incluso a la propia comunidad evangélica ya que esta persona era un referente de la iglesia. No se puede convivir con personas que llevan a cabo este tipo de actos terribles y que destruyen la vida de sus semejantes. Es una hipocresía ignorar que todos los días hay mujeres que son asesinadas por sus parejas, víctimas de una sociedad que mira para otro lado”. En este caso, agregó que “el pueblo de El Maitén se hizo eco del pedido de justicia, ya que el Poder Judicial deja mucho que desear. Ya nos sorprendía el hecho de que Figueroa estuviese libre desde el momento en que se dictó su condena. Con esto, sospechamos claramente del STJ. No sabemos si por detrás existe alguna presión política, pero queda en evidencia que es el mismo sistema quien primero demora el fallo y luego dice que hay que repetir el juicio, en contrario a cualquier tipo de legislación actualizada en materia de género”. En coincidencia, adelantó que “la propia víctima llevará su queja ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación”. Ríquez insistió con que “la víctima del pastor es alguien que está sufriendo todo el tiempo y bajo tratamiento psiquiátrico, ya que su proceder le arruinó la vida. Los funcionarios que tendrían que estar a su lado defendiendo sus derechos, están del lado del violador. Hay que decirlo con todas las letras: Samuel Figueroa es un abusador y lo queremos preso. Su padre, también pastor evangélico en Bariloche, fue condenado por abuso sexual a menores masculinos en el año 2016. Todo se vuelve una cadena, donde nadie reacciona y pareciera que pueden seguir impunemente con este proceder”. El mismo Samuel Figueroa no pudo ser juzgado por otros hechos ocurridos entre 2002 y 2007, en la misma localidad ferroviaria, donde “hubo otras víctimas de delitos contra la integridad sexual, aunque ya estaban prescriptos”, conforme la legislación vigente. En otro orden, las militantes de “Ni una menos” indicaron su premisa “de dar apoyo y contención a las víctimas de abusos para que se sientan acompañadas”. De igual manera, “habrá una campaña para juntar firmas pidiendo justicia, donde solicitaremos la adhesión del intendente y los concejales, ya que tienen que hacerse eco de que estaba sucediendo en su comunidad mientras todos caminábamos las mismas veredas con un violador”.
A criterio de Aimará Bares, los jueces del STJ “tienen que acomodarse a lo que la época les exige, mirarse al espejo y pensar en todas las atrocidades que contó la víctima ante el tribunal de Esquel; imaginando que pudo haber sido su hija, hermana o madre. Ellos son los garantes de otorgar justicia y lo que hicieron no tiene nada que ver con ese objetivo. En varios pueblos chubutenses hay casos similares. Y no hablamos solo de femicidios o violaciones, sino de poder caminar tranquilas o en su propia casa”, concluyó.
Un grupo de vecinos de El Maitén se concentró ayer en la plaza de los Inmigrantes –y luego marchó hasta el Juzgado y la Comisaría-, con la premisa de visibilizar el reclamo popular de justicia y exigir “cárcel para el pastor evangélico Samuel Figueroa”, de condena anulada a 14 años de prisión por la presunta violación de su propia hijastra.
No obstante, cabe recordar que el Superior Tribunal de Justicia del Chubut revocó días atrás dicho fallo, argumentando cuestiones técnicas sobre los tiempos procesales y ordenando “hacer nuevamente el juicio” contra el imputado. A criterio de la referente del colectivo “Ni una menos”, María Isabel Ríquez Bark, “fue una noticia muy amarga para toda la comunidad y nos dejó un sabor horrible”, al tiempo que recordó que luego de la última marcha “logramos que el pastor dejará el pueblo, ya que los tiempos de la justicia no son los nuestros. Esta decisión del STJ nos pegó muy duro, por eso estamos nuevamente en la calle. Es impensable que la víctima tenga que pasar nuevamente y revivir su calvario ante los tribunales solamente porque estos jueces dicen que se tardó mucho en dictar la condena”, remarcó.
A su lado, Aimará Bares señaló que “el caso nos moviliza y nos lleva a reclamar justicia, incluso a la propia comunidad evangélica ya que esta persona era un referente de la iglesia. No se puede convivir con personas que llevan a cabo este tipo de actos terribles y que destruyen la vida de sus semejantes. Es una hipocresía ignorar que todos los días hay mujeres que son asesinadas por sus parejas, víctimas de una sociedad que mira para otro lado”. En este caso, agregó que “el pueblo de El Maitén se hizo eco del pedido de justicia, ya que el Poder Judicial deja mucho que desear. Ya nos sorprendía el hecho de que Figueroa estuviese libre desde el momento en que se dictó su condena. Con esto, sospechamos claramente del STJ. No sabemos si por detrás existe alguna presión política, pero queda en evidencia que es el mismo sistema quien primero demora el fallo y luego dice que hay que repetir el juicio, en contrario a cualquier tipo de legislación actualizada en materia de género”. En coincidencia, adelantó que “la propia víctima llevará su queja ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación”. Ríquez insistió con que “la víctima del pastor es alguien que está sufriendo todo el tiempo y bajo tratamiento psiquiátrico, ya que su proceder le arruinó la vida. Los funcionarios que tendrían que estar a su lado defendiendo sus derechos, están del lado del violador. Hay que decirlo con todas las letras: Samuel Figueroa es un abusador y lo queremos preso. Su padre, también pastor evangélico en Bariloche, fue condenado por abuso sexual a menores masculinos en el año 2016. Todo se vuelve una cadena, donde nadie reacciona y pareciera que pueden seguir impunemente con este proceder”. El mismo Samuel Figueroa no pudo ser juzgado por otros hechos ocurridos entre 2002 y 2007, en la misma localidad ferroviaria, donde “hubo otras víctimas de delitos contra la integridad sexual, aunque ya estaban prescriptos”, conforme la legislación vigente. En otro orden, las militantes de “Ni una menos” indicaron su premisa “de dar apoyo y contención a las víctimas de abusos para que se sientan acompañadas”. De igual manera, “habrá una campaña para juntar firmas pidiendo justicia, donde solicitaremos la adhesión del intendente y los concejales, ya que tienen que hacerse eco de que estaba sucediendo en su comunidad mientras todos caminábamos las mismas veredas con un violador”.
A criterio de Aimará Bares, los jueces del STJ “tienen que acomodarse a lo que la época les exige, mirarse al espejo y pensar en todas las atrocidades que contó la víctima ante el tribunal de Esquel; imaginando que pudo haber sido su hija, hermana o madre. Ellos son los garantes de otorgar justicia y lo que hicieron no tiene nada que ver con ese objetivo. En varios pueblos chubutenses hay casos similares. Y no hablamos solo de femicidios o violaciones, sino de poder caminar tranquilas o en su propia casa”, concluyó.