Mujeres tomaron el IPV y reclaman repetir un sorteo
Momentos de tensión se vivieron en la Delegación Esquel del Instituto Provincial de la Vivienda cuando un grupo de mujeres que plantean irregularidades en el sorteo de las 108 casas de Valle Chico, realizado el viernes, decidieron ocupar las oficinas de la repartición.
La consigna es que hasta que no haya una respuesta con un nuevo sorteo no abandonarán el lugar. Hubo forcejeos y debió intervenir la Policía para mantener el orden.
Tras el acto del viernes con el sorteo, no en el número de 108 casas porque se reservaron para adjudicación directa unidades de servicio para policía, educación y salud, y para atender casos especiales como personas con discapacidad que habitarán viviendas adaptadas, se informó que el listado estaría dispuesto en el sitio web y en las oficinas del IPV, por si hubiera planteos específicos de eventuales malas inclusiones de beneficiarios.
Muchos se quejaron porque habría familias que tienen vivienda en otro lugar, reclaman la prioridad que se dio al momento de otorgar casas a vecinos con discapacidad, y hasta hubo una advertencia de que un adjudicatario estaría residiendo en España.
Tensión
Las mujeres, más de 20 y otras presentes afuera del edifico, discutieron con la delegada del Instituto en Esquel, Marisa De Luca, reprochándole que el sorteo no tuvo transparencia, esgrimiendo también la cantidad de años que llevan inscriptas a la espera de la casa propia.
Pasado el mediodía, De Luca comentó brevemente que continuaba la toma de las oficinas del Instituto Provincial de la Vivienda, en Darwin al 400, con ella en el interior, aunque luego se retiró. Había despliegue de policías para brindar seguridad.
Incertidumbre
Desde adentro del edificio las vecinas pidieron contactarse a través de una persona que pasó por el lugar con algún medio. Débora Paliñanco habló con este diario y comentó que estaban en las oficinas 11 mujeres y una menor de 7 años, y algunas que salieron transitoriamente, no pudieron entrar nuevamente. Denunció que no les dejaban ingresar agua ni comida que les acercaban otros vecinos que se solidarizaron con su reclamo, y se encontraban en las afueras del edificio. Tampoco las dejaban entrar al baño, y había policías adentro y afuera. “De Luca se fue y pidió a Policía que no permitieran el uso del baño”. Esperaban una respuesta a última hora de la tarde, como habían acordado con la delegada del IPV.
La consigna es que hasta que no haya una respuesta con un nuevo sorteo no abandonarán el lugar. Hubo forcejeos y debió intervenir la Policía para mantener el orden.
Tras el acto del viernes con el sorteo, no en el número de 108 casas porque se reservaron para adjudicación directa unidades de servicio para policía, educación y salud, y para atender casos especiales como personas con discapacidad que habitarán viviendas adaptadas, se informó que el listado estaría dispuesto en el sitio web y en las oficinas del IPV, por si hubiera planteos específicos de eventuales malas inclusiones de beneficiarios.
Muchos se quejaron porque habría familias que tienen vivienda en otro lugar, reclaman la prioridad que se dio al momento de otorgar casas a vecinos con discapacidad, y hasta hubo una advertencia de que un adjudicatario estaría residiendo en España.
Tensión
Las mujeres, más de 20 y otras presentes afuera del edifico, discutieron con la delegada del Instituto en Esquel, Marisa De Luca, reprochándole que el sorteo no tuvo transparencia, esgrimiendo también la cantidad de años que llevan inscriptas a la espera de la casa propia.
Pasado el mediodía, De Luca comentó brevemente que continuaba la toma de las oficinas del Instituto Provincial de la Vivienda, en Darwin al 400, con ella en el interior, aunque luego se retiró. Había despliegue de policías para brindar seguridad.
Incertidumbre
Desde adentro del edificio las vecinas pidieron contactarse a través de una persona que pasó por el lugar con algún medio. Débora Paliñanco habló con este diario y comentó que estaban en las oficinas 11 mujeres y una menor de 7 años, y algunas que salieron transitoriamente, no pudieron entrar nuevamente. Denunció que no les dejaban ingresar agua ni comida que les acercaban otros vecinos que se solidarizaron con su reclamo, y se encontraban en las afueras del edificio. Tampoco las dejaban entrar al baño, y había policías adentro y afuera. “De Luca se fue y pidió a Policía que no permitieran el uso del baño”. Esperaban una respuesta a última hora de la tarde, como habían acordado con la delegada del IPV.