La clave del día / Una vida

Debieron pasar 63 años. Fueron más de seis décadas de discusiones, asunciones, internas, pliegos rechazados, juicios políticos, escándalos, tranquilidad, crisis, equilibrios, acuerdos políticos, fallos trascendentes, fallos polémicos. Fue una vida pero entre hombres.

22 DIC 2021 - 21:00 | Actualizado

Debieron pasar 63 años para que dos mujeres integren el Superior Tribunal de Justicia, una incorporación que ya era irresistible. Camila Banfi y Silvia Bustos hicieron historia. Es cierto que las discusiones siguen. Hay sectores que reclaman por un procedimiento presuntamente irregular y otros que insisten por más presencia femenina. Y es cierto que con ellas dos no es suficiente, pero como sea su entrada al máximo tribunal provincial es sin duda ganancia pura. Una puerta se abrió y ya nadie podrá cerrarla ni ignorarla. Ahora, el peso de la responsabilidad es para ambas. Aceptaron un sillón que puede quemar a la más preparada. No es una Fiscalía (origen de Banfi) ni un Juzgado de Faltas (anterior trabajo de Bustos) No es desmerecer esos lugares pero un Superior está bajo el escrutinio público permanente y sus fallos cambian vidas. Por si fuese poco deberán ejercer el Derecho con la perspectiva de género como bandera. Esta lucha fue el motivo central de haber sido elegidas y ahora deberán demostrar que están a la altura de lo que Chubut necesita.

De ellas se espera mucho. De Banfi y Bustos dependerá ser ministras sin pena ni gloria o marcar un hito en el Poder Judicial que trascienda las fotos de un día de juramento.

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22 DIC 2021 - 21:00

Debieron pasar 63 años para que dos mujeres integren el Superior Tribunal de Justicia, una incorporación que ya era irresistible. Camila Banfi y Silvia Bustos hicieron historia. Es cierto que las discusiones siguen. Hay sectores que reclaman por un procedimiento presuntamente irregular y otros que insisten por más presencia femenina. Y es cierto que con ellas dos no es suficiente, pero como sea su entrada al máximo tribunal provincial es sin duda ganancia pura. Una puerta se abrió y ya nadie podrá cerrarla ni ignorarla. Ahora, el peso de la responsabilidad es para ambas. Aceptaron un sillón que puede quemar a la más preparada. No es una Fiscalía (origen de Banfi) ni un Juzgado de Faltas (anterior trabajo de Bustos) No es desmerecer esos lugares pero un Superior está bajo el escrutinio público permanente y sus fallos cambian vidas. Por si fuese poco deberán ejercer el Derecho con la perspectiva de género como bandera. Esta lucha fue el motivo central de haber sido elegidas y ahora deberán demostrar que están a la altura de lo que Chubut necesita.

De ellas se espera mucho. De Banfi y Bustos dependerá ser ministras sin pena ni gloria o marcar un hito en el Poder Judicial que trascienda las fotos de un día de juramento.


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