La clave del día / Miedo y envidia

Pasaron 565 días desde que una mujer se convirtió en futbolista profesional en Argentina. En esa fecha histórica se firmaba el primer contrato hasta llegar a 142, por ahora, en esta única religión existente en este país que no tiene ateos. Se lo ganaron. Se los ganaron. En buena hora.

28 SEP 2022 - 21:49 | Actualizado 28 SEP 2022 - 22:34

Atrás quedó la histórica participación del Mundial de México de 1971 nunca reconocido en donde se perdió con los locales y se goleó a Inglaterra. Sí. En el mismo lugar y ante el mismo rival que una década y media después, un hombre se convertía en semidios. Ellas, no. Es más, fueron desterradas en su propio lugar, olvidadas y ninguneadas luego de haber ido sin entrenador, con zapatillas Flecha y camisetas de algodón que se rompieron ante el primer lavado. Pero como el tiempo lo puede con casi todo, pero no con la memoria, volvieron. A un Mundial y tras 12 años. Aquellas y las actuales. Se perdieron años. Demasiados, dejando fuera a varias generaciones que hubieran jugado a uno de los juegos más lindos del universo.

¿Qué hace falta camino al andar? Sin dudas. ¿Que el crecimiento es exponencial e inevitable? Tampoco se discute. ¿De qué nos perdimos, sin ellas, en el fútbol?. De todo. ¿Qué ganamos no tenerla jugando? Nada. ¿Y que esperamos para que ocupen el mismo espacio y preponderancia que les corresponde? ¿Tanto miedo se les tiene?. Y envidia.

El claro ejemplo es el Club Deportivo Mayo que el último fin de semana tuvo el privilegio de encontrarse enfrente a Yael Oviedo, jugadora de San Lorenzo de Perito Moreno por una nueva fecha de la Zona Noroeste de la Liga Norte santacruceña. Es que Yael, campeona en Boca y en la Universidad de Chile y no obstante vivir en Chile Chico del país trasandino, cruza la frontera los fines de semana y vuelve a jugar al fútbol luego de retirarse de ligas más competitivas. “Estamos viviendo un cambio de época donde el fútbol femenino empieza a tener el reconocimiento que se merece”, remarcó.

“Disfruto el presente actual, con una Bombonera que tuvo a 25 mil personas viendo el partido final de torneo de AFA”, acotó Yael para añadir que “me pone muy contenta porque las nuevas generaciones tendrán mejores condiciones que las tuvo mi generación. Me alegra haber sido parte de ese proceso”. Al que muchos le tienen miedo. Y envidia.

28 SEP 2022 - 21:49

Atrás quedó la histórica participación del Mundial de México de 1971 nunca reconocido en donde se perdió con los locales y se goleó a Inglaterra. Sí. En el mismo lugar y ante el mismo rival que una década y media después, un hombre se convertía en semidios. Ellas, no. Es más, fueron desterradas en su propio lugar, olvidadas y ninguneadas luego de haber ido sin entrenador, con zapatillas Flecha y camisetas de algodón que se rompieron ante el primer lavado. Pero como el tiempo lo puede con casi todo, pero no con la memoria, volvieron. A un Mundial y tras 12 años. Aquellas y las actuales. Se perdieron años. Demasiados, dejando fuera a varias generaciones que hubieran jugado a uno de los juegos más lindos del universo.

¿Qué hace falta camino al andar? Sin dudas. ¿Que el crecimiento es exponencial e inevitable? Tampoco se discute. ¿De qué nos perdimos, sin ellas, en el fútbol?. De todo. ¿Qué ganamos no tenerla jugando? Nada. ¿Y que esperamos para que ocupen el mismo espacio y preponderancia que les corresponde? ¿Tanto miedo se les tiene?. Y envidia.

El claro ejemplo es el Club Deportivo Mayo que el último fin de semana tuvo el privilegio de encontrarse enfrente a Yael Oviedo, jugadora de San Lorenzo de Perito Moreno por una nueva fecha de la Zona Noroeste de la Liga Norte santacruceña. Es que Yael, campeona en Boca y en la Universidad de Chile y no obstante vivir en Chile Chico del país trasandino, cruza la frontera los fines de semana y vuelve a jugar al fútbol luego de retirarse de ligas más competitivas. “Estamos viviendo un cambio de época donde el fútbol femenino empieza a tener el reconocimiento que se merece”, remarcó.

“Disfruto el presente actual, con una Bombonera que tuvo a 25 mil personas viendo el partido final de torneo de AFA”, acotó Yael para añadir que “me pone muy contenta porque las nuevas generaciones tendrán mejores condiciones que las tuvo mi generación. Me alegra haber sido parte de ese proceso”. Al que muchos le tienen miedo. Y envidia.


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