Jóvenes y alcohol: para estar atentos

Alcohólicos Anónimos registra en los últimos años una tendencia a la baja en la edad promedio de sus miembros, entre los que hay adolescentes.

25 NOV 2012 - 18:20 | Actualizado

La asociación civil contra el alcoholismo ,que este domingo celebró su 60 aniversario, registra en los últimos años una tendencia a la baja en la edad promedio de sus miembros, entre los que incluso ya hay adolescentes.

"En los últimos 10 a 15 años bajó mucho la edad promedio de las personas que van a los grupos. Hoy recibimos chicos de 16 ó 17 años, algo que antes no se veía”, explica el directivo Raúl, quien no da su apellido, en línea con una de las principales políticas de la entidad hacia sus componentes.

Explicó que hasta hace dos décadas, el promedio de la edad de ingreso al programa era de unos 40 años, y si bien la institución no lleva estadísticas al respecto, la experiencia diaria en los grupos de miembros muestra que ese promedio ha descendido.

Raúl llama la atención también sobre las particularidades de la problemática que representan los ingresos más jóvenes al programa.

“Los chicos no entran con un problema sólo de alcohol, sino de alcohol combinado con drogas. Empiezan a tomar a más temprana edad y los problemas se presentan antes porque se potencian los dos efectos”, algo que no responde al modelo del alcohólico clásico.

Raúl define al "alcohólico clásico" como "el que viene de una carrera alcohólica: una persona que tomó toda la vida de manera social y un día perdió el control".

"Hoy los chicos comienzan a los 13 años con bebidas de fermentación y luego, buscando efectos más fuertes, pasan a una bebida de destilación. Y cuando no les basta van a otras drogas y la combinación los deteriora muy rápido. Están jugados a los 20 ó 22 años. Antes era más gradual, más lento ese proceso”, cuenta.

AA es una asociación de ayuda mutua conformada por personas que acuden a los grupos para mantenerse sobrios de un día a la vez y sostener solidariamente a otros para que también lo consigan, ya que el alcoholismo es una enfermedad que -como muchas otras adicciones- no se puede curar pero sí controlar.

“No hay profesionales dentro de AA. A los miembros les recomendamos que consulten a un médico clínico o a un psicólogo pero, por nuestra parte, lo que hacemos es apuntalarlos en su decisión de dejar de beber: el programa está dirigido a administrar mejor las emociones que uno tiene”, agregó Raúl.

Además, AA es una organización gratuita y totalmente libre. Libre de toda filiación religiosa o política, de financiamiento estatal o empresario, de todo tipo de rito formal o pauta de vida rígida, de obligaciones de asistencia, horarios o permanencia. Además, AA tiene sólo un mínimo de organización jerárquica y nadie imparte órdenes.

María C es una de las personas que se recuperó de su alcoholismo en AA y por eso, aunque tiene 49 años, este 2012 también celebró de nuevo sus 15: quince años sin beber una gota de alcohol.

“Yo no tomo desde el 13 de junio de 1997 y celebro ese otro cumpleaños cada año”, cuenta, en lo que constituye una tradición entre los miembros de la organización.

“Entré cuando tenía 33 años y hacía ya unos cuantos años que estaba en problemas. Mi vida era muy complicada, pero yo no quería saber que eso tenía que ver con el alcohol y las drogas y le echaba la culpa a otras cosas. Pero luego la situación se volvió cada vez más peligrosa. Tuve miedo por mi vida y ese fue mi fondo”, cuenta.

María C. ya venía de un papá alcohólico y, por eso, su primer acercamiento a AA fue “familiar”. Pronto descubrió que ella también había desarrollado la enfermedad.

“En AA recibí mucho amor y sentí que no estaba sola. Me dijeron que al otro día, si podía, volviera; que tratara de no tomar por esas 24 horas, pero si tomaba, que volviera igual. Volví y seguí yendo, sin pensar mucho si quería volver a tomar o no. Por eso no fue un esfuerzo recuperarme yendo diariamente y compartiendo con los compañeros”, dice.

AA nació en 1935, en Estados Unidos, pero hoy está presente en más 150 países de todo el mundo. Las organizaciones conforman una hermandad internacional de carácter informal y el funcionamiento de cada una de ellas está reglado por “Los doce pasos” y las “Doce tradiciones”, una serie de máximas y principios básicos comunes.

En la Argentina, el primer grupo se formó en a fines de 1952, por iniciativa de de Héctor G, un alcohólico que estando hospitalizado conoció a Robert Pochat, un médico argentino que acababa de conocer en profundidad a AA en un curso sobre alcoholismo en la universidad estadounidense de Yale.

Actualmente hay más de 900 grupos de AA funcionando en el país, 85 de los cuales están en la ciudad de Buenos Aires.

“La proposición nuestra es la abstención total, y cuando dejamos de tomar, queda la tarea de `limpiar la casa`, de quitar el resabio de mentalidad y de costumbres adquiridas. Detrás de todo alcohólico hay un problema emocional, hay un neurótico tratando de evadirse o abstraerse y el alcohol es la forma que encontró de hacerlo”, aseguró Raúl.

Con motivo de su 60 aniversario, AA de Argentina realizó este sábado la VIII Convención Internacional en la Universidad Nacional de La Matanza, a la que asistieron miembros de distintas partes del mundo y profesionales vinculados con la problemática. Y este domingo se cierra el programa de festejos con un almuerzo comunitario.

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25 NOV 2012 - 18:20

La asociación civil contra el alcoholismo ,que este domingo celebró su 60 aniversario, registra en los últimos años una tendencia a la baja en la edad promedio de sus miembros, entre los que incluso ya hay adolescentes.

"En los últimos 10 a 15 años bajó mucho la edad promedio de las personas que van a los grupos. Hoy recibimos chicos de 16 ó 17 años, algo que antes no se veía”, explica el directivo Raúl, quien no da su apellido, en línea con una de las principales políticas de la entidad hacia sus componentes.

Explicó que hasta hace dos décadas, el promedio de la edad de ingreso al programa era de unos 40 años, y si bien la institución no lleva estadísticas al respecto, la experiencia diaria en los grupos de miembros muestra que ese promedio ha descendido.

Raúl llama la atención también sobre las particularidades de la problemática que representan los ingresos más jóvenes al programa.

“Los chicos no entran con un problema sólo de alcohol, sino de alcohol combinado con drogas. Empiezan a tomar a más temprana edad y los problemas se presentan antes porque se potencian los dos efectos”, algo que no responde al modelo del alcohólico clásico.

Raúl define al "alcohólico clásico" como "el que viene de una carrera alcohólica: una persona que tomó toda la vida de manera social y un día perdió el control".

"Hoy los chicos comienzan a los 13 años con bebidas de fermentación y luego, buscando efectos más fuertes, pasan a una bebida de destilación. Y cuando no les basta van a otras drogas y la combinación los deteriora muy rápido. Están jugados a los 20 ó 22 años. Antes era más gradual, más lento ese proceso”, cuenta.

AA es una asociación de ayuda mutua conformada por personas que acuden a los grupos para mantenerse sobrios de un día a la vez y sostener solidariamente a otros para que también lo consigan, ya que el alcoholismo es una enfermedad que -como muchas otras adicciones- no se puede curar pero sí controlar.

“No hay profesionales dentro de AA. A los miembros les recomendamos que consulten a un médico clínico o a un psicólogo pero, por nuestra parte, lo que hacemos es apuntalarlos en su decisión de dejar de beber: el programa está dirigido a administrar mejor las emociones que uno tiene”, agregó Raúl.

Además, AA es una organización gratuita y totalmente libre. Libre de toda filiación religiosa o política, de financiamiento estatal o empresario, de todo tipo de rito formal o pauta de vida rígida, de obligaciones de asistencia, horarios o permanencia. Además, AA tiene sólo un mínimo de organización jerárquica y nadie imparte órdenes.

María C es una de las personas que se recuperó de su alcoholismo en AA y por eso, aunque tiene 49 años, este 2012 también celebró de nuevo sus 15: quince años sin beber una gota de alcohol.

“Yo no tomo desde el 13 de junio de 1997 y celebro ese otro cumpleaños cada año”, cuenta, en lo que constituye una tradición entre los miembros de la organización.

“Entré cuando tenía 33 años y hacía ya unos cuantos años que estaba en problemas. Mi vida era muy complicada, pero yo no quería saber que eso tenía que ver con el alcohol y las drogas y le echaba la culpa a otras cosas. Pero luego la situación se volvió cada vez más peligrosa. Tuve miedo por mi vida y ese fue mi fondo”, cuenta.

María C. ya venía de un papá alcohólico y, por eso, su primer acercamiento a AA fue “familiar”. Pronto descubrió que ella también había desarrollado la enfermedad.

“En AA recibí mucho amor y sentí que no estaba sola. Me dijeron que al otro día, si podía, volviera; que tratara de no tomar por esas 24 horas, pero si tomaba, que volviera igual. Volví y seguí yendo, sin pensar mucho si quería volver a tomar o no. Por eso no fue un esfuerzo recuperarme yendo diariamente y compartiendo con los compañeros”, dice.

AA nació en 1935, en Estados Unidos, pero hoy está presente en más 150 países de todo el mundo. Las organizaciones conforman una hermandad internacional de carácter informal y el funcionamiento de cada una de ellas está reglado por “Los doce pasos” y las “Doce tradiciones”, una serie de máximas y principios básicos comunes.

En la Argentina, el primer grupo se formó en a fines de 1952, por iniciativa de de Héctor G, un alcohólico que estando hospitalizado conoció a Robert Pochat, un médico argentino que acababa de conocer en profundidad a AA en un curso sobre alcoholismo en la universidad estadounidense de Yale.

Actualmente hay más de 900 grupos de AA funcionando en el país, 85 de los cuales están en la ciudad de Buenos Aires.

“La proposición nuestra es la abstención total, y cuando dejamos de tomar, queda la tarea de `limpiar la casa`, de quitar el resabio de mentalidad y de costumbres adquiridas. Detrás de todo alcohólico hay un problema emocional, hay un neurótico tratando de evadirse o abstraerse y el alcohol es la forma que encontró de hacerlo”, aseguró Raúl.

Con motivo de su 60 aniversario, AA de Argentina realizó este sábado la VIII Convención Internacional en la Universidad Nacional de La Matanza, a la que asistieron miembros de distintas partes del mundo y profesionales vinculados con la problemática. Y este domingo se cierra el programa de festejos con un almuerzo comunitario.


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