Franco, en casa: el chico que recibió un riñón de su padrino

Volvió a Rawson después del trasplante. Ahora persigue el sueño de tocar en el festival de Cosquín.

03 OCT 2013 - 22:53 | Actualizado

Ahora espero recuperarme del todo. Me siento muy bien, tengo que conseguir un trabajo y estudiar. Pero la prioridad es poder estar tocando en Cosquín. Por eso nos vamos a presentar en la preselección con un grupo”, le dijo Franco Raffa a Jornada ayer en su casa de Rawson. El joven, de 19 años regresó después de someterse a un trasplante de riñón en el Hospital Italiano de Buenos Aires. Su caso conmovió al país: su donante fue Marcos Morón que no es familiar biológico sino su amigo, profesor de música y padrino. “No veo la hora de reencontrarme con él, hace mucho que no nos vemos”, agregó el chico.

Franco tuvo una acelerada recuperación que inclusive sorprendió a los médicos. Tras ser trasplantado estuvo una semana en terapia intensiva y después resolvieron darle el alta. Y ahora, después de los últimos análisis, los facultativos que lo atienden lo autorizaron a viajar de vuelta a su casa. Eso sí: debe viajar cada 15 días para someterse a un control. Y además, tomar seis medicamentos distintos por día.

¿Saben ustedes lo que es no tener que estar más de nueve horas por día en la máquina”?, expresó el chico. La “máquina” era el aparato con el cual se dializaba todos los días, durante 9 horas. Franco ya no la necesita. Por eso, antes que llegue la devolvieron. Junto a su mamá Gabriela Jones, el chico recibió a Jornada en su casa de Rawson. “Recién nos estamos acomodando. Pero estamos en casa y eso es impagable”, comentó Gabriela.

El chico juega con su perro “Sack” que es de “raza cordón y vereda” según el mismo lo define. “Lo encontramos cuando tenía un día de vida y ya tiene 8 años con nosotros. Casi el mismo tiempo en que yo lucho por el tema de mis riñones”. A Franco no le funcionaba ninguno de sus dos órganos. Sufría una dolencia desde los cuatro años. Pero con el tiempo se fue agravando. Ya no podía sostener una vida digna si no se dializaba 9 horas todas las noches, antes de dormir. Por eso el trasplante se hizo necesario. Fue cuando Marcos Morón, a quien conoció a principio de 2000 cuando fue a estudiar bombo legüero al Círculo Social de Rawson, tomó la decisión. Allí, en el círculo se hicieron amigos. Con el tiempo, Marcos fue su padrino. Y a principios de este año, conociendo la situación de Franco decidió donarle un riñón. Marcos también se recuperó bien. Es integrante de la Banda de Música de la Policía y en estos momentos está de licencia por la donación.

“Ya no me importa tener que tomar remedios. Lo hice toda mi vida. Ahora puedo disfrutar más, me siento nuevo. Puedo comer de todo. Lo único que tengo que controlar es la sal. Pero después de tantos años viviendo sin riñones que funcionen ya me acostumbré y eso no me pesa”, le dijo Franco a este diario.

Ahora, en su nueva vida, está empeñado en conseguir un trabajo y seguir estudiando. Eso después del sueño de Cosquín, si es que puede cumplirlo. “Mi doctora me dice que haga algo, que no me quede quieto. Pero bueno, recién llegué. Y por un tiempito quiero disfrutar con mis amigos de los que estuve alejado mucho tiempo”.

Contó que estuvo nervioso antes de someterse al trasplante pero que después le puso “pilas” a la recuperación. “Creo que ese fue el secreto de salir tan pronto de terapia intensiva”.

El caso de Franco y Marcos es el segundo del país respecto a un donante que no es familiar biológico. El primero fue el caso de la cantante Sandra Mihanovich quien le donó un riñón a su ahijada con quien no la unía ningún lazo familiar.

Raffa se siente feliz. Pero, durante un recorrido con Jornada por el puerto no puede contener una pena: la muerte de su abuela Katy Jones, reconocida vecina portuaria. La mujer murió algunos días después del trasplante. Y aunque no podía por razones obvias, nada detuvo al chico para que vuelva a Rawson y darle el último adiós. “A mí se me cayó la ficha recién cuando llegué a mi casa. Mi abuela era lo más. La extraño mucho. Pero bueno, tengo que seguir. Ella debe estar contenta porque sabe que pude recuperarme”.#

03 OCT 2013 - 22:53

Ahora espero recuperarme del todo. Me siento muy bien, tengo que conseguir un trabajo y estudiar. Pero la prioridad es poder estar tocando en Cosquín. Por eso nos vamos a presentar en la preselección con un grupo”, le dijo Franco Raffa a Jornada ayer en su casa de Rawson. El joven, de 19 años regresó después de someterse a un trasplante de riñón en el Hospital Italiano de Buenos Aires. Su caso conmovió al país: su donante fue Marcos Morón que no es familiar biológico sino su amigo, profesor de música y padrino. “No veo la hora de reencontrarme con él, hace mucho que no nos vemos”, agregó el chico.

Franco tuvo una acelerada recuperación que inclusive sorprendió a los médicos. Tras ser trasplantado estuvo una semana en terapia intensiva y después resolvieron darle el alta. Y ahora, después de los últimos análisis, los facultativos que lo atienden lo autorizaron a viajar de vuelta a su casa. Eso sí: debe viajar cada 15 días para someterse a un control. Y además, tomar seis medicamentos distintos por día.

¿Saben ustedes lo que es no tener que estar más de nueve horas por día en la máquina”?, expresó el chico. La “máquina” era el aparato con el cual se dializaba todos los días, durante 9 horas. Franco ya no la necesita. Por eso, antes que llegue la devolvieron. Junto a su mamá Gabriela Jones, el chico recibió a Jornada en su casa de Rawson. “Recién nos estamos acomodando. Pero estamos en casa y eso es impagable”, comentó Gabriela.

El chico juega con su perro “Sack” que es de “raza cordón y vereda” según el mismo lo define. “Lo encontramos cuando tenía un día de vida y ya tiene 8 años con nosotros. Casi el mismo tiempo en que yo lucho por el tema de mis riñones”. A Franco no le funcionaba ninguno de sus dos órganos. Sufría una dolencia desde los cuatro años. Pero con el tiempo se fue agravando. Ya no podía sostener una vida digna si no se dializaba 9 horas todas las noches, antes de dormir. Por eso el trasplante se hizo necesario. Fue cuando Marcos Morón, a quien conoció a principio de 2000 cuando fue a estudiar bombo legüero al Círculo Social de Rawson, tomó la decisión. Allí, en el círculo se hicieron amigos. Con el tiempo, Marcos fue su padrino. Y a principios de este año, conociendo la situación de Franco decidió donarle un riñón. Marcos también se recuperó bien. Es integrante de la Banda de Música de la Policía y en estos momentos está de licencia por la donación.

“Ya no me importa tener que tomar remedios. Lo hice toda mi vida. Ahora puedo disfrutar más, me siento nuevo. Puedo comer de todo. Lo único que tengo que controlar es la sal. Pero después de tantos años viviendo sin riñones que funcionen ya me acostumbré y eso no me pesa”, le dijo Franco a este diario.

Ahora, en su nueva vida, está empeñado en conseguir un trabajo y seguir estudiando. Eso después del sueño de Cosquín, si es que puede cumplirlo. “Mi doctora me dice que haga algo, que no me quede quieto. Pero bueno, recién llegué. Y por un tiempito quiero disfrutar con mis amigos de los que estuve alejado mucho tiempo”.

Contó que estuvo nervioso antes de someterse al trasplante pero que después le puso “pilas” a la recuperación. “Creo que ese fue el secreto de salir tan pronto de terapia intensiva”.

El caso de Franco y Marcos es el segundo del país respecto a un donante que no es familiar biológico. El primero fue el caso de la cantante Sandra Mihanovich quien le donó un riñón a su ahijada con quien no la unía ningún lazo familiar.

Raffa se siente feliz. Pero, durante un recorrido con Jornada por el puerto no puede contener una pena: la muerte de su abuela Katy Jones, reconocida vecina portuaria. La mujer murió algunos días después del trasplante. Y aunque no podía por razones obvias, nada detuvo al chico para que vuelva a Rawson y darle el último adiós. “A mí se me cayó la ficha recién cuando llegué a mi casa. Mi abuela era lo más. La extraño mucho. Pero bueno, tengo que seguir. Ella debe estar contenta porque sabe que pude recuperarme”.#


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