Matilde, mamá del corazón de más de 22 niños

Vive en Puerto Madryn y tiene 74 años.

19 OCT 2013 - 22:49 | Actualizado

En el Día de la Madre muchas historias son las que se conocen, algunas llenas de tristeza, otras llenas de alegría, pero siempre son un homenaje para quien significó mucho. Esta es una de esas. Matilde Arancibia fue la mamá de tres hijos, Pedro, Ana y Alfredo, pero una veintena se agregó a su lista de hijos e hijas del corazón a lo largo de sus 74 años.

“Mati”, como le dicen todos, nació el 4 de octubre de 1939 en Gorro Frigio, un pueblo rural en la meseta. A los 6 años se fue a vivir a Trelew con su familia, y a sus 10 años se mudaron a Madryn donde más tarde se reencontró con Mirta, su hermana menor.

Cuando tenía 23 se casó con Eliseo, un carpintero inmigrante de España. Él, un amante de los toros, de la paella y de su tierra, llegó desde tan lejos para enamorar a Mati. Era su vecino y le llevaba 13 años.

Su vida como mamá

Pedro, el primero de los hijos de Matilde, llegó cuando ella había cumplido los 25. Dos almanaques después llegó Anita y una década después nació Alfredo. Su vida transcurrió en familia, hasta que su hijo mayor, Pedro se fue a Comodoro Rivadavia a estudiar en el Liceo Militar. En ese momento una amiga que tenía una guardería, Lola Piccolo, se tomó unos días de vacaciones y le pidió a Mati que cuidara alguno de los chicos que ella cuidaba. Así empezó lo que fue por más de 25 años su pasión, su vida.

Amor, ternura, cuidado, entrega, paciencia, fueron sus materiales de trabajo, todo lo que brindó cada día a cada niño y niña que cuidaba. Durante conversaciones varias con familiares y amigos, cuentan, muchas veces dijo que tenía algo especial para darle a cada uno.

Alguna vez confesó que su sueño fue ser maestra jardinera. Ama los nenes, las nenas, los bebés, los más grandes, sean revoltosos, tranquilos, con moco, con pañales, sean tímidos o rovoltosos, estén llorando o a las risotadas.

La vida y sus golpes

Con tanto amor como los recibió, en 2001 Mati tuvo que despedir a su hijo mayor, Pedro, y en 2005 a su hija mujer Ana, quien le dejó tres hermosos nietos, que se convirtieron en su pasión.

Al poco tiempo su familia la convenció de que abandonara el trabajo que más quería, lo que le llenaba el tiempo, la casa y el corazón. La realidad y dinámica familiares habían cambiado mucho y la decisión era necesaria, aunque mucho le costó a Mati.

Eduardo de 26, Marina de 22, Santiago de 20 y Rocío de 16 años son sus nietos, esos hijos del alma a los que ama profundamente. Actualmente Eduardo vive, estudia y trabaja en Buenos Aires; Rocío reside en Córdoba y Santi y Mari viven en Madryn. Su abuela siempre fue para ellos una gran presencia.

Mati dejó su marca en la infancia de los chicos que cuidó. Después de diez años de no ejercer más su pasión por el cuidado de los niños, muchos de ellos se acercan a saludarla.

Mati fue mamá para muchos durante largos ratos y a lo largo de varios años. Su casa estaba siempre abierta; la comida a tiempo. En el día de la madre, va un homenaje a Mati de parte de sus hijos del corazón, de su familia y de sus seres queridos, que le dicen feliz día mamá.

19 OCT 2013 - 22:49

En el Día de la Madre muchas historias son las que se conocen, algunas llenas de tristeza, otras llenas de alegría, pero siempre son un homenaje para quien significó mucho. Esta es una de esas. Matilde Arancibia fue la mamá de tres hijos, Pedro, Ana y Alfredo, pero una veintena se agregó a su lista de hijos e hijas del corazón a lo largo de sus 74 años.

“Mati”, como le dicen todos, nació el 4 de octubre de 1939 en Gorro Frigio, un pueblo rural en la meseta. A los 6 años se fue a vivir a Trelew con su familia, y a sus 10 años se mudaron a Madryn donde más tarde se reencontró con Mirta, su hermana menor.

Cuando tenía 23 se casó con Eliseo, un carpintero inmigrante de España. Él, un amante de los toros, de la paella y de su tierra, llegó desde tan lejos para enamorar a Mati. Era su vecino y le llevaba 13 años.

Su vida como mamá

Pedro, el primero de los hijos de Matilde, llegó cuando ella había cumplido los 25. Dos almanaques después llegó Anita y una década después nació Alfredo. Su vida transcurrió en familia, hasta que su hijo mayor, Pedro se fue a Comodoro Rivadavia a estudiar en el Liceo Militar. En ese momento una amiga que tenía una guardería, Lola Piccolo, se tomó unos días de vacaciones y le pidió a Mati que cuidara alguno de los chicos que ella cuidaba. Así empezó lo que fue por más de 25 años su pasión, su vida.

Amor, ternura, cuidado, entrega, paciencia, fueron sus materiales de trabajo, todo lo que brindó cada día a cada niño y niña que cuidaba. Durante conversaciones varias con familiares y amigos, cuentan, muchas veces dijo que tenía algo especial para darle a cada uno.

Alguna vez confesó que su sueño fue ser maestra jardinera. Ama los nenes, las nenas, los bebés, los más grandes, sean revoltosos, tranquilos, con moco, con pañales, sean tímidos o rovoltosos, estén llorando o a las risotadas.

La vida y sus golpes

Con tanto amor como los recibió, en 2001 Mati tuvo que despedir a su hijo mayor, Pedro, y en 2005 a su hija mujer Ana, quien le dejó tres hermosos nietos, que se convirtieron en su pasión.

Al poco tiempo su familia la convenció de que abandonara el trabajo que más quería, lo que le llenaba el tiempo, la casa y el corazón. La realidad y dinámica familiares habían cambiado mucho y la decisión era necesaria, aunque mucho le costó a Mati.

Eduardo de 26, Marina de 22, Santiago de 20 y Rocío de 16 años son sus nietos, esos hijos del alma a los que ama profundamente. Actualmente Eduardo vive, estudia y trabaja en Buenos Aires; Rocío reside en Córdoba y Santi y Mari viven en Madryn. Su abuela siempre fue para ellos una gran presencia.

Mati dejó su marca en la infancia de los chicos que cuidó. Después de diez años de no ejercer más su pasión por el cuidado de los niños, muchos de ellos se acercan a saludarla.

Mati fue mamá para muchos durante largos ratos y a lo largo de varios años. Su casa estaba siempre abierta; la comida a tiempo. En el día de la madre, va un homenaje a Mati de parte de sus hijos del corazón, de su familia y de sus seres queridos, que le dicen feliz día mamá.


NOTICIAS RELACIONADAS