Los policías Lucas Horacio Perez, de 31 años y Rodrigo Adrián Rubilar, de 24, fueron condenados por hechos ocurridos a las 22 horas del 17 de mayo de 2011 en la Comisaría Primera, ubicada en pleno centro madrynense.
Baile
Esa noche, los agentes Pérez y Rubilar, “obligaron a los detenidos J.A. y a dos menores a realizar ejercicios físicos de flexiones, sentadillas, “cuerpo a tierra”, “salto de rana” y otras severidades en el interior de la dependencia”, según indica la sentencia número 603/14 dictada por el Juez Penal Marcelo Orlando el pasado 19 de marzo de 2014.
El juicio oral y público se realizó en los Tribunales locales e intervino por la acusación la Fiscal General, Miriam Pazos, y el Asesor de Menores e Incapaces, Damián Sáenz. El hecho fue calificado como constitutivo del delito de “vejaciones”, previsto y reprimido por lo dispuesto en el artículo 144 bis inciso 3 del Código Penal.
Juicio abreviado
Los imputados, patrocinados por el defensor particular Carlos del Mármol, admitieron los hechos relatados en la acusación y su participación, y fueron condenados, mediante juicio abreviado, a la pena de un año de prisión en suspenso e inhabilitación especial para desarrollar la función policial propiamente dicha, por el término de dos años, no pudiendo realizar tareas de calle o comando, de prevención de delitos o custodia de detenidos, sin que exista impedimento para la realización de trabajos de índole administrativa.
Además, el juez Orlando impuso a los condenados “las siguientes reglas de conducta, como ser la fijación de residencia, sometiéndose al control de la Oficina respectiva, con la presentación a la misma trimestralmente y la prohibición de mantener todo contacto tanto con las víctimas como con sus familiares”.
El asesor de menores
En la causa declaró el por entonces asesor de menores, Marcelo Bustos, quien oportunamente declaró en el estrado judicial que “al llegar a la Comisaría yo iba por el pasillo y me topé con un policía que le avisó a los otros dos policías que se encontraban en el patio que yo llegaba” indicó en su alocución.
Posteriormente siguió relatando que “Al ingresar al patio veo a los dos policías, a uno de ellos puedo reconocer, veo a un detenido parado contra la pared con las piernas abiertas, sin esposas, y los otros dos menores sentados. Me dice “menos mal que viniste, sacame de acá que me están haciendo de todo”. Le pregunté si le habían pegado y me contestó que “un poco en la detención pero que en la comisaría no le estaban pegando. Pero le estaban haciendo hacer salto en rana, a él y a los otros dos chicos” reveló el letrado en su declaración.
Los policías Lucas Horacio Perez, de 31 años y Rodrigo Adrián Rubilar, de 24, fueron condenados por hechos ocurridos a las 22 horas del 17 de mayo de 2011 en la Comisaría Primera, ubicada en pleno centro madrynense.
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Esa noche, los agentes Pérez y Rubilar, “obligaron a los detenidos J.A. y a dos menores a realizar ejercicios físicos de flexiones, sentadillas, “cuerpo a tierra”, “salto de rana” y otras severidades en el interior de la dependencia”, según indica la sentencia número 603/14 dictada por el Juez Penal Marcelo Orlando el pasado 19 de marzo de 2014.
El juicio oral y público se realizó en los Tribunales locales e intervino por la acusación la Fiscal General, Miriam Pazos, y el Asesor de Menores e Incapaces, Damián Sáenz. El hecho fue calificado como constitutivo del delito de “vejaciones”, previsto y reprimido por lo dispuesto en el artículo 144 bis inciso 3 del Código Penal.
Juicio abreviado
Los imputados, patrocinados por el defensor particular Carlos del Mármol, admitieron los hechos relatados en la acusación y su participación, y fueron condenados, mediante juicio abreviado, a la pena de un año de prisión en suspenso e inhabilitación especial para desarrollar la función policial propiamente dicha, por el término de dos años, no pudiendo realizar tareas de calle o comando, de prevención de delitos o custodia de detenidos, sin que exista impedimento para la realización de trabajos de índole administrativa.
Además, el juez Orlando impuso a los condenados “las siguientes reglas de conducta, como ser la fijación de residencia, sometiéndose al control de la Oficina respectiva, con la presentación a la misma trimestralmente y la prohibición de mantener todo contacto tanto con las víctimas como con sus familiares”.
El asesor de menores
En la causa declaró el por entonces asesor de menores, Marcelo Bustos, quien oportunamente declaró en el estrado judicial que “al llegar a la Comisaría yo iba por el pasillo y me topé con un policía que le avisó a los otros dos policías que se encontraban en el patio que yo llegaba” indicó en su alocución.
Posteriormente siguió relatando que “Al ingresar al patio veo a los dos policías, a uno de ellos puedo reconocer, veo a un detenido parado contra la pared con las piernas abiertas, sin esposas, y los otros dos menores sentados. Me dice “menos mal que viniste, sacame de acá que me están haciendo de todo”. Le pregunté si le habían pegado y me contestó que “un poco en la detención pero que en la comisaría no le estaban pegando. Pero le estaban haciendo hacer salto en rana, a él y a los otros dos chicos” reveló el letrado en su declaración.