El fiscal Nápoli criticó a la Oficina Judicial por la inseguridad, la falta de higiene y el destrato

Es en Trelew. Aseguró que al no cumplir con el día y horario de audiencias estipuladas, las víctimas “son revictimizadas hasta el hartazgo”. Reveló de “desajustes y desórdenes”.

14 SEP 2016 - 19:39 | Actualizado

El fiscal general Marcos Nápoli presentó ante la directora de la Oficina Judicial de Trelew, Sandra Binder, un minucioso detalle en el que refleja con claridad la situación diaria a la que son sometidos fiscales, defensores, jueces y víctimas por las “falencias generales y arraigadas de ese organismo”. Habla de falta de higiene en la sala de audiencias, superposición de horarios y suspensiones sin motivo, y destrato de esa Oficina para con la ciudadanía.
También de falta de seguridad: víctimas, victimarios y fiscales separados por menos de 50 centímetros en los sitios de debate y agrupados en mesa de entradas cuando se suscita algún inconveniente por el que deben esperar. Apeló con su presentación a que se revierta la situación y se comience por el “respeto y la tolerancia” con quienes necesitan del sistema judicial. 
Nápoli confirmó a Jornada el escrito ingresado a la Oficina Judicial. Se hizo eco de lo que sucede con frecuencia por las distintas razones que hacen que las audiencias se suspendans, el estado de las instalaciones y también, habló de la inseguridad de funcionarios, víctimas, periodistas y público. Calificó la situación como “un caos”. 
Consideró importante que su planteo sea conocido por otros organismos que “tienen en sus decisiones la potestad de administrar los fondos del erario público, tales como Superior Tribunal de Justicia, Poder Ejecutivo Provincial y, dado que quien me ha designado como fiscal General ha sido Legislatura, también haré llegar copia del presente al mencionado cuerpo”, adelantó.
Falencias generales

Dijo Nápoli que su preocupación en cuanto a las falencias generales y arraigadas que padece la Oficina Judicial y su Dirección “no sólo perjudican y ponen en riesgo la integridad física de un fiscal, un juez o un defensor, sino que es más importante: recaen en las personas víctimas de los diferentes delitos”.
Se refirió a la estructura edilicia: “La Oficina Judicial cuenta con 5 salas de audiencias, una relativamente grande, dos medianas y dos pequeñas: siempre en estado de higiene y asepsia inadmisibles. Si bien a simple lectura las salas de audiencias parecerían suficiente, lo cierto que así lo es en número pero no en espacio, pues las dimensiones de las mismas hacen necesario distribuirlas razonablemente de acuerdo a variables por todos conocidas como lo son el tipo de caso, el número de testigos, la cantidad de partes, la difusión mediática del delito, etcétera”.
Advierte que nada de esto es tenido en cuenta: “Las audiencias se fijan de improviso, se superponen unas a otras, se suspenden sin motivo, se posponen para luego y así, sucesivamente, y de modo anacrónico los intereses de las víctimas en obtener justicia navegan al garete, siendo revictimizados hasta el hartazgo por el trato que se les dispensa desde este organismo”.
Destrato

El fiscal general instó a que  se tenga en cuenta que “la gran mayoría de las personas afectadas por delitos son de condición humilde. No tienen la posibilidad de vivir en barrios más seguros, aquellos donde sus casas cuentan con rejas, alarmas inteligentes y hasta perros de raza adiestrados en la prevención, muy por el contrario, quedan a merced del arrebato de la violencia, del desamparo. A esto, se le suma el doloroso destrato que reciben en la Oficina Judicial de nuestra ciudad”.
Ejemplificó la situación: “Llegan desde lejos para asistir a una audiencia, en la mayoría de los casos habiendo pedido permiso en sus trabajos, con el único deseo de ver reflejado su derecho de obtener justicia, de que se vuelvan visibles sus sufrimientos y la más de las veces, obtienen como respuesta que `la audiencia se suspendió a último momento y por supuesto a ellos nadie les avisó, o no hay espacio disponible en la sala y por tal no pueden pasar, o no hay personal policial que pueda garantizar seguridad en la sala y entonces tampoco pueden pasar”, enumeró.
Agregó: “Y si la fortuna los acompaña y pudieron asistir a la Sala de audiencias, como no se ha previsto ni se han tenido en cuenta criterios razonables de asignación de salas conforme al caso, deben sentarse a centímetros de quienes –horas antes- atacaron su casa, o le mataron un hijo, o le ultrajaron su intimidad, o le desvalijaron su comercio”. 
Inseguridad 

Aclaró que el fiscal no está al margen de lo que sucede, también sufre las consecuencias. “En los casos complejos, donde se tratan cuestiones sensibles y dolorosas, muchas veces debe hacer sus alegatos y peticiones a no más de cincuenta centímetros del delincuente y casi siempre con  un solo policía en la sala. También se nos hace esperar a que “la sala esté en condiciones” para hacernos pasar, y mientras tanto esperamos todos juntos en un lugar reducido (mesa de entradas) defensores, delincuentes, fiscales, víctimas, periodistas, testigos, manifestantes. Reina el caos y nadie toma nota del asunto”.
Habló Nápoli sobre el “acceso a la justicia de las víctimas del delito”. Dijo al respecto que “aquí toca hacer referencia al obstáculo que resulta el desorden integral en la agenda de audiencias intermedias y de juicio oral. Nuestro Código Procesal Penal del año 2006, sancionado por vuestra Honorable Legislatura, muy en línea con las nuevas iniciativas normativas de tinte acusatorio adversarial, vino a rescatar la potestad de la víctima de ser reconocida como un sujeto importante dentro del conflicto penal y esto a sabiendas de la implicancia que tal derecho otorga, donde la única forma de garantizarlo es asegurando el acceso irrestricto de la víctima y el ciudadano a las audiencias –ahora siempre públicas- como forma de expresar sus deseos y de controlar los actos (también de gobierno) que emanan de los funcionarios encargados de llevar adelante el proceso”, explicó.
Apuntó en ese sentido que “respetuosos del sistema republicano de gobierno, debemos inexcusablemente aportar lo mínimo. Y eso comienza por el buen trato al justiciable, la información en tiempo oportuno, de un modo claro y acorde con la necesidad del momento, evitando pérdidas de tiempo vanas, trastornos emocionales innecesarios y posibilidad cierta de ponerse en el lugar del otro”. 
Desprotección

Marcos Nápoli advirtió que “lastimosamente esto es lo que se carece en nuestra circunscripción, no me animo a generalizar, pero sí a poner sobre la mesa las miserias que cargamos y cuáles impactan directamente en la gente y en la desprotección a la que son arrastrados´”.
“Por eso añoro que desde la Oficia Judicial de Trelew –en un principio- se aboquen a lo indispensable, a lo importante, a satisfacer en la medida de lo posible la demanda que se nos exige y por la que los directivos de esa Oficina son remunerados holgadamente”.#

Desajustes y desórdenes

En el escrito presentado, el fiscal Marcos Nápoli aseveró que “con lo hasta aquí expuesto, y consciente entonces del riesgo psicofísico que corremos quienes tenemos responsabilidades dentro del proceso penal y más consciente aún del mismo riesgo al que se los sume a quienes acuden por verdad y justicia, es que dejo constancia y de ser necesario y ante quien corresponda, dar mayores explicaciones y llevar a casos en concreto donde la seguridad de los funcionarios judiciales se ha visto amenazada y donde se ha restringido el acceso a la justicia de los interesados, por desajustes y desórdenes de la Oficina Judicial de Trelew”.
Incongruencias

Para finalizar, Nápoli agregó: “Conociendo la importancia que tienen las decisiones que se toman desde la dirección de ese organismo judicial, deseo profundamente que se tenga la iniciativa de desterrar aquellas prácticas incongruentes con el buen desempeño de la Oficina Judicial, empezando por el respeto y la tolerancia hacia quienes más necesitan de nosotros”.
Agregó que “mucho daño continuaremos haciendo si nos mantenemos en ese pedestal insensible y burocrático que se lleva por delante los sentimientos de nuestros vecinos que sólo acuden a nuestros estrados  judiciales con el único afán de obtener justicia”.
De esta manera, el representante del Ministerio Público Fiscal de Trelew expresó una postura que era un secreto a voces y que ahora salió a la luz con las expresiones del doctor Marcos Nápoli.#

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14 SEP 2016 - 19:39

El fiscal general Marcos Nápoli presentó ante la directora de la Oficina Judicial de Trelew, Sandra Binder, un minucioso detalle en el que refleja con claridad la situación diaria a la que son sometidos fiscales, defensores, jueces y víctimas por las “falencias generales y arraigadas de ese organismo”. Habla de falta de higiene en la sala de audiencias, superposición de horarios y suspensiones sin motivo, y destrato de esa Oficina para con la ciudadanía.
También de falta de seguridad: víctimas, victimarios y fiscales separados por menos de 50 centímetros en los sitios de debate y agrupados en mesa de entradas cuando se suscita algún inconveniente por el que deben esperar. Apeló con su presentación a que se revierta la situación y se comience por el “respeto y la tolerancia” con quienes necesitan del sistema judicial. 
Nápoli confirmó a Jornada el escrito ingresado a la Oficina Judicial. Se hizo eco de lo que sucede con frecuencia por las distintas razones que hacen que las audiencias se suspendans, el estado de las instalaciones y también, habló de la inseguridad de funcionarios, víctimas, periodistas y público. Calificó la situación como “un caos”. 
Consideró importante que su planteo sea conocido por otros organismos que “tienen en sus decisiones la potestad de administrar los fondos del erario público, tales como Superior Tribunal de Justicia, Poder Ejecutivo Provincial y, dado que quien me ha designado como fiscal General ha sido Legislatura, también haré llegar copia del presente al mencionado cuerpo”, adelantó.
Falencias generales

Dijo Nápoli que su preocupación en cuanto a las falencias generales y arraigadas que padece la Oficina Judicial y su Dirección “no sólo perjudican y ponen en riesgo la integridad física de un fiscal, un juez o un defensor, sino que es más importante: recaen en las personas víctimas de los diferentes delitos”.
Se refirió a la estructura edilicia: “La Oficina Judicial cuenta con 5 salas de audiencias, una relativamente grande, dos medianas y dos pequeñas: siempre en estado de higiene y asepsia inadmisibles. Si bien a simple lectura las salas de audiencias parecerían suficiente, lo cierto que así lo es en número pero no en espacio, pues las dimensiones de las mismas hacen necesario distribuirlas razonablemente de acuerdo a variables por todos conocidas como lo son el tipo de caso, el número de testigos, la cantidad de partes, la difusión mediática del delito, etcétera”.
Advierte que nada de esto es tenido en cuenta: “Las audiencias se fijan de improviso, se superponen unas a otras, se suspenden sin motivo, se posponen para luego y así, sucesivamente, y de modo anacrónico los intereses de las víctimas en obtener justicia navegan al garete, siendo revictimizados hasta el hartazgo por el trato que se les dispensa desde este organismo”.
Destrato

El fiscal general instó a que  se tenga en cuenta que “la gran mayoría de las personas afectadas por delitos son de condición humilde. No tienen la posibilidad de vivir en barrios más seguros, aquellos donde sus casas cuentan con rejas, alarmas inteligentes y hasta perros de raza adiestrados en la prevención, muy por el contrario, quedan a merced del arrebato de la violencia, del desamparo. A esto, se le suma el doloroso destrato que reciben en la Oficina Judicial de nuestra ciudad”.
Ejemplificó la situación: “Llegan desde lejos para asistir a una audiencia, en la mayoría de los casos habiendo pedido permiso en sus trabajos, con el único deseo de ver reflejado su derecho de obtener justicia, de que se vuelvan visibles sus sufrimientos y la más de las veces, obtienen como respuesta que `la audiencia se suspendió a último momento y por supuesto a ellos nadie les avisó, o no hay espacio disponible en la sala y por tal no pueden pasar, o no hay personal policial que pueda garantizar seguridad en la sala y entonces tampoco pueden pasar”, enumeró.
Agregó: “Y si la fortuna los acompaña y pudieron asistir a la Sala de audiencias, como no se ha previsto ni se han tenido en cuenta criterios razonables de asignación de salas conforme al caso, deben sentarse a centímetros de quienes –horas antes- atacaron su casa, o le mataron un hijo, o le ultrajaron su intimidad, o le desvalijaron su comercio”. 
Inseguridad 

Aclaró que el fiscal no está al margen de lo que sucede, también sufre las consecuencias. “En los casos complejos, donde se tratan cuestiones sensibles y dolorosas, muchas veces debe hacer sus alegatos y peticiones a no más de cincuenta centímetros del delincuente y casi siempre con  un solo policía en la sala. También se nos hace esperar a que “la sala esté en condiciones” para hacernos pasar, y mientras tanto esperamos todos juntos en un lugar reducido (mesa de entradas) defensores, delincuentes, fiscales, víctimas, periodistas, testigos, manifestantes. Reina el caos y nadie toma nota del asunto”.
Habló Nápoli sobre el “acceso a la justicia de las víctimas del delito”. Dijo al respecto que “aquí toca hacer referencia al obstáculo que resulta el desorden integral en la agenda de audiencias intermedias y de juicio oral. Nuestro Código Procesal Penal del año 2006, sancionado por vuestra Honorable Legislatura, muy en línea con las nuevas iniciativas normativas de tinte acusatorio adversarial, vino a rescatar la potestad de la víctima de ser reconocida como un sujeto importante dentro del conflicto penal y esto a sabiendas de la implicancia que tal derecho otorga, donde la única forma de garantizarlo es asegurando el acceso irrestricto de la víctima y el ciudadano a las audiencias –ahora siempre públicas- como forma de expresar sus deseos y de controlar los actos (también de gobierno) que emanan de los funcionarios encargados de llevar adelante el proceso”, explicó.
Apuntó en ese sentido que “respetuosos del sistema republicano de gobierno, debemos inexcusablemente aportar lo mínimo. Y eso comienza por el buen trato al justiciable, la información en tiempo oportuno, de un modo claro y acorde con la necesidad del momento, evitando pérdidas de tiempo vanas, trastornos emocionales innecesarios y posibilidad cierta de ponerse en el lugar del otro”. 
Desprotección

Marcos Nápoli advirtió que “lastimosamente esto es lo que se carece en nuestra circunscripción, no me animo a generalizar, pero sí a poner sobre la mesa las miserias que cargamos y cuáles impactan directamente en la gente y en la desprotección a la que son arrastrados´”.
“Por eso añoro que desde la Oficia Judicial de Trelew –en un principio- se aboquen a lo indispensable, a lo importante, a satisfacer en la medida de lo posible la demanda que se nos exige y por la que los directivos de esa Oficina son remunerados holgadamente”.#

Desajustes y desórdenes

En el escrito presentado, el fiscal Marcos Nápoli aseveró que “con lo hasta aquí expuesto, y consciente entonces del riesgo psicofísico que corremos quienes tenemos responsabilidades dentro del proceso penal y más consciente aún del mismo riesgo al que se los sume a quienes acuden por verdad y justicia, es que dejo constancia y de ser necesario y ante quien corresponda, dar mayores explicaciones y llevar a casos en concreto donde la seguridad de los funcionarios judiciales se ha visto amenazada y donde se ha restringido el acceso a la justicia de los interesados, por desajustes y desórdenes de la Oficina Judicial de Trelew”.
Incongruencias

Para finalizar, Nápoli agregó: “Conociendo la importancia que tienen las decisiones que se toman desde la dirección de ese organismo judicial, deseo profundamente que se tenga la iniciativa de desterrar aquellas prácticas incongruentes con el buen desempeño de la Oficina Judicial, empezando por el respeto y la tolerancia hacia quienes más necesitan de nosotros”.
Agregó que “mucho daño continuaremos haciendo si nos mantenemos en ese pedestal insensible y burocrático que se lleva por delante los sentimientos de nuestros vecinos que sólo acuden a nuestros estrados  judiciales con el único afán de obtener justicia”.
De esta manera, el representante del Ministerio Público Fiscal de Trelew expresó una postura que era un secreto a voces y que ahora salió a la luz con las expresiones del doctor Marcos Nápoli.#


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