“El nene de 5 años al que le mataron al padre sigue presente dentro mío”

El recuerdo. La vida de Bonet, marcada por el crimen de su padre.
23 AGO 2022 - 16:14 | Actualizado 23 AGO 2022 - 16:32

Lo primero que impresionó cuando apareció en pantalla fue su parecido a Viggo Mortensen, el actor hincha de San Lorenzo que protagonizó la trilogía “El Señor de los Anillos”. Hernán Bonet es el hijo de Rubén Pedro, fusilado en el 72. Declaró por teleconferencia ya que reside en Francia.
De saco y camisa negra, sin corbata, sentado en una oficina del Consulado argentino, Hernán admitió que su relato tiene escaso valor probatorio para el juicio: en ese agosto tenía poco más de 5 años. Todo lo reconstruyó con algo de memoria, lo que le contaron amigos y lo que leyó.

Con el acento francés en su castellano, dijo que hablar del caso “para mí es muy importante porque viví la clandestinidad, el exilio y el refugio político”.
Con hablar pausado le subrayó al tribunal que cada etapa ya es parte de su vida. Al declarar tenía 3 hijos pero “el nene de 5 años al que le mataron el padre sigue presente dentro mío. Siempre fui consciente de eso. Por eso esta lucha que no vamos a abandonar y por eso pedimos justicia”.

En la familia nunca hubo secretos de militancia y los nenes sabían que su apellido real era peligroso y que los perseguían para exterminarlos, como a los Santucho y varios más. “Tenía claro que mi padre luchaba por la injusticia y por una sociedad con menos pobreza y con mi madre siempre nos contaron lo que hacían”.
Hernán tiene una hermana un año y medio menor, Mariana. Recordó los esfuerzos de Alicia, su mamá, para explicarles por qué el jefe de la familia estaba preso. Y tras la balacera, qué significaba que estuviese muerto. Los nenes le preguntaban cómo era posible respirar dentro un féretro o cómo no se defendió si sabía manejar armas.

Pidió permiso y leyó un par de cartas carcelarias de Rubén Pedro. “Me contaba que en la cárcel hacían gimnasia, tocaban la guitarra, jugaban fútbol y vóley y que como el hombre de la casa tenía que cuidar a mi mamá y a mi hermana”. Para Hernán los demás presos políticos eran sus “tíos y tías”. Y había preferidos, como Eduardo Capello, que para Mariana era “tío Chupete”.

Un mes después del 22 hubo más cartas, esta vez de su madre, escritas para hijos que serían padres años después. “Ahora van a pedir por su papá y no habrá respuesta porque sus 30 años fueron agujereados por las balas y fue un mártir que apenas tuvo tiempo de ser héroe”, decía una.
Hernán volvió a Trelew en noviembre de 2006. Lo conmovía que los viejos conocidos lo hayan recibido como uno más de aquella tragedia.
Su hijo mayor, el nieto de Rubén Pedro, conoció Chubut en 2011. “Descubrió de manera directa la solidaridad y cómo la memoria de esto sigue viva”.
La historia de Hernán dijo poco de los fusilamientos pero mucho del aire de represión que ese chico respiró. Luego un profundo silencio de su parte. No se supo si era su emoción personal o el delay del otro lado del Atlántico. Ambas cosas suceden con las teleconferencias.#

El recuerdo. La vida de Bonet, marcada por el crimen de su padre.
23 AGO 2022 - 16:14

Lo primero que impresionó cuando apareció en pantalla fue su parecido a Viggo Mortensen, el actor hincha de San Lorenzo que protagonizó la trilogía “El Señor de los Anillos”. Hernán Bonet es el hijo de Rubén Pedro, fusilado en el 72. Declaró por teleconferencia ya que reside en Francia.
De saco y camisa negra, sin corbata, sentado en una oficina del Consulado argentino, Hernán admitió que su relato tiene escaso valor probatorio para el juicio: en ese agosto tenía poco más de 5 años. Todo lo reconstruyó con algo de memoria, lo que le contaron amigos y lo que leyó.

Con el acento francés en su castellano, dijo que hablar del caso “para mí es muy importante porque viví la clandestinidad, el exilio y el refugio político”.
Con hablar pausado le subrayó al tribunal que cada etapa ya es parte de su vida. Al declarar tenía 3 hijos pero “el nene de 5 años al que le mataron el padre sigue presente dentro mío. Siempre fui consciente de eso. Por eso esta lucha que no vamos a abandonar y por eso pedimos justicia”.

En la familia nunca hubo secretos de militancia y los nenes sabían que su apellido real era peligroso y que los perseguían para exterminarlos, como a los Santucho y varios más. “Tenía claro que mi padre luchaba por la injusticia y por una sociedad con menos pobreza y con mi madre siempre nos contaron lo que hacían”.
Hernán tiene una hermana un año y medio menor, Mariana. Recordó los esfuerzos de Alicia, su mamá, para explicarles por qué el jefe de la familia estaba preso. Y tras la balacera, qué significaba que estuviese muerto. Los nenes le preguntaban cómo era posible respirar dentro un féretro o cómo no se defendió si sabía manejar armas.

Pidió permiso y leyó un par de cartas carcelarias de Rubén Pedro. “Me contaba que en la cárcel hacían gimnasia, tocaban la guitarra, jugaban fútbol y vóley y que como el hombre de la casa tenía que cuidar a mi mamá y a mi hermana”. Para Hernán los demás presos políticos eran sus “tíos y tías”. Y había preferidos, como Eduardo Capello, que para Mariana era “tío Chupete”.

Un mes después del 22 hubo más cartas, esta vez de su madre, escritas para hijos que serían padres años después. “Ahora van a pedir por su papá y no habrá respuesta porque sus 30 años fueron agujereados por las balas y fue un mártir que apenas tuvo tiempo de ser héroe”, decía una.
Hernán volvió a Trelew en noviembre de 2006. Lo conmovía que los viejos conocidos lo hayan recibido como uno más de aquella tragedia.
Su hijo mayor, el nieto de Rubén Pedro, conoció Chubut en 2011. “Descubrió de manera directa la solidaridad y cómo la memoria de esto sigue viva”.
La historia de Hernán dijo poco de los fusilamientos pero mucho del aire de represión que ese chico respiró. Luego un profundo silencio de su parte. No se supo si era su emoción personal o el delay del otro lado del Atlántico. Ambas cosas suceden con las teleconferencias.#


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