Repararon las paredes de la Base Zar para borrar las huellas del fusilamiento

Un doctor en Física peritó la zona de calabozos y detectó una capa de revoque en la pared donde impactaron las ráfagas. El arreglo sólo se hizo en esa parte a la altura de los hombros hacia abajo, lo cual coincidió con la versión acusadora. El aporte de la ciencia para el esclarecimiento.

Mediciones. El doctor en Física que hizo los peritajes que mostraron cómo fueron los movimientos.
23 AGO 2022 - 16:30 | Actualizado 23 AGO 2022 - 16:34

La Armada Argentina borró de las paredes de la Base Almirante Zar de Trelew toda huella de las ráfagas de ametralladora que los marinos dispararon la madrugada del 22 de agosto de 1972. El dato lo deslizó el doctor en Física Rodolfo Pregliasco, que con la más alta tecnología disponible peritó el sector de los calabozos en busca de los rastros del fusilamiento. También encontró el orificio de un balazo en una puerta exterior, que revelaría un disparo desde los calabozos hacia fuera y avalaría la versión oficial. Pero no es posible saber si ocurrió en la misma fecha.

El científico explicó sus conclusiones en el lugar de los episodios, acompañado por el tribunal y la prensa. Trabaja en el Centro Atómico de Bariloche y en la época del juicio hacía ya más de 20 años que asesoraba a la justicia. Usó rayos gamma para una suerte de “radiografía” de las paredes y reconstruyó el plano de cómo debió ser el lugar trágico, la ubicación esa noche de los 19 guerrilleros y de los marinos acusados.

Pregliasco reveló que tras varias refacciones y repintados en la unidad militar del 72 a la época, la única pared intacta es la del fondo del pasillo de los calabozos. Testimonios dicen que allí hubo impactos porque se ubica detrás de la posición de los presos. El forense no encontró orificios de bala pero sí detectó una capa de revoque que data de los 70. Esa reparación sólo apareció en la parte de la pared que recibió las ráfagas. Este trabajo albañil eliminó toda posible evidencia.
“Se picó hasta el ladrillo original, se revocó y se pintó de vuelta –explicó-. Al fondo del pasillo, desde los 1,60 metros de altura hacia arriba no hay impactos en la pared, está intacta. Debajo de ese nivel fue picada hasta el ladrillo y pintada de vuelta. La huella de los disparos se borró deliberadamente pero la manera en que fue borrada nos indica la zona en la que estaban. No hay indicios del número de disparos al no haber huellas. Sabemos que hay una zona reparada y que el resto está intacto, con lo cual todos los disparos deben haber estado en esa región. La fecha de la modificación coincide e implica disparos de la altura de hombros hacia abajo”.

La medición reveló que el pasillo tenía 1,50 metros de ancho y 10 de largo y que los diez calabozos medían 2,80 metros de largo por 2 de ancho.
El perito halló un disparo en la puerta de lo que era el baño, frente a los calabozos. La atravesó y dio en la bisagra de una letrina. El dato pudo haber avalado la versión oficial según la cual desde esa posición Mariano Pujadas disparó a la guardia tras quitarle la pistola al capitán Luis Sosa. La información entusiasmó a las defensas ese día. Pero Pregliasco advirtió que no es posible fechar ese impacto.#

Mediciones. El doctor en Física que hizo los peritajes que mostraron cómo fueron los movimientos.
23 AGO 2022 - 16:30

La Armada Argentina borró de las paredes de la Base Almirante Zar de Trelew toda huella de las ráfagas de ametralladora que los marinos dispararon la madrugada del 22 de agosto de 1972. El dato lo deslizó el doctor en Física Rodolfo Pregliasco, que con la más alta tecnología disponible peritó el sector de los calabozos en busca de los rastros del fusilamiento. También encontró el orificio de un balazo en una puerta exterior, que revelaría un disparo desde los calabozos hacia fuera y avalaría la versión oficial. Pero no es posible saber si ocurrió en la misma fecha.

El científico explicó sus conclusiones en el lugar de los episodios, acompañado por el tribunal y la prensa. Trabaja en el Centro Atómico de Bariloche y en la época del juicio hacía ya más de 20 años que asesoraba a la justicia. Usó rayos gamma para una suerte de “radiografía” de las paredes y reconstruyó el plano de cómo debió ser el lugar trágico, la ubicación esa noche de los 19 guerrilleros y de los marinos acusados.

Pregliasco reveló que tras varias refacciones y repintados en la unidad militar del 72 a la época, la única pared intacta es la del fondo del pasillo de los calabozos. Testimonios dicen que allí hubo impactos porque se ubica detrás de la posición de los presos. El forense no encontró orificios de bala pero sí detectó una capa de revoque que data de los 70. Esa reparación sólo apareció en la parte de la pared que recibió las ráfagas. Este trabajo albañil eliminó toda posible evidencia.
“Se picó hasta el ladrillo original, se revocó y se pintó de vuelta –explicó-. Al fondo del pasillo, desde los 1,60 metros de altura hacia arriba no hay impactos en la pared, está intacta. Debajo de ese nivel fue picada hasta el ladrillo y pintada de vuelta. La huella de los disparos se borró deliberadamente pero la manera en que fue borrada nos indica la zona en la que estaban. No hay indicios del número de disparos al no haber huellas. Sabemos que hay una zona reparada y que el resto está intacto, con lo cual todos los disparos deben haber estado en esa región. La fecha de la modificación coincide e implica disparos de la altura de hombros hacia abajo”.

La medición reveló que el pasillo tenía 1,50 metros de ancho y 10 de largo y que los diez calabozos medían 2,80 metros de largo por 2 de ancho.
El perito halló un disparo en la puerta de lo que era el baño, frente a los calabozos. La atravesó y dio en la bisagra de una letrina. El dato pudo haber avalado la versión oficial según la cual desde esa posición Mariano Pujadas disparó a la guardia tras quitarle la pistola al capitán Luis Sosa. La información entusiasmó a las defensas ese día. Pero Pregliasco advirtió que no es posible fechar ese impacto.#


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