La Columna del Domingo

Un conflicto de verano que debe ayudar a descubrir la real eficacia del gabinete.

19 ENE 2013 - 21:26 | Actualizado

La semana que pasó Chubut tuvo un espacio generoso en los medios nacionales, gracias a un histórico atractivo turístico. Dicho así pudo ser el inicio de una agradable crónica de verano si no habláramos de La Trochita, en Esquel. Es que lo que comenzó como el reclamo de 6 trabajadores cuyos contratos no fueron renovados -una protesta habitual de cada fin de año- estuvo a horas de terminar en un paro nacional de los ferroviarios, muy mal mirado por Casa Rosada.

Fueron claves la intervenciones de los ministro del Interior, Florencio Randazzo, y de Trabajo, Carlos Tomada, que telefonearon directamente al gobernador Martín Buzzi, quien buscó una rápida solución. Allí nació la intervención del Viejo Expreso Patagónico y la reincorporación de los empleados en conflicto. Los funcionarios nacionales hicieron lo suyo sentando a la mesa a Unión Ferroviaria y La Fraternidad.

Aunque suene así de simple esto no duró dos días: duró 15. Hay responsabilidades que merecen ser revisadas. El vicegobernador Gustavo Mac Karthy primero advirtió públicamente a los trabajadores que no estaban en condiciones de ponerle condiciones al Gobierno y hasta elogió a los empleados de la estación El Maitén por no plegarse al paro.

Pero los obreros de Esquel lo mandaron al frente ya que a ellos, en privado, los gambeteó y les explicó que en realidad las decisiones las tomaba Buzzi. Según Carlos Agüero, maquinista y vocero, “ahora dice eso pero un mes atrás los quería echar a todos de los talleres de El Maitén porque según él, eran vagos”. Bien parado no quedó.

El ministro de Agricultura, Ganadería, Bosques y Pesca, Pedro Zudaire, y el vicejefe de Gabinete, Miguel Montoya, fueron los primeros bomberos cuando el problema aún no era un conflicto en serio. Es claro que la lectura política de los enviados, especialmente de Montoya, no fue ajustada. La conclusión no puede ser otra cuando casi mil personas salieron a la calle a reclamar por La Trochita. Desde el plebiscito de 2003, Esquel es un lugar especialmente sensible y movilizado.

También se midió mal la capacidad de influencia de los dos gremios nacionales, a quienes no dejaban entrar en la negociación. Ninguno de los dos son la Asociación de Trabajadores del Estado: tienen llegada directa a los medios nacionales porque su materia de trabajo, el transporte público, es un ítem sensible si los hay y siempre interesa.

El Gobierno decidió un cierre temporal del tren y lo defendió con un informe de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte, según el cual el servicio tiene defectos técnicos a corregir. Pero la CNRT nunca pidió el cierre, ni temporal ni definitivo. El informe existe pero cabe preguntarse si fue feliz sacarlo a la luz en un momento tan caliente.

Nobleza obliga, por su investidura Buzzi no puede dedicar su tiempo a resolver el futuro de 6 contratados. Para eso es que tiene segundas y terceras líneas. Si esas trincheras no sólo no le resuelven un frente sino que lo agravan hasta convertirlo en noticia nacional, el gobernador debería repensar la capacidad de algunos de sus colaboradores. Lo mejor que pudo hacer es escuchar y trabajar en línea con las sugerencias de Nación.

Sin nafta

También merece un párrafo la falta de combustible en Esquel. No es el primer verano que sucede. Además de porcentajes, regalías, millones de dólares y energía no convencional, hablar de una política hidrocarburífera también significa hacerle la vida más simple a la gente. “Los turistas vienen por un día y se tienen que quedar 4”, le dijo un estacionero a Jornada, con esa capacidad de síntesis que tiene el ingenio popular.

Cualquier conocedor del negocio turístico sabe que el boca a boca es una formidable estrategia de difusión pero a la vez un arma mortal. Esos miles de turistas que se enojaron multiplicaran su molestia al contar lo que les sucedió en la cordillera. La mayoría tiene el dinero justo y no puede darse el lujo de quedar varado con una familia a cuestas. Es hora de pensar en cómo garantizar el abastecimiento sin tener que recurrir a camiones de apuro. El anuncio oficial de otra estación para Esquel es un buen paso.

Si se transporte público se trata, en Trelew costará bastante más caro viajar en el micro urbano: por unanimidad, el boleto de “El 22” subió de 1,50 pesos a 2,50. Un incremento de más del 60 por ciento que golpeará duro en los vecinos. En verdad, el reclamo de la empresa por más tarifas es tradicional y sistemático, un deporte casi.

Y aunque lo ideal deberían ser retoques mínimos y escalonados en el tiempo para suavizar el impacto en el bolsillo, es raro que un concejal acepte pagar el famoso “costo político” y levante su mano en el momento políticamente incorrecto. Sólo cuando el sistema está a punto de colapsar llegan los salvavidas.

Ese mismo salvavidas, por plantear una comparación, no llega para una entidad igual de vital como es la Cooperativa de Trelew. Por ahora su gerente general, Jorge Pitiot, prefiere las metáforas o las quejas con altura, sin nombres propios. Pero lo cierto es que está más que molesto con los ediles trelewenses, que no le habilitan la discusión tarifaria mientras la ciudad crece y necesita obras urgentes para no quedarse sin agua potable cada dos por tres.

Con el tarifazo, a los vecinos de Trelew sólo les queda esperar que “El 22” cumpla con sus frecuencias y mantenga sus colectivos en buen estado. Es lo menos que se merecen si es que van a sostener déficits ajenos.

En Comodoro Rivadavia llovió en un día casi lo que llueve en un año entero. Youtube y Facebook mostraron al instante ríos de barro chocando contra las casas. Eran los cerros viniéndose abajo. De milagro no hubo muertos. Hay que decir que no hubo reclamos a la Municipalidad: ya de madrugada, el intendente Néstor Di Pierro y su gabinete hicieron lo que pudieron para darle una mano a los vecinos.

Pero como suele suceder (pensar en Capital Federal, por ejemplo) el temporal también fue político. Di Pierro se quejó por enésima vez por las obras paradas que quizás hubiesen aliviado el golpe climático. El gobernador Buzzi fue un poco más allá y advirtió que tormentas así serán frecuentes porque el mundo cambió, así de simple.

Con más o menos lluvia, lo cierto es que sobre Comodoro y el resto de las ciudades pesa una deuda de infraestructura que a mediano plazo se debe pagar. Hay muchas construcciones que fueron útiles para alojar a menos de 100 mil habitantes pero no resisten más parches. Otras localidades, como Puerto Madryn, llegarán a ese número más temprano que tarde. Lo sabemos ya. Política de Estado es no hacerse los distraídos con la provincia que viene.

Cerezas para todos

Ningún empresario en el mundo vendrá a Chubut a comprar por su cuenta. En comercio exterior lo ideal es armar la valijita y salir a mostrarse, puerta por puerta. Sabiendo que muchos otros hacen lo mismo. De eso se trata la competencia. Una de las razones de la crisis pesquera es no haber leído a tiempo las dificultades europeas para seguir comprándole a la Patagonia. Ni haber innovado con los esquemas de comercialización.

En este escenario luce como un acierto la gira de Cristina Fernández por Emiratos Árabes, entre otros países de ese rincón del mundo. Desde allí, el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Norberto Yauhar, reveló que esos líderes mundiales ya habían comprado 12 toneladas de cerezas patagónicas y que irían por 400 toneladas más. Suena como una puerta que se abre para la producción chubutense con valor agregado y para la creación de empleo directo y genuino.

Nadie que sea razonable puede sentarse en su comercio a ver pasar oportunidades así. Los nuevos mercados están en los lugares más insospechados y hay que ser flexibles para no ser presas de las estructuras tradicionales y entender que por muy buen producto que uno tenga, no vale nada si no se lo muestra. Pasar de ser el granero del mundo a ser la góndola, como quien dice.

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19 ENE 2013 - 21:26

La semana que pasó Chubut tuvo un espacio generoso en los medios nacionales, gracias a un histórico atractivo turístico. Dicho así pudo ser el inicio de una agradable crónica de verano si no habláramos de La Trochita, en Esquel. Es que lo que comenzó como el reclamo de 6 trabajadores cuyos contratos no fueron renovados -una protesta habitual de cada fin de año- estuvo a horas de terminar en un paro nacional de los ferroviarios, muy mal mirado por Casa Rosada.

Fueron claves la intervenciones de los ministro del Interior, Florencio Randazzo, y de Trabajo, Carlos Tomada, que telefonearon directamente al gobernador Martín Buzzi, quien buscó una rápida solución. Allí nació la intervención del Viejo Expreso Patagónico y la reincorporación de los empleados en conflicto. Los funcionarios nacionales hicieron lo suyo sentando a la mesa a Unión Ferroviaria y La Fraternidad.

Aunque suene así de simple esto no duró dos días: duró 15. Hay responsabilidades que merecen ser revisadas. El vicegobernador Gustavo Mac Karthy primero advirtió públicamente a los trabajadores que no estaban en condiciones de ponerle condiciones al Gobierno y hasta elogió a los empleados de la estación El Maitén por no plegarse al paro.

Pero los obreros de Esquel lo mandaron al frente ya que a ellos, en privado, los gambeteó y les explicó que en realidad las decisiones las tomaba Buzzi. Según Carlos Agüero, maquinista y vocero, “ahora dice eso pero un mes atrás los quería echar a todos de los talleres de El Maitén porque según él, eran vagos”. Bien parado no quedó.

El ministro de Agricultura, Ganadería, Bosques y Pesca, Pedro Zudaire, y el vicejefe de Gabinete, Miguel Montoya, fueron los primeros bomberos cuando el problema aún no era un conflicto en serio. Es claro que la lectura política de los enviados, especialmente de Montoya, no fue ajustada. La conclusión no puede ser otra cuando casi mil personas salieron a la calle a reclamar por La Trochita. Desde el plebiscito de 2003, Esquel es un lugar especialmente sensible y movilizado.

También se midió mal la capacidad de influencia de los dos gremios nacionales, a quienes no dejaban entrar en la negociación. Ninguno de los dos son la Asociación de Trabajadores del Estado: tienen llegada directa a los medios nacionales porque su materia de trabajo, el transporte público, es un ítem sensible si los hay y siempre interesa.

El Gobierno decidió un cierre temporal del tren y lo defendió con un informe de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte, según el cual el servicio tiene defectos técnicos a corregir. Pero la CNRT nunca pidió el cierre, ni temporal ni definitivo. El informe existe pero cabe preguntarse si fue feliz sacarlo a la luz en un momento tan caliente.

Nobleza obliga, por su investidura Buzzi no puede dedicar su tiempo a resolver el futuro de 6 contratados. Para eso es que tiene segundas y terceras líneas. Si esas trincheras no sólo no le resuelven un frente sino que lo agravan hasta convertirlo en noticia nacional, el gobernador debería repensar la capacidad de algunos de sus colaboradores. Lo mejor que pudo hacer es escuchar y trabajar en línea con las sugerencias de Nación.

Sin nafta

También merece un párrafo la falta de combustible en Esquel. No es el primer verano que sucede. Además de porcentajes, regalías, millones de dólares y energía no convencional, hablar de una política hidrocarburífera también significa hacerle la vida más simple a la gente. “Los turistas vienen por un día y se tienen que quedar 4”, le dijo un estacionero a Jornada, con esa capacidad de síntesis que tiene el ingenio popular.

Cualquier conocedor del negocio turístico sabe que el boca a boca es una formidable estrategia de difusión pero a la vez un arma mortal. Esos miles de turistas que se enojaron multiplicaran su molestia al contar lo que les sucedió en la cordillera. La mayoría tiene el dinero justo y no puede darse el lujo de quedar varado con una familia a cuestas. Es hora de pensar en cómo garantizar el abastecimiento sin tener que recurrir a camiones de apuro. El anuncio oficial de otra estación para Esquel es un buen paso.

Si se transporte público se trata, en Trelew costará bastante más caro viajar en el micro urbano: por unanimidad, el boleto de “El 22” subió de 1,50 pesos a 2,50. Un incremento de más del 60 por ciento que golpeará duro en los vecinos. En verdad, el reclamo de la empresa por más tarifas es tradicional y sistemático, un deporte casi.

Y aunque lo ideal deberían ser retoques mínimos y escalonados en el tiempo para suavizar el impacto en el bolsillo, es raro que un concejal acepte pagar el famoso “costo político” y levante su mano en el momento políticamente incorrecto. Sólo cuando el sistema está a punto de colapsar llegan los salvavidas.

Ese mismo salvavidas, por plantear una comparación, no llega para una entidad igual de vital como es la Cooperativa de Trelew. Por ahora su gerente general, Jorge Pitiot, prefiere las metáforas o las quejas con altura, sin nombres propios. Pero lo cierto es que está más que molesto con los ediles trelewenses, que no le habilitan la discusión tarifaria mientras la ciudad crece y necesita obras urgentes para no quedarse sin agua potable cada dos por tres.

Con el tarifazo, a los vecinos de Trelew sólo les queda esperar que “El 22” cumpla con sus frecuencias y mantenga sus colectivos en buen estado. Es lo menos que se merecen si es que van a sostener déficits ajenos.

En Comodoro Rivadavia llovió en un día casi lo que llueve en un año entero. Youtube y Facebook mostraron al instante ríos de barro chocando contra las casas. Eran los cerros viniéndose abajo. De milagro no hubo muertos. Hay que decir que no hubo reclamos a la Municipalidad: ya de madrugada, el intendente Néstor Di Pierro y su gabinete hicieron lo que pudieron para darle una mano a los vecinos.

Pero como suele suceder (pensar en Capital Federal, por ejemplo) el temporal también fue político. Di Pierro se quejó por enésima vez por las obras paradas que quizás hubiesen aliviado el golpe climático. El gobernador Buzzi fue un poco más allá y advirtió que tormentas así serán frecuentes porque el mundo cambió, así de simple.

Con más o menos lluvia, lo cierto es que sobre Comodoro y el resto de las ciudades pesa una deuda de infraestructura que a mediano plazo se debe pagar. Hay muchas construcciones que fueron útiles para alojar a menos de 100 mil habitantes pero no resisten más parches. Otras localidades, como Puerto Madryn, llegarán a ese número más temprano que tarde. Lo sabemos ya. Política de Estado es no hacerse los distraídos con la provincia que viene.

Cerezas para todos

Ningún empresario en el mundo vendrá a Chubut a comprar por su cuenta. En comercio exterior lo ideal es armar la valijita y salir a mostrarse, puerta por puerta. Sabiendo que muchos otros hacen lo mismo. De eso se trata la competencia. Una de las razones de la crisis pesquera es no haber leído a tiempo las dificultades europeas para seguir comprándole a la Patagonia. Ni haber innovado con los esquemas de comercialización.

En este escenario luce como un acierto la gira de Cristina Fernández por Emiratos Árabes, entre otros países de ese rincón del mundo. Desde allí, el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Norberto Yauhar, reveló que esos líderes mundiales ya habían comprado 12 toneladas de cerezas patagónicas y que irían por 400 toneladas más. Suena como una puerta que se abre para la producción chubutense con valor agregado y para la creación de empleo directo y genuino.

Nadie que sea razonable puede sentarse en su comercio a ver pasar oportunidades así. Los nuevos mercados están en los lugares más insospechados y hay que ser flexibles para no ser presas de las estructuras tradicionales y entender que por muy buen producto que uno tenga, no vale nada si no se lo muestra. Pasar de ser el granero del mundo a ser la góndola, como quien dice.


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