Por Juan Miguel Bigrevich / jbigrevich@grupojornada.com
Acaba de cumplir 67 años y sigue estando agudo como siempre. Es un inevitable material de consulta en materia futbolística. Luis Fernando Bastida, “El Zorro”, de él estamos hablando, ha sido (y es) uno de los pocos futbolistas que han traspasado las fronteras del balompié zonal y logrado los que muchos añoran: ser un futbolista profesional de dimensiones trascendentes, en particular en el vecino país de Bolivia, donde ha sido genio y figura, principalmente en The Strongest, el club de La Paz, el más popular del país del Altiplano; tanto que ha sido internacional en su selección en la última etapa de las eliminatorias para el Mundial de 1978 que se disputó en Argentina.
De Germinal, el club de gran parte de su vida, ya sea como jugador, técnico o manager, se fue a Boca Juniors, estuvo una temporada a préstamo en Sportivo Belgrano de San Francisco de Córdoba y una tragedia aérea del plantel de The Strongest en 1970 lo depositó en La Paz, en un hecho que le cambiaría la vida; tanto a nivel profesional como personal.
Vida nueva
Independientemente de haber pasado al Bolívar de La Paz (“fue un pase que nació de una bronca”), Atlético Termán y Melgar Fc de Perú y Olimpia de Paraguay, “El zorro” fue un ídolo absoluto de los “atigrados” (The Strongest utiliza una camiseta negra y amarilla a rayas verticales). Rompió récords, ganó clásicos y campeonatos e hizo goles, tantos que le valió a ser convocado para la selección verde en las eliminatorias europea-sudamericana para el Mundial de 1978 ante Hungría. Bolivia no logró el objetivo de ser mundialista, pero con esa convocatoria había logrado el reconocimiento general de la afición boliviana.
En el vecino país se enamoró y se casó con Elisa. Tuvo tres hijos: Luis Enrique (“Quique”), Alexandra Denisse (“Muñi”) y Sergio José (“Sesé”). Los varones le siguieron los pasos en Germinal y en Bolivia, pero en el Bolívar. Y los tres le dieron una decena de nietos, que el último 8 de julio lo sorprendieron en su casa de Playa Unión en el festejo de un nuevo cumpleaños, dentro de una vida plena.
El jugador
“Todavía sueño que juego algún partido de fútbol o que me estoy preparando para entrar a la cancha”, relata –casi nostálgico- Luis Fernando Bastida, cuando se le pregunta si sigue añorando su vida como futbolista profesional. “Es que mi carrera quedó trunca fines de los setenta por lesiones y porque no cuidé mis piernas, jugando, casi siempre, con las medias bajas.
Un poco de historia
En el ´66 me fui a Boca y todos los sureños parábamos en el Hotel Piedras de Buenos Aires. A ese club lo llevé a Oscar "Tatín" López Salaberry, luego de hablar con su hermano, Luis. (Hoy "Tatín" está radicado en Costa Rica). Estuve una temporada a préstamo en Sportivo Belgrano de San Francisco, donde salimos campeones y luego de la tragedia de Viloco y junto a Romerito llegué a The Strongest; una decisión que tomé –al principio- con dudas y de la que, debo decir, fue la más acertada de mi vida, porque allí pasé por momentos maravillosos. Quise, me quisieron, me hice de un nombre, de un prestigio para jugar en otros lugares y de lo cual estaré siempre agradecido a la vida”, apunta Bastida en un somero repaso de su carrera profesional que lo vio pasar por Perú y Paraguay y que no llegó Brasil o España, “porque en ese entonces, nada se sabía y uno tampoco sabía nada”.
Germinal
A fines de los setenta, principios de los 80, Luis Fernando Bastida deja el fútbol de manera activa como jugador y regresa a Rawson y, obviamente, a Germinal.
“Nos metimos en el club, cuando comenzó a correr la posibilidad que Germinal no se iba a presentar en los torneos locales porque no había gente”, graficó. Allí comenzó una etapa pletórica de éxitos. “Costó, pero se lograron los éxitos, porque hubo una amalgama perfecta de dirigencia, técnicos y jugadores”.
Po ese entonces, Germinal deambulaba por la mitad de la tabla y era presa fácil de los años dorados de Gaiman FC, Huracán o Racing de Trelew. Y como coincide la abrumadora mayoría, “El zorro” le dio competividad y triunfos a Germinal. Fue el rival a vencer y de los regionales y primeros Argentinos fue un permanente animador, cayendo en las postrimerías de los torneos, a veces en la cancha, otras en los escritos de la AFA.
“Fueron años fabulosos. Y más allá de todo, lo vivido en Germinal ha sido y es inolvidable. Espero que el club repita esas campañas. Le hará muy bien al fútbol de la región y de Rawson. Por eso, a Pedro (Bravo González) hay que apoyarlo, porque está haciendo muy bien las cosas”, expresa Bastida.
“Si queremos que Germinal vuelva ser un grande con todas las letras, todos hay que tirar para el mismo lado. Más allá de quién esté al frente del club. Con su visión, con el aporte que se pueda dar cada uno de su lugar, hay que tener el mismo objetivo, el mismo norte”, reflexiona, quién tiene el palmarés de haber sido el DT más exitoso de la historia verdiblanca, un buzo que no tiene intenciones de ponérselo de nuevo. “No –agrega-, no estoy para eso. No sería nuevamente técnico. Es una etapa que ya pasó. Lo mío puede pasar por otro lado. Ligado al fútbol, sí, pero no al lado de una línea de cal”, lanza.
Por Juan Miguel Bigrevich / jbigrevich@grupojornada.com
Acaba de cumplir 67 años y sigue estando agudo como siempre. Es un inevitable material de consulta en materia futbolística. Luis Fernando Bastida, “El Zorro”, de él estamos hablando, ha sido (y es) uno de los pocos futbolistas que han traspasado las fronteras del balompié zonal y logrado los que muchos añoran: ser un futbolista profesional de dimensiones trascendentes, en particular en el vecino país de Bolivia, donde ha sido genio y figura, principalmente en The Strongest, el club de La Paz, el más popular del país del Altiplano; tanto que ha sido internacional en su selección en la última etapa de las eliminatorias para el Mundial de 1978 que se disputó en Argentina.
De Germinal, el club de gran parte de su vida, ya sea como jugador, técnico o manager, se fue a Boca Juniors, estuvo una temporada a préstamo en Sportivo Belgrano de San Francisco de Córdoba y una tragedia aérea del plantel de The Strongest en 1970 lo depositó en La Paz, en un hecho que le cambiaría la vida; tanto a nivel profesional como personal.
Vida nueva
Independientemente de haber pasado al Bolívar de La Paz (“fue un pase que nació de una bronca”), Atlético Termán y Melgar Fc de Perú y Olimpia de Paraguay, “El zorro” fue un ídolo absoluto de los “atigrados” (The Strongest utiliza una camiseta negra y amarilla a rayas verticales). Rompió récords, ganó clásicos y campeonatos e hizo goles, tantos que le valió a ser convocado para la selección verde en las eliminatorias europea-sudamericana para el Mundial de 1978 ante Hungría. Bolivia no logró el objetivo de ser mundialista, pero con esa convocatoria había logrado el reconocimiento general de la afición boliviana.
En el vecino país se enamoró y se casó con Elisa. Tuvo tres hijos: Luis Enrique (“Quique”), Alexandra Denisse (“Muñi”) y Sergio José (“Sesé”). Los varones le siguieron los pasos en Germinal y en Bolivia, pero en el Bolívar. Y los tres le dieron una decena de nietos, que el último 8 de julio lo sorprendieron en su casa de Playa Unión en el festejo de un nuevo cumpleaños, dentro de una vida plena.
El jugador
“Todavía sueño que juego algún partido de fútbol o que me estoy preparando para entrar a la cancha”, relata –casi nostálgico- Luis Fernando Bastida, cuando se le pregunta si sigue añorando su vida como futbolista profesional. “Es que mi carrera quedó trunca fines de los setenta por lesiones y porque no cuidé mis piernas, jugando, casi siempre, con las medias bajas.
Un poco de historia
En el ´66 me fui a Boca y todos los sureños parábamos en el Hotel Piedras de Buenos Aires. A ese club lo llevé a Oscar "Tatín" López Salaberry, luego de hablar con su hermano, Luis. (Hoy "Tatín" está radicado en Costa Rica). Estuve una temporada a préstamo en Sportivo Belgrano de San Francisco, donde salimos campeones y luego de la tragedia de Viloco y junto a Romerito llegué a The Strongest; una decisión que tomé –al principio- con dudas y de la que, debo decir, fue la más acertada de mi vida, porque allí pasé por momentos maravillosos. Quise, me quisieron, me hice de un nombre, de un prestigio para jugar en otros lugares y de lo cual estaré siempre agradecido a la vida”, apunta Bastida en un somero repaso de su carrera profesional que lo vio pasar por Perú y Paraguay y que no llegó Brasil o España, “porque en ese entonces, nada se sabía y uno tampoco sabía nada”.
Germinal
A fines de los setenta, principios de los 80, Luis Fernando Bastida deja el fútbol de manera activa como jugador y regresa a Rawson y, obviamente, a Germinal.
“Nos metimos en el club, cuando comenzó a correr la posibilidad que Germinal no se iba a presentar en los torneos locales porque no había gente”, graficó. Allí comenzó una etapa pletórica de éxitos. “Costó, pero se lograron los éxitos, porque hubo una amalgama perfecta de dirigencia, técnicos y jugadores”.
Po ese entonces, Germinal deambulaba por la mitad de la tabla y era presa fácil de los años dorados de Gaiman FC, Huracán o Racing de Trelew. Y como coincide la abrumadora mayoría, “El zorro” le dio competividad y triunfos a Germinal. Fue el rival a vencer y de los regionales y primeros Argentinos fue un permanente animador, cayendo en las postrimerías de los torneos, a veces en la cancha, otras en los escritos de la AFA.
“Fueron años fabulosos. Y más allá de todo, lo vivido en Germinal ha sido y es inolvidable. Espero que el club repita esas campañas. Le hará muy bien al fútbol de la región y de Rawson. Por eso, a Pedro (Bravo González) hay que apoyarlo, porque está haciendo muy bien las cosas”, expresa Bastida.
“Si queremos que Germinal vuelva ser un grande con todas las letras, todos hay que tirar para el mismo lado. Más allá de quién esté al frente del club. Con su visión, con el aporte que se pueda dar cada uno de su lugar, hay que tener el mismo objetivo, el mismo norte”, reflexiona, quién tiene el palmarés de haber sido el DT más exitoso de la historia verdiblanca, un buzo que no tiene intenciones de ponérselo de nuevo. “No –agrega-, no estoy para eso. No sería nuevamente técnico. Es una etapa que ya pasó. Lo mío puede pasar por otro lado. Ligado al fútbol, sí, pero no al lado de una línea de cal”, lanza.