Un pedido de ayuda

Un comedor funciona en el barrio Moreira y necesita de todos. Allí comen unas 20 personas carenciadas, de ambos sexos y distintas edades. Pero les falta todo tipo de alimentos, elementos de higiene y arreglar el lugar, muy desmejorado.

“Todo lo que puedan darnos es bienvenido”, dice Mónica desde el comedor del barrio Moreyra.
22 SEP 2015 - 21:40 | Actualizado

Por Lorena Leeming / Twitter: @loreleeming

Lo hacemos desde el alma, con el corazón”. Mónica Namuncurá define así su trabajo diario. Junto a su marido le da de comer a unas 20 personas por día en un precario comedor del barrio Juan Moreira IV de Trelew, ubicado entre las calles Cholila y Gobernador Costa. Pero los recursos económicos y los alimentos se van terminando y la gente necesita mucho. Pide imperiosamente ayuda. Que la gente acerque lo que pueda, desde alimentos para elaborar la comida hasta ropa, que también está en falta.

La razón de la entrevista con Jornada es apelar a la solidaridad de la comunidad para paliar, en lo que se pueda, la necesidad del prójimo. Al comedor del barrio Moreyra, que Mónica define como “un rancho”, acuden personas de distintas edades: hombres y mujeres adultos, ancianos y niños.

Describe que cada mañana, junto a su marido, se levanta promediando las 8 horas. “Mi esposo lleva los chicos a la escuela y empezamos a pelar papas y cebollas, a preparar carne, cuando hay. A las 12 ya está la comida. Vienen a buscarla y se van”, indica.

Dice la mujer que esa noble tarea la hacen “de corazón”. El único motivo que los moviliza es poder ser útil a quienes se encuentran en estado de vulnerabilidad social. “Es del alma. Así nació”.

Necesidad

Lo que preocupa a Mónica es que ya queda muy poca comida en el lugar. Asisten “personas mayores, chicos, van mujeres a buscar la vianda y le dan la comida a los chicos en su casa. Algunos se quedan a comer en el comedor y se llevan para la noche”, describe.

El lugar físico en que cada día reciben a quienes más lo necesitan es un rancho de chapa. “Ahora yo me quedo ahí. A mi casa voy poco. Me quedo para asistir a la gente que va llegando. Por ahí una que otra persona me trae fideos, papas, cebollas, leche, lo que puede”, asegura.

No obstante, dice que lo que más se necesita es carne. “Es lo que es más caro. Cebollas tenemos, papas un poco también porque compré una bolsa pero queda poco; necesitamos leche, polenta, arroz y fideos. Todo lo que puedan darnos bienvenido sea para hacer comida”, apuntó.

Ropa

La ropa también es de extrema necesidad. De todos los talles. De hombre, mujer y niños. “Por ahí me piden ropa, les digo que no tengo y se van. Antes nos daban pero ya no vienen más. Lo que necesito es colaboración de la gente”, reiteró.

Mejorar la infraestructura en la que están asistiendo a la gente también forma parte de la prioridad en la vida de Mónica. Pide a las autoridades municipales que la ayuden con materiales, chapas, tirantes, clavadores o “con lo que se pueda”.

Para finalizar, destacó que los elementos de limpieza son también necesarios. “Si alguien puede aportar lavandina para tener limpio el lugar, se lo vamos a agradecer. La gente no puede esperar. Tiene que comer. El otro día los viejitos se fueron tristes porque no tenía plata para comprar y no pude cocinar. Nosotros sacamos dinero de pensiones por los chicos especiales y mi marido que vende artículos de limpieza”, concluyó.

Para dar una mano

Quién pueda colaborar, y tenga la intención de hacerlo, puede dirigirse hasta el barrio Moreyra IV, a la calle Cholila y Gobernador Costa; o bien puede contactarse telefónicamente al 280 4645673.

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“Todo lo que puedan darnos es bienvenido”, dice Mónica desde el comedor del barrio Moreyra.
22 SEP 2015 - 21:40

Por Lorena Leeming / Twitter: @loreleeming

Lo hacemos desde el alma, con el corazón”. Mónica Namuncurá define así su trabajo diario. Junto a su marido le da de comer a unas 20 personas por día en un precario comedor del barrio Juan Moreira IV de Trelew, ubicado entre las calles Cholila y Gobernador Costa. Pero los recursos económicos y los alimentos se van terminando y la gente necesita mucho. Pide imperiosamente ayuda. Que la gente acerque lo que pueda, desde alimentos para elaborar la comida hasta ropa, que también está en falta.

La razón de la entrevista con Jornada es apelar a la solidaridad de la comunidad para paliar, en lo que se pueda, la necesidad del prójimo. Al comedor del barrio Moreyra, que Mónica define como “un rancho”, acuden personas de distintas edades: hombres y mujeres adultos, ancianos y niños.

Describe que cada mañana, junto a su marido, se levanta promediando las 8 horas. “Mi esposo lleva los chicos a la escuela y empezamos a pelar papas y cebollas, a preparar carne, cuando hay. A las 12 ya está la comida. Vienen a buscarla y se van”, indica.

Dice la mujer que esa noble tarea la hacen “de corazón”. El único motivo que los moviliza es poder ser útil a quienes se encuentran en estado de vulnerabilidad social. “Es del alma. Así nació”.

Necesidad

Lo que preocupa a Mónica es que ya queda muy poca comida en el lugar. Asisten “personas mayores, chicos, van mujeres a buscar la vianda y le dan la comida a los chicos en su casa. Algunos se quedan a comer en el comedor y se llevan para la noche”, describe.

El lugar físico en que cada día reciben a quienes más lo necesitan es un rancho de chapa. “Ahora yo me quedo ahí. A mi casa voy poco. Me quedo para asistir a la gente que va llegando. Por ahí una que otra persona me trae fideos, papas, cebollas, leche, lo que puede”, asegura.

No obstante, dice que lo que más se necesita es carne. “Es lo que es más caro. Cebollas tenemos, papas un poco también porque compré una bolsa pero queda poco; necesitamos leche, polenta, arroz y fideos. Todo lo que puedan darnos bienvenido sea para hacer comida”, apuntó.

Ropa

La ropa también es de extrema necesidad. De todos los talles. De hombre, mujer y niños. “Por ahí me piden ropa, les digo que no tengo y se van. Antes nos daban pero ya no vienen más. Lo que necesito es colaboración de la gente”, reiteró.

Mejorar la infraestructura en la que están asistiendo a la gente también forma parte de la prioridad en la vida de Mónica. Pide a las autoridades municipales que la ayuden con materiales, chapas, tirantes, clavadores o “con lo que se pueda”.

Para finalizar, destacó que los elementos de limpieza son también necesarios. “Si alguien puede aportar lavandina para tener limpio el lugar, se lo vamos a agradecer. La gente no puede esperar. Tiene que comer. El otro día los viejitos se fueron tristes porque no tenía plata para comprar y no pude cocinar. Nosotros sacamos dinero de pensiones por los chicos especiales y mi marido que vende artículos de limpieza”, concluyó.

Para dar una mano

Quién pueda colaborar, y tenga la intención de hacerlo, puede dirigirse hasta el barrio Moreyra IV, a la calle Cholila y Gobernador Costa; o bien puede contactarse telefónicamente al 280 4645673.


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