Un madrynense salvó de morir a cuatro andinistas

Es Damián Benegas. Los rescató en el Everest junto a otro argentino.

24 MAY 2011 - 23:21 | Actualizado

Ahora vamos por la herradura del Khumbu”. La intención de Damián Benegas nunca se concretó. Acababa de hacer cumbre en el Everest y esperaba por un retorno redondo para ponerle moño a la faena y así, satélite de por medio, lo hizo saber desde el Himalaya, pero un encuentro con un diezmado equipo español, que descendía desde el Lhotse (La cuarta cumbre más alta), lo hizo cambiar el rumbo. Terminó salvando vidas y protagonizando un rescate digno de una producción de Hollywood.

La historia, a la que refirió el diario La Nación ayer y que tiene un destacado despliegue en el ABC de España, no está exenta de ribete novelescos, de filmografía, pero posee una salvedad respecto a todo eso: fue real, sin necesidad de ficción. El sábado a la madrugada Damián Benegas y su compañero Matías Erroz, conocido en el ambiente como Matoco, descendían plenos de la cumbre del Everest a 8848. Había compartido expedición con Leonardo Malean, que en el campamento cuatro (7900 metros) se les adelantó y decidió descender rápido, mientras ellos permanecieron en las carpas esperando que amaine una fuerte tormenta que se había desatado.

Fue en ese momento que comenzó a llegar al campamento un grupo de andinistas españoles que regresaba de hacer cumbre en Lhotse (8516 metros) sin oxígeno. Tres de los montañistas, Carlos Pauner, Isabel García y Roberto Rodrigo, presentaban serios problemas de congelamiento y edema; y había un cuarto, Lolo González, al que sus compañeros habían perdido y ya daban por muerto. García apenas balbuceaba, con las manos y pies congelados y principio de edema; Rodrigo estaba ciego, y Pauner presentaba síntomas graves de edema que debían ser tratados en forma urgente.

Ante ese panorama Benegas y Erroz, que estaban al límite de sus fuerzas, con falta de oxígeno y pensando en el regreso, tuvieron que decidir entre la seguridad de un descenso programado o el peligro de un rescate altamente riesgoso.

Primero atendieron a los heridos con oxígeno -a pesar de que algunos se negaban a utilizarlo, para no quebrar la regla autoimpuesta- y les suministraron inyecciones para tratar los edemas. Iniciaron la evacuación con camillas junto a un grupo de sherpas.

Y fueron por más: ambos montañistas salieron al rescate de Rodríguez, en un ascenso impresionante de media hora hasta los 8000 metros. Hallaron al andinista con vida, inerte y con signos de haberse caído. “Está vivo”, le comunicaron a la base y luego, durante nueve horas, trabajaron con un sistema de poleas para lograr sacarlo.

“El rescate de Lolo González será recordado no sólo porque consiguieron bajarlo (...) sino también como ejemplo de entrega desinteresada de los argentinos Damián Benegas y Matías Herroz [sic] en este complicadísimo rescate”, expresó el diario ABC de España.

“Estamos todos bien, eso es lo mas importante, y hemos podido bajar con vida a todo el grupo español que rescatamos ayer. Lamentablemente el esfuerzo no nos deja hacer la Herradura, pero creemos que la vida es prioridad en la montaña” reseñó, ya en el campamento base, el madrynense Damián Benegas.#

24 MAY 2011 - 23:21

Ahora vamos por la herradura del Khumbu”. La intención de Damián Benegas nunca se concretó. Acababa de hacer cumbre en el Everest y esperaba por un retorno redondo para ponerle moño a la faena y así, satélite de por medio, lo hizo saber desde el Himalaya, pero un encuentro con un diezmado equipo español, que descendía desde el Lhotse (La cuarta cumbre más alta), lo hizo cambiar el rumbo. Terminó salvando vidas y protagonizando un rescate digno de una producción de Hollywood.

La historia, a la que refirió el diario La Nación ayer y que tiene un destacado despliegue en el ABC de España, no está exenta de ribete novelescos, de filmografía, pero posee una salvedad respecto a todo eso: fue real, sin necesidad de ficción. El sábado a la madrugada Damián Benegas y su compañero Matías Erroz, conocido en el ambiente como Matoco, descendían plenos de la cumbre del Everest a 8848. Había compartido expedición con Leonardo Malean, que en el campamento cuatro (7900 metros) se les adelantó y decidió descender rápido, mientras ellos permanecieron en las carpas esperando que amaine una fuerte tormenta que se había desatado.

Fue en ese momento que comenzó a llegar al campamento un grupo de andinistas españoles que regresaba de hacer cumbre en Lhotse (8516 metros) sin oxígeno. Tres de los montañistas, Carlos Pauner, Isabel García y Roberto Rodrigo, presentaban serios problemas de congelamiento y edema; y había un cuarto, Lolo González, al que sus compañeros habían perdido y ya daban por muerto. García apenas balbuceaba, con las manos y pies congelados y principio de edema; Rodrigo estaba ciego, y Pauner presentaba síntomas graves de edema que debían ser tratados en forma urgente.

Ante ese panorama Benegas y Erroz, que estaban al límite de sus fuerzas, con falta de oxígeno y pensando en el regreso, tuvieron que decidir entre la seguridad de un descenso programado o el peligro de un rescate altamente riesgoso.

Primero atendieron a los heridos con oxígeno -a pesar de que algunos se negaban a utilizarlo, para no quebrar la regla autoimpuesta- y les suministraron inyecciones para tratar los edemas. Iniciaron la evacuación con camillas junto a un grupo de sherpas.

Y fueron por más: ambos montañistas salieron al rescate de Rodríguez, en un ascenso impresionante de media hora hasta los 8000 metros. Hallaron al andinista con vida, inerte y con signos de haberse caído. “Está vivo”, le comunicaron a la base y luego, durante nueve horas, trabajaron con un sistema de poleas para lograr sacarlo.

“El rescate de Lolo González será recordado no sólo porque consiguieron bajarlo (...) sino también como ejemplo de entrega desinteresada de los argentinos Damián Benegas y Matías Herroz [sic] en este complicadísimo rescate”, expresó el diario ABC de España.

“Estamos todos bien, eso es lo mas importante, y hemos podido bajar con vida a todo el grupo español que rescatamos ayer. Lamentablemente el esfuerzo no nos deja hacer la Herradura, pero creemos que la vida es prioridad en la montaña” reseñó, ya en el campamento base, el madrynense Damián Benegas.#