Mauro Mastromarino terminó 53ro. en el Maratón de Río

El marplatense se clasificó 53 con un tiempo de dos horas, 18 minutos, 44 segundos y una diferencia exacta de diez minutos respecto del keniata Eliud Kipchoge, ganador del oro. Los otros argentinos: 89º Molina y 137º Bruno, que terminó con dolores y espasmos musculares.

21 AGO 2016 - 13:29 | Actualizado

El keniano Eliud Kipchoge, gran dominador del maratón en el último decenio, se consagró campeón olímpico en Río 2016 bajo la lluvia con una demostración de fuerza en los diez últimos kilómetros que acabó, uno por uno, con sus principales adversarios hasta llegar victorioso al Sambódromo en 2h08:44.[clic aqui]El etíope Feyisa Lilesa, el que más tiempo aguantó junto a él, hasta el kilómetro 35, se consoló con la medalla de plata, a 1:10 minutos del ganador, y el estadounidense Galen Rupp, que siete días antes había sido quinto en la final de 10.000, subió al podio como tercero, a 1:21.

El maratón masculino, última prueba de atletismo en los Juegos, comenzó a las 9.30 horas en el Sambódromo con 155 corredores en la salida, la participación más alta de la historia olímpica.

El marplatense Mariano Mastromarino finalizó hoy en el puesto 53 del maratón masculino de los Juegos Olímpicos Río 2016 y fue el argentino mejor posicionado, mientras que el chascomusense Luis Molina terminó en la posición 89 y el entrerriano Federico Bruno, afectado por dolores y espasmos musculares, concluyó la icónica competencia en la colocación 137.
El ganador de la prueba fue el keniano Eilud Kipchoge con un tiempo de 2 horas, 8 minutos y 44 segundos, precedido del etíope Feyisa Lilesa (2h. 09m 54s), que ganó la medalla de plata, y al estadounidense Galen Rupp (2h. 10m. 05s), que fue bronce.
Mastromarino, quien siempre llevó la delantera del trío argentino, tardó dos horas, 18 minutos, 44 segundos, una diferencia exacta de diez minutos respecto del campeón, mientras que muy por detrás estuvieron Molina (2:23:55) y Bruno (2:40:05).
Bajo un clima gris, con lloviznas aisladas y una atmósfera pesada por el calor y la humedad, la maratón, la competencia más importante de todo el atletismo, tuvo 155 participantes y como claros dominadores a los representantes africanos.
Mastromarino logró reponerse a algunos inconvenientes físicos y retomar el ritmo de carrera para no alejarse de los mejores posicionados, mientras Molina, quien se lesionó durante su preparación previa en Paipa (Colombia), se resintió de la dolencia física que arrastraba y Bruno padeció dolores y contracturas los últimos diez kilómetros.
Es más, el entrerriano, quien en los últimos tres kilómetros estuvo a punto de abandonar la prueba, lo cual no hizo por el aliento y el apoyo del paraguayo Derlys Ayala, llegó trotando de forma lateral, ya que era la forma en la que menos le dolía el cuerpo, y poder terminar la prueba, para derrumbarse una vez cruzada la línea de meta.
Otras dos situaciones particulares se vivieron con el estadounidense Keflezighi Mebrahtom, quien terminó decimotercero, quien a un metro de la línea de meta se resbaló y, para agradecer el aliento del público, aprovechó para hacer una flexiones de brazos, y el iraní Mohammadjafar Moradi, quien a falta de cinco metros para llegar se desplomó extenuado físicamente y cruzó arrastrándose.
"Venía muy bien, con buen ritmo y haciendo la carrera que yo quería, pero cuando tenía que empezar a levantar el ritmo me agarró una puntada y tardé hasta el kilometro 37 para que se me fuera. Me queda la sensación de que, si no me hubiese agarrado la puntada, hubiera terminado un poco más arriba", indicó Mastromarino, mientras miraba en un televisor la llegada de Bruno: "Corriendo así va a salir en todos los canales".
El atleta, de 33 años, se mostró "contento por haber terminado la carrera", la cual pensó que "no la terminaba por los calambres que tenía" y a la cual definió como "única e inigualable".
"Se te pasa toda tu vida atlética por la cabeza. Hace cuatro años estaba en mi casa tirado en un sillón sin ganas de ver los Juegos de Londres. No bajé los brazos, la peleé y llegué", resaltó emocionado y con lágrimas en los ojos al recordar: "en el kilómetro 7 pude ver a mi mujer y a mi hija".
Por su parte, Molina indicó que éste "fue un largo camino y se concretaba llegando" y, según su punto de vista, "fue una muy buena carrera después de estar 25 días parado" y que recién pudo "trotar el viernes un poco".
"Me lesioné en Paipa (Colombia). Me dolía mucho el tendón y la gran duda era si podría terminar la carrera. Nunca pensé en llegar en el tiempo que lo hice, mas con un clima tan húmedo", puntualizó, tras lo cual agregó: "En el kilometro cuatro empecé a sentir dolor. Se me hizo largo, pero pude soportar el ritmo del pelotón hasta el 35, cuando el dolor fue mucho y solo concentré en llegar".
Por último, Bruno explicó los motivos por los cuales terminó de una manera tan particular: "en el kilómetro 30 fue el primer calambre, pero no me alarmo porque es lo más común. Primero fue en los isquiotibiales, pero después pasó a los gemelos, los cuádriceps, el estomago y la espalda".
"Pensé en un momento que no llegaba. Un momento que no coordinaba y el cuerpo no me respondía. Me paraba y me acalambraba. Totalmente deshidratado pese a que tome mucha agua y use los geles. Tenía que cumplir el sueño olímpico que era llegar", comentó el oriundo de Concordia.
Bruno paró unas quince veces para recuperarse, relajarse y hasta corrió de espaldas para no sentir dolores: "los últimos tres kilómetros el paraguayo me hizo el aguante. Yo le decía 'anda que estas bien' y él me decía 'tenemos que llegar juntos'". 
"Quería correr mejor. Me da pena llegar como llegue, arrastrado como un viejo. No importaba la marca, quería llegar como un corredor de elite y el cuerpo no me lo permitió. Tuve que llegar dando lástima. Me dio lástima verme llegar así, pero quería hacerlo como sea para sentirme olímpico", aseveró el atleta que volverá a las pistas para retomar su especialidad, los 1.500 metros.

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21 AGO 2016 - 13:29

El keniano Eliud Kipchoge, gran dominador del maratón en el último decenio, se consagró campeón olímpico en Río 2016 bajo la lluvia con una demostración de fuerza en los diez últimos kilómetros que acabó, uno por uno, con sus principales adversarios hasta llegar victorioso al Sambódromo en 2h08:44.[clic aqui]El etíope Feyisa Lilesa, el que más tiempo aguantó junto a él, hasta el kilómetro 35, se consoló con la medalla de plata, a 1:10 minutos del ganador, y el estadounidense Galen Rupp, que siete días antes había sido quinto en la final de 10.000, subió al podio como tercero, a 1:21.

El maratón masculino, última prueba de atletismo en los Juegos, comenzó a las 9.30 horas en el Sambódromo con 155 corredores en la salida, la participación más alta de la historia olímpica.

El marplatense Mariano Mastromarino finalizó hoy en el puesto 53 del maratón masculino de los Juegos Olímpicos Río 2016 y fue el argentino mejor posicionado, mientras que el chascomusense Luis Molina terminó en la posición 89 y el entrerriano Federico Bruno, afectado por dolores y espasmos musculares, concluyó la icónica competencia en la colocación 137.
El ganador de la prueba fue el keniano Eilud Kipchoge con un tiempo de 2 horas, 8 minutos y 44 segundos, precedido del etíope Feyisa Lilesa (2h. 09m 54s), que ganó la medalla de plata, y al estadounidense Galen Rupp (2h. 10m. 05s), que fue bronce.
Mastromarino, quien siempre llevó la delantera del trío argentino, tardó dos horas, 18 minutos, 44 segundos, una diferencia exacta de diez minutos respecto del campeón, mientras que muy por detrás estuvieron Molina (2:23:55) y Bruno (2:40:05).
Bajo un clima gris, con lloviznas aisladas y una atmósfera pesada por el calor y la humedad, la maratón, la competencia más importante de todo el atletismo, tuvo 155 participantes y como claros dominadores a los representantes africanos.
Mastromarino logró reponerse a algunos inconvenientes físicos y retomar el ritmo de carrera para no alejarse de los mejores posicionados, mientras Molina, quien se lesionó durante su preparación previa en Paipa (Colombia), se resintió de la dolencia física que arrastraba y Bruno padeció dolores y contracturas los últimos diez kilómetros.
Es más, el entrerriano, quien en los últimos tres kilómetros estuvo a punto de abandonar la prueba, lo cual no hizo por el aliento y el apoyo del paraguayo Derlys Ayala, llegó trotando de forma lateral, ya que era la forma en la que menos le dolía el cuerpo, y poder terminar la prueba, para derrumbarse una vez cruzada la línea de meta.
Otras dos situaciones particulares se vivieron con el estadounidense Keflezighi Mebrahtom, quien terminó decimotercero, quien a un metro de la línea de meta se resbaló y, para agradecer el aliento del público, aprovechó para hacer una flexiones de brazos, y el iraní Mohammadjafar Moradi, quien a falta de cinco metros para llegar se desplomó extenuado físicamente y cruzó arrastrándose.
"Venía muy bien, con buen ritmo y haciendo la carrera que yo quería, pero cuando tenía que empezar a levantar el ritmo me agarró una puntada y tardé hasta el kilometro 37 para que se me fuera. Me queda la sensación de que, si no me hubiese agarrado la puntada, hubiera terminado un poco más arriba", indicó Mastromarino, mientras miraba en un televisor la llegada de Bruno: "Corriendo así va a salir en todos los canales".
El atleta, de 33 años, se mostró "contento por haber terminado la carrera", la cual pensó que "no la terminaba por los calambres que tenía" y a la cual definió como "única e inigualable".
"Se te pasa toda tu vida atlética por la cabeza. Hace cuatro años estaba en mi casa tirado en un sillón sin ganas de ver los Juegos de Londres. No bajé los brazos, la peleé y llegué", resaltó emocionado y con lágrimas en los ojos al recordar: "en el kilómetro 7 pude ver a mi mujer y a mi hija".
Por su parte, Molina indicó que éste "fue un largo camino y se concretaba llegando" y, según su punto de vista, "fue una muy buena carrera después de estar 25 días parado" y que recién pudo "trotar el viernes un poco".
"Me lesioné en Paipa (Colombia). Me dolía mucho el tendón y la gran duda era si podría terminar la carrera. Nunca pensé en llegar en el tiempo que lo hice, mas con un clima tan húmedo", puntualizó, tras lo cual agregó: "En el kilometro cuatro empecé a sentir dolor. Se me hizo largo, pero pude soportar el ritmo del pelotón hasta el 35, cuando el dolor fue mucho y solo concentré en llegar".
Por último, Bruno explicó los motivos por los cuales terminó de una manera tan particular: "en el kilómetro 30 fue el primer calambre, pero no me alarmo porque es lo más común. Primero fue en los isquiotibiales, pero después pasó a los gemelos, los cuádriceps, el estomago y la espalda".
"Pensé en un momento que no llegaba. Un momento que no coordinaba y el cuerpo no me respondía. Me paraba y me acalambraba. Totalmente deshidratado pese a que tome mucha agua y use los geles. Tenía que cumplir el sueño olímpico que era llegar", comentó el oriundo de Concordia.
Bruno paró unas quince veces para recuperarse, relajarse y hasta corrió de espaldas para no sentir dolores: "los últimos tres kilómetros el paraguayo me hizo el aguante. Yo le decía 'anda que estas bien' y él me decía 'tenemos que llegar juntos'". 
"Quería correr mejor. Me da pena llegar como llegue, arrastrado como un viejo. No importaba la marca, quería llegar como un corredor de elite y el cuerpo no me lo permitió. Tuve que llegar dando lástima. Me dio lástima verme llegar así, pero quería hacerlo como sea para sentirme olímpico", aseveró el atleta que volverá a las pistas para retomar su especialidad, los 1.500 metros.


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