Desarrollan una lana que no se achica al lavarla

Investigadores del CONICET desarrollan un proceso biotecnológico que apunta a conseguir un efecto anti-encogimiento en las prendas de ese material.

14 NOV 2016 - 10:26 | Actualizado

Sacar del lavarropas un pullover u otra prenda de pura lana y encontrarse que su tamaño se ha visto reducido es una sorpresa desagradable con la que nadie quiere encontrarse. Pero ocurre.

“La fibra de lana tiene una capa externa o cutícula – conocida como escamas -, que se modifica al entrar en contacto con el agua y bajo la acción de fuerzas mecánicas como ocurre en los procesos de lavado. Se produce una compactación y entrecruzamiento de las fibras y por consiguiente un cambio en las dimensiones de la prenda de lana y en su apariencia”, explica Nelda Olivera, investigadora independiente del CONICET en el Instituto Patagónico Para el Estudio de los Ecosistemas Continentales (IPEEC, CONICET-CENPAT).

Las enzimas son proteínas que catalizan reacciones químicas. Para esta investigación, los científicos fueron a la fuente: aislaron enzimas queratinolíticas (es decir que rompen la queratina) producidas por las propias bacterias que están en la lana Merino Patagónica.

“La fibra de lana está compuesta principalmente por queratina. El objetivo de nuestro trabajo es identificar las enzimas provenientes de microorganismos de la región patagónica que degradan la queratina de la lana. Luego, estas enzimas son utilizadas para desarrollar tratamientos parasuavizar las escamas de la cutícula y así evitar el encogimiento. En los ensayos identificamos cuáles de esas bacterias producían enzimas que degradaban mejor la cutícula de la fibra y seleccionamos especialmente una para aplicarla en el tratamiento”, comenta Olivera.

A partir de un análisis en la cadena de valor textil lanera, efectuada por Sebastián García del Centro INTI Chubut, se detectó que no existía en el país un proceso biotecnológico que evite el encogimiento de las prendas.

Actualmente, las empresas que necesitan realizar un tratamiento anti-encogimiento exportan la lana para que el proceso se realice en el exterior.

“Estos métodos pulen las escamas de la lana con compuestos clorados y luego se enmascara la fibra con un polímero sintético. Además algunos tratamientos producen efluentes contaminantes. Por eso estos tipos de procesos no son utilizados por los mercados, que demandan productos naturales. Nuestro tratamiento enzimático aplicaría para la demanda del sector comercial que requiere una producción enteramente orgánica, sustentable con el medio ambiente”, explica el becario de Agencia Nacional de Promoción Científica y Técnica (ANPCyT), Martín Iglesias, que forma parte del equipo de trabajo.

Si bien el proyecto se encuentra en etapa de laboratorio, los buenos resultados permiten inferir que en el futuro se desarrollarán pruebas a escala piloto y pre-industrial.

“La demanda de un producto de estas características es una necesidad regional, considerando que en la ciudad de Trelew se encuentra el polo textil lanero más grande de Argentina”, concluye Olivera.

El trabajo es desarrollado de forma conjunta por investigadores y profesionales de diferentes instituciones, entre los que se cuentan Martín Iglesias, Cristian Barrionuevo y Nelda Olivera por el Instituto Patagónico Para el Estudio de los Ecosistemas Continentales (IPEEC, CCT CONICET-CENPAT); Sebastián García y Roberto Roca (Centro INTI Chubut); Cynthia Sequeiros y Melania Fernández del Centro para el Estudio de Sistemas Marinos (CESIMAR, CCT CENPAT-CONICET) y Guillermo Castro, por el Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales (CINDEFI, CONICET-UNLP), además del Centro INTI Textiles.

 

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14 NOV 2016 - 10:26

Sacar del lavarropas un pullover u otra prenda de pura lana y encontrarse que su tamaño se ha visto reducido es una sorpresa desagradable con la que nadie quiere encontrarse. Pero ocurre.

“La fibra de lana tiene una capa externa o cutícula – conocida como escamas -, que se modifica al entrar en contacto con el agua y bajo la acción de fuerzas mecánicas como ocurre en los procesos de lavado. Se produce una compactación y entrecruzamiento de las fibras y por consiguiente un cambio en las dimensiones de la prenda de lana y en su apariencia”, explica Nelda Olivera, investigadora independiente del CONICET en el Instituto Patagónico Para el Estudio de los Ecosistemas Continentales (IPEEC, CONICET-CENPAT).

Las enzimas son proteínas que catalizan reacciones químicas. Para esta investigación, los científicos fueron a la fuente: aislaron enzimas queratinolíticas (es decir que rompen la queratina) producidas por las propias bacterias que están en la lana Merino Patagónica.

“La fibra de lana está compuesta principalmente por queratina. El objetivo de nuestro trabajo es identificar las enzimas provenientes de microorganismos de la región patagónica que degradan la queratina de la lana. Luego, estas enzimas son utilizadas para desarrollar tratamientos parasuavizar las escamas de la cutícula y así evitar el encogimiento. En los ensayos identificamos cuáles de esas bacterias producían enzimas que degradaban mejor la cutícula de la fibra y seleccionamos especialmente una para aplicarla en el tratamiento”, comenta Olivera.

A partir de un análisis en la cadena de valor textil lanera, efectuada por Sebastián García del Centro INTI Chubut, se detectó que no existía en el país un proceso biotecnológico que evite el encogimiento de las prendas.

Actualmente, las empresas que necesitan realizar un tratamiento anti-encogimiento exportan la lana para que el proceso se realice en el exterior.

“Estos métodos pulen las escamas de la lana con compuestos clorados y luego se enmascara la fibra con un polímero sintético. Además algunos tratamientos producen efluentes contaminantes. Por eso estos tipos de procesos no son utilizados por los mercados, que demandan productos naturales. Nuestro tratamiento enzimático aplicaría para la demanda del sector comercial que requiere una producción enteramente orgánica, sustentable con el medio ambiente”, explica el becario de Agencia Nacional de Promoción Científica y Técnica (ANPCyT), Martín Iglesias, que forma parte del equipo de trabajo.

Si bien el proyecto se encuentra en etapa de laboratorio, los buenos resultados permiten inferir que en el futuro se desarrollarán pruebas a escala piloto y pre-industrial.

“La demanda de un producto de estas características es una necesidad regional, considerando que en la ciudad de Trelew se encuentra el polo textil lanero más grande de Argentina”, concluye Olivera.

El trabajo es desarrollado de forma conjunta por investigadores y profesionales de diferentes instituciones, entre los que se cuentan Martín Iglesias, Cristian Barrionuevo y Nelda Olivera por el Instituto Patagónico Para el Estudio de los Ecosistemas Continentales (IPEEC, CCT CONICET-CENPAT); Sebastián García y Roberto Roca (Centro INTI Chubut); Cynthia Sequeiros y Melania Fernández del Centro para el Estudio de Sistemas Marinos (CESIMAR, CCT CENPAT-CONICET) y Guillermo Castro, por el Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales (CINDEFI, CONICET-UNLP), además del Centro INTI Textiles.

 


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