La madre de Rubén Oscar Loscar, Isabel Castro, sigue esperando el esclarecimiento de la muerte de su hijo de 28 años sucedida hace cuatro años en Trelew.
A la espera de un nuevo juicio para cerrar esa durísima etapa, le solicitó a la Oficina Judicial de esa ciudad la celeridad correspondiente luego que el Superior Tribunal de Justicia de la provincia admitiera un recurso de apelación con respecto a la sentencia del primer juicio y le pidiera a aquel organismo judicial poner una nueva fecha. La solicitud fue en septiembre del año pasado y hasta hoy nada ha sucedido.
Isabel Castro indicó que “lo único que reclamo es justicia. A mi hijo me lo mataron y no hay ningún culpable. Vivimos en un calvario. Nos fuimos de la zona porque no podíamos soportar más tanto dolor e incluso podríamos cruzarnos con algunos de los autores que se encuentran libres por la calle como si nada”.
“Lo único que pido –agregó- es clausurar esta etapa de profundo dolor y continuar con nuestra vidas y criar a un nieto adolescente, hijo de Rubén”.
El caso tuvo tres imputados y ninguno quedó vinculado al hecho. Es el conocido “Crimen de la Calera”, sucedido en enero de 2013 al oeste de Trelew.
En septiembre de 2014, un tribunal los absolvió porque dos testigos “se dieron vuelta” en el juicio y declararon todo lo contrario a lo que habría ocurrido. En ese difícil contexto, mediante el apoyo del abogado Javier Romero, presentaron el recurso ante las autoridades máximas de la Justicia provincial.
La fiscal María Tolomei aún conserva un frondoso expediente con una investigación contundente. “Queremos que nos den una nueva oportunidad para debatir qué pasó con mi hijo. Queremos un nuevo juicio”, planteó Isabel, madre del joven Loscar. Confía en que el caso no puede quedar nuevamente impune.
Los padres del occiso debieron irse muy lejos de Trelew y ahora crían a un pequeño nieto que quedó huérfano tras el asesinato de su padre. Se les dificulta tener que viajar al Valle para averiguar cómo marcha la causa de su hijo.
“Todo quedó en que nosotros nos tuvimos que ir de acá mientras los asesinos andan sueltos como si nada”, intervino Isabel. Luego de cuestionar el proceso en el que ni siquiera se les permitió denunciar a los testigos, considerados “mentirosos”, que le sirvieron a los jueces para valerse de la “duda” y así absolver a los presuntos autores.
A Loscar lo atacaron entre varios y con una piedra le rompieron la cabeza. Murió por las severas heridas. Tolomei insistió en que la materialidad del hecho estuvo probada, pese a que dos testigos cambiaron drásticamente sus declaraciones en el juicio, situación que perjudicó la acción penal en contra de tres posibles asesinos.
El asesinato
En la madrugada del 20 de enero de 2013, en una zona conocida como “La calera”, ubicada entre las calles Burmeister, Rawson y Pascual Daleoso, del barrio Menfa en Trelew, Rubén Oscar Loscar halló la muerte, presumiblemente debido a la agresión padecida por parte de un grupo de jóvenes que salía de un festejo en un domicilio particular cercano.
Tras los testimonios convocados por las partes y los informes documentales y profesionales presentados, el Ministerio Público Fiscal, representado en el debate por la fiscal general María Tolomei, enfatizó drásticamente sobre la valoración de las pruebas científicas, que demuestran cómo sucedieron los hechos, a la vez que determinó los elementos utilizados para terminar con la vida de Loscar, contradiciendo a dos testigos que durante la etapa de investigación habían declarado de una manera, y durante el juicio cambiaron sus dichos con distintas justificaciones.
Manifestó la doctora Tolomei durante su alegato que no se puso en discusión durante este evento las circunstancias previas al encuentro de la víctima y sus presuntos agresores, hablando de una pelea registrada en el interior de la fábrica, donde la víctima ya se encontraba y recibió la visita de uno de los integrantes del grupo
Allí en una pelea Loscar golpeó el rostro de su contrincante, que decide retirarse junto al resto, siendo seguido en sus pasos, mientras el mismo Loscar gritaba: “ Vos me conocés, este lugar es mío, los voy a cagar a tiros”.
Al verificar las heridas en la cara del golpeado, algunos reaccionaron y voltearon nuevamente hacia el interior, iniciándose otra pelea, pero esta vez de varios contra Loscar, quien cayó al piso y fue agredido.
Resaltó la fiscal que hasta aquí la descripción fue coincidente en la mayoría de los que atestiguaron durante el debate, habiéndose mencionado que de parte de los agresores se oyó: “vamos a pegarle”, retirándose parte de ellos y quedando tres, quienes golpearon hasta dando a entender la utilización de piedras o bloques. Aquí ya los testimonios no son coincidentes debido a la situación de extrema violencia, en medio de gritos pidiendo que frenaran el ataque, cosa que no se pudo lograr.
Argumentó que más allá de las diferentes miradas, de acuerdo al lugar que ocupó cada uno al momento del suceso, el relato coincidió con las lesiones observadas en la autopsia, las que en su mayoría se dieron en la cabeza, siendo esto lo llamativo, ya que un ataque realizado directamente al cráneo solo tiene por objeto causar la inevitable muerte.
Rubén Loscar estaba tirado en el piso siendo atacado por tres personas a fuerza de puntapiés y piedras, ratificó la fiscal, agregando que el detalle de lesiones es claro, compatibles con patadas y piedras, siendo estas evidencias claras, de acuerdo a las pericias, donde se determinan dos piedras con ADN de la víctima.
Durante el juicio, peritos del área Criminalística de la Policía informaron sobre la mecánica del hecho, dejando trascender que una de las piedras usadas contra la víctima debió ser alzada con dos manos y la restante, más chica, con una sola, hablando de la presencia de dos agresores con estos elementos, considerando esto como irreversible para determinar la forma en que murió. También marcó la importancia de una planometría, en el sentido que sirvió para la ubicación del cuerpo y sus atacantes, resolviendo una actuación conjunta entre los tres: “la certeza del resultado mortal es absoluta, no siendo posible aseverar una duda en la falta de previsibilidad de esta muerte”, dijo firmemente la fiscal, quien calificó al ataque como imprevisto y dirigido a eliminar machacando la cabeza, no por una postura defensiva.
Por todo esto evaluó los dos testimonios contradictorios como falaces e inconsistentes con lo que produce la prueba. Uno de ellos daba cuenta en su momento que cuando se aseguraron que Loscar no estaría en condiciones de tomar revancha se retiraron, no lo auxiliaron, lo dejaron tirado, siendo un cuerpo inerte, manifestando: “Vamos, déjenlo, ya está...”, según declaró quien llamó al 101.
Los dos testimonios habían manifestado en etapa preliminar, y fueron mostrados durante el juicio, sobre la utilización de las piedras, pero luego una de las testigos no se acordaba y el otro refirió haber sido presionado por la Policía para declarar en su momento de aquella manera.
En su momento, uno de los integrantes de aquel grupo se había auto incriminado, otro era un menor inimputable y quedaron los dos sindicados como quienes habrían utilizados las piedras criminales.
Con los argumentos expuestos y la prueba, el Ministerio Público Fiscal pidió para uno de los acusados la coautoría por homicidio simple, y debido al testimonio cambiado durante el juicio, solicitó para que el restante sea declarado partícipe necesario de la muerte de Loscar.
En ese sentido, adhirió el querellante de la familia de la víctima, el abogado Javier Romero, mientras los defensores Lisandro Benítez y Fabián Gabalachis postularon la absolución de sus defendidos, aduciendo que el menor inimputable podría haber sido el autor material del crimen.
Finalmente, los jueces Orlando Castro, Sergio Piñeda y Marcela Pérez, absolvieron a todos los acusados.
La madre de Rubén Oscar Loscar, Isabel Castro, sigue esperando el esclarecimiento de la muerte de su hijo de 28 años sucedida hace cuatro años en Trelew.
A la espera de un nuevo juicio para cerrar esa durísima etapa, le solicitó a la Oficina Judicial de esa ciudad la celeridad correspondiente luego que el Superior Tribunal de Justicia de la provincia admitiera un recurso de apelación con respecto a la sentencia del primer juicio y le pidiera a aquel organismo judicial poner una nueva fecha. La solicitud fue en septiembre del año pasado y hasta hoy nada ha sucedido.
Isabel Castro indicó que “lo único que reclamo es justicia. A mi hijo me lo mataron y no hay ningún culpable. Vivimos en un calvario. Nos fuimos de la zona porque no podíamos soportar más tanto dolor e incluso podríamos cruzarnos con algunos de los autores que se encuentran libres por la calle como si nada”.
“Lo único que pido –agregó- es clausurar esta etapa de profundo dolor y continuar con nuestra vidas y criar a un nieto adolescente, hijo de Rubén”.
El caso tuvo tres imputados y ninguno quedó vinculado al hecho. Es el conocido “Crimen de la Calera”, sucedido en enero de 2013 al oeste de Trelew.
En septiembre de 2014, un tribunal los absolvió porque dos testigos “se dieron vuelta” en el juicio y declararon todo lo contrario a lo que habría ocurrido. En ese difícil contexto, mediante el apoyo del abogado Javier Romero, presentaron el recurso ante las autoridades máximas de la Justicia provincial.
La fiscal María Tolomei aún conserva un frondoso expediente con una investigación contundente. “Queremos que nos den una nueva oportunidad para debatir qué pasó con mi hijo. Queremos un nuevo juicio”, planteó Isabel, madre del joven Loscar. Confía en que el caso no puede quedar nuevamente impune.
Los padres del occiso debieron irse muy lejos de Trelew y ahora crían a un pequeño nieto que quedó huérfano tras el asesinato de su padre. Se les dificulta tener que viajar al Valle para averiguar cómo marcha la causa de su hijo.
“Todo quedó en que nosotros nos tuvimos que ir de acá mientras los asesinos andan sueltos como si nada”, intervino Isabel. Luego de cuestionar el proceso en el que ni siquiera se les permitió denunciar a los testigos, considerados “mentirosos”, que le sirvieron a los jueces para valerse de la “duda” y así absolver a los presuntos autores.
A Loscar lo atacaron entre varios y con una piedra le rompieron la cabeza. Murió por las severas heridas. Tolomei insistió en que la materialidad del hecho estuvo probada, pese a que dos testigos cambiaron drásticamente sus declaraciones en el juicio, situación que perjudicó la acción penal en contra de tres posibles asesinos.
El asesinato
En la madrugada del 20 de enero de 2013, en una zona conocida como “La calera”, ubicada entre las calles Burmeister, Rawson y Pascual Daleoso, del barrio Menfa en Trelew, Rubén Oscar Loscar halló la muerte, presumiblemente debido a la agresión padecida por parte de un grupo de jóvenes que salía de un festejo en un domicilio particular cercano.
Tras los testimonios convocados por las partes y los informes documentales y profesionales presentados, el Ministerio Público Fiscal, representado en el debate por la fiscal general María Tolomei, enfatizó drásticamente sobre la valoración de las pruebas científicas, que demuestran cómo sucedieron los hechos, a la vez que determinó los elementos utilizados para terminar con la vida de Loscar, contradiciendo a dos testigos que durante la etapa de investigación habían declarado de una manera, y durante el juicio cambiaron sus dichos con distintas justificaciones.
Manifestó la doctora Tolomei durante su alegato que no se puso en discusión durante este evento las circunstancias previas al encuentro de la víctima y sus presuntos agresores, hablando de una pelea registrada en el interior de la fábrica, donde la víctima ya se encontraba y recibió la visita de uno de los integrantes del grupo
Allí en una pelea Loscar golpeó el rostro de su contrincante, que decide retirarse junto al resto, siendo seguido en sus pasos, mientras el mismo Loscar gritaba: “ Vos me conocés, este lugar es mío, los voy a cagar a tiros”.
Al verificar las heridas en la cara del golpeado, algunos reaccionaron y voltearon nuevamente hacia el interior, iniciándose otra pelea, pero esta vez de varios contra Loscar, quien cayó al piso y fue agredido.
Resaltó la fiscal que hasta aquí la descripción fue coincidente en la mayoría de los que atestiguaron durante el debate, habiéndose mencionado que de parte de los agresores se oyó: “vamos a pegarle”, retirándose parte de ellos y quedando tres, quienes golpearon hasta dando a entender la utilización de piedras o bloques. Aquí ya los testimonios no son coincidentes debido a la situación de extrema violencia, en medio de gritos pidiendo que frenaran el ataque, cosa que no se pudo lograr.
Argumentó que más allá de las diferentes miradas, de acuerdo al lugar que ocupó cada uno al momento del suceso, el relato coincidió con las lesiones observadas en la autopsia, las que en su mayoría se dieron en la cabeza, siendo esto lo llamativo, ya que un ataque realizado directamente al cráneo solo tiene por objeto causar la inevitable muerte.
Rubén Loscar estaba tirado en el piso siendo atacado por tres personas a fuerza de puntapiés y piedras, ratificó la fiscal, agregando que el detalle de lesiones es claro, compatibles con patadas y piedras, siendo estas evidencias claras, de acuerdo a las pericias, donde se determinan dos piedras con ADN de la víctima.
Durante el juicio, peritos del área Criminalística de la Policía informaron sobre la mecánica del hecho, dejando trascender que una de las piedras usadas contra la víctima debió ser alzada con dos manos y la restante, más chica, con una sola, hablando de la presencia de dos agresores con estos elementos, considerando esto como irreversible para determinar la forma en que murió. También marcó la importancia de una planometría, en el sentido que sirvió para la ubicación del cuerpo y sus atacantes, resolviendo una actuación conjunta entre los tres: “la certeza del resultado mortal es absoluta, no siendo posible aseverar una duda en la falta de previsibilidad de esta muerte”, dijo firmemente la fiscal, quien calificó al ataque como imprevisto y dirigido a eliminar machacando la cabeza, no por una postura defensiva.
Por todo esto evaluó los dos testimonios contradictorios como falaces e inconsistentes con lo que produce la prueba. Uno de ellos daba cuenta en su momento que cuando se aseguraron que Loscar no estaría en condiciones de tomar revancha se retiraron, no lo auxiliaron, lo dejaron tirado, siendo un cuerpo inerte, manifestando: “Vamos, déjenlo, ya está...”, según declaró quien llamó al 101.
Los dos testimonios habían manifestado en etapa preliminar, y fueron mostrados durante el juicio, sobre la utilización de las piedras, pero luego una de las testigos no se acordaba y el otro refirió haber sido presionado por la Policía para declarar en su momento de aquella manera.
En su momento, uno de los integrantes de aquel grupo se había auto incriminado, otro era un menor inimputable y quedaron los dos sindicados como quienes habrían utilizados las piedras criminales.
Con los argumentos expuestos y la prueba, el Ministerio Público Fiscal pidió para uno de los acusados la coautoría por homicidio simple, y debido al testimonio cambiado durante el juicio, solicitó para que el restante sea declarado partícipe necesario de la muerte de Loscar.
En ese sentido, adhirió el querellante de la familia de la víctima, el abogado Javier Romero, mientras los defensores Lisandro Benítez y Fabián Gabalachis postularon la absolución de sus defendidos, aduciendo que el menor inimputable podría haber sido el autor material del crimen.
Finalmente, los jueces Orlando Castro, Sergio Piñeda y Marcela Pérez, absolvieron a todos los acusados.