Además, afirmó que si vende los activos que le quedan podría pagarle a todos los damnificados, que reconoció que son unos 2.000, y por ese motivo pidió que le den un arresto domiciliario para poder seguir trabajando con ese fin.
Blaksley declaró durante dos días ante la jueza federal María Servini y la fiscal Alejandra Mángano y tras escuchar su versión de los hechos, la magistrada ordenó que quede detenido en el Sistema de Intervención para la Reducción de Indices de Corruptibilidad (IRIC) de la cárcel de Ezeiza.
Por otra parte, los otros tres detenidos en la causa, Federico Dolinkue y Alejandro Carozzino (socios de Blaksley) y Verónica Inés Vega, cuñada del empresario y quien era directora de su empresa, Hope Funds S.A, pidieron ayer ser excarcelados pero la magistrada lo rechazó esta tarde.
Todos los imputados están acusados de defraudar al fisco y a particulares que le confiaron dinero bajo la figuras de contratos de mutuo, certificados y contratos de inversión y adhesión a fideicomisos inmobiliarios, con la promesa de ser invertido y retornado con intereses elevados.
De acuerdo a la acusación, se le reprocha haber defraudado al menos a 2.273 personas por un monto de 1.500 millones de pesos sumando los fondos entregados a las sociedades del grupo más los intereses acordados.
En su extensa declaración, Blaksley primero hizo una exposición en la que contó que comenzó en la industria de seguros en 1989 y alrededor de 2004 fundó Hope Funds S.A porque "era un hombre de confianza para mucha gente".
"Hoy en día hay personas que reclaman que en su momento cobraron y reinvirtieron las ganancias, las amortizaron y después pasó lo que pasó. No tiene sentido convertirme de un día para otro en un monstruo cuando a mi me iba muy bien. Si falló una situación financiera es otro tema, pero que yo haya pergeñado un esquema para estafar gente no es así", remarcó el empresario en la declaración a la que accedió Télam.
"Los que tienen problemas son personas que no pude responderles, quisiera hacerlo y hay condiciones para hacerlo, estoy impedido, pero lo activos que la compañía sigue teniendo, son de valor que si no se deprecian podrían cobrar las personas", agregó.
Debido a que en la imputación se señala que compró al menos tres departamentos en Miami y una veintena en Panamá, aseguró que los adquirió con hipotecas y que ya fueron vendidos para pagar las deudas, al igual que el Hard Rock Café, Antares y 23 lotes en Pergamino.
Blaksley se quejó de la "mediatización" de su caso y respecto de su comparación con el estafador estadounidense Bernard Madoff, respondió: "Madoff nunca compró nada, no hizo malos negocios. Mis negocios existieron, estaban, invertí, no inventé un estado de cuenta para que la gente crea una. Me llamaban también el 'dandy estafador' y así destruyeron 30 años de una empresa".
Sobre lo sucedido con su empresa explicó: "Lo que pasa acá es que las cosas que tuve pagué hasta donde pude, se me fue toda la estructura comercial, quedé solo, pagué todo lo que tenía hasta donde llegué y después me quedó todo embargado y no pude cobrar las utilidades".
"Este modelode organización cuando era eficiente y estaba bien, era así. Despuésviene un período del 2015 y 2016 a una escala infinita, donde ladesprolijidad se hizo cualquier cosa por el estado de desesperación ydesastre administrativo de la compañía. Eso lo quiero aclarar porquedije que éramos prolijos, pero al final era un desastre administrativo", señaló.
Agregó que le"inventaban mutuos, falsificaban firmas" y hasta los productores cobraban el dinero de los ahorristas.
El empresario le pidió a la jueza que le conceda una prisión domiciliaria porque necesita "trabajar" y estimó que sus acreedores son 2.000 y la deuda que mantiene de entre 30 y 40 millones de dólares, la cual podría saldar con la venta del proyecto inmobiliario Verazul de Pilar.
"Reitero, no soy un improvisado en esta materia. Mi desvelo frente a mis responsabilidades, siempre pensé qué pasaría si a mí me pasara algo, relacionado a la salud o fallecimiento. Me fue por otra tangente porque yo quedé muy limitado con los hechos que estoy viviendo, que es como una muerte civil, porque yo hoy soy un muerto civil y comercial", enfatizó.
Respecto de sus colaboradores Carozzino y Vega dijo que no tienen nada que ver con lo ocurrido, aunque sí responsabilizó de algunas cuestiones a su ex abogado Pablo Willa, cuya indagatoria se adelantó para la semana próxima, al igual que la de Eduardo Polverelli, quien está vinculado con el cobro de un cheque de 15 millones de pesos.
Además, afirmó que si vende los activos que le quedan podría pagarle a todos los damnificados, que reconoció que son unos 2.000, y por ese motivo pidió que le den un arresto domiciliario para poder seguir trabajando con ese fin.
Blaksley declaró durante dos días ante la jueza federal María Servini y la fiscal Alejandra Mángano y tras escuchar su versión de los hechos, la magistrada ordenó que quede detenido en el Sistema de Intervención para la Reducción de Indices de Corruptibilidad (IRIC) de la cárcel de Ezeiza.
Por otra parte, los otros tres detenidos en la causa, Federico Dolinkue y Alejandro Carozzino (socios de Blaksley) y Verónica Inés Vega, cuñada del empresario y quien era directora de su empresa, Hope Funds S.A, pidieron ayer ser excarcelados pero la magistrada lo rechazó esta tarde.
Todos los imputados están acusados de defraudar al fisco y a particulares que le confiaron dinero bajo la figuras de contratos de mutuo, certificados y contratos de inversión y adhesión a fideicomisos inmobiliarios, con la promesa de ser invertido y retornado con intereses elevados.
De acuerdo a la acusación, se le reprocha haber defraudado al menos a 2.273 personas por un monto de 1.500 millones de pesos sumando los fondos entregados a las sociedades del grupo más los intereses acordados.
En su extensa declaración, Blaksley primero hizo una exposición en la que contó que comenzó en la industria de seguros en 1989 y alrededor de 2004 fundó Hope Funds S.A porque "era un hombre de confianza para mucha gente".
"Hoy en día hay personas que reclaman que en su momento cobraron y reinvirtieron las ganancias, las amortizaron y después pasó lo que pasó. No tiene sentido convertirme de un día para otro en un monstruo cuando a mi me iba muy bien. Si falló una situación financiera es otro tema, pero que yo haya pergeñado un esquema para estafar gente no es así", remarcó el empresario en la declaración a la que accedió Télam.
"Los que tienen problemas son personas que no pude responderles, quisiera hacerlo y hay condiciones para hacerlo, estoy impedido, pero lo activos que la compañía sigue teniendo, son de valor que si no se deprecian podrían cobrar las personas", agregó.
Debido a que en la imputación se señala que compró al menos tres departamentos en Miami y una veintena en Panamá, aseguró que los adquirió con hipotecas y que ya fueron vendidos para pagar las deudas, al igual que el Hard Rock Café, Antares y 23 lotes en Pergamino.
Blaksley se quejó de la "mediatización" de su caso y respecto de su comparación con el estafador estadounidense Bernard Madoff, respondió: "Madoff nunca compró nada, no hizo malos negocios. Mis negocios existieron, estaban, invertí, no inventé un estado de cuenta para que la gente crea una. Me llamaban también el 'dandy estafador' y así destruyeron 30 años de una empresa".
Sobre lo sucedido con su empresa explicó: "Lo que pasa acá es que las cosas que tuve pagué hasta donde pude, se me fue toda la estructura comercial, quedé solo, pagué todo lo que tenía hasta donde llegué y después me quedó todo embargado y no pude cobrar las utilidades".
"Este modelode organización cuando era eficiente y estaba bien, era así. Despuésviene un período del 2015 y 2016 a una escala infinita, donde ladesprolijidad se hizo cualquier cosa por el estado de desesperación ydesastre administrativo de la compañía. Eso lo quiero aclarar porquedije que éramos prolijos, pero al final era un desastre administrativo", señaló.
Agregó que le"inventaban mutuos, falsificaban firmas" y hasta los productores cobraban el dinero de los ahorristas.
El empresario le pidió a la jueza que le conceda una prisión domiciliaria porque necesita "trabajar" y estimó que sus acreedores son 2.000 y la deuda que mantiene de entre 30 y 40 millones de dólares, la cual podría saldar con la venta del proyecto inmobiliario Verazul de Pilar.
"Reitero, no soy un improvisado en esta materia. Mi desvelo frente a mis responsabilidades, siempre pensé qué pasaría si a mí me pasara algo, relacionado a la salud o fallecimiento. Me fue por otra tangente porque yo quedé muy limitado con los hechos que estoy viviendo, que es como una muerte civil, porque yo hoy soy un muerto civil y comercial", enfatizó.
Respecto de sus colaboradores Carozzino y Vega dijo que no tienen nada que ver con lo ocurrido, aunque sí responsabilizó de algunas cuestiones a su ex abogado Pablo Willa, cuya indagatoria se adelantó para la semana próxima, al igual que la de Eduardo Polverelli, quien está vinculado con el cobro de un cheque de 15 millones de pesos.