Opinión / Entre Centla y la Plaza Roja

07 JUL 2018 - 21:17 | Actualizado

Por Daniela Patricia Almirón*

Tlaloc era el Dios Azteca de la lluvia. El agua, limpia, lava, da vida a lo cultivado. También inunda y mucho como en Villahermosa en Tabasco en México, donde el dicho es “más se perdió en la inundación” así es que ¡a no quejarse! La hidrología de esa zona es compleja ya que la atraviesan dos ríos muy caudalosos, el Usumacinta y el río Grijalva, se unen en uno solo y la región se convierte en un gran pantano, los Pantanos de Centla.
La ciudad de Villahermosa en el año 2007 quedó bajo agua, ya que estos ríos sobrepasaron sus máximos históricos a causa de fuertes lluvias. Allí en Villahermosa, tierra del pueblo Olmeca considerada la primera civilización de Mesoamérica.
En Villahermosa confluyeron veintitrés observadores internacionales de diferentes nacionalidades. Esto fue consecuencia de que México convocó a observadores extranjeros con motivo del Proceso Electoral 2017-2018, así denominado por la autoridad electoral federal.
La figura del observador internacional reconocida por la ONU y la OEA y prevista normativamente en México, tiene por objeto darle transparencia al proceso electoral antes, durante y posteriormente con los informes emitidos.
Son organizadas por el Instituto Nacional Electoral (INE), que resulta la institución autónoma encargada constitucionalmente del desarrollo de las elecciones federales en México, que declaró formalmente iniciado el proceso el 8 de septiembre de 2017, calificado como «el más grande en la historia» del país por el número de cargos en disputa y porque el mismo día de la jornada electoral federal se realizaron elecciones locales en 30 de los 32 estados de la República. Desde 1994, la legislación electoral mexicana a nivel federal reconoce la figura de visitante extranjero, quien es todo ciudadano con nacionalidad distinta a la mexicana, acreditado por el Instituto Nacional Electoral (INE) para conocer de manera personal y directa sobre el desarrollo de los procesos electorales en México.
La observación electoral ha sido un mecanismo que busca vigilar la legitimidad de un proceso electoral. Tiene en vista también crear o aumentar la confianza en el proceso y reducir las posibilidades de fraude y/o de violencia, alentando la participación de los electores.
Se encuentra normada la manera de acceder a este voluntariado y acreditarse como visitante extranjero cumpliendo determinados requisitos y luego responder por los deberes que implica la selección.
Forma parte del cuidado y fiscalización de un acto de la democracia sublime y valioso como lo es el voto del ciudadano.
Veintitrés profesionales en su mayoría latinoamericanos, entre ellos mediadores, abogados, docentes, representantes de ONGs, viajaron desde Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Perú, España y Reino Unido, para compartir cuatro días intensos. Cuatro días de capacitación, intercambio, presenciando las deliberaciones en la Asamblea del Instituto de Participación Ciudadana Estatal de Tabasco, con consejeros y operadores. Compartiendo la observación propiamente el día mismo de las elecciones.
Un equipo local atento, ocupado y que denotaba meses de trabajo y una algarabía evidente al llegar ese día esperado de fiesta democrática.
Me sigue sorprendiendo la capacidad de interacción humana, cómo veintitrés personas que no se conocían, convocados para una tarea común democrática, en nuestros lares latinoamericanos que tanto nos cuestan, alcanzan en breve tiempo unión, compañerismo y cooperación. En ese marco de las elecciones nacionales, la Universidad Autónoma Juárez de Tabasco y el Colegio de Abogados Procesalistas Latinoamericanos, abrieron sus puertas para compartir saberes y experiencias de estos profesionales observadores, en materia procesal, constitucional, derechos humanos, migración y métodos alternativos de solución de conflictos.
Insoslayable referir la presencia del mundial de fútbol que se disputa en Rusia. Atravesados por las camisetas, los dolores y aciertos según el caso, de la Albiceleste, del Tri, de Colombia y de España. Entre democracia y academia, érase una vez un mundial de fútbol en un lejano país, de amplia plaza, la más grande del mundo. De palacios brillantes de cuentos de antes de dormir.
Érase una vez un mundial en el que los americanos fueron cayendo como piezas de dominó sin quedar uno en pie en la recta final. América es más fuerte que un mundial de fútbol.
Celebro con mis compañeros observadores esa construcción de equipo en cuatro días, cuya única meta a la que pudimos llegar todos juntos, era un comicio electoral en paz. Y agregado a ello, siendo el voto voluntario en México que concurriera la mayor cantidad de ciudadanos a votar.
Ahí en Villahermosa, tierra del Pozol, de los vestidos de lino bordados a mano, de las guayaberas suaves y elegantes. De las Lagunas de Centla, lagartos incluidos y de su famoso pejelagarto.
Sin tarjeta amarilla o roja, sin VAR, sin alargue ni definición por penales, cada observador emprendió el regreso a sus hogares. Están conectados estos veintitrés voluntarios, no solo por la tecnología que acerca cuando así se desea, están conectados por el privilegio de haber formado parte de un evento histórico, allí en la que es hoy la Villahermosa recuperada, allí, en un país que fue fundado sobre el agua. #
(*) Daniela Patricia Almirón es abogada-mediadora

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07 JUL 2018 - 21:17

Por Daniela Patricia Almirón*

Tlaloc era el Dios Azteca de la lluvia. El agua, limpia, lava, da vida a lo cultivado. También inunda y mucho como en Villahermosa en Tabasco en México, donde el dicho es “más se perdió en la inundación” así es que ¡a no quejarse! La hidrología de esa zona es compleja ya que la atraviesan dos ríos muy caudalosos, el Usumacinta y el río Grijalva, se unen en uno solo y la región se convierte en un gran pantano, los Pantanos de Centla.
La ciudad de Villahermosa en el año 2007 quedó bajo agua, ya que estos ríos sobrepasaron sus máximos históricos a causa de fuertes lluvias. Allí en Villahermosa, tierra del pueblo Olmeca considerada la primera civilización de Mesoamérica.
En Villahermosa confluyeron veintitrés observadores internacionales de diferentes nacionalidades. Esto fue consecuencia de que México convocó a observadores extranjeros con motivo del Proceso Electoral 2017-2018, así denominado por la autoridad electoral federal.
La figura del observador internacional reconocida por la ONU y la OEA y prevista normativamente en México, tiene por objeto darle transparencia al proceso electoral antes, durante y posteriormente con los informes emitidos.
Son organizadas por el Instituto Nacional Electoral (INE), que resulta la institución autónoma encargada constitucionalmente del desarrollo de las elecciones federales en México, que declaró formalmente iniciado el proceso el 8 de septiembre de 2017, calificado como «el más grande en la historia» del país por el número de cargos en disputa y porque el mismo día de la jornada electoral federal se realizaron elecciones locales en 30 de los 32 estados de la República. Desde 1994, la legislación electoral mexicana a nivel federal reconoce la figura de visitante extranjero, quien es todo ciudadano con nacionalidad distinta a la mexicana, acreditado por el Instituto Nacional Electoral (INE) para conocer de manera personal y directa sobre el desarrollo de los procesos electorales en México.
La observación electoral ha sido un mecanismo que busca vigilar la legitimidad de un proceso electoral. Tiene en vista también crear o aumentar la confianza en el proceso y reducir las posibilidades de fraude y/o de violencia, alentando la participación de los electores.
Se encuentra normada la manera de acceder a este voluntariado y acreditarse como visitante extranjero cumpliendo determinados requisitos y luego responder por los deberes que implica la selección.
Forma parte del cuidado y fiscalización de un acto de la democracia sublime y valioso como lo es el voto del ciudadano.
Veintitrés profesionales en su mayoría latinoamericanos, entre ellos mediadores, abogados, docentes, representantes de ONGs, viajaron desde Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Perú, España y Reino Unido, para compartir cuatro días intensos. Cuatro días de capacitación, intercambio, presenciando las deliberaciones en la Asamblea del Instituto de Participación Ciudadana Estatal de Tabasco, con consejeros y operadores. Compartiendo la observación propiamente el día mismo de las elecciones.
Un equipo local atento, ocupado y que denotaba meses de trabajo y una algarabía evidente al llegar ese día esperado de fiesta democrática.
Me sigue sorprendiendo la capacidad de interacción humana, cómo veintitrés personas que no se conocían, convocados para una tarea común democrática, en nuestros lares latinoamericanos que tanto nos cuestan, alcanzan en breve tiempo unión, compañerismo y cooperación. En ese marco de las elecciones nacionales, la Universidad Autónoma Juárez de Tabasco y el Colegio de Abogados Procesalistas Latinoamericanos, abrieron sus puertas para compartir saberes y experiencias de estos profesionales observadores, en materia procesal, constitucional, derechos humanos, migración y métodos alternativos de solución de conflictos.
Insoslayable referir la presencia del mundial de fútbol que se disputa en Rusia. Atravesados por las camisetas, los dolores y aciertos según el caso, de la Albiceleste, del Tri, de Colombia y de España. Entre democracia y academia, érase una vez un mundial de fútbol en un lejano país, de amplia plaza, la más grande del mundo. De palacios brillantes de cuentos de antes de dormir.
Érase una vez un mundial en el que los americanos fueron cayendo como piezas de dominó sin quedar uno en pie en la recta final. América es más fuerte que un mundial de fútbol.
Celebro con mis compañeros observadores esa construcción de equipo en cuatro días, cuya única meta a la que pudimos llegar todos juntos, era un comicio electoral en paz. Y agregado a ello, siendo el voto voluntario en México que concurriera la mayor cantidad de ciudadanos a votar.
Ahí en Villahermosa, tierra del Pozol, de los vestidos de lino bordados a mano, de las guayaberas suaves y elegantes. De las Lagunas de Centla, lagartos incluidos y de su famoso pejelagarto.
Sin tarjeta amarilla o roja, sin VAR, sin alargue ni definición por penales, cada observador emprendió el regreso a sus hogares. Están conectados estos veintitrés voluntarios, no solo por la tecnología que acerca cuando así se desea, están conectados por el privilegio de haber formado parte de un evento histórico, allí en la que es hoy la Villahermosa recuperada, allí, en un país que fue fundado sobre el agua. #
(*) Daniela Patricia Almirón es abogada-mediadora


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