Opinión / Corrupción: la matriz que te parió

Columna de opinión.

Análisis. Los dichos de Arcioni dejaron puntos para la reflkexión.
22 JUL 2018 - 20:55 | Actualizado

Por Raúl “Bulín” Fernández / Especial para Jornada

Creo que para sorpresa de propios y extraños, el gobernador de la provincia, el escribano Mariano Arcioni, planteó la semana pasada una situación que no debe haber pasado desapercibida para el público en general y para los medios y periodistas en particular.

A través de su sistema de comunicación, el mandatario dijo públicamente que “estoy abocado a ordenar la provincia y dejar atrás la matriz corrupta”.

En principio es un enunciado positivo que cada sector o individuo puede considerar con diferentes aristas o visiones. Particularmente desde lo político me sorprenden varias situaciones.

Primero, que no sólo está reconociendo un espectro estructurado de corrupción en el Estado provincial, sino que asume ya una definición que todos estamos esperando del Poder Judicial. Arcioni confirma el sistema de recaudación, uso y abuso de funcionarios, empresarios y cómplices del sistema.

¿No se debería esperar un juicio público, transparente y abierto, para que sean los jueces los que determinen que sucedió, cuándo, cómo y quiénes son los involucrados y responsables?

La siguiente consulta está relacionada con su propia función. Antes de ser ungido como gobernador, fue electo vice en la formula con Mario Das Neves. Al fallecimiento del tres veces gobernador señaló que asumía esa responsabilidad para cumplir “ese ideal de proyecto” forjado por el creador de Chubut Somos Todos.

Además, al definir que “queremos dejar atrás la matriz corrupta en la obra pública” confirma que tiene datos y referencias de cómo y cuándo sucedía este método.

¿No debe presentarse a la Justicia para especificarlo? Eso es legalmente obligación de un funcionario público.

Si los datos que presentaron los fiscales, que tiene a casi veinte personas privadas de su libertad y otros tantos procesados; tiene base en una planilla de ingresos y regresos donde figura el propio Arcioni, ¿no se financió la campaña que lo llevó a ser electo diputado nacional de la mano de Das Neves? (aún hay afiches que lo muestran sonriente junto a Rosa Muñoz y el extinto gobernador).

¿No formó parte de eso que dice no debe existir más?

Al momento del accionar de los fiscales que van atando elementos de prueba y llevan al juez sobrados justificativos que generan posibles responsables, ¿no fueron detenidos funcionarios en la gestión del propio Arcioni y hasta en el despacho contiguo del gobernador? ¿No hubo nuevos involucrados funcionarios de su gestión al frente del Ejecutivo?

“No queremos volver más a lo que fue el período anterior” remarca. ¿Hace referencia a los dos primeros años de gobierno de Chubut Somos Todos, como si no tenía nada que ver con el cine continuado y que la película comienza cuando él llega a ocupar el lugar?

Son muchas las dudas que surgen y, naturalmente, uno espera que el ejercicio periodístico incisivo y verdadero nos desasne poco a poco.

Lo cierto es que para alguien que se sumó de manera individual a la política chubutense, sin antecedentes ni pergamino alguno que indicara un rumbo o ideología; hoy demuestra no sólo una impericia en su funcionamiento cotidiano sino además una manera muy particular de manifestarse comunicacionalmente.

Si está dispuesto a la reelección y con este método buscar culpables para sacarse peso de encima, será definitivamente su problema. Pero ha sido la oposición, a la que fustiga en la misma nota señalando que hay muchos candidatos y que juegan a incendiar la provincia; la que ha aportado elementos y documentos para que sea la Justicia quien actúe como manda la Constitución.

La propia historia cotidiana, plagada de problemas, pondrá a Arcioni y su pensamiento en su lugar.

De lo que no cabe duda es cuando comenzó a participar y que la matriz política que lo parió es la que hoy supuestamente desconoce.

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Análisis. Los dichos de Arcioni dejaron puntos para la reflkexión.
22 JUL 2018 - 20:55

Por Raúl “Bulín” Fernández / Especial para Jornada

Creo que para sorpresa de propios y extraños, el gobernador de la provincia, el escribano Mariano Arcioni, planteó la semana pasada una situación que no debe haber pasado desapercibida para el público en general y para los medios y periodistas en particular.

A través de su sistema de comunicación, el mandatario dijo públicamente que “estoy abocado a ordenar la provincia y dejar atrás la matriz corrupta”.

En principio es un enunciado positivo que cada sector o individuo puede considerar con diferentes aristas o visiones. Particularmente desde lo político me sorprenden varias situaciones.

Primero, que no sólo está reconociendo un espectro estructurado de corrupción en el Estado provincial, sino que asume ya una definición que todos estamos esperando del Poder Judicial. Arcioni confirma el sistema de recaudación, uso y abuso de funcionarios, empresarios y cómplices del sistema.

¿No se debería esperar un juicio público, transparente y abierto, para que sean los jueces los que determinen que sucedió, cuándo, cómo y quiénes son los involucrados y responsables?

La siguiente consulta está relacionada con su propia función. Antes de ser ungido como gobernador, fue electo vice en la formula con Mario Das Neves. Al fallecimiento del tres veces gobernador señaló que asumía esa responsabilidad para cumplir “ese ideal de proyecto” forjado por el creador de Chubut Somos Todos.

Además, al definir que “queremos dejar atrás la matriz corrupta en la obra pública” confirma que tiene datos y referencias de cómo y cuándo sucedía este método.

¿No debe presentarse a la Justicia para especificarlo? Eso es legalmente obligación de un funcionario público.

Si los datos que presentaron los fiscales, que tiene a casi veinte personas privadas de su libertad y otros tantos procesados; tiene base en una planilla de ingresos y regresos donde figura el propio Arcioni, ¿no se financió la campaña que lo llevó a ser electo diputado nacional de la mano de Das Neves? (aún hay afiches que lo muestran sonriente junto a Rosa Muñoz y el extinto gobernador).

¿No formó parte de eso que dice no debe existir más?

Al momento del accionar de los fiscales que van atando elementos de prueba y llevan al juez sobrados justificativos que generan posibles responsables, ¿no fueron detenidos funcionarios en la gestión del propio Arcioni y hasta en el despacho contiguo del gobernador? ¿No hubo nuevos involucrados funcionarios de su gestión al frente del Ejecutivo?

“No queremos volver más a lo que fue el período anterior” remarca. ¿Hace referencia a los dos primeros años de gobierno de Chubut Somos Todos, como si no tenía nada que ver con el cine continuado y que la película comienza cuando él llega a ocupar el lugar?

Son muchas las dudas que surgen y, naturalmente, uno espera que el ejercicio periodístico incisivo y verdadero nos desasne poco a poco.

Lo cierto es que para alguien que se sumó de manera individual a la política chubutense, sin antecedentes ni pergamino alguno que indicara un rumbo o ideología; hoy demuestra no sólo una impericia en su funcionamiento cotidiano sino además una manera muy particular de manifestarse comunicacionalmente.

Si está dispuesto a la reelección y con este método buscar culpables para sacarse peso de encima, será definitivamente su problema. Pero ha sido la oposición, a la que fustiga en la misma nota señalando que hay muchos candidatos y que juegan a incendiar la provincia; la que ha aportado elementos y documentos para que sea la Justicia quien actúe como manda la Constitución.

La propia historia cotidiana, plagada de problemas, pondrá a Arcioni y su pensamiento en su lugar.

De lo que no cabe duda es cuando comenzó a participar y que la matriz política que lo parió es la que hoy supuestamente desconoce.


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