Editorial / Chubut, entre los dobles discursos, las selfies, la campaña y los diputados “anti-Chubut”

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Selfies para todos. La táctica no es nueva, ni tampoco ha demostrado ser exitosa.
15 SEP 2018 - 21:17 | Actualizado

Machacar con un discurso combativo puertas adentro y luego ir a Buenos Aires y mostrarse dócil no es una novedad. Lo que el gobernador Mariano Arcioni ha hecho en las últimas semanas ya lo hicieron otros antes. Nunca con resultados positivos, hay que decirlo.

La relación del Gobierno provincial con la Casa Rosada nunca fue ni muy buena ni muy mala. El Gobierno nacional nunca miró a Chubut con demasiada atención, ni siquiera cuando vivía Mario Das Neves, que tenía sus contradicciones como todos pero cuando ponía el grito en el cielo contra el Gobierno nacional de turno, decía lo mismo acá que allá.

Alguien le sugirió a Arcioni que usar latiguillos que lo pongan en la vereda de enfrente de Mauricio Macri le iba a hacer ganar puntos en su provincia. La construcción de poder no se cimienta con frases hechas o gacetillas con épica de patas cortas o dobles discursos. Para ganar terreno primero hay que ser coherente. El discurso de barricada que expuso en las últimas semanas el gobernador de Chubut, sobre todo después de verse con dos que ponen caras de malo para las cámaras pero han sido funcionales a la Casa Rosada en estos años, como Juan Manuel Urtubey y Sergio Massa, no fue sostenido en los lugares en donde se cocinan los temas importantes.

Es más, sonó muy extraño en los ámbitos nacionales que un gobernador que ahora se subió al carro de los críticos, haya mostrado tanta docilidad para apuntalar la aprobación del Presupuesto 2019 que tanto necesita Cambiemos. Es más, ofreció su exiguo poder legislativo a la Casa Rosada, que hoy por hoy queda circunscripto a la díscola Rosa Rosario Muñoz, la única diputada nacional por Chubut no oficialista que podría levantar la mano para aprobar el Presupuesto.

Operativo reelección

Los asesores que le aconsejan a Arcioni ir para determinado lugar son los mismos que le calentaron la oreja para que lanzara al ruedo su ambición de seguir otro período en Fontana 50. Y también los que le aconsejan mostrarse distendido, salir más de la Casa de Gobierno y sacarse selfies con la gente, sobre todo con menores de edad. La “selfiemanía” de un gobernador no es nueva, ya lo hizo Martín Buzzi cuando intentó su reelección en 2015 y la historia no terminó bien.

También de ese grupo cercano al poder echaron a rodar el rumor del adelantamiento de las elecciones. Es verdad que hace varias semanas hay un grupo trabajando en la idea a pedido del gobernador, liderado por el cada vez más influyente Federico Massoni, ministro de Gobierno. Arcioni le encomendó analizar el tema, hacer los cálculos con el calendario en la mano y hasta una evaluación económica.

Aunque la idea era que todo se manejara de manera subterránea, un “asesor estrella” que ronda los pasillos de la Casa de Gobierno y hasta dispone de un despacho para organizar sus operaciones mediáticas, lo filtró para tantear el terreno. Dicen, que sin avisarle al gobernador, que no tuvo más remedio que mandar a su todavía ministro coordinador, Marcial Paz, a desmentir la idea. Hasta el propio Arcioni tuvo que contestar en uno de sus actos una pregunta recontra obvia: “¿Está pensando en adelantar las elecciones?” La respuesta, también obvia, fue que no, que las prioridades pasan por otro lado. Pero nadie le creyó.

El resultado del operativo fue pésimo. Cuando la gente se enteró que la Provincia deberá disponer de al menos $ 200 millones para hacer frente a un comicio adelantado, las redes sociales estallaron por la “brillante idea”. Cuando todavía no hay un escenario claro –por ahora, solo promesas- de cuándo van a empezar a pagar todos los sueldos de los empleados públicos el cuarto día hábil de cada mes, a los chubutenses les pareció un pésima idea tener que poner plata para ir antes a las urnas vaya a saber por qué intereses particulares. Sobre todo, teniendo en cuenta que si el calendario electoral se respeta tal como viene pasando en los últimos años (el último que adelantó una elección fue Das Neves en 2011), el costo de los comicios lo asume el Estado nacional y no los chubutenses.

La otra evaluación negativa vino desde adentro del propio Gobierno. Algunos de los funcionarios a los que Arcioni escucha pero no tienen tanto poder de influencia mediática como otros, le dijeron al gobernador que el riesgo de adelantar los comicios a mayo es quedar del lado de los perdedores (ya sea como candidato o como aliado de un frente) y entonces serán los peores siete meses de la vida del gobernador si es que resiste hasta el 10 de diciembre.

Gracias, Menna…

El decisivo voto que el diputado nacional por Chubut, Gustavo Menna (Cambiemos), aportó en la Comisión Bicameral de Tratamiento Legislativo para que el decreto presidencial que eliminó el Fondo de la Soja quedara blindado y sin chances de ser rechazado por el Congreso, dejó con la boca abierta a muchos. Inclusive, dentro del radicalismo.

El voto de Menna en esa bicameral significó un duro golpe para los intereses de Chubut porque el decreto de Macri le cercenó algo así como 900 millones de pesos que debían ingresar a las arcas públicas de la provincia entre este año y el próximo.

El 30% de esos fondos estaban destinados a los municipios, por lo que muchos creen que a Menna se le va a hacer difícil caminar por algunas ciudades si es que todavía tiene ambiciones de ser el candidato a gobernador por Cambiemos.

El intendente de Trelew, Adrián Maderna, que suele ser medido -inclusive con los adversarios políticos-, lo cruzó al medio al radical: “Trelew va a perder 20 millones de pesos que eran para obras. Seguramente Menna va a venir a explicar a cada uno de los municipios y cuando lo haga convocaremos a los referentes sindicales del sector de la construcción, a los vecinos, a muchos emprendedores de la economía social”, lo chicaneó el mandatario trelewense.

El diputado Menna hizo lo que muchos diputados hacen: doblegarse en nombre de la “disciplina partidaria”. Pero agachar la cabeza en el Congreso en detrimento de los intereses de los chubutenses tendrá costos políticos que más tarde o más temprano alguien deberá pagar.

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Selfies para todos. La táctica no es nueva, ni tampoco ha demostrado ser exitosa.
15 SEP 2018 - 21:17

Machacar con un discurso combativo puertas adentro y luego ir a Buenos Aires y mostrarse dócil no es una novedad. Lo que el gobernador Mariano Arcioni ha hecho en las últimas semanas ya lo hicieron otros antes. Nunca con resultados positivos, hay que decirlo.

La relación del Gobierno provincial con la Casa Rosada nunca fue ni muy buena ni muy mala. El Gobierno nacional nunca miró a Chubut con demasiada atención, ni siquiera cuando vivía Mario Das Neves, que tenía sus contradicciones como todos pero cuando ponía el grito en el cielo contra el Gobierno nacional de turno, decía lo mismo acá que allá.

Alguien le sugirió a Arcioni que usar latiguillos que lo pongan en la vereda de enfrente de Mauricio Macri le iba a hacer ganar puntos en su provincia. La construcción de poder no se cimienta con frases hechas o gacetillas con épica de patas cortas o dobles discursos. Para ganar terreno primero hay que ser coherente. El discurso de barricada que expuso en las últimas semanas el gobernador de Chubut, sobre todo después de verse con dos que ponen caras de malo para las cámaras pero han sido funcionales a la Casa Rosada en estos años, como Juan Manuel Urtubey y Sergio Massa, no fue sostenido en los lugares en donde se cocinan los temas importantes.

Es más, sonó muy extraño en los ámbitos nacionales que un gobernador que ahora se subió al carro de los críticos, haya mostrado tanta docilidad para apuntalar la aprobación del Presupuesto 2019 que tanto necesita Cambiemos. Es más, ofreció su exiguo poder legislativo a la Casa Rosada, que hoy por hoy queda circunscripto a la díscola Rosa Rosario Muñoz, la única diputada nacional por Chubut no oficialista que podría levantar la mano para aprobar el Presupuesto.

Operativo reelección

Los asesores que le aconsejan a Arcioni ir para determinado lugar son los mismos que le calentaron la oreja para que lanzara al ruedo su ambición de seguir otro período en Fontana 50. Y también los que le aconsejan mostrarse distendido, salir más de la Casa de Gobierno y sacarse selfies con la gente, sobre todo con menores de edad. La “selfiemanía” de un gobernador no es nueva, ya lo hizo Martín Buzzi cuando intentó su reelección en 2015 y la historia no terminó bien.

También de ese grupo cercano al poder echaron a rodar el rumor del adelantamiento de las elecciones. Es verdad que hace varias semanas hay un grupo trabajando en la idea a pedido del gobernador, liderado por el cada vez más influyente Federico Massoni, ministro de Gobierno. Arcioni le encomendó analizar el tema, hacer los cálculos con el calendario en la mano y hasta una evaluación económica.

Aunque la idea era que todo se manejara de manera subterránea, un “asesor estrella” que ronda los pasillos de la Casa de Gobierno y hasta dispone de un despacho para organizar sus operaciones mediáticas, lo filtró para tantear el terreno. Dicen, que sin avisarle al gobernador, que no tuvo más remedio que mandar a su todavía ministro coordinador, Marcial Paz, a desmentir la idea. Hasta el propio Arcioni tuvo que contestar en uno de sus actos una pregunta recontra obvia: “¿Está pensando en adelantar las elecciones?” La respuesta, también obvia, fue que no, que las prioridades pasan por otro lado. Pero nadie le creyó.

El resultado del operativo fue pésimo. Cuando la gente se enteró que la Provincia deberá disponer de al menos $ 200 millones para hacer frente a un comicio adelantado, las redes sociales estallaron por la “brillante idea”. Cuando todavía no hay un escenario claro –por ahora, solo promesas- de cuándo van a empezar a pagar todos los sueldos de los empleados públicos el cuarto día hábil de cada mes, a los chubutenses les pareció un pésima idea tener que poner plata para ir antes a las urnas vaya a saber por qué intereses particulares. Sobre todo, teniendo en cuenta que si el calendario electoral se respeta tal como viene pasando en los últimos años (el último que adelantó una elección fue Das Neves en 2011), el costo de los comicios lo asume el Estado nacional y no los chubutenses.

La otra evaluación negativa vino desde adentro del propio Gobierno. Algunos de los funcionarios a los que Arcioni escucha pero no tienen tanto poder de influencia mediática como otros, le dijeron al gobernador que el riesgo de adelantar los comicios a mayo es quedar del lado de los perdedores (ya sea como candidato o como aliado de un frente) y entonces serán los peores siete meses de la vida del gobernador si es que resiste hasta el 10 de diciembre.

Gracias, Menna…

El decisivo voto que el diputado nacional por Chubut, Gustavo Menna (Cambiemos), aportó en la Comisión Bicameral de Tratamiento Legislativo para que el decreto presidencial que eliminó el Fondo de la Soja quedara blindado y sin chances de ser rechazado por el Congreso, dejó con la boca abierta a muchos. Inclusive, dentro del radicalismo.

El voto de Menna en esa bicameral significó un duro golpe para los intereses de Chubut porque el decreto de Macri le cercenó algo así como 900 millones de pesos que debían ingresar a las arcas públicas de la provincia entre este año y el próximo.

El 30% de esos fondos estaban destinados a los municipios, por lo que muchos creen que a Menna se le va a hacer difícil caminar por algunas ciudades si es que todavía tiene ambiciones de ser el candidato a gobernador por Cambiemos.

El intendente de Trelew, Adrián Maderna, que suele ser medido -inclusive con los adversarios políticos-, lo cruzó al medio al radical: “Trelew va a perder 20 millones de pesos que eran para obras. Seguramente Menna va a venir a explicar a cada uno de los municipios y cuando lo haga convocaremos a los referentes sindicales del sector de la construcción, a los vecinos, a muchos emprendedores de la economía social”, lo chicaneó el mandatario trelewense.

El diputado Menna hizo lo que muchos diputados hacen: doblegarse en nombre de la “disciplina partidaria”. Pero agachar la cabeza en el Congreso en detrimento de los intereses de los chubutenses tendrá costos políticos que más tarde o más temprano alguien deberá pagar.


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